Lo que sucede cuando azota el hambre
LOS que están acostumbrados a tener todo el alimento que desean quizás hallen difícil de imaginar lo que le sucede a la gente cuando azota el hambre.
Considere como un ejemplo las condiciones en Bangla Desh. Recientemente este país del sur de Asia fue asolado por las inundaciones, lo cual hizo necesario establecer cocinas de “gachas” para alimentar a grandes cantidades de personas hambrientas que se congregaban en las ciudades en busca de alimento. El Times de Nueva York describe una:
“En una típica cocina de gachas en Mirpur, un atestado suburbio de [Dacca] 1.000 personas hacen fila por un trozo de roti, o pan sin fermentar, hecho de harina de trigo. La ración se suplementa con un bizcocho de proteínas y 85 gramos de leche donados por la Cruz Roja. Este alimento solo se sirve una vez al día en la tarde. Hay tantos alborotos y peleas que los supervisores han usado bastones para mantener a la muchedumbre en orden, compuesta en su mayoría de viejos, mujeres y niños que tienen una espantosa apariencia de hambre.”
Fuera de esta ciudad las condiciones son aun peores, dice el informe. Allí “los desvalidos comienzan a venir al centro de alimentación temprano por la mañana para un medio trozo de roti que se les entregará bien entrada la tarde. No se suministran leche o lentejas.”
Desesperada búsqueda de alimentos
El Daily Times de Nigeria, en su número del 28 de noviembre de 1973, informa concerniente a las condiciones de hambre que se habían desarrollado para esa fecha en la parte nordeste del país: “La gente . . . está ahora demoliendo los hormigueros en busca de alimentos que se cree que las hormigas han almacenado allí mientras que en el estado persiste la furiosa arremetida de la sequía y la devastación de las granjas por las langostas.”
La India, también, está experimentando extremas condiciones de hambre. Los funcionarios estatales dicen que los aldeanos en las zonas aisladas están viviendo de raíces, hojas y hierbas de arrozales seco.
Un trabajador de socorro extranjero informa acerca de las condiciones en Calcuta: “Según las normas de nutrición algunas de estas personas deberían estar muertas. Uno ve a algunos niños comiendo hierbas, ratas, la espuma verde de los tanques.” Bernard Weinraub, en un artículo para el Times de Nueva York del 5 de septiembre de 1974, declaró: “Se presencian las escenas más angustiosas. Un niño observa a otro comer un helado en una paleta. Cuando termina el helado y arroja la paleta, el observador la recoge y la chupa.”
La búsqueda de alimentos algunas veces ha producido consecuencias trágicas. El diario West Australian explica:
“Se dice que miles de personas han muerto en Irak en lo que se comienza a llamar la calamidad más grande de la historia en envenenamiento en conjunto. . . .
“Parece que las víctimas han comido grano tratado con una solución de mercurio, que habría de usarse solo como semilla . . .
“La policía había expedido advertencias estrictas de que no se debía usar para el consumo humano, pero el grano fue robado mientras se descargaba y transportaba.
“Algunas personas que comieron del grano murieron y otras quedaron tullidas, ciegas, mudas o sordas debido a daño cerebral.”
Sombríos efectos secundarios del hambre
El morir por inanición es un asunto largo y agonizante. Pero mucho antes de que la muerte alcanza a una persona, la falta de alimento comienza a cobrar su precio.
En una entrevista reciente el Dr. Nevin S. Scrimshaw, una autoridad en desnutrición mundial, explicó que donde la desnutrición es común “frecuentemente a los trabajadores se les tiene que asignar tareas que solo toman dos o tres horas al día. Los hombres y las mujeres no pueden trabajar más con las exiguas calorías que les suministra su régimen.” Explicó que este dilema es de “autoperpetuación,” porque el que solo puede trabajar unas pocas horas al día no puede comprar suficiente alimento para proveer fuerzas para un día de trabajo más largo.
Hasta la persona que quizás reciba una cantidad de alimento adecuada sufre si ésta es de poca calidad alimenticia. Por ejemplo, la deficiencia de la vitamina A, acarrea muchos defectos serios de la visión. La escasez de hierro en la dieta de uno produce anemia. Una dieta deficiente en la vitamina B1 resulta en una enfermedad del sistema nervioso y el corazón, y la falta de yodo en la dieta de una mujer encinta puede contribuir a una prole físicamente enana y mentalmente retardada.
El redactor de una sección especial de periódico Martin Walker de hecho vio esas cosas en una reciente visita a África Occidental. Él relata:
“Caminamos por las tiendas de campaña, viendo pies que se habían hinchado, como pelotas de fútbol, debido a la deficiencia de proteínas, párpados blancos como la tiza debido a la anemia, y extremidades tan parecidas a varas que las coyunturas de las rodillas parecían enormes y deformes.”
Los niños las víctimas especiales
Los niños son las presas especiales cuando azota el hambre. Un bebé gravemente mal nutrido llega a ser apático; se retira a un mundo propio, vacío y desolado. El redactor susodicho informa lo que él vio:
“Súbitamente me percaté de que allí no había niños siguiéndonos. En la mayoría de las aldeas en África, un hombre blanco que anda de un lugar a otro lleva tras sí una larga cadena de niños risueños, que se chupan el dedo. Pero aquí, ni un solo niño tenía fuerzas para jugar o seguir a alguien o siquiera espantar las moscas que se amontonaban sobre sus lastimaduras.”
