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¡Despertad! 1975
g75 8/4 págs. 18-20

Riqueza de las islas Salomón

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Papuasia Nueva Guinea

¿HA OÍDO usted hablar alguna vez de las “minas del Rey Salomón,” la imaginaria fuente de riquezas del rey bíblico Salomón? Ciertas leyendas ubican estas “minas” en partes de África o en Asia. Pero la teoría que prevalecía en España para el siglo XVI era que esta vasta fuente de riquezas se encontraba en un continente misterioso en el sur.

En el año 1568 la pequeña flota del marino español Álvaro de Mendaña de Neyra buscó este “continente” con sus riquezas en Oceanía. Como resultado Mendaña descubrió una cadena de islas, que llegaron a llamarse “las islas Salomón.” Pero no halló ningún tesoro oculto para justificar el nombre que les había dado a estas islas. A lo sumo rindieron pequeñas cantidades de oro y otros metales preciosos.

Durante la II Guerra Mundial las islas Salomón adquirieron notoriedad de una clase diferente cuando su tranquilidad fue perturbada por encarnizados combates. Las cicatrices de la lucha moderna en la selva son aun visibles por los restos de las trincheras y los herrumbrosos cargadores de pertrechos de guerra esparcidos por las islas. Después de la guerra pareció que habría una vuelta al modo de vivir fácil de los trópicos. Recientemente, sin embargo, una inesperada cadena de acontecimientos ha hecho recordar a Mendaña y su búsqueda del tesoro. ¿Cómo?

Todo empezó un día allá en 1963 cuando el barco Craestar fondeó frente a la pequeña población de Kieta, primera colonia de Bougainville, la mayor de las islas Salomón. Un helicóptero se elevó de su cubierta y voló veinticinco kilómetros al interior hasta el valle de Panguna, donde se había hallado oro, aunque no en cantidad suficiente para garantizar el desarrollo de trabajo de minería en gran escala. Esta vez, sin embargo, la palabra que había originado la excitación era “cobre.”

Una decisión adoptada en ese día de 1963 ha resultado en el desarrollo de extensas operaciones de minería que también ha traído mucha industria a Papuasia, Nueva Guinea. Esto se debe a que la parte más septentrional de las islas Salomón, Bougainville y Buka forman parte, junto con Papuasia, del territorio de Nueva Guinea, bajo la administración fiduciaria de Australia.

Desde hacía algún tiempo un cálculo aproximado de 880 millones de toneladas de cobre y metal aurífero había acicateado el interés de las compañías internacionales. Ahora se había dado comienzo a las operaciones de extracción de los tesoros cupríferos que estaban debajo del suelo de las islas Salomón. ¡Qué diferente del sueño de Mendaña de simplemente llenarse los bolsillos de pepitas de oro y fulgurantes piedras preciosas!

Se necesitaron extensos preparativos

Bougainville prácticamente no tiene industrias. La mayoría de los 78 mil habitantes se ocupan solo en tareas agrícolas de subsistencia. Por eso, montar una operación de minería cuprífera originaría intensos preparativos. Tendría que abrirse una carretera para proveer libre acceso entre Panguna y la costa. Esta no era una tarea fácil, considerando el clima y el accidentado terreno montañoso de Bougainville.

Imagínense las dificultades envueltas. Entre otras cosas, en el mes más seco del año caen en esta zona unos 175 mm de precipitación. Además de eso, la carretera tendría que atravesar un paso de más de 1.000 m. de altura y descender por laderas escarpadas. Para llevar a cabo esto era necesario atar por medio de cadenas dos rasadoras y, a veces, conducir la rasadora del frente sobre el borde de la ladera escarpada, confiando en que la trasera impediría que se precipitara al vacío.

Se necesitaba mucha agua para la operación del equipo hidráulico. Esta necesidad se satisfizo erigiendo una estación de bombeo con una cañería de setenta y seis centímetros sobre el río Jabba. Y para hacer frente a la demanda constante de energía eléctrica se erigió una estación generadora de fuerza motriz de 135 megavatios a veinticinco kilómetros de distancia en la bahía Anewa. Además se dragó la bahía para dar paso a barcos de hasta 40.000 toneladas hasta un nuevo muelle de 75 metros.

En total llevó nueve años de operaciones topográficas y trabajo preliminar además de 400.000.000 de dólares australianosa antes de poder extraer del suelo de Bougainville el primer embarque de este metal precioso y enviarlo a los clientes del Japón, España y Alemania Occidental.

Minería cuprífera en un marco selvático

¿Puede usted representarse vivamente la minería cuprífera en medio de una selva de verde follaje? Bougainville tiene una de las más grandes minas de cobre de tajo abierto del mundo. Una persona ubicada en un punto estratégico en una colina cercana ve una excavación del tamaño de toda la ciudad de Sidney, Australia. Los barrenos han perforado hoyos a una profundidad de dieciocho metros para recibir la carga explosiva que fragmentará y aflojará el suelo.

Aquí las operaciones de minería son costosas. Incluyen seis enormes palas eléctricas y cincuenta y dos camiones que pueden transportar cien toneladas de mineral cada uno. Tan solo este equipo implica un gasto de 13.000.000 de dólares australianos. Una vez aflojada la tierra, entra en acción la pala eléctrica, tomando enormes bocados de mineral y echándolos dentro de los camiones en espera. A pesar de la capacidad de estos camiones, se necesitan solo cuatro paladas para llenar uno hasta el tope.

