Manchas en la reputación de los obreros sindicalizados
HUBO un tiempo en que por lo general las simpatías del público estaban a favor de los esfuerzos y metas de los sindicatos obreros. Al trabajador se le explotaba por medio de horarios largos, condiciones miserables de trabajo y salarios mezquinos. Para mejorar su suerte, los trabajadores formaron sindicatos. Como resultado, los salarios aumentaron grandemente, las condiciones de trabajo mejoraron y las horas de trabajo disminuyeron a cuarenta, o aun a treinta y cinco por semana.
Sin embargo, estos beneficios no se lograron sin algunas pérdidas. Los sindicatos no han sido inmunes a las prácticas sin ética que están desenfrenadas en otros sectores de la sociedad. Un caso que sirve de ejemplo tuvo que ver con los mineros de carbón.
Los trabajadores mineros unidos
Hubo un tiempo cuando los dirigentes del sindicato de mineros del carbón tenían una reputación de estar preocupados por los trabajadores de las minas. Pero no hace mucho un investigador informó: “La corrupción y el asesinato han manchado la reputación del una vez orgulloso Sindicato de Mineros Unidos de los Estados Unidos.” ¿Qué ha sucedido?
Algunos de los miembros ordinarios se disgustaron con la corrupción en los puestos encumbrados y comenzaron a hacer propaganda para lograr un cambio en los dirigentes. Pero fueron derrotados en una elección flagrante por su falta de honradez, y su propio candidato, junto con su esposa e hija, fueron asesinados.
Antes de estos espantosos asesinatos el gobierno federal había prestado oídos sordos a las quejas de los mineros, pero ahora intervino y ordenó otra elección. Esa elección estrictamente supervisada derrotó a la corrupta organización anterior. Las investigaciones y confesiones resultaron en no menos de cinco personas acusadas y encarceladas, y hay más funcionarios que esperan ser juzgados.
La Asociación de Bomberos Uniformados de Nueva York
Una situación que implica a dirigentes de la Asociación de Bomberos Uniformados de Nueva York se ha añadido a las manchas en la reputación de los obreros sindicalizados. ¿Cómo?
Los funcionarios del sindicato ordenaron una huelga el 6 de noviembre de 1973, en violación de la ley y en desafío de un mandato del tribunal. Ellos afirmaron que una abrumadora mayoría de los bomberos había votado en pro de la huelga. Pero, ¿cuál era la realidad? La mayoría de los hombres había votado en contra de ella. Entre los muchos bomberos a los que este asunto disgustó mucho se encontraba uno que había escrito un libro de gran venta acerca de lo que significa ser un bombero. Según se informó en el Times de Nueva York, sus sentimientos fueron:
“Todos nosotros creímos que la mayoría de los hombres uniformados de la fuerza querían la huelga, debido al anuncio de que ‘una abrumadora mayoría había votado’ en pro de ella. Con esa suposición, los bomberos fueron obligados a escoger entre su lealtad a su sindicato o a su profesión. Yo voté en contra de la huelga, pero cuando ésta vino, me fui del trabajo. . . . Pero lo que me ha desilusionado a mí y a la mayor parte de los hombres con los que trabajo es que, de haber sido publicado el verdadero cómputo de la huelga [sus funcionarios destruyeron inmediatamente los votos], nunca nos hubiéramos ido a la huelga. Los muchachos están verdaderamente furiosos.”
Los tres funcionarios del sindicato que conspiraron para falsificar los votos del sindicato fueron arrestados. En una acusación presentada por un gran jurado, los tres hombres fueron acusados de “poner en peligro descuidadamente la vida y la propiedad, de intento de coerción de los funcionarios de la ciudad durante las negociaciones, obstrucción de la administración del gobierno y de conspirar para cometer cada uno de estos crímenes.”
Otras malas acciones por oficiales
Tan solo durante 1972, el Ministerio de Trabajo de los Estados Unidos informó setenta y tres fallos condenatorios en contra de funcionarios de sindicatos por desfalcos de las tesorerías de los sindicatos, fondos de bienestar y pensiones, y eso a pesar de que las fuerzas de investigación que estaban trabajando eran muy escasas.
No sorprende, pues, que haya abogados que dediquen todo su tiempo para solventar las demandas que traen los miembros en contra de los funcionarios de sus sindicatos. Un empleado cobró 342.000 dólares del Sindicato de Obreros de Comunicaciones. El tribunal apoyó su reclamación de que había sido despedido a instancias de los superiores de su sindicato porque había pedido ver quién había pagado el pasaje de la esposa de un presidente de sindicato local cuando ella lo acompañó en un viaje de negocios.
