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¡Despertad! 1972
g72 22/12 págs. 5-8

Agradando a Dios en la escuela

LAS escuelas son una excelente provisión. Proveen a los estudiantes un útil conocimiento de un amplio campo de temas, y enseñan muchos artes y oficios importantes. Sin embargo, en la actualidad las escuelas seglares también son una fuente de peligro para los jóvenes que desean agradar a Dios viviendo en armonía con los justos principios de la Biblia.

En muchas escuelas las drogas son cosa corriente. En los cuartos de baño se fuma mariguana y en los pasillos se vende la heroína. Además, la inmoralidad sexual está desenfrenada; en las escuelas las estudiantes solteras embarazadas son cosa corriente. Para los jóvenes cristianos, las escuelas presentan otros peligros que pueden perjudicar adversamente su posición delante de Dios. Así es que el estudiante debe ser cuidadoso si es que va a beneficiarse de la escuela, en vez de ser arruinado por su influencia mundana.

El motivo correcto

Hay una variedad de razones por las que las personas tratan de adquirir una educación seglar. Algunos jóvenes desean un diploma universitario para estar preparados para un trabajo bien remunerado. Otros aparentan conseguir una educación a fin de mejorar su situación social. Pero, ¿qué hay del joven que desea agradar su Creador, Jehová Dios?

Tal joven comprende que hay un conocimiento superior y un arte más excelente que cualquiera de los que se ofrecen en las escuelas seglares. Este es el conocimiento de Jehová y sus propósitos, y el arte de enseñar a otros este conocimiento. Así es que el motivo de un joven cristiano al desear una educación es bastante diferente al de la mayoría de sus condiscípulos. Él no está ambiciosamente procurando progresar en la estructura económica o social de este mundo. Más bien, desea una educación con el fin de estar mejor equipado para toda una vida de servicio dedicado a Dios.

Ventajas y beneficios prácticos

Por lo tanto los jóvenes cristianos se deben aplicar concienzudamente a sus estudios mientras están en la escuela. Una de las ventajas de hacer esto es que el hacerlo ensancha las habilidades de pensar y razonar sobre asuntos. Además, las personas jóvenes encontrarán a través de la vida que les será de provecho el ser diestro en leer y escribir. También les será útil el poder hacer cálculos exactos y rápidos, el tener un conocimiento general de los asuntos humanos, de historia, de geografía, de ciencia, así como saber otro idioma además del idioma materno.

Ciertamente trae beneficios prácticos el tener una buena educación básica. Esto ayudará a los jóvenes cristianos a hablar y servir con entendimiento en muchas situaciones. (1 Cor. 9:19-23) El discurso del apóstol Pablo en el cerro de Marte es un excelente ejemplo de combinar el conocimiento bíblico con otros asuntos que uno ha aprendido. Como resultado de su amplio campo de conocimiento, Pablo en esa ocasión pudo dar un testimonio cabal acerca de los propósitos de Dios.—Hech. 17:22-31.

Al obtener una instrucción, es bueno buscar conocimiento y experiencias que pueden ser usados para mantenerse financieramente. Tal derrotero está en armonía con el ejemplo puesto por el apóstol Pablo, quien dijo: “Ustedes mismos saben que estas manos han atendido a las necesidades mías y a las de los que andan conmigo.”—Hech. 20:34.

Así es que mientras está en la escuela uno quizás pueda aprender algún oficio o trabajo. Quizás haya oportunidades para aprender carpintería, pintura, operación de máquinas, confección de ropas, cocina o mecanografía. Hay muchas clases de trabajos para los cuales los jóvenes cristianos se pueden preparar, que les puede permitir mantenerse financieramente mientras dirigen sus principales esfuerzos a enseñar a otros la Palabra de Dios.

Manteniéndose en guardia

Al tratar de obtener los mayores beneficios de la escuela, al mismo tiempo es vital estar constantemente consciente de los peligros. La Biblia claramente advierte: “No se extravíen. Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles.” También dice: “Que la fornicación e inmundicia de toda clase o avaricia ni siquiera se mencionen entre ustedes, así como es propio de personas santas; tampoco comportamiento vergonzoso, ni habla necia, ni bromear obsceno, cosas que no son decorosas, sino más bien el dar gracias.”—1 Cor. 15:33; Efe. 5:3-5.

Aun si los compañeros estudiantes no son fornicarios o aficionados a las drogas, eso no significa que son buena asociación. Pueden contar bromas obscenas, hablar necedades y no vacilar en engañar o de otras maneras mostrar falta de honradez. En vez de acompañar a tales personas, el cristiano puede escoger asociarse con las que muestran intenso interés por la decencia y los principios. Siempre debe estar en guardia en contra de asociaciones o actividades que pueden hacerlo violar los principios bíblicos.

