La invitación permanece
◆ Allá en 1716 Johann Scheuchzer publicó un informe de ciencias naturales sobre los Alpes suizos, los cuales abarcan unos 39.000 kilómetros cuadrados y contienen cientos de picos que se elevan a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar. Él hizo una pregunta en cuanto a “si las montañas, tal como las vemos ahora, fueron creadas por Dios en el período creativo, o en qué tiempo se originaron.” Él creía que el diluvio bíblico tuvo un efecto considerable sobre los Alpes y en la forma actual de éstos.
También llamó la atención al hecho de que en las rocas de los altos Alpes uno puede hallar restos de conchas de mar y otros crustáceos comprimidos en las mismas formaciones rocosas. Entonces ofreció un interesante desafío:
“Vengan aquí, ustedes los que desprecian las Santas Escrituras, los que sostienen que el registro del diluvio en el Libro de Moisés es una simple fábula; vengan y aprendan aquí, ustedes los ateos y los incrédulos, las mudas rocas les predicarán, las duras paredes los ablandarán, si es posible inclinarlos de algún modo.”
Todavía es válida la interesante invitación.