Envase moderno de alimentos... ¿bueno o malo?
EN UN año el ama de casa norteamericana promedio abre dos mil envases, la mayoría de los cuales contienen alimentos y bebidas. Cuando entra en un supermercado moderno se enfrenta a una exhibición de unos diez mil productos envasados... todos atractivamente envueltos en plástico, metal, papel o madera.
¡Qué contraste con hace solo unos años cuando la gente iba a las pequeñas tiendas del vecindario! Rara vez había varias marcas para elegir... la gente sencillamente compraba lo que el tendero tenía disponible. Un dependiente, que por lo general era el dueño, atendía cortésmente a los clientes. La harina y el azúcar eran despachados con una cuchara y pesados, las galletas estaban en la “lata de galletas,” y la carne y el queso se cortaban a pedido.
¿Puede imaginarse a los compradores modernos en los Estados Unidos o en otros “países adelantados” todavía comprando todos sus alimentos así? No parece probable, ¿verdad? Pero, ¿por qué fue necesario el actual cambio a los modernos alimentos preenvasados? ¿Ha sido para el bien del consumidor?
Un gran factor que ha causado el cambio al moderno envase de alimentos es el alejamiento de la gente de las pequeñas comunidades y granjas donde se cultiva el alimento. En los últimos cien años, más y más personas han emigrado a las grandes ciudades para trabajar en fábricas y oficinas. El paso de la vida se ha hecho más rápido y todo el mundo espera velocidad y comodidad hasta para abrir el envoltorio de un caramelo. Los alimentos preenvasados han sido provechosos de varias maneras para llegar a estas personas que viven lejos de las granjas.
Las funciones provechosas de los envases modernos
Por una parte, el conservar en latas y congelar del día actual hacen posible que muchas variedades de alimentos se conserven por meses y aun años sin temor de que organismos patógenos los echen a perder. Al estar envasados pueden ser embarcados a cualquier parte del mundo y manoseados repetidamente por posibles compradores sin echarse a perder.
Las mercaderías envasadas también son muy cómodas. Los recipientes premedidos de cierto alimento son del mismo tamaño y así pueden ser cómodamente embarcados, apilados, avaluados y almacenados. En años recientes el envasar ha producido algunas comodidades adicionales. Algunas latas hoy día ni siquiera necesitan un abridor de latas puesto que tienen tapas que se pueden “mondar.” Las “cenas de TV” congeladas se calientan y se sirven en los mismos recipientes parecidos a bandeja en que vienen. Las hortalizas y carnes que se “hierven en la bolsa” se cocinan en agua caliente en la misma bolsa en que son congeladas.
Los envases modernos realizan otras funciones provechosas. Las envolturas impresas y las etiquetas le dicen al cliente lo que va a hallar adentro, así como la cantidad y el costo. También pueden haber recetas o indicaciones acerca del uso del alimento.
El envasar también puede ser decorativo así como funcional. ¿Quién no ha visto una botella de vino en un envase de paja? Colocada en la mesa de la cena, le brinda un ambiente especial a cualquier comida. Las mermeladas y las confituras frecuentemente vienen en frascos elegantes. Al requesón y a la mantequilla algunas veces se les envasa en recipientes de plástico que no disminuyen la apariencia de la mesa. O, las grandes latas de café listadas como una garrafa para que armonicen con la decoración de una cocina moderna. Pero aquí es donde usted, el consumidor, debe usar discernimiento. ¿Por qué?
Uno puede sentirse tentado a comprar un producto debido a su recipiente. El envase moderno sirve otro propósito principal... si es ‘bueno’ o ‘malo’ queda abierto a la duda. ¿Cuál es ese otro propósito?
El “envase vendedor”
El envase es un vendedor. Tiene que serlo. El cliente promedio pasa por delante de 300 artículos por minuto en un supermercado. No hay un dependiente de ventas que le recomiende uno más que el otro. El envase mismo tiene que hacer la venta. De alguna manera trata de destacarse y decir: ‘¡Cómpreme a mí y no la otra marca!’
