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  • ¿Qué hay acerca de la búsqueda del arca de Noé?

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¡Despertad! 1975
g75 22/12 págs. 17-20

¿Qué hay acerca de la búsqueda del arca de Noé?

HACE más de cuatro mil años Noé y su familia sobrevivieron a un diluvio universal, pasando ilesos en una enorme arca de madera. La Biblia declara que, después del Diluvio, “llegó a descansar el arca sobre las montañas de Ararat.” (Gén. 8:4) Las Escrituras no dicen qué le sucedió al arca después de eso.

En la primavera de 1974 relatos periodísticos que recibieron amplia publicidad indicaron que al menos ocho grupos estadounidenses estaban tratando de conseguir autorización para escalar la montaña de 5.165 metros de altitud en busca del arca. La autorización ha sido difícil de obtener, puesto que el moderno monte Ararat está ubicado en la zona políticamente delicada que linda con Turquía, Irán y Armenia soviética. Parece que solo cuatro grupos realmente llegaron al Ararat el año pasado.

¿Por qué ha habido tanto interés en la búsqueda del arca de Noé? ¿Han producido estas expediciones al Ararat evidencia convincente de que el arca está allí?

Dicen que la han visto

Muchos insisten en que el arca todavía está en el monte Ararat. Está, por ejemplo, el folklore de las tribus del Kurdistán que cuidan sus rebaños en las laderas inferiores del Ararat durante el verano. Sin embargo más de un explorador extranjero ha sabido, para su desazón, que los portadores nativos rehúsan ascender a la montaña más allá de cierto punto. Se cree que lo que queda más allá de ese punto es una “zona mágica.” Las supersticiones sostienen que, mientras esté el arca allá arriba, Dios no permitirá que hombre alguno se acerque a ella.

El libro Noah’s Ark: Fact or Fable de Violet Cummings alista más de una docena de “informes sobre descubrimientos de una estructura parecida a arca o de madera tallada a mano en el monte Ararat sin árboles” desde mediados del siglo diecinueve.

Este libro también habla de varias supuestas visitas al arca. Por ejemplo, se informa que un armenio de edad avanzada habló de una visita que realizaron él y su padre al sitio del arca en 1856. En esa ocasión, los dos armenios sirvieron de guías para tres científicos visitantes. Según la historia, hallaron el arca y entraron en ella, notando que estaba dividida en muchos compartimientos. Pero, supuestamente, los científicos estaban empeñados en probar falso el relato acerca del arca de Noé. Por eso amenazaron de muerte a los guías si divulgaban el descubrimiento.

Solo después que el armenio pensó que habían muerto los científicos relató la historia a un amigo, que la escribió. El amigo dice que más tarde leyó en un periódico que un científico de Londres confesó en su lecho de muerte haber visto el arca. Desafortunadamente, tanto el recorte periodístico como el relato escrito del armenio fueron destruidos en un incendio.

El 10 de agosto de 1883, el Tribune de Chicago publicó una historia acerca de un grupo enviado por el gobierno turco para investigar las avalanchas que ocurrían en el monte Ararat. El artículo periodístico declaraba que “dieron con una estructura gigantesca de madera muy oscura que sobresalía de un glaciar.” Se informó que hacía seis años que la veían los habitantes de la zona pero que temían acercarse a ella debido a “que habían visto un espíritu de fiero aspecto asomarse a la ventana superior.” El equipo investigador, dice el Tribune, entró en la estructura y encontró que su interior había sido dividido en partes separadas de 4,5 metros de alto.

Otro armenio dijo que él y su abuelo visitaron el arca alrededor de 1905. Es interesante que él describió la embarcación como “parecida a una barcaza,” larga y estrecha, de proa chata y fondo plano. Tenía aberturas para ventanas, tal vez unas cincuenta, en la parte superior, debajo de un techo voladizo. Estas aberturas tenían alrededor de cuarenta y cinco centímetros de alto por setenta y cinco de largo y estaban por todo el lado de la estructura. Se veía claramente que estaba hecha de madera, aunque se dijo que estaba petrificada, tan dura como roca.

