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¡Despertad! 1975
g75 8/10 págs. 4-7

¿Dónde yacen las causas de los problemas?

AL OBSERVAR lo que acontece hoy día, ¿qué se le ocurre en cuanto a las razones de los problemas de la humanidad?

Probablemente se habrá dado cuenta de que muchos problemas provienen de las circunstancias que, en realidad, nos tienen cautivos. Aunque la gente quiera las cosas de otro modo, no puede hacer nada en cuanto a ello. Tiene que trabajar dentro del marco del sistema existente.

Como un ejemplo considere al agricultor en los llamados países adelantados. Para tener buen éxito, él considera que tiene que usar métodos modernos. Esto requiere mucho dinero en estos días. Sin una buena ganancia, el granjero no puede hacer frente a los costos altos de la maquinaria, combustible y fertilizante. Así es que si la demanda de su producto baja, o si él sufre pérdidas grandes debido a otros problemas, quizás no pueda pagar por lo que necesita para continuar el cultivo. Y si opera con dinero prestado puede perder todo.

¿Y cuánto puede hacer personalmente el granjero para aliviar el sufrimiento de los millones de personas que sufren de hambre en la Tierra en la sociedad actual? En el país en el cual vive, quizás haya toneladas de carne almacenadas en frigoríficos. Quizás no haya compradores para sus cerdos y vacas vendibles. El granjero puede desear mucho el que la gente hambrienta se beneficie de lo que él tiene. Pero para continuar de granjero, tiene que recibir el pago por sus animales. ¿Le es posible regalarlos?

No es un asunto sencillo el hacer que la carne de su ganado llegue a la gente hambrienta de la Tierra. Hay que pagar a los que están implicados en el manejo, preparación y transporte de la carne. Ellos, también, tienen que ganarse la vida. Aun si se donara la carne para la cual no hay mercado en el país de origen, y se transportara gratis a las zonas azotadas por el hambre y se regalara a los necesitados, esto quizás no solucionara sus problemas. ¿Por qué? Porque el comer carne o comer carne de ciertos animales podría estar en contra de sus creencias religiosas.

La industria, también, está encerrada en un sistema que depende de ganancias grandes. La maquinaria, el combustible, los salarios, las materias primas y el mantenimiento requieren grandes egresos de dinero. Para competir en el mercado mundial, los fabricantes tienen que mantener los precios tan bajos como les sea posible. En algunos casos no pueden permitirse gastar grandes sumas de dinero en cosas que no se relacionan con las ganancias... por ejemplo, medidas contra la contaminación. Algunas compañías grandes cerrarían algunas de sus fábricas antes que gastar millones de dólares para ponerlas en conformidad con las ordenanzas en contra de la contaminación.

A los que viven en zonas industriales les gustaría ver el fin del ruido, humo y polvillo excesivos. Pero los comerciantes preguntan: ‘¿Qué pasaría si las fábricas cerraran? Aunque la contaminación disminuyera, los problemas del desempleo arruinarían la economía de la comunidad.’ Así es que, a pesar de los peligros conocidos, se permite que continúe la contaminación en gran escala.

Se podrían citar muchos otros ejemplos. Pero todos señalan hacia una conclusión: Actualmente estamos experimentando los efectos combinados de los errores que individuos, organizaciones y naciones han cometido durante siglos. Los problemas que ha producido el sistema actual son mundiales y amenazan nuestra mismísima existencia. El 2 de agosto de 1974, en la vigésima Conferencia Mundial contra las Bombas Atómicas y de Hidrógeno, el Dr. George Wald señaló: “La vida humana ahora está amenazada como no lo estuvo nunca antes, no por un solo peligro sino por muchos, cada uno capaz de destruirnos, pero todos interrelacionados, y todos sobreviniéndonos a la vez.”

Obviamente se necesita un cambio completo del sistema actual. Pero ese cambio requeriría sacrificios enormes. ¿En quién se podría confiar para decidir lo que se debería sacrificar para el bien de la humanidad? ¿Quién tendría la sabiduría para tratar los asuntos de un modo que hiciera posible que todos disfrutaran de las necesidades básicas de la vida? En vista de las diferencias tribuales, nacionales y raciales, ¿qué garantía podría tener cualquiera de nosotros de que los implicados en tomar las decisiones no tratarían de aprovecharse para beneficio propio, de sus parientes, amigos, tribu, nación o raza?

