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  • El carnaval y sus orígenes
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  • Relación con la Cuaresma
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¡Despertad! 1973
g73 22/6 págs. 5-8

El carnaval y sus orígenes

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Francia

EL CARNAVAL anual de Niza acababa de concluir. Por más de una semana la ciudad había estado en un ambiente festivo: Las carrozas se alineaban en la avenida principal, hombres de cartón con enormes cabezas y tez roja se paseaban por las calles, seguidos por docenas de carros floridos llenos de jóvenes de ambos sexos que bailaban y cantaban.

Las calles hacían eco a los penetrantes gritos de las jovencitas y las mujeres al ser sorprendidas por una lluvia de confeti. Mucha gente se puso máscaras grotescas, o se disfrazó de otras maneras. “Su Majestad el Carnaval,” un enorme maniquí de cartón con una corona sobre la cabeza, presidió las festividades. Entonces, el último día del festival, esta efigie fue llevada a la orilla del mar y quemada con gran ceremonia.

La celebración había concluido. La avenida Victoria volvió a lucir normal. La corriente de autos se movía lentamente, mientras que la atareada muchedumbre iba por su camino normal sobre las aceras. A medida que caminaba por la avenida, yo seguía pensando en el festival que acababa de terminar. Recientemente había hecho una investigación sobre el carnaval, y no pude menos que pensar acerca de cuán esparcida está la celebración y acerca de sus extraños orígenes.

Un festival desenfrenado

El carnaval se celebra en muchas ciudades por todo el mundo donde se practica la religión católica romana. Por lo general la celebración se caracteriza por el uso de máscaras, por las procesiones, las canciones y las festividades públicas.

La temporada de carnaval es justamente antes del miércoles de Ceniza, el primer día de la vigilia católica romana de cuarenta días. Durante el ayuno tradicional de la Cuaresma, los católicos comen solo una comida completa al día. El día anterior al miércoles de Ceniza, llamado martes de Carnaval, (en francés, Mardi gras), es el último día de la celebración del carnaval. El carnaval en muchos lugares es realmente una fiesta desenfrenada que a menudo dura tres días, pero a veces dura varias semanas. Newsweek informó lo siguiente:

“En Renania, los policías que de súbito se habían hecho tolerantes alzaban a los borrachos caídos en las aceras y servicialmente los apoyaban contra los faroles de calle. ‘Es ist ja Karneval’ (Es tiempo de carnaval), y se encogían de hombros. . . .

“Con atolondrado desenfreno (que invariablemente conduce a un mayor promedio de nacimientos en octubre y noviembre), los alemanes occidentales celebraron su anual parranda precuaresmal hasta los últimos minutos del martes de Carnaval en Renania y en el sur de Alemania. . . .

“En Renania, . . . Karnevalfreiheit (libertad de carnaval) se reconoce legalmente como una excusa para casi todo con excepción de homicidio o conducir ebrio. . . . Munich, también, toma cuenta legal del Fasching [tiempo de carnaval] . . . ‘Vuelvan juntos a casa y olvídense de ello,’ más de una vez ha aconsejado un juez a un matrimonio en busca del divorcio. ‘Solo fue Fasching.’”

Ese informe acerca de la temporada de carnaval en Alemania fue hecho hace varios años. Con respecto a la celebración del año pasado, la revista Time dijo: “Se suponía que fuese el Fasching más ostentoso y obsceno que Munich jamás haya tenido. . . . Todo estaba preparado para que los Münchner se entregaran, como siempre lo han hecho, a un mes de beber, alternar —los jueces no toman en cuenta las bases para el adulterio durante el Fasching— y ser extravagante . . . Este año, sin embargo, la fiesta ha sido un fiasco.”

¿Por qué? ¿Qué ahogó la francachela en Munich? Un médico local, Emil Vierlinger, explicó: “La juventud actual celebra el Fasching durante todo el año. Cualquier negocio moderno les vende ropaje más fantástico, y pueden bailar más desenfrenadamente y con música más estridente en cualquier tienda de discos.” Por eso en esta era de libertinaje e inmoralidad la gente ya no necesita el carnaval como una excusa para vivir desenfrenadamente, razonó, en efecto, el médico.

Pero en muchos lugares no parece que haya habido desaliento en la francachela y el libertinaje desenfrenado de los celebrantes. Time del 14 de febrero de 1969, informó: “El carnaval, como todos saben, es el tiempo en que el Brasil se sumerge en la mayor parranda del mundo, un desenfrenado desfile de cuatro días impulsado por el intoxicante ritmo de la samba.”

La National Geographic de noviembre de 1971 dijo acerca de la celebración en Trinidad: “El carnaval empieza al amanecer del lunes anterior al Miércoles de Ceniza. Los juerguistas, que han estado ‘brincando’ durante toda la noche, entran a raudales en el centro de Puerto de España formando una parada... una arremolinante marea de hombre y música. Algunos ondean ramas verdes, símbolos de fertilidad tan antiguos como la humanidad. Todos bailan al compás de los deslumbrantes ritmos de las bandas de instrumentos de metal.”

