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  • ¡Despertad! 1973
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¡Despertad! 1973
g73 22/11 págs. 8-11

¿Satisfaría sus necesidades un negocito?

POR EL CORRESPONSAL DE “¡DESPERTAD!” EN COLOMBIA

EN Cali, Colombia, una joven madre repentinamente enviudó y quedó sin sostén para sí y para sus dos hijitos. Su único haber era su hogar. Después de hacer planes cuidadosos, dividió cuatro de sus habitaciones en dos apartamentos independientes y así ganó el sostén para su pequeña familia con un negocito.

A medida que aumentan los precios de todos los productos, muchas personas hallan que sus ingresos son insuficientes hasta para las necesidades básicas. No obstante, si el padre acepta dos trabajos, la familia pierde su guía y él corre el riesgo de enfermarse debido al exceso de trabajo. Si la madre se emplea fuera del hogar, los hijos sufren la pérdida de su supervisión y compañía amorosa. Pero cuando una familia necesita dinero adicional, el medio para proveer tal ingreso pudiera ser comenzar su propio negocito.

Por negocito se entiende cualquier empresa pequeña, sea ésta para hacer reparaciones, fabricar o vender, frecuentemente usando el hogar, el garaje o patio como la base de operaciones. El objetivo quizás sea emplear provechosamente el tiempo libre de los hijos mayores, proveer ingresos para la madre por medio de una ocupación de tiempo parcial, o desarrollar un negocio que con el tiempo suministre el sostén para toda la familia.

Por qué muchos prefieren trabajar para sí mismos

Aunque un trabajo en la industria quizás ofrezca mayor seguridad económica y atractivos beneficios adicionales, también puede ser rutinario, monótono y puede carecer de oportunidades para usar iniciativa. En muchos países, sin embargo, aun esos trabajos industriales son escasos, y las personas que no tienen experiencia o no están adiestradas no pueden encontrar empleo prontamente.

Entre las ventajas que obtienen los que trabajan para sí mismos están un horario de trabajo flexible, un mayor interés activo en el negocio y por lo tanto mayor producción, además de la satisfacción de lograr algo que vale la pena. También pueden escoger sus compañeros de trabajo, quizás entrenando en el trabajo a hijos e hijas, dándoles un oficio provechoso.

¿Qué clase de negocito?

El hacer reparaciones recompensa por el tiempo y las energías de uno y por lo general solo requiere una inversión modesta para obtener herramientas y equipo. Cada comunidad necesita los servicios de un carpintero, de un fontanero, de un sastre o de una costurera, de la que trabaja en un salón de belleza, de un peluquero, mecánico o electricista o un reparador de artefactos. Las habilidades necesarias frecuentemente se pueden adquirir en una escuela de oficios, o se pueden aprender con alguien que ya está en el negocio.

El mantenimiento de una propiedad o equipo a base de un contrato pudiera ser una fuente de ingreso. Si uno tiene adiestramiento mecánico, ¿por qué no abordar la gerencia de los edificios de oficina o fábricas, con un contrato para el mantenimiento de las unidades de acondicionadores de aire, generadores eléctricos, calderas o ascensores? Para los que no tienen habilidad técnica, el embellecer jardines o cuidar de los jardines de propiedades privadas, clubes, o propiedades comerciales, proveyendo servicio de conserje para edificios industriales o de oficina, son unos pocos campos en los que se puede conseguir un contrato de trabajo.

El trabajo agrícola también se hace por contrato, como la siega de granos o de cultivos alimenticios. En la zona de Buenaventura de Colombia un padre hace contratos con los propietarios de grandes plantaciones para segar sus cultivos de bananas. Esto exime al propietario de tener que contratar a cada trabajador individual, y el padre negocia un salario mejor para su familia.

Pero quizás el lector piense que la elaboración de un artículo útil o decorativo sería más atractivo como negocito.

Puesto que tiene que vender su producto, debería hacer un cálculo apegado a los hechos de las posibilidades del mercado antes de invertir en maquinaria o en la materia prima. ¿Es su producto algo que el público vendrá a comprar? Si no, ¿se lo venderá a los detallistas? ¿Sería ventajoso recurrir a la publicidad? ¿Habrá mercado durante todo el año para su producto, o se venderá solamente por temporada? ¿Cómo afectarán las ventas las inclemencias del tiempo, las huelgas o las interrupciones de los transportes públicos, o la enfermedad de uno mismo u otros miembros de la familia?

Se puede reunir valiosa información acerca de las ventas de pequeños fabricantes con experiencia en su ramo o en alguno relacionado. Hable con ellos, pida sus sugerencias, tome nota para referencia posterior en cuanto a cómo promueven las ventas y a qué mercado llevan sus productos.