Aun si hubiera toda garantía de un trato justo para todos, ¿cuántas personas estarían dispuestas a reducir sus ganancias o salarios, modificar su alimentación y abandonar ciertos lujos para que la gente en otra parte del mundo pudiera salvarse del hambre? ¿Cuántas personas realmente se contentarían con menos, felices de servir a su prójimo de este modo? ¿Qué hay acerca de las personas que estarían recibiendo los beneficios de los sacrificios de otros? ¿Mostrarían verdadero aprecio? ¿Cuántas de esas personas buscarían codiciosamente la manera de obtener más que su parte a expensas de otras?

El sistema que ahora existe no comenzó por sí solo. Las personas están implicadas. ¿No revelan los problemas que hay un defecto básico en la humanidad?

Una razón básica... imperfección humana

Aunque la gente en verdad quisiera que fuera diferente, a menudo hace y dice cosas que hieren a su prójimo. Vez tras vez no son la clase de personas que desean ser. Por decirlo así, ‘yerran el blanco.’ Los hebreos y griegos de la antigüedad se referían a esas faltas por medio de una palabra que literalmente quería decir precisamente eso, “errar” el blanco. En muchos idiomas modernos ese “errar el blanco” se llama “pecado.”

Ningún ser humano está exento de defectos. Todos hemos heredado debilidades e imperfecciones. Pero ¿cómo sucedió esto? A pesar de los años de investigación, los científicos no lo pueden explicar. Aun la fuente de las debilidades físicas que se manifiestan en el proceso de envejecer es un misterio para ellos. Dice la edición de 1974 de The Encyclopædia Britannica: “Todavía se desconocen las causas biológicas básicas del envejecimiento.”

Sin embargo, hay una fuente antigua que revela los orígenes de las imperfecciones humanas, tanto morales como físicas. Millones de hombres y mujeres que razonan han llegado a la conclusión de que esta fuente, la Biblia, da una explicación satisfactoria. Leemos: “Así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.”—Rom. 5:12.

Sí, el progenitor de la raza humana, Adán, en lo que respecta a mantener obediencia perfecta a Dios “erró el blanco.” Habiendo perdido la perfección, solo pudo engendrar una prole imperfecta. Fue como lo expresó en la antigüedad un hombre de discernimiento: “¿Quién puede producir a alguien limpio de alguien inmundo? No hay ninguno.”—Job 14:4.

Sin embargo, las imperfecciones heredadas no explican completamente todos los problemas a los que se enfrenta la humanidad. ¿No tienen la facultad aun los hombres y las mujeres imperfectos de manifestar profunda preocupación por otros? ¿No han estado muchas personas dispuestas a dar su vida para ayudar a su prójimo? ¿No oímos vez tras vez expresiones de preocupación en que se suplica a los hombres y naciones que dejen de seguir un derrotero que puede llevar a un desastre para todos? Sin embargo parece que el mundo está empeñado en seguir un derrotero insensato. ¿Por qué?

Poderosa e invisible influencia de espíritus

¿Pudiera ser que hay fuerzas fuera de la región humana que están ejerciendo una fuerte influencia sobre el mundo? Eso es lo que han pensado muchos. Con referencia a los horrores durante los años del régimen bajo la opresión nazi, Arnold Weber señaló que fue como si “ciertas fuerzas hubieran brotado del suelo . . . una fuerza colectiva suprapersonal.” Escribiendo para el Times Magazine de Nueva York (4 de febrero de 1973), Andrew M. Greeley hizo notar que las inhumanidades que se han cometido en el mundo actual están fuera de proporción con las inclinaciones humanas hacia el mal:

“La magnitud del mal no está en proporción con la maldad de la gente implicada. Muchos asesinos son hombres de moderada buena voluntad que no intentan hacer el mal, sino el bien. . . . La maldad proviene de errores, equivocaciones, limitaciones e ignorancia con mucha más frecuencia que de la malevolencia.”