Los funcionarios de los sindicatos también manchan la reputación de los obreros sindicalizados cuando “explotan” a sus sindicatos por medio de usar su influencia para mantener de dos a seis trabajos en el sindicato, obteniendo salarios elevados por cada trabajo. Así es que, aunque el jefe de AFL-CIO solo mantiene un trabajo y gana un poco menos de 75.000 dólares al año, los funcionarios inferiores frecuentemente obtienen más. Uno cobró 124.000 dólares en 1972; otro, $172.000; aún otro, $185.000 más gastos; otro pudo cobrar (junto con su esposa) $165.000 además de una cuenta de gastos de $50.000 por año. Según The Wall Street Journal, hay literalmente cientos de administradores de sindicatos que se las arreglan para mantener dos o más trabajos dentro del sindicato y que a veces ganan tanto como $100.000.
Entre otros abusos que los miembros de los sindicatos frecuentemente sufren está el de verse obligados a pagar en efectivo por “permisos de trabajo,” “impuestos de trabajo,” “impuestos especiales,” y “contribuciones voluntarias,” para poder conseguir trabajos, especialmente en la industria de la construcción. En algunos locales de sindicato ningún hombre puede cambiar de trabajo sin permiso del presidente del local. Los miembros de los sindicatos frecuentemente se sienten indefensos al enfrentarse con esas prácticas.
Violencia por los obreros de la construcción
No obstante, debemos comprender que los funcionarios de los sindicatos no son los únicos que han manchado la reputación de los obreros sindicalizados. A veces los trabajadores corrientes han sido culpables de lo mismo. Cuando hay violencia en contra de obras y trabajadores que no están sindicalizados, los dirigentes del sindicato no tratan con eso ellos solos.
Así es que, el Times de Nueva York, del 9 de noviembre de 1973, bajo el encabezamiento “Terreno no sindicalizado destruido por obreros de la construcción,” dijo: “Aproximadamente 300 obreros de la construcción apedrearon y vandalizaron un edificio que estaba siendo restaurado en la esquina noroeste de la calle 11 y Broadway por más de una hora ayer por la mañana.” Un fotógrafo independiente, un vecino, declaró: “Fue alrededor de las 7:15 cuando me despertó el tremendo griterío y el destrozo de las ventanas. Ellos clausuraron la calle 11 y se dirigieron hacia el edificio como maníacos.” Otro vecino, un instructor universitario, denominó la escena “una gigantesca contienda general. Recogían ladrillos y corrían y destrozaban ventanas y corrían de regreso como si el edificio los fuera a atacar.” Otro testigo declaró: “No les puedo decir el miedo que sentí. Eran como bestias salvajes con furia increíble.” Según cálculos el daño fue entre 25.000 y 50.000 dólares. No se hicieron arrestos.
Aunque este incidente fue impresionante, no fue el único. En Filadelfia, una muchedumbre de 1.000 obreros sindicalizados causó más de 300.000 dólares de daño a una construcción no sindicalizada en cuarenta y cinco minutos. En Memphis, Tennessee, un edificio de 1.600.000 dólares, casi terminado, fue dinamitado, ocasionando una pérdida de casi medio millón de dólares. De hecho, en 1972 hubo 172 incidentes de esa clase en veintiséis estados, lo cual da cuenta de daños que llegan a muchos millones de dólares. Trabajadores y hasta policías han sido gravemente golpeados, y algunos de ellos han sufrido lesiones permanentes, y no pocos han muerto en esta guerra en contra de la construcción no sindicalizada.
Con respecto a la violencia en Kalkaska, Michigan, la cual costó más de 500.000 dólares, el Free Press de Detroit dijo: “Prescindiendo del mérito de los argumentos en contra del trabajo de construcción no sindicalizado, la violencia de los sindicalizados es inexcusable. Los sindicatos no solo están perdiendo el apoyo del público, sino también el apoyo de los mismos trabajadores. El restablecer su buena reputación . . . va a ser una tarea difícil.”
¿A qué se debe toda esta violencia? Una razón es que más y más trabajo no sindicalizado está reemplazando al trabajo sindicalizado debido al constante incremento del costo del trabajo sindicalizado. Según lo informó el Engineering News Record del 24 de febrero de 1972, un maestro mecánico sindicalizado que jamás usó una herramienta ganó en un año 94.000 dólares. También dio muchos ejemplos de la práctica que tienen algunos sindicatos obreros de obligar a los patronos a emplear más hombres de los que se necesitan para hacer un trabajo en particular.
Hay otros factores, también, que ayudan a explicar toda esta violencia. Los sindicatos obreros poderosos y ricos contribuyen generosamente a los cofres de publicidad de los políticos. Además, entregan votos. Así es que los políticos, encumbrados o bajos, prefieren volver la espalda cuando los sindicatos participan en violencia criminal.
Es obvio que el problema no se limita a los sindicatos. El entero sistema mundial de cosas está acribillado con codicia y corrupción. La Biblia predijo desde hace mucho lo que está sucediendo. (2 Tim. 3:1-5) La Biblia también señala al remedio... no de la clase temporal que reemplaza a un grupo de dirigentes por otro que es igualmente imperfecto y hambriento de poder. En vez de eso, dirige nuestra atención al reino de Dios y explica cómo éste pronto se hará cargo de la administración de los asuntos de la Tierra. Solo entonces prevalecerá la justicia.—Dan. 2:44; 2 Ped. 3:13.