El diseño del envase, entonces, tiene que ser hábil, hasta atrayente, instándolo a comprar. Y por supuesto que vende. Los estudios muestran que alrededor del 70 por ciento de todas las decisiones para hacer compras se hacen después que los compradores están en la tienda. Los diseñadores de los envases apelan a su sentido de la “compra por impulso.” Cambian la forma de los recipientes periódicamente para mayor atracción del público. Los cambios del envase casi se han convertido en una señal de ‘pensar progresivo.’ Por supuesto algunos ajustes, como hemos visto, suministran comodidades añadidas. Por ejemplo, el canalón de metal en los recipientes de sal ayuda a verterla. Pero muchos cambios meramente se hacen para cautivar su ojo comprador.
Todas esas modificaciones son costosas. Las tintas y los moldes para fabricar una botella ‘más linda’ son caros. Además, un nuevo recipiente quizás requiera nueva maquinaria de envasar o quizás ocasione mayor desperdicio durante la fabricación. Puede ser más difícil de embarcar. Ahora, ¿quién cree usted que paga por todos estos cambios? ¡Usted... el consumidor, por supuesto! De hecho, en la actualidad el costo de envasar alimento quizás sea hasta 24 por ciento del precio total del producto. Como comprador prevenido, por lo tanto, asegúrese de que paga por el alimento, no simplemente por el recipiente. No se deje engañar por las hábiles técnicas de envasar. ¿Qué debe hacer?
Sea un comprador cuidadoso en el mundo del envase
Al comprar, tómese tiempo para leer las etiquetas cuidadosamente. Muchos compradores habitualmente cogen el mismo artículo cada vez que compran sin tomarse tiempo para comparar su precio con su contenido. Esto puede ser una equivocación costosa. Por ejemplo, un productor de alimentos vendía frascos que contenían 450 gramos de encurtidos. Sus costos de producción aumentaron, pero su precio al por menor permaneció igual. ¿Cómo era posible? Sencillo... el productor mantuvo el frasco del mismo tamaño pero solo ponía en él 392 gramos de encurtidos. Solo los compradores que leían las etiquetas cuidadosamente se daban cuenta de que estaban obteniendo menos encurtidos... pero pagaban el mismo precio.
Otros clientes creen que siempre ahorran dinero cuando compran los tamaños “gigante,” “económico,” o “familiar.” Al comprar es bueno preguntarse: ¿Cuánto estoy pagando por, digamos, el kilo en el artículo más grande? En ciertos casos el envase más pequeño realmente es más económico. Obviamente toma tiempo hacer esas comparaciones. Aunque en el mundo moderno el tiempo está limitado, unos pocos minutos extras para leer las etiquetas de los envases le pueden ahorrar dinero.
Los numerosos cambios en el diseño de los envases han servido para atraer al consumidor. Al mismo tiempo este proceso también ha contribuido a lo que pudiera llamarse el mayor problema creado por la industria del envase... deshacerse de las envolturas usadas.
El envase moderno contamina
Por décadas la gente ha estado arrojando latas, botellas, cajas, envoltorios, y cosas por el estilo. Ahora los desechos han llegado a proporciones críticas, particularmente en las grandes ciudades. Por ejemplo, la ciudad de Nueva York arroja 15.000 toneladas de desperdicios cada día, mucho de lo cual es en envases usados; ahora a la ciudad se le están terminando las zonas para deshacerse de los desperdicios. Por supuesto, el problema se ha esparcido a más allá de las grandes ciudades. Las botellas y latas de desecho hasta estropean los caminos apartados. ¿Qué se puede hacer con el problema de deshacerse de los envases?