Relación con la Cuaresma

Estos festivales de carnaval quizás le parezcan extrañas celebraciones religiosas, especialmente para una religión que afirma ser cristiana. ‘¿Qué relación tiene el carnaval con las enseñanzas y prácticas de la Iglesia Católica?’ puede preguntarse uno. ‘¿De dónde proviene la palabra “carnaval”?’

La opinión popularmente aceptada es que la palabra “carnaval” tiene que ver con la abstinencia de carne durante el ayuno católico de la Cuaresma. Se dice que la palabra se deriva del latín carne vale, que significa “carne, adiós.” Así es que “carnaval es la última fiesta antes del comienzo de los austeros 40 días de Cuaresma durante los cuales se observa la abstinencia de carne,” explica The Encyclopædia Britannica.

Pero, puede que alguien pregunte, ‘¿qué tienen que ver la borrachera, la promiscuidad sexual y la parranda, tan características de las celebraciones de carnaval, con el comienzo del ayuno de la Cuaresma católica romana?’

Los católicos sinceros que deploran estas tumultosas celebraciones están listos a reconocer que parece haber poca relación. ¿Dónde, entonces, se originaron estas costumbres carnavalescas, como el ponerse trajes de disfraz, el “matar” la efigie del carnaval, emborracharse, parrandear y tener desfiles de carrozas que a veces se parecen a barcos sobre ruedas?

Significativo nombre alemán

En los países germánicos, el Fasching, también llamado Fastnacht o Fasenacht, es el nombre que se le da al festival que precede a la Cuaresma. Se entiende que el nombre se deriva de fasen o faseln, que significa ‘hablar desatinos,’ ‘decir tonterías.’ Por lo tanto Carl Rademacher, como director del Museo Prehistórico de Colonia, hizo notar que el nombre alemán para el festival “denotaría por lo tanto una fiesta de tontería, parranda, libertinaje.” Y como lo señaló Rademacher, este nombre “corresponde muy bien con las muchas costumbres que caracterizan al Carnaval.”

Las obras teatrales que se representan durante el Fastnacht parecen comprobar la derivación del nombre del festival de palabras que significan ‘hablar desatinos.’ El Standard Dictionary of Folklore, Mythology and Legend, de Funk & Wagnalls, dice: “Las obras teatrales del Fastnacht se desarrollaron de las canciones burlescas y de las bufonadas de los disfrazados que seguían a las antiguas procesiones teutónicas de barcos-carrozas.” Carl Rademacher también declara: “Hallamos repetidas referencias del uso de estos barcos-carrozas en los pueblos alemanes durante la edad media.”

Se informa que las procesiones que seguían a los barcos sobre ruedas eran desenfrenadas. Un monje relata de un festival en el año 1133 en el cual una carreta-barco fue llevada desde Aachen en Alemania hasta Holanda seguida por una gran procesión de hombres y mujeres. Desnudas a no ser por una corta camisa, las mujeres bailaban, relata el monje, ‘en un diabólico libertinaje’ alrededor de la carreta-barco.

¿Pueden esas procesiones tener relación con los festivales de carnaval de la actualidad, los cuales también se caracterizan por disfraces, bailes, libertinaje, y a veces, como en el carnaval de Niza, desfiles de carrozas en forma de barcos? ¿Dónde habrán tenido su origen las procesiones de las carretas-barcos?

Otro significado de “carnaval”

Es interesante el hecho de que un número de obras de consulta dan una derivación alternativa de la palabra “carnaval.” Por ejemplo, el Standard Dictionary of Folklore, Mythology and Legend, de Funk & Wagnalls, dice: “Se explica el carnaval como . . . derivado de carrus navalis, carro del mar, un vehículo en forma de barco sobre ruedas que se usaba en las procesiones de Dionisio (más tarde en otras procesiones festivas) y de los que se cantaban toda clase de canciones satíricas.”

¿Podría esta derivación de la palabra “carnaval” de carrus navalis ser la más acertada? Después de considerar los festivales de muchos pueblos antiguos, las cuales incluían barcos carrozas, bailes promiscuos y disfraces, Carl Rademacher llega a la conclusión de que esta derivación “tiene mucho a su favor.”

Arraigado en el paganismo

Pero prescindiendo de cuál sea la verdadera derivación de la palabra “carnaval,” hay clara evidencia de que este festival precuaresmal es de origen pagano. La Encyclopædia of Religion and Ethics, redactada por James Hastings, hace la siguiente explicación:

“Las procesiones atenienses con las carretas-barcos se celebraban en honor del dios Dionisio. La adoración de Dionisio tuvo su paralelo romano en las bacanales, así como en las saturnales y las lupercales... festivales que en el período romano posterior se caracterizaron por licenciosas burlas, y libertinaje sin freno, y eran de cierta manera una subversión temporaria del orden civil. Este espíritu en general, junto con ciertas características especiales, fue transmitido al carnaval en particular, y esto explica por qué ese festival ha asumido su carácter peculiar en las regiones donde reinó suprema la civilización romana.”—Tomo 3, pág. 226.