Desde hace mucho los fabricantes con aptitud para las relaciones públicas se han aprovechado de la natural curiosidad que la gente tiene en cuanto a cómo se hacen sus productos, y hacen arreglos para dar giras de la central teniendo en mente atraer a los clientes. Reduciendo esta idea a una escala mínima, un fabricante de alfombras que emplea a seis trabajadores abre su taller a plena vista de los transeúntes, y frecuentemente se reúne un gentío para observar sus operaciones, mirando con interés la aparición de hermosos diseños a medida que las vistosas hebras son tejidas en la alfombra.

Lo que han hecho colombianos emprendedores

Antes de tomar una decisión acerca de qué negocio específico emprender, quizás halle de interés las experiencias de muchas familias colombianas que tienen sus negocitos.

Una viuda en Bogotá gana su sustento cuidando casas cuyos propietarios están ausentes. Debido a ser responsable y confiable, obtiene trabajo por medio de referencias. Antes de dedicarse a esta clase de trabajo, quizás desee asegurarse contra los riesgos relacionados con cuidar la propiedad ajena.

Pocas madres colombianas trabajan fuera del hogar, pero muchas ayudan a aumentar los ingresos de la familia preparando comidas calientes. Los huéspedes quizás coman a la mesa de la familia, o puede que el almuerzo caliente se envíe al lugar del trabajo. Otros preparan alimentos para vender en pequeñas tiendas de alimentos, tales como tortas de harina de maíz llamadas arepas, que se sirven en la mayoría de los hogares colombianos para el desayuno o para un bocadillo. La venta de bizcochos, caramelos, cacahuetes tostados, jamón horneado o plátanos fritos fuera de los estadios o en los parques de diversión en días de fiesta y domingos provee lo suficiente para sostener a muchas familias.

Algunas personas en su comunidad quizás disfruten de las salchichas, de la pizza u otros platos especiales preparados con carne de buena calidad, sin preservativos nocivos. Los tamales, los pasteles, o las empanadas, preparados con hortalizas y carne, envueltos en masa de harina de maíz o trigo, fritos o hervidos, son golosinas de rápida venta en Colombia.

Los supermercados con un surtido completo de artículos alimenticios bajo un techo son casi desconocidos fuera de las ciudades más grandes de Colombia. Por lo tanto los dueños de negocitos tienen la oportunidad de tener un quiosco en el mercado central o de alquilar un espacio en una pequeña tienda de alimentos. Un vendedor en Barranquilla se especializa, con buen éxito, en yuca. Los clientes buscan su puesto porque saben que él mantiene el mayor y mejor surtido de yuca en el mercado.

¿Podría usted tostar y moler café? Una familia en la ciudad de Armenia ha instalado una pequeña unidad eléctrica en el garaje, y el aroma del café tostándose, atrae a los clientes de varias cuadras a la redonda. Uno puede comprar un kilo de café ya molido y empaquetado, u observar mientras los granos recién tostados son molidos a pedido.

Una familia en Medellín obtiene todos sus ingresos de la fabricación casera de gelatinas, un postre parecido al bombón de malvavisco. Las ventas se hacen al por menor desde la casa así como al por mayor a pequeñas tiendas de comestibles.

En comunidades donde muy pocas personas poseen automóviles, los vendedores prestan un verdadero servicio por medio de repartir frutas y hortalizas a los clientes. Un anciano, con la idea de ganar un poco de dinero para gastos menudos, comenzó a ofrecer limones de puerta en puerta. Para su sorpresa, varias personas le pidieron que volviera la semana próxima, y de esta manera se estableció una ruta de compradores fijos. Más tarde, a pedido de sus clientes, agrandó el negocio añadiendo a sus repartos papayas, bananas, ananás y otras clases de frutas.

Una madre necesitaba dinero extra para un viaje que la familia quería hacer. Convirtió la habitación delantera de su hogar en un salón de ventas y empezó a vender huevos a su vecindario residencial. De las ganancias de sus modestos esfuerzos, toda la familia disfrutó de una vacación.

En un clima tropical, un refrigerador es una verdadera necesidad, pero en Colombia es algo muy costoso. ¿Cómo disfrutar de poseer uno y al mismo tiempo estar al día con los pagos mensuales? ¡Posiblemente por medio de compartir los productos de su refrigerador con sus vecinos... ¡por un precio! Prepare una mezcla de helados, dándole variedad con jarabes, ananás triturado, mango, banana o coco rallado, viértalo en las bandejas para el hielo o en vasos de cartón y póngales una varilla corta de madera. Póngalo ahora dentro de la congeladora. Antes de mucho tendrá una fila de clientes, especialmente niños que vuelven a casa de la escuela, que han visto su letrero escrito a mano en la ventana: helados. Puesto que la mayoría de las familias no poseen un refrigerador, uno puede aumentar las ganancias de su negocito vendiendo refrescos embotellados, ponches caseros o jugos de fruta, o vendiendo cubitos de hielo.