Muchos ciudadanos de los EE. UU., que siguen las pisadas de los ambientalistas, afirman que los detritos se verían muy reducidos si las compañías de refrescos dejaran de usar recipientes ‘sin devolución.’ Quieren volver al antiguo método de botellas con depósito. Quizás usted ha oído decirlo. ¿Daría esto resultado realmente?
Es cierto que la cantidad de botellas sin devolución definitivamente está aumentando. Entre 1958 y 1970 el consumo de bebidas aumentó alrededor de 60 por ciento en los Estados Unidos; pero en el mismo período se usaron 4,2 más recipientes. Obviamente se están haciendo más recipientes desechables que en el pasado. ¿Por qué?
Porque evidentemente eso es lo que el público quiere. Prescindiendo de lo que la gente diga, sus acciones no respaldan sus declaraciones de que prefieren las botellas con devolución. Un gran porcentaje de la basura que se halla a lo largo de las carreteras norteamericanas son botellas que se pueden devolver por dinero en depósito. En un tiempo las botellas con devolución se devolvían, como promedio en los Estados Unidos, unas cuarenta veces. Ahora el promedio es de quince veces, y solo cuatro veces en algunas partes del país. Sí, el público parece preferir las botellas desechables. No sorprende el hecho de que un estudio muestra que si la industria de las bebidas volviera a usar otra vez solamente las botellas con devolución, los desperdicios se reducirían en tan solo un 11 por ciento.
Quizás ha oído decir a otros que se debería limitar el uso del plástico como material en los envases puesto que no se echa a perder naturalmente y por lo tanto contribuye al problema de los desperdicios. Hay algo de verdad en esta declaración. Pero, por otra parte, los plásticos no constituyen el mismo peligro que constituyen los vidrios rotos.
Un plástico en particular ha sido firmemente criticado por otra razón. El policloruro vinílico (PVC) emite gas de cloro al ser quemado. Cuando se combina con agua forma un vapor de ácido hidroclorhídrico que puede dañar a los incineradores de desperdicios. Pero aquí también parece haber otro lado de la historia. Dice Tom Alexander en la revista Fortune:
“Muchos hombres de los incineradores dicen que le dan la bienvenida a los plásticos; afirman que las cantidades que están presentes en los desechos comunes no son suficientes para hacer daño y, de hecho, ayudan al proceso de combustión, particularmente cuando hay presente una gran cantidad de basura mojada.”
Sin embargo, la cantidad de plástico que se usa está aumentando. Sin duda los expertos están desconcertados ante los problemas de los desperdicios creados por el plástico y otros envases modernos. ¿Qué se puede hacer acerca de ello?
Solucionando el problema de la contaminación por envases
Una cosa aliviaría grandemente este problema, si es que no lo eliminaría. ¿Qué es? Si todos nosotros viviéramos otra vez “de la tierra,” en una sociedad agrícola. La gente no estaría concentrada en grandes ciudades. Pero cada familia comería lo que cultivaría para sí misma. Las manzanas, peras, duraznos, zanahorias frescas y así por el estilo, todos vienen en su propio ‘envase natural.’ ¡Frecuentemente este envase es comestible! Algunos se pueden usar de otro modo. Por ejemplo, el coco produce leche y carne. Pero la parte externa del coco se puede usar para hacer cuerdas de fibra, esteras y cosas por el estilo. Las cáscaras de limón y naranja se usan para mermeladas; la corteza de la sandía produce una confitura deliciosa. Las cáscaras y otros “desperdicios” de envases naturales se pudren después de cierto tiempo y por lo tanto vuelven al suelo como fertilizantes naturales.
Pero queda en pie el hecho de que en la actualidad millones de personas no viven en una sociedad agrícola. Para ellas el envasar ha sido bueno... por medio de ello han sido alimentadas. Los problemas, como el deshacerse de los desechos, que los envases han traído consigo, se deben considerar como parte del precio para efectuar esta tarea. Esta sin duda persistirá hasta que los hombres otra vez vivan más cerca de la tierra.