Pero ¿quién es responsable de aguijonear a los hombres imperfectos a actos de violencia aparentemente mucho mayores que sus inclinaciones a la maldad? Los hombres pueden percibir que existe alguna fuerza sobrehumana, pero no la pueden identificar. Sin embargo, la Biblia no solo identifica esta fuerza sino que también muestra cuándo y cómo comenzó a influir en los asuntos humanos.

Según la Biblia, antes que se formara la Tierra existieron criaturas espíritus inteligentes. (Job 38:6, 7) Una de éstas se opuso a Dios y aspiró a la dominación sobre los primeros seres humanos y de este modo sobre toda la humanidad. Para lograr sus fines, calumnió maliciosamente a Dios. (Gén. 3:1-6) Es por eso que la Biblia más tarde se refiere a éste como Satanás o “Resistidor” y como Diablo o “Calumniador.” A instigación de este traidor, no solo la primera pareja humana se rebeló contra Dios, sino que también lo hicieron otras criaturas espíritus. (1 Ped. 3:19, 20; Jud. 6) Estas criaturas espíritus desobedientes se llegaron a llamar “demonios.”—Sant. 2:19.

De la Biblia aprendemos que Satanás y sus demonios son la fuente de un “espíritu” o una actitud dominante de maldad que penetra en el mundo de la humanidad que escoge pasar por alto las leyes de Dios. (Efe. 2:2; 1 Juan 5:19) Se puede ilustrar lo poderoso que puede ser ese espíritu de maldad por lo que le sucede a una chusma. Puede que, como individuos, no todos los que componen la chusma sean personas crueles y depravadas. Quizás hasta afirmen ser pacíficas y parezcan serlo exteriormente. Sin embargo, una vez que los envuelve el ‘espíritu de la chusma,’ estas personas que de otro modo son ciudadanos respetuosos de la ley actúan como hombres y mujeres enloquecidos, destruyendo la propiedad así como asaltando y matando al prójimo. Puede que más tarde muchos se sientan muy avergonzados y se les haga difícil creer que hicieron esas cosas.

En vista de las terribles inhumanidades del hombre contra el hombre, ¿no es razonable aceptar la explicación bíblica de que depravadas criaturas espíritus están explotando las inclinaciones pecaminosas de las criaturas humanas imperfectas que pasan por alto la ley de Dios? ¿Qué otras razones pudiera haber que explicaran los horrores del pasado y los de este siglo veinte?

Falta una relación apropiada con Dios

La imperfección humana y la influencia de Satanás y sus demonios existen porque el hombre perdió una relación apropiada con su Creador, Dios. Se halla una prueba bien fundada de ello en este hecho: Cada vez que se pasan por alto las leyes de Dios, según se hallan en la Biblia, aumentan los problemas. La Biblia, por ejemplo, establece mandamientos contra la inmoralidad sexual. (1 Cor. 6:9, 10) ¿Qué sucede cuando se niegan a hacer caso de estos mandamientos? Aumentan los casos de enfermedades venéreas y el número de embarazos no deseados, hogares rotos, separaciones y divorcios.

Sin la guía de Dios, los hombres en conjunto han tropezado en la oscuridad. Aun los que tratan de hacer la voluntad de Dios están limitados por sus propias imperfecciones y por este sistema.

Lo que nosotros los seres humanos realmente necesitamos es un arreglo por el cual podamos llegar a una unidad perfecta con nuestro Creador. Necesitamos ser liberados de las debilidades e imperfecciones heredadas así como de sus consecuencias dolorosas... enfermedad, vejez y muerte. Ningún hombre, organización o nación puede proveer esta liberación necesaria. ¿Significa esto que nuestra situación es desesperada? O, ¿podemos ser liberados de todos nuestros graves problemas?

[Ilustración de la página 4]

Puede que un granjero desee ayudar a los hambrientos, pero no le es posible regalar sus cosechas

[Ilustración de la página 5]

La contaminación es mala. Pero en el sistema económico existente no hay manera de resolver el problema fácilmente

[Ilustración de la página 6]

Parece que la gente siempre yerra el blanco en cuanto a la clase de personas que quisieran ser. ¿A qué se debe?

[Ilustración de la página 7]

El espíritu de la chusma hace que la gente actúe enloquecidamente. ¿Qué espíritu es responsable de las inhumanidades de este siglo?

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