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  • Millones que ahora viven nunca nacerán
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  • Por qué quieren abortos las mujeres
  • Métodos de abortos
  • Otros riesgos y efectos perjudiciales
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¡Despertad! 1973
g73 8/7 págs. 8-11

Millones que ahora viven nunca nacerán

POR EL CORRESPONSAL DE “¡DESPERTAD!” EN SUECIA

MILLONES de hijos que ahora están en el vientre de sus madres nunca nacerán. No tendrán la oportunidad de ver o conocer a sus propios padres o de disfrutar de su herencia genética y legal. Serán desposeídos de todo. ¿Por qué? Principalmente porque han llegado a existir indeseadamente y aquellos que no los desean decidirán deshacerse de ellos. La ejecución de esta decisión se llama aborto.

Aunque muchos países no llevan estadísticas de los abortos, hay evidencia de que cada año millones de abortos “legales” e ilegales se llevan a cabo en el mundo. Aproximadamente medio millón de abortos “legales” se realizaron en los Estados Unidos durante 1971. En Checoslovaquia, Hungría, Polonia y Yugoslavia hay más abortos que nacimientos vivos. Y en el Japón médicos especialmente asignados efectuaron unos 744.000 abortos durante 1969.

Liberalizando las leyes del aborto

Casi en todas partes está aumentando el número de los embarazos no deseados. En muchos países el clamor es a favor de liberalizar las leyes del aborto. Un ejemplo de esto es Suecia. Con ciertas excepciones en caso de circunstancias especialmente penosas, la actual legislación en Suecia declara ilegal el aborto. Pero muchísimas mujeres quieren abortos por otras razones aparte de las que permite la ley. Miles de mujeres embarazadas van a países vecinos que tienen legislación menos rigurosa para conseguir un aborto. Muchas otras obtienen abortos ilegales. Esto ha llevado a una liberalización de la aplicación de la ley actual y a un aumento de la cantidad de excepciones que se hacen. Todo esto ha dado base para considerar una nueva legislación. Por lo tanto, allá en 1965 en Suecia un comité de expertos asignados oficialmente empezó a trabajar en un informe, promulgando sus recomendaciones para esa nueva legislación. En 1971 se presentó el informe al jefe del Ministerio de Justicia y al público. El comité recomendó que la comunidad debe proteger a la mujer “otorgándole el derecho legal de ser operada tan pronto como es posible y siempre con el procedimiento que demande menos de ella.”

Por qué quieren abortos las mujeres

En los países en desarrollo, la pobreza, enfermedad y exceso de población son los principales factores del deseo de hacerse abortos. Pero en Suecia y en otros países técnicamente más adelantados, lo que principalmente se toma en cuenta al querer un aborto son las circunstancias individuales. Quizás se deba a debilidad física, aversión a los niños, temor al parto, demasiada edad, poca edad, violación, infidelidad de cualquiera de los cónyuges, atraso educacional, padre desconocido o varios posibles padres, presión de parte de los padres, vergüenza y cosas similares. La llamada revolución sexual, con su promiscuidad y el temprano despertar del sexo entre la juventud, ha producido un gran aumento de embarazos indeseados, especialmente fuera del arreglo matrimonial. Esto, también, ha aumentado la demanda de hacer más fácil la obtención de abortos.

Sin embargo, el problema de los embarazos indeseados no se soluciona sencillamente por medio de legalizar el aborto. El aborto no es sencillamente otra forma de un anticoncepcional. Es una operación delicada que se efectúa en el cuerpo humano, que requiere camas de hospital, cirujanos experimentados, un equipo de enfermeras, tratamiento médico, instrumentos y, por supuesto, dinero. El aborto resulta en la muerte del feto, y también puede dañar a la madre tanto física como mentalmente.

Métodos de abortos

La dilatación y raspado (D y R) es un procedimiento que se usa en los abortos tempranos, cuando el feto no tiene más de doce semanas. Se anestesia a la paciente y se le dilata la cerviz del útero con instrumentos de metal. Entonces el cirujano “raspa” el interior del útero con un raspador, un instrumento en forma de cucharón, hasta que sale el feto. Las posibles complicaciones de esta operación incluyen gran pérdida de sangre, infección y perforación del útero. La operación también puede producir disturbios menstruales, esterilidad y complicaciones en los embarazos futuros.