Un mozalbete puede hallar maneras provechosas para emplear su tiempo libre, contribuyendo sustancialmente al mantenimiento de la familia. Un joven, después de una inversión nominal en implementos, fue de puerta en puerta ofreciéndose para lustrar zapatos, entonces volvió la semana siguiente a los hogares en que se habían aceptado sus servicios. Con iniciativa y diligencia edificó una ruta regular de clientes apreciativos. El añadir a esto la compostura de zapatos aumentaría los ingresos.

Una madre y su hija en Bucaramanga comenzaron a hacer ropa para bebés en la casa para vender en la comunidad inmediata. Por medio de las ventas a comerciantes locales de ropa, el negocio fue ensanchado más tarde para convertirse en el único medio de sostén de la familia.

Un hombre estaba sentado en la acera de una concurrida intersección de una gran ciudad costera, con un surtido de palmas a su alrededor. Pronto cortó las frondas en tiras de dos centímetros y medio de ancho, después formó un círculo con un trozo de alambre. Diestramente, cubrió el alambre con muchas tiras de palmas, tejiendo un ala plana de siete centímetros hacia adentro, entonces formó la copa, completando un atractivo sombrero en menos de diez minutos. Al comenzar el segundo sombrero, los observadores fascinados ondeaban su dinero y gritaban: “¡El próximo es mío!”

Una farmacia se inauguró en la sala de una casa en una zona residencial. Un surtido de productos farmacéuticos, champús, lociones y ungüentos se arregló ordenadamente en estantes de exhibición fuera del alcance pero a la vista de una ventana abierta. Puesto que todas las ventas se hacían a través de la ventana, la madre estaba libre de tener que atender constantemente el negocio y podía continuar con sus quehaceres domésticos entre clientes.

En un pequeño quiosco en la acera que se llama “El Arca de Noé” se venden toda clase de herramientas, equipo de fontanero y ferretería usados. Se puede formar un pequeño negocio para vender o alquilar artículos usados, como libros, revistas, muebles, ropa, artefactos, equipos de deportes, instrumentos musicales, o una combinación de estos artículos.

El trabajar los metales produciendo puertas, marcos de puertas y de ventanas, estanterías metálicas, o muebles metálicos provee empleo para muchos comerciantes en Colombia. El hierro forjado se está haciendo cada vez más popular para proteger las ventanas y entradas, para cerrar porches, para verjas o barandas de mano. Decorativo y práctico, el hierro se puede moldear en diseños florales, antílopes saltarines, un amanecer deslumbrante, o hasta un pentagrama con notas musicales.

La fabricación de floreros y macetas provee una entrada para una familia ingeniosa. Mientras los hijos e hijas adolescentes mezclan la arena y el cemento, y modelan y pintan el producto en el patio, el padre los vende a pequeños comerciantes en el mercado local, o desde un carrito de mano en las zonas residenciales. Otra familia ha desarrollado esta idea vendiendo palmeras, orquídeas, filodendros o labiadas en mecetas, usando el balcón del segundo piso para exhibirlas.

En su mayoría la fabricación de zapatos es una ocupación manual en Colombia, y tres o cuatro hombres frecuentemente trabajan juntos bajo contrato para los detallistas o por medio de vender de una vidriera en su taller. El cliente puede elegir calzado ya hecho, o puede pedir zapatos a la medida y de su estilo preferido. Una familia en Bogotá confecciona una suave zapatilla cosida a mano, parecida a un mocasín indio; y este negocio es su única fuente de sostén.

Forros de libros, billeteras, monederos, cinturones, bolsos de mano, portafolios o maletines para los útiles escolares, de cuero o imitación de cuero, son artículos en constante demanda. Chaquetas deportivas, hechas de gamuza u otro cuero, así como impermeables de imitación de cuero, son artículos de vestir que nunca pasan de moda. El tapizar asientos de auto o muebles de sala con plásticos parecidos al cuero suministran una entrada para muchos.

En los lugares más altos, una ruana o poncho de lana es algo que se necesita durante todo el año. Usada como una capa, una ruana sirve para protegerse del frío o la lluvia, y los colombianos la prefieren a un sobretodo o una chaqueta. Una familia en Bogotá teje la tela en un telar casero, variando los diseños coloridos para lograr diferentes efectos. Pero las ruanas se pueden hacer de cualquier tipo de telas de lana tejidas, franelas de colores firmes o tejidos de lana guarnecidos con flecos blancos, o una hermosa tela escocesa con un fleco que haga juego.

Le esperan muchas oportunidades al negociante en acabar muebles, encuadernar libros usados, hacer ganchillo o tejer bufandas o suéteres, bordar sábanas o manteles de mesa, fabricar pelucas o peluquines, joyas de fantasía, bolsos de encaje grueso, pequeñas alfombras de lana o cuerda, lámparas de mesa, colchones, almohadas, muebles de mimbre o juguetes rellenos.

Prescindiendo del campo que elija como medio de ganarse la vida, experimentará satisfacción al proveer para sus necesidades cotidianas aplicando su talento al trabajo productivo. Por lo tanto, si necesita empleo o una entrada adicional, ¿por qué no considera el tener su propio negocito?

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