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¡Despertad! 1973
g73 22/9 págs. 3-6

Millones preguntan: “¿Qué hemos de comer?”

UN GRANJERO de una aldea en la India dejó un campo arruinado por la sequía para llevar su único buey al mercado para venderlo. ¿Qué consiguió a cambio del animal? ¡Doce bananas! ¡Este hombre, igual que millones de otros en la India, está hambriento!

No solo en la India, sino por toda Asia, gran parte del África y otras partes del mundo, grandes porciones de la población preguntan: “¿Qué hemos de comer?”

La situación es tan crítica que algunos expertos predicen condiciones de hambre internacional en solo unos meses.

Es verdad que ciertos lugares, como la India, son conocidos por sus hambres periódicas. Pero la actual escasez de alimentos es diferente. Dice un empleado gubernamental de cincuenta años de edad en la India: “Esta es la peor que he visto en toda mi vida.” Agrava esta hambre el hecho de que ‘no se suponía que aconteciera.’ Pero, ¿no se dieron advertencias hace algunos años de que vendría?

Sí, las hubo. De hecho, el libro Famine—1975 (publicado en 1967) citó la siguiente predicción del Dr. R. Ewell: “El mundo está en el umbral de la más grande hambre de la historia. Si continúan las tendencias actuales, parece probable que el hambre alcanzará proporciones graves en la India, el Paquistán y la China para principios de los años 1970. . . . Esa hambre será de proporciones tan colosales que afectará a cientos de millones de personas.”

Esta y otras advertencias similares fueron muy bien conocidas entre los expertos de alimentación. Pero sucedió algo que temporalmente silenció esas predicciones.

A mediados de los años 1960 comenzó con grandes alardes la llamada “revolución verde.” Se desarrollaron tipos especiales de trigo y arroz de gran rendimiento, y éstos alentaron las esperanzas de que el hambre estaba a punto de ser “conquistada.” Las voces que predecían el hambre fueron amortiguadas.

Sin embargo, ahora la esperanza de la “revolución verde” parece falsa. Dice el Times de Nueva York: “La Revolución Verde de Asia, que prometía una nueva era en la producción de alimentos y el fin eterno del hambre, sufrió un grave revés en 1972.” También señaló en un artículo de fondo: “La gran promesa de la revolución verde, que nunca fue tan verde como a veces se describía, parece estar desvaneciéndose.”

Sí, hace unos cuantos meses la “revolución verde” parecía un éxito radiante, un triunfo de la tecnología. Después de la temporada de 1971, la primer ministro Indira Gandhi se sintió lo suficientemente confiada para declarar que la India no volvería a importar más cereales.

Pero en menos de un año ese país ha ido de un excelente máximo a una crisis nacional de alimentos. En un estado murieron el 50 por ciento de las plantaciones de maíz del año anterior; se pudo plantar tan solo el 30 por ciento del arroz. El total de la cosecha nacional de cereales fue 60 por ciento menor de lo normal. Los hombres están obligados a trabajar largos períodos sin alimentos. Y se predice que los asuntos empeorarán... pero no solo en la India.

Recientes condiciones de hambre en Afganistán se han “informado solo parcialmente al mundo exterior,” dijo el Morning Post de China del Sur. La gente en Afganistán se ha visto obligada a abandonar sus aldeas y se ha visto reducida a comer hierba y raíces. Algunos han vendido sus animales de trabajo, el terreno y hasta la madera de los techos de sus casas para comprar cualquier alimento disponible. Se informa que han muerto decenas de miles.

También llegan informes de la escasez de alimentos de los países asiáticos de Indonesia, Bangladesh, Paquistán, Camboya, Laos y Turquía. En Corea del Sur y en Tailandia hubo disminución en la producción de cosechas.

Rusia y China también han sufrido recientes reveses en la producción de cereales. “La Unión Soviética ha tenido su peor cosecha en un siglo,” declaró el Spectator del Canadá con respecto a la temporada de 1972. Rusia se vio obligada a comprar “urgentemente necesario” cereal extranjero por valor de casi 2.000.000.000 de dólares, mayormente de los Estados Unidos. También hubo una mengua en la producción de patatas y hortalizas. Las enormes escaseces rusas crearon problemas para toda la economía y llevaron al reemplazo de su ministro de agricultura.

En 1972 bajó la producción china de cereales así como los rendimientos de algodón, sésamo y cacahuetes. Es una de las pocas veces que China ha reconocido oficialmente pérdidas de producción de cereales desde que los comunistas llegaron al poder en 1949.

