Uno que realmente se interesa por la humanidad
SOLO una persona con sabiduría superlativa podría resolver los muchos problemas graves que aquejan a la humanidad. También se tendría que interesar profundamente en nosotros, queriendo traer alivio.
Hay evidencia abundante de que tal persona existe. La Tierra está demasiado bien adaptada para la continuidad de la vida como para atribuir sus maravillosas propiedades, como hacen algunas personas, a una ‘casual combinación de muchos acontecimientos improbables.’ Frank Allen, un biofísico, señaló: “Las adaptaciones de la Tierra a la vida son demasiado numerosas para considerarlas casuales.” Consideremos:
Cada día radiaciones mortíferas emanan desde el Sol, y se calcula que 200 millones de meteoros caen a la Tierra. ¿Cómo puede continuar la vida a pesar de estos aparentes peligros? Un escudo invisible —la atmósfera— protege la vida en la Tierra. Una delgada capa de gas ozono filtra la mayoría de los rayos perjudiciales del Sol pero permite que pasen los que son provechosos. La mayoría de los meteoros se queman en su descenso a través de la atmósfera. Poquísimos son los que llegan al suelo.
¿Qué se puede decir de los gases que componen la atmósfera? En sí mismos, algunos de estos gases son mortíferos. Hasta el oxígeno sustentador de la vida puede ser peligroso. Si la concentración de oxígeno en el aire fuera mucho mayor, los incendios se iniciarían con mucha más facilidad y serían mucho más difíciles de controlar. La atmósfera, sin embargo, consiste exactamente de la mezcla apropiada de gases para sustentar la vida. ¿Mero accidente? ¡Difícilmente!
Considere también el agua. Sin ésta, no sería posible la vida en la Tierra. Los elementos nutritivos en el suelo no tendrían valor si las plantas no pudieran asimilarlas. Sin embargo, debido a que el agua está disponible y los elementos nutritivos del suelo se disuelven fácilmente en ella, la vida puede existir.
También es impresionante el hecho de que las provisiones para sostener la vida no son mezquinas sino abundantes. Todo a nuestro alrededor hay una variedad y belleza, cosas que atraen la vista y el oído así como a los sentidos del tacto, del olfato y del gusto. Aunque los sistemas imperfectos del hombre a menudo impiden que nos beneficiemos totalmente de la prodigalidad de la Tierra, tenemos que concordar con las palabras del apóstol Pablo: “Dios . . . proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas.”—1 Tim. 6:17.
Guía moral... más evidencia del interés de Dios
Otra sobresaliente evidencia del interés de Dios es el hecho de que el hombre está dotado de una capacidad moral, la facultad de la conciencia. Esa facultad sirve para refrenarnos de hacernos mal a nosotros mismos y al prójimo. Nos hace comprender que necesitamos a otros y que debemos respetar sus derechos e interesarnos en su bienestar. Piense en cuánto más terribles serían las condiciones sobre la Tierra si los hombres no tuvieran una conciencia, si aun cosas como el asesinar, asaltar, robar y el latrocinio se aceptaran como cosas normales y apropiadas.
La conciencia, sin embargo, tiene que estar entrenada en armonía con los principios justos si ha de servir como una guía provechosa. Esto se debe a que la conciencia puede tanto excusar como acusar. Al hablar de los que están sin la ley escrita de Dios, la Biblia dice: “Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, éstos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. Son los mismísimos que demuestran tener la sustancia de la ley escrita en su corazón, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.”—Rom. 2:14, 15.
Si el ambiente, las costumbres locales o los puntos de vista religiosos falsos influyen adversamente en la conciencia, ésta puede excusar hasta males graves. El caso de Saulo, quien más tarde llegó a ser el fiel apóstol Pablo, ilustra esto. Él salió con intenciones asesinas en contra de los discípulos de Jesucristo, pensando que de ese modo estaba sirviendo a Dios.—Hech. 9:1, 2; Gál. 1:13-16.
Claro está, pues, que se necesita una norma confiable para ayudar a la conciencia a justipreciar apropiadamente los asuntos. Debido a que Jehová Dios se interesa en la humanidad, proveyó esa norma en forma escrita. Esta norma, que se encuentra en la Biblia, se basa en el amor.—Rom. 13:8-10.
[Ilustración de la página 8]
200 MILLONES DE METEOROS BOMBARDEAN LA ATMÓSFERA CADA DÍA; LA ATMÓSFERA NOS PROTEGE HACIENDO QUE SE DESINTEGREN
EL OZONO FILTRA LOS RAYOS MORTÍFEROS DEL SOL, PERO DEJA PASAR LOS QUE SE NECESITAN PARA LA LUZ
EL AIRE TIENE LA EXACTA COMBINACIÓN DE GASES PARA SOSTENER LA VIDA
¿No presenta la Tierra misma evidencia del interés altruista de Aquel que la diseñó?