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¡Despertad! 1975
g75 22/4 págs. 18-22

Cómo Dios ha mostrado activamente su interés

JEHOVÁ DIOS no ha hecho que la humanidad busque a tientas alivio, sin la esperanza de hallarlo. Hace miles de años empezó a revelar su propósito e hizo que se pusiera por escrito como su Palabra, su mensaje para toda la humanidad.

Hoy tenemos ese mensaje en la Biblia, la Palabra inspirada de Dios. En ella podemos aprender qué clase de persona es Jehová Dios, cuáles son sus cualidades, cómo trata con la gente, por qué normas se rige. Por sus profecías podemos aprender lo que está determinado a realizar y qué derrotero podemos emprender para nuestro propio bien y futura protección.

En las páginas de la Biblia hallamos abundante evidencia del aprecio e interés de Dios por toda la humanidad. Hallamos que él respeta la dignidad de todos los individuos; que no quiere servicio o adoración obligados, sino que desea servicio desde el corazón, movido por el amor. (Deu. 30:15, 16) Su Palabra muestra que no existe diferencia a la vista de Dios entre personas de diferentes nacionalidades, razas u orden social. Cualquiera que opte por hacerlo puede servirle y recibir grandes bendiciones para sí mismo y su familia.—Hech. 10:34, 35.

Considere algunas de las formas en que la Biblia revela que Jehová Dios mostró su profundo interés en toda la humanidad.

Sus tratos con Abrahán muestran que Dios no es racista

Abrahán, el padre tanto de la raza judía como la árabe puso fe en la palabra de Jehová Dios y le sirvió de buena gana. A causa de esto, Dios bendijo a Abrahán y a su familia. Tanto apreció Dios la fe de Abrahán que determinó usar una nación que descendió de una rama de la familia de Abrahán de un modo especial, para representarlo a Él y a Su adoración en la Tierra. Le dio sus leyes a esta nación, que provino del nieto de Abrahán, Jacob o Israel. Los estableció firmemente en la tierra llamada Canaán. (Deu. 4:7, 8) También, por medio de esta nación, Dios mantuvo su nombre ante los pueblos de la Tierra, y por medio de esa nación produjo su Mesías, el cual fue ungido para obrar como Redentor de la humanidad.—Gál. 3:24; 4:4.

¿Fue esto simplemente un caso de favorecer a cierta nación? Como Creador de todo, ¿por qué habría de limitar su bondad a una sola nación? Lejos de favoritismo egoísta, en realidad estaba colocando o poniendo un fundamento preliminar para ‘bendecir a todas las familias de la tierra.’ (Gén. 12:3; 22:18) Por sus tratos con esta única nación y por medio de establecer un gobierno sobre ella, reveló acerca de sí mismo muchas cualidades personales tanto como Dios y como Rey, su bondad inmerecida y misericordia, así como sus firmes principios de gobierno. Puso el fundamento para la venida futura del Mesías. El linaje o línea de descendencia del Mesías y una descripción profética de su vida por adelantado fueron registrados y preservados para que la gente pudiera ejercer fe firme en él como en un verdadero enviado de Dios. Sí, durante estos siglos del trato de Dios con esa nación, se estaba escribiendo la Biblia, presentando un registro histórico de los hechos junto con profecías cuadros proféticos y ‘sombras de las cosas por venir,’ todo para beneficio nuestro.—1 Cor. 10:11; Heb. 10:1.

El interés de Dios mostrado hacia un pueblo imperfecto

Cuando Dios escogió a esa nación descendiente de Abrahán, era un grupo minoritario y esclavizado. Por medio del profeta Moisés les dijo: “No fue por ser ustedes el más populoso de todos los pueblos que Jehová les mostró afecto de modo que los escogiera, porque eran el más pequeño de todos los pueblos. Antes bien, fue por amarlos Jehová, y por guardar la declaración jurada que él había jurado a sus antepasados, que Jehová los sacó con mano fuerte, para redimirlos de la casa de esclavos.” (Deu. 7:7, 8) Por lo tanto, Dios pudo mostrar no solo que aprecia y recompensa el servicio y la devoción fieles, como mostraron Abrahán, Isaac y Jacob, sino que también es un Dios que cumple con su palabra.—Deu. 7:9.