Luego, el mineral es transportado a la primera de tres trituradoras. De las 160.000 toneladas de mineral que diariamente van a la trituradora primaria, solamente 90.000 toneladas terminarán como concentrado de cobre. El mineral pasa a través de una segunda trituradora en la cual es reducido a pedazos de unos quince centímetros de espesor. Luego pasa por otra trituradora, que los reduce en trozos aún más pequeños. Estos son transportados a un gran edificio para la siguiente parte de la operación... la molienda.

Los doce molinos utilizan esferas de acero de aproximadamente ocho centímetros de diámetro (más o menos del tamaño de una pelota de tenis). Estos pulverizan el metal y, aunque las esferas de acero parecen muy durables, no pueden soportar por mucho tiempo una operación tan rigurosa. Recientemente llegaron once mil toneladas de estas esferas de acero para usarlas aquí en los molinos. En solo seis meses estarán todas gastadas.

De los molinos el metal es transportado al concentrador. Aquí el cobre es colocado en una solución que contiene ciertos productos químicos conocidos como “colectores.” Cuando se hacen pasar burbujas de aire a presión dentro de la solución de colectores, éstas se elevan, junto con el cobre, a la superficie, donde se les puede espumar. Esta solución de cobre espesa viaja ahora veinticinco kilómetros por una cañería de catorce centímetros a tanques de almacenaje en la bahía de Anewa. Allí el concentrado espera la llegada de un barco que lo transportará a los clientes de ultramar.

Beneficios para los residentes locales

La minería cuprífera ha sido muy fructífera en las islas Salomón. Su crecimiento ha sido rápido desde que salió en 1972 el primer cargamento de concentrado. En 1973 se realizó un beneficio de 158.000.000 de dólares australianos. ¿Quién se beneficia de todo esto?

Actualmente la gran compañía minera, la Conzinc Río Tinto de Australia Limitada, posee más del 52 por ciento de las acciones y el gobierno de Papuasia Nueva Guinea posee otro 20 por ciento. El resto de las acciones pueden ser adquiridas por el público, incluso más de 9.000 residentes de Papuasia Nueva Guinea a quienes se les dio la oportunidad de beneficiarse de esta generosa fuente de riquezas.

Han resultado otros beneficios de los esfuerzos para emplear a la gente local como fuerza laborable hasta donde ha sido posible. Se ve a los papúas trabajando en cada una de las secciones de la mina; proveen los conductores de camiones, dependientes, y hasta el médico de la compañía. Hay arreglos de entrenamiento en el trabajo, oportunidades de aprendizaje y cursos de estudio.

Aparecen algunos problemas

Pero la operación de minería también ha creado algunos problemas. Una mirada al tinte negro grisáceo del agua le hace a uno darse cuenta de que Bougainville tiene ahora un problema de contaminación, aunque no tan extenso como el de las naciones más industrializadas del mundo. Se están haciendo esfuerzos para hacer frente atinadamente a este problema por medio de tratar de averiguar qué pudiera cosecharse en los materiales de desecho. Pequeñas parcelas de terreno sirven de banco de pruebas para hortalizas locales y frutas tropicales para ver cómo se puede usar el material de desecho o cómo puede ser tratado para hacerlo fértil.

Otro problema ha sido que algunas personas se vieron obligadas a abandonar sus posesiones hereditarias. Sin embargo, han recibido dinero en compensación por su tierra, y esto les ha permitido adquirir casas permanentes en vez de la vivienda usual del tipo de aldea. Algunos hasta han tenido un sobrante de dinero para comprar nuevos camiones de fabricación japonesa.

A pesar de esto, cierto número de personas de Bougainville han quedado desilusionadas, en especial algunos de la generación más vieja que miraban su posesión hereditaria como de mayor valor que el dinero. Como resultado, los habitantes locales se excitaron en las primeras etapas del desarrollo. La policía de motines tuvo que apresurarse para reprimir los disturbios y permitir que siguiera el trabajo. El malestar que esto produjo no se ha desvanecido totalmente.

Otra causa de enojo es el fuerte sentimiento separatista de algunos habitantes de Bougainville. Algunos de ellos creen que los lazos étnicos son más fuertes en los habitantes de las islas Salomón del sur, un protectorado británico, que en los papúas de tierra firme. Los habitantes de piel oscura de Bougainville a menudo se refieren con desprecio a los habitantes de piel más clara de tierra firme. Como era de esperarse, ciertas personas arguyen que las riquezas de Bougainville debieran ser aplicadas al desarrollo de esa isla en vez de compartirlas con Papuasia y otras zonas de Nueva Guinea.

¿Cómo se resolverán estos problemas? Eso está por verse. Sin duda, la mina, como una fuente de ingresos crecientes, traerá muchos beneficios materiales a los residentes locales. Salarios más altos significarán para muchos una norma de vida diferente. “Diferente,” sin embargo, eso no significa que necesariamente sea “mejor.” Vez tras vez, la prosperidad material ha traído consigo la relajación moral. (1 Tim. 6:9, 10) ¿Resistirán los habitantes de las islas Salomón y Nueva Guinea esa influencia corruptora? El tiempo lo dirá.

[Nota]

a Un dólar australiano equivale a $1,49 moneda norteamericana.

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