Los comentarios de World Health de febrero-marzo de 1974 ilustran aun más los efectos del hambre en los niños:
“Un ejemplo típico de la mera supervivencia es un niño de dos años de edad en la América del Sur de la clase más pobre que ha sufrido de seis ataques de infección en los ojos, cinco ataques de diarrea, diez infecciones en los pasajes superiores respiratorios, cuatro ataques de bronquitis, sarampión seguido por bronconeumonía y un episodio de estomatitis. En 24 meses, este niño ha tenido prácticamente 30 ataques de enfermedades y ha tenido una infección u otra por casi la tercera parte de su vida. Su régimen no ha sido adecuado.”
El daño a los niños puede comenzar aun antes del nacimiento. Las células cerebrales humanas, por ejemplo, se multiplican muy rápidamente durante el quinto y sexto mes del embarazo. Después del nacimiento continúa su desarrollo por aproximadamente 18 meses. El que se prive a un bebé de las proteínas esenciales durante este período, puede resultar en daño cerebral.
Efectos en el pensar de la gente
El hambre ciertamente provoca daños físicos en la gente. Pero, ¿cuál es su efecto mental? Si en su zona azotara el hambre, ¿cómo afectaría su pensar y conducta?
El modo en que la gente reacciona a la escasez de alimento depende de su actitud para con las circunstancias angustiosas. En algunos casos el hambre ha llevado a la gente a una actitud de “primero yo,” “sálvese quien pueda.” Esto ha producido consecuencias terribles.
La gente hambrienta ya ha causado estragos en la India, Bolivia y Etiopía, entregándose al desenfreno y saqueando tiendas de cereales. M. P. Tripathi, un legislador del estado Uttar Pradesh, al nordeste de la India, advirtió: “Indudablemente habrá miles de muertes a consecuencia del hambre. El crimen aumentará y estallarán revueltas en varios lugares.”
Los aguijones del hambre han llevado a algunas personas a extremos terribles. Newsweek del 7 de octubre de 1974 dice:
“En la búsqueda de alimentos, los hombres están abandonando a sus esposas e hijos para que se las arreglen como puedan. La prensa india informa de casos de familias que se suicidan juntas más bien que morir una lenta muerte por inanición, y de padres angustiados que arrojan a sus hijos pequeños al río para que se ahoguen.”
La grave sequía productora de hambre en la región del sahel del África produjo aun otro efecto malo en la forma de “una conmoción psicológica traumática en la gente del sahel,” según un informe. “Cuando un campesino pierde la fe en su tierra, y cuando un nómada pierde su confianza en la fertilidad del desierto, el efecto es una especie de castración psicológica.”
Algunas de las “soluciones” que se sugieren reflejan la impotencia de la humanidad para hacer frente a las crecientes escaseces de alimentos. Ciertas autoridades han sugerido la esterilización obligatoria. Otra sugerencia a la que se está dando seria consideración es “tría nacional,” un procedimiento para aminorar las muertes por medio de ayudar solo a los que se pueden salvar con atención inmediata, mientras que a otros, a los que se considera más allá de toda ayuda, se les dejará morir.
Un punto de vista diferente posible
Algunas personas, han adoptado un derrotero de acción sorprendentemente diferente bajo condiciones de hambre grave. En los crueles campos de concentración nazi, por ejemplo, a miles de personas se les hizo morir lentamente de hambre. Esto abismó a muchos en las profundidades de la degradación y la desesperación, impulsando a algunos a cometer suicidio.
Un informe, sin embargo, habla de ciertos individuos, “señalados para morir, [que daban] parte de sus escasas raciones de pan a los que estaban teniendo más dificultades que ellos. Con frecuencia eran solo mendrugos que escondían secretamente bajo las almohadas de los que por una razón u otra no habían recibido nada de comer o que habían sido obligados a estar de pie en el patio en medio de un frío despiadado con casi ninguna ropa puesta.”
¿Qué hizo que esas personas actuaran tan diferentemente bajo condiciones de hambre extrema? ¿Por qué no siguieron el derrotero egoísta de otros prisioneros?
Se debió al modo en que consideraban su condición. Eran testigos cristianos de Jehová que habían sido encarcelados por su fe. Veían en las opresivas condiciones mundiales, las cuales incluían hambres graves en muchas partes de la Tierra, el cumplimiento de la profecía de Jesús con respecto a la conclusión del actual sistema de cosas y, por consiguiente, la llegada del nuevo orden justo en el cual el hambre será una cosa del pasado.—Mat. 24:3, 7; Rev. 7:16.
Esa promesa hace que los testigos de Jehová tengan una perspectiva completamente diferente de las condiciones mundiales. En vez de egoístamente amotinarse, amontonando desenfrenadamente, o de otros modos tratando de acumular todo el alimento que pueden conseguir, estos cristianos siguen el principio: “Que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona.” (1 Cor. 10:24) Saben que, aunque mueran de hambre, la Biblia ofrece la confortadora promesa de una resurrección de los muertos a una Tierra liberada para siempre de las garras del hambre.—Rev. 20:13; 21:3-5.
Por lo tanto, lo que sucede cuando azota el hambre, depende de si el alimento se convierte en la cosa más importante en la vida de las víctimas o no. Los que tienen una esperanza de un nuevo orden basada en la Biblia, pueden mantener una perspectiva brillante aun cuando azota el hambre. Porque saben que en el nuevo orden de Dios, el cual, según la profecía bíblica, comenzará en la generación actual, “llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.” (Sal. 72:16; Mat. 24:33, 34) El hambre nunca volverá a azotar.