Esa nación tenía toda razón para creer en el interés de Dios por ellos. Muchísimas veces llegaron a estar bajo ataques criminales y se enfrentaron con abrumadoras desventajas. Siempre que pusieron su confianza en él, Jehová vino a su rescate. (Jue. cap. 7; 2 Cró. 14:9-15) Aun cuando la nación se alejó de Dios y cometió pecados serios, Dios ejerció paciencia y misericordia hacia ellos. En ocasiones los disciplinó severamente, pero cuando volvieron a él, los perdonó y los bendijo, dándoles prosperidad, salud y paz. (Jer. 7:13, 14; 30:18, 21, 22) Su largo registro de tratos con ellos de quince siglos de duración es un registro de sorprendente paciencia o perseverancia y aguante de la imperfección humana, reincidencias y obstinación.

Finalmente Israel se rebeló completamente contra Jehová Dios, rechazando a su Hijo y entregándolo al gobernador romano para que fuera ejecutado. A pesar de todo esto, Dios siguió enviándoles sus siervos y declarándoles las buenas nuevas en forma exclusiva durante otros tres años y medio Solo entonces llegó a su fin su interés especial en ellos y empezó a enviar sus mensajeros a todos los pueblos gentiles de la Tierra. (Hech. cap. 10) Su propósito en usar a Israel como su instrumento particular se había completado y había cesado la relación especial de la nación con él; sin embargo, los individuos de entre la nación aún podían obtener su favor y bendición haciéndose obedientes a su Palabra y mostrando fe en sus provisiones.—Rom. 10:12; Gál. 3:28.

Por medio de estos tratos Dios mostró que sí se interesa y, que verdaderamente tiene gran amor por los que le sirven. Demostró lo que hará si la gente lo escucha sinceramente. La ley que le dio a esa nación era tan excelente que, aunque la guardaron en forma muy imperfecta, permanecieron como nación independiente durante unos nueve siglos.

El interés de Dios en todas las naciones

Durante todo este tiempo, Dios no olvidó a todas las otras naciones. Hablándoles a una multitud de gentiles adoradores de ídolos de la ciudad asiática de Listra, el apóstol Pablo los instó a ‘volverse de estas cosas vanas al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra y el mar y todas las cosas que hay en ellos.’ Les dijo: “En las generaciones pasadas [Dios] permitió a todas las naciones seguir adelante en sus caminos aunque, verdaderamente, no se dejó a sí mismo sin testimonio por cuanto hizo bien, dándoles lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando sus corazones por completo de alimento y de alegría.” (Hech. 14:15-17) Dios ha seguido dando ese “testimonio” aun hasta nuestros propios días.

El interés de Dios por todas las criaturas humanas se manifiesta notablemente en sus tratos con las ciudades de Sodoma y Gomorra. Estas se habían hundido en una degradación extrema. Dijo Dios: “El clamor de queja acerca de Sodoma y Gomorra es ciertamente fuerte, y su pecado es ciertamente muy grave.” (Gén. 18:20) Evidentemente los pueblos vecinos estaban horrorizados y apesadumbrados por la conducta corrupta y le clamaban a Dios. Él respetó su actitud acongojada y su derecho a estar libres del peligro que representaba para ellos la perversión de los sodomitas. Por esta razón determinó destruir esas dos ciudades y sus asociadas. Aun entonces, sin embargo, si se hubieran podido hallar allí diez hombres justos, hubiera perdonado las dos ciudades por causa de los diez.—Gén. 18:22-33.

El trato de Dios con Sodoma y Gomorra muestra que Dios no se complace en la muerte de nadie, sino que quiere que todos vivan, con tal de que vivan respetuosamente para con sus congéneres y en obediencia a principios justos. (Eze. 33:11; Miq. 6:8) Además, la bondad inmerecida de Dios y su interés son tan grandes que traerá de vuelta a la gente de Sodoma por medio de la resurrección, dándoles la oportunidad de aprender y volverse al camino de la vida, tal como lo declaró su Hijo.—Luc. 10:11, 12; Mat. 11:24.