La succión o aspiración al vacío reemplaza cada vez más a la dilatación y raspado en los abortos tempranos. Primero se dilata la cerviz. El cirujano entonces introduce un tubo plástico. Este tubo está conectado con una bomba de vacío, la cual, al ser puesta en marcha, aspira el feto, la placenta y las membranas. Esta operación puede completarse con un raspado hecho con un pequeño raspador para asegurarse de que se ha removido todo tejido del feto y de la placenta. Las complicaciones del método de succión, aunque menos graves, son similares a las de la dilatación y raspado.

El método de la inyección se usa después de la doceava semana del embarazo. En Dinamarca y la Gran Bretaña se inyectan jabones (utus paste) medicinales. En otros países se usa una inyección parecida de una solución salina al 20 por ciento hasta la decimosexta/decimoséptima semana del embarazo.

Después de esta etapa del embarazo por lo general se emplea otro método de inyección. El cirujano introduce una larga aguja hueca a través del abdomen por debajo del ombligo o a través de la vagina y la cerviz dentro de la cavidad uterina y extrae algo del líquido amniótico que rodea el feto. A continuación inyecta lentamente una cantidad correspondiente de solución salina. En vez de sal algunos médicos usan glucosa o formalina. La solución mata al feto y ocasiona las contracciones del parto, por lo general dentro de las doce a cuarenta y ocho horas después de la inyección. El feto es expedido de la misma manera que en un nacimiento normal.

La posibilidad de complicaciones en esta forma de aborto es mayor que en los que se realizan en las etapas anteriores del embarazo. Puede quedar tejido de la placenta. Hay posibilidades de infección. Con frecuencia estas complicaciones van acompañadas de fiebre y hemorragia. En algunos casos, parte de la solución salina pasa a la corriente sanguínea de la mujer. Esto puede producir convulsiones y problemas con coágulos de sangre.

El efectuar un aborto por medio de una operación cesárea, histerotomía, es similar a la operación que se efectúa cuando una mujer no puede dar a luz a un niño plenamente desarrollado de la manera normal. La paciente es anestesiada, y después el cirujano hace una incisión a través del vientre inferior hasta el útero. Después se extrae el feto y la placenta del útero.

Este medio de llevar a cabo un aborto tiene mayores riesgos que la inyección de la solución salina. Además, la cicatriz en el útero quizás se abra en un parto normal posterior. Es por eso que muchos médicos piensan que los partos futuros deberían efectuarse por medio de una operación cesárea.

Otros riesgos y efectos perjudiciales

Prescindiendo de la etapa del embarazo, en cada operación de aborto existe la posibilidad de una pérdida fatal de sangre. Por esta razón aun los abortos “legales” muy tempranos se llevan a cabo en hospitales bien equipados. Allí siempre se determina por adelantado el grupo sanguíneo de la mujer, y se mantienen botellas de sangre listas para usarse en transfusiones de emergencia.

Después de un aborto una mujer puede quedar estéril. Una de las muchas causas posibles de esto es la inflamación postoperativa de la trompa de Falopio.

Un aborto también acarrea cierto grado de sufrimiento mental, el cual es un efecto muy grave. Una mujer embarazada sabe que ella es responsable por la continuidad de la vida de otra criatura humana. Es solo natural el que ella piense acerca del hijo que se está desarrollando. Por lo tanto, si se ve obligada a recurrir a alguien para matar al feto, esto coloca una pesada carga mental sobre ella, puesto que eso es contrario al amor maternal. Quizás trate de persuadirse a sí misma de que un feto de seis, doce o dieciséis semanas todavía no es un verdadero niño y que ella siempre puede tener otro bebé. Sin embargo ella sabe que existe la posibilidad de que nunca pueda volver a tener un hijo, y sabe definitivamente que será imposible tener al mismo hijo otra vez.

