La obra de la religión verdadera
LA RELIGIÓN que Dios aprueba obedece los requisitos de Dios, y hace la obra que él le ha designado. De otra manera, no es la religión verdadera.
¿Cuál, pues, es la obra de la religión verdadera?
Entre sus responsabilidades sobresalientes está la obra que el Hijo de Dios, Jesucristo, les asignó a sus seguidores, diciendo: “Vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones . . . enseñándoles.” Y mostrando el mensaje en particular que deberían predicar, Jesús también dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.” (Mat. 28:19, 20; 24:14) Al hacer esta obra, la Biblia muestra que los que practican ‘la religión que es limpia desde el punto de vista de nuestro Dios’ deben mantenerse “sin mancha del mundo,” sin mostrar el espíritu del mundo ni mezclarse en sus asuntos políticos.—Sant. 1:27.
¿Están las iglesias haciendo eso? Un tratado patrocinado por el Consejo de la Misión Extranjera de la Convención Bautista Brasileña, que bien podría aplicar a toda la religión mundial, reconoce lo siguiente:
“Cuando Jesús dejó a sus discípulos . . . les dio un solo trabajo. Fue el de evangelizar el mundo. . . . La verdad es que estamos haciendo todo excepto la única cosa que Él nos ordenó hacer. . . . No hemos llevado el Evangelio a todo el mundo. No hemos cumplido con sus órdenes.”
Que las iglesias no han predicado el “Evangelio” en todo el mundo es evidente para muchos. Cuando al historiador social Will Herberg le preguntaron recientemente si las iglesias estaban satisfaciendo las necesidades de la gente, él dijo: “No creo que la mayoría de las iglesias jamás lo hayan hecho, en el sentido de su única y legítima función religiosa: predicar el Evangelio.”—U.S. News & World Report, del 4 de junio de 1973.
¿Por qué no han efectuado las iglesias la obra que el Hijo de Dios les asignó a sus seguidores? ¿Es sencillamente un asunto de descuido involuntario de responsabilidad? No, porque según declararon dos ministros con respecto a la mayor federación de religiones de los Estados Unidos:
“El Concilio Nacional de Iglesias no tiene como objetivo primario la predicación del evangelio . . . Se ha convertido en un bloque de poder eclesiástico, con la meta de una poderosa superiglesia.”
Sí, las iglesias deliberadamente han dejado de cumplir la voluntad de Dios de predicar las “buenas nuevas” de su gobierno del Reino. En cambio, ellas se han inmiscuido profundamente en los asuntos políticos de las naciones. Y han guiado a sus pueblos a cifrar sus esperanzas para paz duradera en los gobiernos de los hombres.
¿Qué hay, entonces, acerca de la obra que Cristo dijo que los siervos de Dios harían? ¿Hay alguien haciéndola?
La religión que Dios usa
La Palabra de Dios nunca deja de cumplirse. Las “buenas nuevas del reino se predicarán,” tal como Jesús profetizó. Hoy día Dios está usando a un pueblo religioso para hacer esta predicación mundial del Reino. Pero son un pueblo separado y distinto de esas religiones que se han identificado como parte del mundo y apoyan sus metas. ¿Quiénes son?
Jesús explicó una manera en que se les podría identificar, diciendo: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.” (Juan 13:35) Cuando el lector piensa en todos los grupos religiosos que conoce, ¿cuál es el que se destaca notablemente debido a que sus miembros se tienen genuino amor el uno por el otro?
Hay una religión que es reconocida sobresalientemente por llevar ese fruto del amor. El Union de Sacramento, del 9 de julio de 1965, comentó en su editorial con respecto a ellos: “Basta decir que si todo el mundo viviera según el credo de los Testigos [de] Jehová terminaría el derramamiento de sangre y el odio, y el amor reinaría como rey.”
Pero, ¿están los testigos de Jehová haciendo la obra de la religión verdadera? ¿Están haciendo discípulos de gentes de todas las naciones en obediencia al mandato de Cristo? ¿Están predicando las buenas nuevas del reino de Dios?
Arthur G. Gunn, ministro de la Iglesia de Escocia, en un artículo para el periódico de su iglesia, declaró: “Todo el que se une a los Testigos de Jehová se convierte en un ministro, y tiene que ir de casa en casa testificando. En este aspecto ellos señalan,” Gunn reconoció, “nuestra debilidad más notoria; que nuestros miembros ordinarios no predican el Evangelio.”
Sí, el celo de los testigos de Jehová en predicar el evangelio del Reino frecuentemente asombra a otros. Leo Pfeffer escribió en el libro Church, State & Freedom: “Sus agresivas tácticas misionales son recordativo de las que emplearon los cristianos primitivos.” El mismísimo propósito de los testigos de Jehová, como lo declara la carta constitucional de su corporación legal, es “predicar el evangelio del reino de Dios bajo Cristo Jesús a todas las naciones como un testimonio al nombre, palabra y supremacía del Dios Todopoderoso JEHOVÁ.”
Esa es su meta. Pero, ¿la están logrando realmente los testigos de Jehová? ¿Están predicando el evangelio en una escala que esté en cumplimiento de la profecía de Jesús? ¿Cuán extensa es realmente la predicación de los testigos de Jehová?
[Recuadro de la página 6]
¿SABÍA USTED QUE . . .
● En 1972 los testigos cristianos de Jehová vigorosamente predicaron las buenas nuevas del reino de Dios en 208 países e islas del mar?
● Ellos dedicaron 291.894.945 horas a hablar a otras personas acerca de las buenas nuevas, y esto sin recibir paga?
● Hicieron 135.898.447 revisitas a personas que mostraron interés en la verdad bíblica?
● Todas las semanas condujeron con regularidad estudios bíblicos gratis en 1.269.277 hogares?
● Durante 1972 distribuyeron en su ministerio 217.109.764 ejemplares de “La Atalaya” y “¡Despertad!”?