Pero hay otros peligros en contra de los cuales los jóvenes cristianos deben estar en guardia. Estos también los pueden llevar a un derrotero opuesto al que tomó su Maestro, Jesucristo, y así afectar adversamente su posición con Dios.

Política mundana

El derrotero tomado por Jesús fue el de no participar en ninguna forma de política mundana. Él dijo de sus verdaderos seguidores: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.” Para cumplir con sus propias palabras, Jesús dio pasos resueltos para evitar que lo obligaran a aceptar un puesto político.—Juan 17:16; 6:15.

Pero, ¿cuál es la situación en las escuelas en la actualidad? ¿Hay un peligro similar de envolverse en la política mundana? Casi en todas partes parece que los estudiantes se están envolviendo en asuntos políticos. Esto ha llevado a manifestaciones, revueltas y violencia en las escuelas por todo el mundo. Sea que la política en las escuelas se manifieste en la forma de estas erupciones o de una variedad más silenciosa en las aulas, los cristianos están bajo la presión de ser implicados, de participar.

¿Qué harán los jóvenes cristianos? Querrán guiar su conducta en armonía con las enseñanzas de la Palabra de Dios y el ejemplo de Jesucristo. Lo que más les importa a ellos no debe ser lo que piensan los otros estudiantes, ni siquiera lo que dicen sus maestros, sino lo que piensa y dice su Creador Jehová Dios.

Por ejemplo, ¿cuál es el propósito de las elecciones en las clases para presidentes o adalides de clases? Estas realmente sirven para entrenar a personas jóvenes a participar en la maquinaria política del mundo. ¿Es para esto que un joven cristiano se quiere entrenar? ¿Hubiera querido Jesucristo, quien dijo, “yo no soy parte del mundo,” que sus verdaderos seguidores se entrenaran para participar en la política mundana?

La posición fiel de los jóvenes cristianos en estos asuntos a menudo causa buena impresión y se gana el respeto de maestros y condiscípulos por igual. Por ejemplo, un joven en una asamblea cristiana en Asahikawa, Japón, relató lo siguiente:

“Cuando estuve en mi segundo año de la escuela secundaria la clase me eligió para su comité. Así es que expliqué que los testigos de Jehová como cristianos no pueden tomar parte en la política mundana. Mis compañeros de clase presentaron muchas objeciones, pero al fin renuentemente me sacaron del comité.

“Poco tiempo después el profesor a cargo de mi clase me llamó y dijo que quería saber acerca de mi fe. Él no creía que hubiera alguna conexión entre la existencia de Dios y el modo de vivir humano. Dijo que el creer en Dios es solo para las personas débiles. Sin embargo, con plena confianza en Jehová le testifiqué. Finalmente dijo: ‘Quisiera saber todo acerca de su fe,’ y con agrado contribuyó por alguna literatura bíblica.”

Cantos y saludos

El cantar canciones que exaltan a personas, instituciones o a naciones es corriente en algunas escuelas, como también lo es el saludar a algún emblema nacional. Los cristianos se regocijan en cantar canciones y en participar en otras prácticas religiosas que dan alabanza a Jehová Dios. Pero, ¿qué hay de dar alabanza a los hombres, a las naciones o a las instituciones?

Los verdaderos cristianos se benefician del ejemplo de los tres fieles hebreos siervos de Dios llamados Sadrac, Mesac y Abednego. El antiguo gobernante de Babilonia, el rey Nabucodonosor, erigió una inmensa imagen de oro, y se impartió la orden a todos los presentes: “Que al tiempo de oír el sonido del cuerno, el caramillo, la cítara, el arpa triangular, el instrumento de cuerdas, la gaita y toda suerte de instrumentos musicales, caigan y adoren la imagen de oro que Nabucodonosor el rey ha erigido. Y quienquiera que no caiga y adore, al mismo momento será arrojado en el ardiente horno de fuego.”—Dan. 3:5, 6.

Estos tres hebreos rehusaron rendir homenaje a esta imagen o emblema al que el Estado requería que todos dieran alabanza. No era que ellos fueran jóvenes rebeldes; al contrario, sencillamente creían en dar todo el honor y la alabanza a Jehová Dios.

Actualmente, a medida que el nacionalismo aumenta a través de todo el mundo, muchos jóvenes cristianos se enfrentarán a situaciones similares. ¿Qué puede hacer un joven si su conciencia entrenada bíblicamente no le permite saludar a los emblemas o cantar las canciones que exaltan a la nación o a su escuela?