En relación con el aborto muchas mujeres experimentan ansiedad mental. La espera entre la inyección de sal y el consiguiente malparto es muy penosa para muchas mujeres. La mujer primero debe experimentar la muerte del feto y entonces tiene que tomar parte activa en el estrenuo proceso de dar a luz.

En un hospital de Suecia se estudiaron las reacciones de las mujeres que se sometieron al aborto mediante la solución salina. Algunas se expresaron de la siguiente manera: “Cuando inyectaron la solución salina, supe que no había modo de volverse atrás.” “Fui al lavatorio y llegó el malparto. Yo misma tuve que encargarme del feto.” “Sentí que algo salió de mí y cuando me quité la manta pude ver el feto.” “Fue terrible.” “Es mucho más doloroso que dar a luz un niño.”

Aun años después de haber tenido un aborto, la mujer todavía siente el impacto emocional. Escribe la instructora clínica Naomi Leiter: “En realidad ella nunca olvida el embarazo, el pánico, y el aborto. A menudo, se siente deprimida, a veces culpable.” Naomi Leiter también declara: “He visto a varias mujeres que quince años después de su aborto tenían sentimientos de pesar y remordimientos, porque ahora estaban en la menopausia y no tenían hijos.”—New York State Journal of Medicine, 1 de diciembre de 1972.

Si para muchas mujeres es penoso, un aborto también es penoso para muchos cirujanos, enfermeras y otros miembros del personal médico. Algunos abortos ocurren en etapas muy avanzadas y los fetos están sanos y fuertes cuando salen. Ha habido casos de bebés abortados que han revivido por sí solos en las bolsas de desperdicios al lado de los incineradores de hospital. Especialmente el deshacerse de los fetos vivos produce conflictos de conciencia. Algunas enfermeras han renunciado para no sufrir un colapso total. En algunos casos se han sentido tentadas a dar a fetos grandes, vivos, una oportunidad de sobrevivir cuidándolos en privado.

El punto de vista bíblico

A pesar de todos los riesgos y aspectos desagradables del aborto, hay personas que justifican la práctica. Pero pudiéramos preguntar: Si es malo matar a bebés recién nacidos, ¿no es igualmente malo matar a un bebé que está desarrollándose en el seno materno? Si es correcto tratar de preservar la vida de bebés prematuros en incubadoras, ¿no es correcto preservar la vida del feto en el seno materno?

El Creador de la vida, Jehová Dios, considera sagrada la vida. Inducir deliberadamente un aborto es un acto criminal a la vista de Dios. Su ley a Israel, por ejemplo, protegía la vida de un bebé no nacido. Si una mujer embarazada, en una pelea entre hombres, sufría un accidente que resultaba fatal para el feto, era necesario pagar vida por vida.—Éxo. 21:22-25.

La frecuencia de los abortos en la actualidad también está relacionada con el hecho de que el hombre pasa por alto otras leyes de Dios. La gente ha deseado la llamada moralidad libre, y ha recibido resultados indeseados... cónyuges indeseados, enfermedades indeseadas y embarazos indeseados. En su esfuerzo por escapar de las consecuencias de la manera fácil, desea divorcios fáciles, tratamientos médicos más fáciles y una legislación menos rigurosa. Pero esto no le ha evitado a la gente consecuencias trágicas adicionales. La única solución a la actual trágica situación moral es que el hombre y la mujer se amen dentro del arreglo matrimonial, que juntos hagan planes razonables para sus vidas y obedezcan lealmente a su Dios y Creador.

[Ilustraciones de la página 9]

“EL ABORTO QUIZÁS SEA EL MÉTODO INDIVIDUAL MÁS EXTENSAMENTE USADO EN EL MUNDO HOY DÍA PARA EL CONTROL DE LA NATALIDAD.”—N.U. Departamento de la Población

Algunos abortos se efectúan después de la vigésima semana. A las dieciocho semanas, ésta es la criatura viva que se destruye

La mayoría de los abortos se efectúan a las doce semanas de la gestación o antes. A las once semanas, esto es lo que se destruye

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