La verdadera evidencia resulta evasiva

Muchos están convencidos de que estos supuestos testigos oculares están diciendo la verdad. ¿Qué razón tendrían, se preguntan, para inventar semejante historia? Por otra parte, una investigación imparcial revela que la evidencia real de que el arca haya sido preservada en el monte Ararat moderno ha resultado evasiva.

Considere, por ejemplo, los relatos acerca de distinguir el arca desde un avión. Uno de estos relatos estimuló el interés del zar de Rusia allá en 1917. Este envió dos compañías de soldados para escalar la montaña. Supuestamente localizaron el arca, tomaron fotos y enviaron de vuelta al zar un informe completo. Sin embargo, un relato acerca de esto agrega: “Pocos días después de haber enviado esta expedición su informe al zar, fue derribado el gobierno y se hizo cargo el bolchevismo impío, de modo que los registros jamás fueron hechos públicos y probablemente fueron destruidos.”

Más recientemente, en el verano de 1953, un ingeniero petrolero y de oleoductos dijo que él tenía varias fotos claras y mapas de la zona donde distinguió lo que parecía ser la proa de un gran barco descansando sobre el borde de una montaña. Pero él murió, y desaparecieron las fotos.

Además, aunque se puedan conseguir las fotos aéreas, pueden ser engañosas. Por ejemplo, en 1960 se fotografió sobre el Ararat lo que se creyó era definitivamente el arca. Pero resultó que solamente era una formación terrestre. Hace poco, en febrero de 1974, un senador de los Estados Unidos anunció que las fotografías tomadas por un satélite revelaban un rasgo “que parece ser extraño a los otros materiales hallados en la montaña . . . Es más o menos del tamaño y forma apropiados como para ser el arca.” Pero un funcionario de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio le dijo a un diario que era “bastante improbable” que en una foto tomada desde la altitud de un satélite se pudiera distinguir un objeto del tamaño del arca.

¿Madera del arca?

Algunas expediciones han resultado en hallar madera que se dice proviene del arca. En 1876 James Bryce descubrió, a 3.965 metros de altura, un trozo de madera tallada a mano de alrededor de un metro veinte de largo por trece centímetros de espesor. En 1955 Fernand Navarra arrancó un trozo de madera tallada a mano del fondo de una grieta de veinticuatro metros. En 1969 efectuó un descubrimiento similar. Pero las pruebas de laboratorio no concuerdan en cuanto a la edad de la madera.

Aunque se pudiera demostrar de manera concluyente que esta madera era del tiempo de Noé, hace más de 4.300 años, ¿probaría eso que provenía del arca? Sin duda en el tiempo de Noé existían otras estructuras hechas de madera, aparte del arca. (Luc. 17:26-28) Las aguas inundantes podrían haber arrastrado fragmentos de estas a grandes distancias, sí, aun al monte Ararat. Todavía falta evidencia sólida de que los trozos de madera que han hallado en el Ararat hayan provenido del arca de Noé.

Continúa la búsqueda

A pesar de las dificultades y desilusiones, hay tremendo interés en hallar el arca de Noé. Un explorador moderno, Eryl Cummings de Farmington, Nuevo México, ha escalado el Ararat dieciséis veces durante seis expediciones; él y su esposa han compilado información sobre el tema a través de treinta años. Él predice que el descubrimiento del arca tendrá lugar dentro de los próximos “dos o tres años.”

Un grupo, la Misión Tierra Santa del Centro de Cambios de Palestina, Texas, ha publicado algunas declaraciones extravagantes con respecto a su supuesta localización del arca de Noé. Tom Crotzer, vocero del grupo, asegura que ellos vieron y fotografiaron el arca desde una distancia de “alrededor de 850 metros,” pero no pudieron acercarse más por no tener equipo adecuado para escalar montañas.

Esta organización le suministró a ¡Despertad! una ampliación en blanco y negro de veinte por veinticinco centímetros de la supuesta fotografía del arca. ¿Resultó convincente? La ampliación fue examinada por siete fotógrafos profesionales. Cinco de ellos dijeron que, a su juicio, la borrosa fotografía no se había sacado de un negativo original sino que era de una impresión de segunda reproducción que mostraba evidencias de retoques, especialmente para producir o realzar la apariencia de tablones a un costado del objeto. Los otros dos fotógrafos dijeron que la foto era de una calidad tan inferior que “podría ser casi cualquier cosa.”