En los casos en que se preveen esas situaciones, sería apropiado que el joven explicara de antemano sus creencias a su maestro o rector. Dará una buena impresión al maestro si explica el asunto claramente con sus propias palabras. Un maestro razonable, que respeta la conciencia del individuo, hará arreglos para eximir al estudiante de tales ceremonias. La experiencia de un joven cristiano en Sapporo, Japón, ilustra cómo puede tratarse con esas situaciones.

“Durante mi segundo año en la escuela intermedia, se celebró una reunión gimnástica, y ésta incluía una ceremonia de izar la bandera. Puesto que supe esto con anticipación, al terminar las clases fui de inmediato a la sala del profesor y expliqué claramente mi posición al profesor, diciéndole que yo no podía tomar parte en la ceremonia de izar la bandera. El profesor quedó sorprendido, y me dijo que esto no era adorar a la bandera, sino solamente un asunto de rendirle respeto.

“Expliqué que el quitarse el sombrero y otros actos parecidos hacia la bandera equivalían a adoración, y que yo solo podía dar ésta a Jehová Dios. Al fin, después de alguna discusión, el profesor bondadosamente me eximió. En el concurso gimnástico, no tomé parte en la ceremonia, sino solo en las carreras. Más tarde, pude dar testimonio bíblico a mis condiscípulos en cuanto a mi razón por no tomar parte en la ceremonia. Me sentí muy feliz de que el profesor mostrara respeto por mi posición.”

Educación física

Aunque los deportes son provechosos para el desarrollo del cuerpo, el entrenar la mente y el infundir aprecio por las cosas espirituales son de mucha más importancia, como declara la Biblia: “El entrenamiento corporal es provechoso por un poco; pero la devoción piadosa es provechosa para todas las cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.”—1 Tim. 4:8.

Sin embargo, suponga que las escuelas hagan obligatorio la participación en kendo, judo, boxeo u otras artes marciales, ¿qué debe hacer el cristiano? Él querrá seguir su conciencia bíblicamente entrenada. La siguiente experiencia de un joven que se graduó en la escuela secundaria de la ciudad de Fukui, Japón, y llegó a ser un predicador precursor de tiempo cabal ilustra la bendición que le puede venir al que hace esto.

“Con anticipación fui al profesor de educación física y le expliqué que, dado que los cristianos no luchan entre sí, yo quería dedicarme a la lectura durante la hora de judo. Sin embargo, él no me concedió el permiso. Así es que le expliqué las palabras de 2 Timoteo 2:24, de que ‘el esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser amable para con todos,’ e Isaías 2:4, de que ‘ni aprenderán más la guerra.’ Pero a pesar de eso se negó a reconocer mi posición, declarando que el judo se requería como un ejercicio de grupo, y si yo no tomaba parte no podría graduarme.

“Puesto que yo estaba determinado, una vez más expliqué mi posición. Le di a leer al profesor el artículo, ‘Jóvenes, retengan su integridad en la escuela,’ de La Atalaya del 1 de noviembre de 1964. Dándose cuenta de que en mi actitud no había nada de rebelión, el profesor entonces hizo algunas averiguaciones. Finalmente me dijo: ‘Está bien, puede abstenerse. Solamente póngase el uniforme de judo, y eso será suficiente.’ Sin embargo, eso hubiera parecido a otras personas como si estuviera participando en el judo. El hacerlo tenía visos de transigir. Así es que me negué a ponerme el uniforme. Por un tiempo el profesor insistió, pero cuando vio mi posición firme no dijo nada más. Obtuve muy bajas notas en deportes, pero esto no impidió que me graduara.”

Preparándose para un futuro duradero

Los jóvenes cristianos deben guardar cuidadosamente sus pasos a fin de poder agradar a Dios en la escuela. (Sal. 16:8) Si lo hacen, la educación seglar puede servir como una valiosa contribución que los ayudará a usar su vida para honrar al Creador, Jehová Dios. Equilibrando la educación seglar con la aún más importante educación de la Biblia, los jóvenes de hoy, como el joven Timoteo de la Biblia, pueden atesorar “para sí mismos con seguridad un fundamento excelente para el futuro, para que logren asirse firmemente de la vida que lo es realmente.”—1 Tim. 6:19.

El hombre imperfecto, con su duración de vida de setenta u ochenta años, apenas puede tocar el borde del conocimiento. Pero los que entren en la eternidad de “la vida que lo es realmente” la hallarán sin límite en sus oportunidades educacionales. Bien vale la pena esforzarse ahora por conseguir no solo una buena educación seglar, sino también el conocimiento y entendimiento de los propósitos de Dios que llevan a vida eterna.—Juan 17:3.

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