El hecho de que el carnaval que se celebra en los países católicos es verdaderamente una adaptación de antiguos festivales paganos también lo declara The Encyclopædia Britannica, en su edición undécima. Esta fuente también explica las actitudes de los papas hacia este festival, declarando:

“Antiguamente la celebración del carnaval comenzaba en la doceava noche (el 6 de enero) y duraba hasta la medianoche del martes de Carnaval. Existe poca duda de que este período de libertinaje represente un acto de transigir, cosa que la Iglesia siempre se ha inclinado a hacer en cuanto a los festivales paganos y que el carnaval en realidad representa las saturnales romanas. Roma siempre ha sido la central del carnaval, y aunque algunos papas, notablemente Clemente IX. y XI. y Benedicto XIII., hicieron esfuerzos para detener la marea de la parranda bacanal, muchos de los papas fueron grandes patronos y promotores de la observancia del carnaval.—Tomo 5, página 366.

Pero, quizás se pregunte el lector, ‘¿por qué es que guías religiosos, que han afirmado ser cristianos, han permitido y hasta promovido un festival que es de origen pagano?’

Es debido al fuerte arraigo que estos festivales paganos tenían entre los pueblos antiguos. Eran tan populares que la gente no estaba dispuesta a abandonarlos. Así es que la Iglesia transigió, permitiendo que el pueblo retuviera sus festivales, pero le dio a estos festivales un significado diferente, asociándolos con enseñanzas de la Iglesia como la Cuaresma. La Encyclopædia of Religion and Ethics de James Hastings explica lo siguiente:

“Con el propósito de efectuar un cambio deseable en el carácter de ciertas festividades populares que habían sido establecidas desde hacía mucho y que no podían ser sumariamente abolidas, la Iglesia adoptó el plan de proveerles motivos cristianos... un proceder que fue muy extensamente adoptado en el caso de las festividades de Carnaval.”

Ejecución de “Su Majestad el Carnaval”

Como ya se mencionó, aquí en Niza, al terminar el carnaval, llevan un enorme maniquí de “Su Majestad el Carnaval” a la orilla del mar y allí es quemado. Este es un rasgo con el que concluyen muchos carnavales. ¿De dónde se habrá originado esta costumbre?

Es interesante el hecho de que hay un notable paralelo de este rasgo del carnaval con los antiguos festivales paganos. En cuanto a esto James G. Frazer, en su bien conocida obra The Golden Bough, dice:

“El parecido entre las saturnales de antaño y el Carnaval de la Italia moderna ha sido frecuentemente notado; pero a la luz de todos los hechos que nos han llegado, pudiéramos preguntar si es que el parecido no significa identidad. Hemos visto que en Italia, España, y Francia, es decir, en los países donde la influencia de Roma ha sido más profunda y duradera, un rasgo conspicuo del Carnaval es una figura burlesca que personifica la temporada festiva, a la cual después de una corta carrera de gloria y disipación públicamente se le da muerte, se le quema, o destruye de otra manera, ante el fingido dolor o el genuino deleite del populacho. Si la opinión que aquí se sugiere acerca del Carnaval es correcta, este personaje grotesco no es otro sino el directo sucesor del viejo Rey de las saturnales, el maestro de las parrandas [al cual, al finalizar los antiguos festivales paganos también se le daba muerte].”

¿Un festival para cristianos verdaderos?

¿Hace al carnaval un festival cristiano el hecho de que la Iglesia Católica Romana lo haya aprobado y varios papas lo hayan promovido?

Bueno, el lector pudiera preguntarse: ¿Puedo imaginarme a Jesucristo o a sus apóstoles participando en los festivales de los que se originó el carnaval, tomando parte en la borrachera, la inmoralidad y el baile desenfrenado de esas antiguas festividades? Si no, ¿cómo puede ser una persona un verdadero seguidor de Cristo y participar en las actividades del carnaval del día actual? Considere la admonición de la Biblia:

“No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad? Además, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial? ¿O qué porción tiene una persona creyente con un incrédulo? ¿Y qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? . . . ‘Por lo tanto sálganse de entre ellos, y sepárense,’ dice Jehová, ‘y dejen de tocar la cosa inmunda’; ‘y yo los recibiré.’”—2 Cor. 6:14-17.

Ciertamente, la obediencia a esta admonición bíblica requeriría que uno se abstuviera de tener participación alguna en el carnaval, el cual se originó de festivales paganos que Dios considera inmundos.

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