África también ha sido afectada por graves escaseces de alimentos. La unión de agricultores de Rhodesia se refiere a la merma del 50 por ciento en la producción de cultivos como “una tragedia nacional.” En Mauritania dicen que la situación es “extremadamente grave.” Los cálculos muestran que quizás haya muerto el 80 por ciento del ganado; la producción de cereales es solo un quinto de su nivel normal.

Las pérdidas de cultivos de los agricultores de la República Sudafricana eran de más de 320 millones de dólares para principios de 1973. Mali, Chad, y el Alto Volta, los países precisamente al sur del desierto del Sáhara, han sido los más perjudicados. Pero Zambia, Botswana, Suazilandia, la República Centroafricana, Senegal, Dahomey, Camerún y Nigeria, también han sentido los efectos de la limitación de alimentos. También llegan informes de escasez de alimentos de las islas del mar y las Américas del Sur y Central.

Sí, ‘el mundo está en el umbral del hambre,’ advierte el Dr. Boerma, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, (F.A.O.). En febrero de 1973 el Dr. Boerma advirtió que cualquier país que necesita ayuda debería ‘hacer arreglos ahora’ con otros países.

Pero, ¿pueden los otros países continuar ayudando indefinidamente? ¿Cuáles son las condiciones en las naciones que se conocen por su alta producción agrícola?

¿Qué hay de los Estados Unidos? Aunque no fueron azotados por un gran fracaso de cosechas, actualmente tienen dentro de sus fronteras más de veinticinco millones de personas que no disfrutan de lo que oficialmente se llama una “norma razonable de vida”... en otras palabras son pobres y frecuentemente pasan hambre.

¡Al mismo tiempo continúan subiendo los precios de los alimentos en los EE. UU.! En 1972, los precios de los alimentos que se venden al por menor subieron en los EE. UU. 4,8 por ciento sobre los del año anterior; se predice que subirán 6 por ciento en 1973. Al mismo tiempo los precios de los alimentos se elevaron 8,6 por ciento en el vecino Canadá durante 1972.

Estos aumentos de precios son directamente afectados por la cantidad de alimentos disponibles. Cuanto mayor sea la demanda por los abastecimientos existentes más altos son los precios. Por lo tanto en los Estados Unidos durante 1972 el precio del “trigo duro número dos” se elevó más del 61 por ciento por hectolitro, principalmente debido a las demandas soviéticas de los abastecimientos existentes. Ahora, como lo muestra el gráfico adjunto, las reservas de los EE. UU. se han desvanecido.

El año pasado en Australia la cosecha de trigo produjo menos de la mitad del rendimiento que se esperaba debido a que el continente sufrió una grave sequía. La cosecha de trigo de 1971 en la Argentina se describió como “desilusionadora.” Los sobrantes de Birmania (que a veces se llama ‘la escudilla de arroz del sudeste asiático’) ahora son muy limitados.

Es comprensible que más y más expertos estén llegando a la conclusión de que las pocas naciones que son agriculturalmente ricas no pueden alimentar al resto del mundo indefinidamente. En 1969 R. O. Greep de la Universidad de Harvard dijo:

“Un factor de importancia crítica para la situación mundial es de que las reservas alimenticias en los países con una gran producción agrícola, como los Estados Unidos, el Canadá, Australia y Argentina, se están agotando rápidamente . . . Para los que están en posición de percibir la situación futura, aumenta el temor. . . . El problema será particularmente agudo en los Estados Unidos, puesto que se nos considera como el principal proveedor de cereales . . . Cuando azote el hambre y ya no sea suficiente la fuente de alimentación, entonces tendremos que enfrentarnos a la terrible pregunta de quién sobrevivirá.”

En 1973 cuando a un funcionario de trigo canadiense se le preguntó acerca de continuar aprovisionando al mundo, contestó: “Uno no puede vender o dar lo que no tiene.”

La crisis a la que se enfrenta toda la raza humana es verdadera. ¿Puede ser solucionada? Para contestar esa pregunta primero tenemos que determinar por qué acecha el hambre a la humanidad ahora.

[Gráfico de la página 5]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Reservas de cereales de EE. UU. SE HAN DESVANECIDO

1963 1969 1973

810 MILLONES 200 MILLONES ABASTECIMIENTOS

DE HECTOLITROS DE HECTOLITROS AGOTADOS

[Tabla de la página 4]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

PRECIOS DE ALIMENTOS

1971 1973

55¢ el kilo $1,22 el kilo

$1,77 el kilo $2,20 el kilo

45¢ la docena 72¢ la docena

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