El interés de Dios por la Tierra como hogar del hombre

Dios mostró interés verdadero por su creación, la Tierra, en las leyes que le dio a la nación de Israel. Estas suministraron el máximo de bien para la tierra y para las personas y animales que vivían en ella. Por ejemplo, ordenó que cada séptimo año fuera un año de descanso. Todos estaban libres de las labores agrícolas, incluso los animales domésticos. Hoy, todo agricultor sabe que si su suelo permanece sin cultivar por un tiempo se restaura la fertilidad.—Lev. 25:2-7.

Además de esto, cada quincuagésimo año había no solo un año sabático sino también un año de “Jubileo,” un año en que se cancelaban todas las deudas. Todos los miembros de la nación que, debido a reveses financieros, hubieran vendido su tierra eran restaurados a su propia heredad, libre de deuda. Hasta los israelitas que estuvieran en cautiverio o servidumbre eran puestos libres. ¡Qué interés considerado y de largo alcance! Mientras la nación guardara estas leyes jamás podría haber una crisis económica, tal como la que confronta hoy a muchas naciones.—Lev. 25:8-19.

Vislumbres de un gobierno venidero para toda la Tierra

El inspirado apóstol escribe en Romanos 15:4: “Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que por medio de nuestra perseverancia y por medio del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.” Esa esperanza gira en torno del venidero gobierno justo que Dios se ha propuesto para restaurar a la humanidad y a esta Tierra a la completa armonía con Él. Como señala el mismo apóstol, las leyes que dio Dios por medio de su gobierno sobre el Israel de la antigüedad eran “una sombra de las buenas cosas por venir,” vislumbres de los beneficios de un gobierno con sede en el cielo por medio del cual Dios administrará un programa para los habitantes de la Tierra que resultará en la bendición duradera de todos los que tengan amor a la justicia en sus corazones. (Heb. 10:1) Por eso leemos en la Biblia en Efesios 1:9, 10: “Es según su beneplácito que él se propuso en sí mismo para una administración al límite cabal de los tiempos señalados, a saber, de reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas que están en los cielos y las cosas que están sobre la tierra.”

Sí, para libertar a la humanidad de la herencia del pecado, la imperfección y la muerte que nos legó nuestro primer padre Adán, y para satisfacer Sus superiores normas de justicia, Dios hizo que su propio Hijo diera su vida para rescatarnos de nuestra condición esclavizada. (Rom. 3:23-26) Como declara Romanos 5:7, 8: “Porque apenas morirá alguien por un justo; en realidad, por el bueno, quizás, alguien aun se atreva a morir. Mas Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Durante ya casi seis mil años la humanidad ha estado trabajando y luchando. Pero la Biblia muestra que ahora se ha acercado un grandioso sábado de descanso para la Tierra y sus habitantes. La Biblia nos dice que para Jehová ‘mil años son como un día.’ (2 Ped. 3:8) Y su Palabra predice un día de descanso de mil años de duración del sufrimiento, guerra, crimen, hambre e injusticia bajo la gobernación del Reino de su Hijo. Sí, será un Jubileo de mil años de duración en el que hasta la esclavitud al pecado, la imperfección, la enfermedad y la muerte será quebrantada y los súbditos voluntarios del Reino saldrán del cautiverio y entrarán en la largamente esperada “gloriosa libertad de los hijos de Dios.”—Rom. 8:19-21; Heb. 4:9, 11; Rev. 20:6.

Entonces, como se predijo, “Jehová de los ejércitos ciertamente hará para todos los pueblos . . . un banquete de platos con mucho aceite, un banquete de vino mantenido sobre las heces, de platos con mucho aceite llenos de médula, de vino mantenido sobre las heces, filtrado.” (Isa. 25:6) Entonces será cierto, en sentido global, que “no harán ningún daño ni causarán ninguna ruina . . . porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas están cubriendo el mismísimo mar.”—Isa. 11:9.

Quizás el ejemplo más poderoso del interés de Dios se ve en los que hoy cifran su completa confianza en sus promesas de ese gobierno justo. Ellos suministran evidencia visible de lo que puede llevar a cabo su Palabra en la gente por el cambio en sus vidas que la esperanza que él da puede producir.

Hoy millones de personas se han declarado a favor del reino de Dios como la verdadera y única esperanza para la humanidad. Estas se encuentran en más de 200 países e islas del mar. Representan una muy amplia gama de nacionalidades, lenguajes, razas y condiciones sociales. Sin embargo, están en unión, no se encuentran divididos por la política, el sectarismo, la competencia comercial, la discriminación social o el prejuicio racial. Gozan de paz y libertad genuinas libre de contiendas, asociándose juntos en verdadera hermandad. Se enfrentan a los mismos problemas de la vida diaria que las demás personas y tienen la misma inherente imperfección; sin embargo hallan que la aplicación de los sabios principios bíblicos los ayuda a resolver sus problemas y hallar verdadero gozo en vivir. Se les conoce como testigos cristianos de Jehová porque dan testimonio de su fe en Jehová Dios y testifican de sus propósitos y de su interés por la humanidad.—Isa. 43:10, 11.

Ciertamente, han sufrido persecuciones a manos de dictadores y poderosas organizaciones religiosas en muchos países. Pero saben por qué sucede esto y lo cuentan como un privilegio para poder demostrar su inquebrantable adhesión a las justas normas de la Palabra de Dios e inquebrantable lealtad a su soberanía. Confían al igual que el inspirado discípulo Santiago, que escribió: “Feliz es el hombre que sigue aguantando la prueba, porque al llegar a ser aprobado recibirá la corona de la vida, que Jehová prometió a los que continúan amándolo.”—Sant. 1:12.

El amor al prójimo los ha hecho arriesgarse a ser encarcelados, y aun cosas peores, para seguir extendiendo a otros la esperanza que han hallado por las buenas nuevas del reino de Dios. Están conscientes del interés de Dios por la humanidad, de que “no desea que ninguno sea destruido, sino desea que todos alcancen el arrepentimiento,” y tratan de mostrar el mismo interés.—2 Ped. 3:9.

La evidencia del interés de Dios por la humanidad es, por lo tanto, innegable; nos rodea por todos lados. Se hace abundantemente evidente en la Tierra y en sus provisiones para una vida que es interesante y recompensadora, también en nuestro propio cuerpo con sus sorprendentes cualidades.

Pero, más que nada, se hace evidente en la Palabra de Dios... la explicación que da en cuanto a la causa del sufrimiento de la humanidad, sus revelaciones de los tratos de Dios con sus criaturas y su inmutable propósito de remediar todos los males efectuados por la rebelión de espíritus y del hombre en contra de su soberanía, los cambios que puede hacer en la vida de las personas ahora mismo, la esperanza que da de una resurrección de entre los muertos.

Dios sí se interesa. La pregunta que resta es: ¿Nos interesamos nosotros? Podemos decir que sí, pero, ¿qué prueba realmente si es así?

[Ilustración de la página 19]

Por sus tratos con Abrahán, Dios no estaba mostrando parcialidad sino, más bien, estaba expresando su interés por la humanidad; él prometió bendecir a gente de todas las naciones por medio de la “descendencia” de Abrahán

[Ilustración de la página 20]

El que Dios usara una nación, el Israel de la antigüedad, permitió que él mostrara los resultados de su dirección unificada y sus justos principios de gobierno

[Tabla de la página 21]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

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CREACIÓN DILUVIO MUERTE DE ¿REINO

DEL DEL JESUCRISTO 1914 MILENARIO DE

HOMBRE DÍA DE NOÉ 33 E.C. CRISTO JESÚS?

Ahora, después de unos 6.000 años de existencia humana, según las profecías bíblicas, un Jubileo de mil años está cerca... un período de descanso del sufrimiento y la opresión

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