Dick Kent, cuya obra se ha publicado en Time, Life y Newsweek, hizo notar: “Podría ser una formación rocosa a la que alguien ha agregado líneas a fin de darle la apariencia de líneas de tablones.”

Durante el verano de 1974, dos grupos visitaron el monte Ararat para filmar documentales acerca de la búsqueda del arca. Ambos grupos dicen que visitaron el sitio donde Fernand Navarra halló madera. Otro individuo, Gunnar Smars, dice que escaló el Ararat hace un año en agosto, para investigar “unos diez sitios específicos” en un esfuerzo por reducir las posibles localizaciones del arca. Smars no intenta volver.

Ninguno de estos grupos presentó cosa alguna que probara de modo concluyente que el arca de Noé todavía está allí. El testimonio todavía es circunstancial.

El problema de los motivos

Las penalidades que experimentaron muchos de los exploradores del peligroso Ararat dan testimonio de su sinceridad. Evidentemente, muchas personas creen que el arca todavía está allí. Un investigador declaró que su descubrimiento “constituirá el grandioso punto culminante de todo descubrimiento arqueológico, respaldando completamente la exactitud y veracidad de la historia bíblica.” Creen que la publicidad acerca del hallazgo del arca haría que muchos incrédulos pusieran fe en Dios.

Pero, si bien este es un motivo digno de alabanza, hay otras consideraciones que no debieran pasarse por alto. ¿No gozarían muchos exploradores del honor personal que pudiera venir del “grandioso punto culminante de todo descubrimiento arqueológico”? ¿Y qué se puede decir acerca de las ganancias financieras? Algunos ya han capitalizado su trabajo al publicar libros acerca del tema.

En cuanto a esto, es interesante la evidente falta de confianza y cooperación entre grupos que toman parte en la búsqueda. Navarra informa que, cuando su grupo volvía del Ararat con madera que se pensaba era del arca, se encontraron con otros dos grupos que estaban en camino a la montaña. Navarra relata que su grupo no compartió su descubrimiento con los otros grupos. Confiesa que había “un aire casi de secreto” entre las partidas.

En el verano de 1974, se dejó ver de nuevo el mismo espíritu de rivalidad. Cada grupo funcionaba como unidad individual, sin cooperar con los otros. Ciertas expediciones ignoraban la presencia de las otras, aunque, en algunos casos, compartían el alojamiento en el mismo hotel. Aun después de regresar a los Estados Unidos, no hubo intercambio de información.

¿No resulta este ‘aire de secreto’ en mucha duplicación de los esfuerzos y en un gasto innecesario de dinero? ¿Por qué esta falta de cooperación si el único motivo era hallar el arca de Noé?

Hay otro problema: John Bradley, de SEARCH, una organización que ha efectuado viajes al Ararat en años anteriores, informa que nadie tenía autorización para escalar la montaña en 1974; pero no obstante, cuatro partidas fueron. Bart Larue confesó que su grupo fue sin permiso y pudo arreglárselas “sobornando a todo el mundo con dinero.” Entre los sobornados estaba una compañía de soldados turcos, según un relato del Star de Washington. Si la gente recurre al engaño y al soborno para lograr un fin, ¿no estarían dispuestos también a exagerar?

Es preciso pesar estas cosas antes de aceptar con demasiada confianza ciertas pretensiones que han sido publicadas. Hay que tener cuidado de no ver como realidad la evidencia que todavía es circunstancial. Pero hay otra consideración que es todavía más importante. ¿Cuál es?

Tenga presente que el apóstol Pablo declaró que los cristianos ‘andan por fe, no por vista.’ (2 Cor. 5:7) Según Hebreos 11:1, “fe” es “la demostración evidente de realidades aunque no se contemplan.” Los cristianos no necesitan ‘contemplar’ artefactos antiguos para tener fe en Dios y en su Palabra inspirada.—2 Tim. 3:16.

Por otra parte, ¿deberíamos esperar que el descubrimiento del arca de Noé hiciera que una gran cantidad de escépticos pusieran fe en la Biblia? Jesús, en una de sus parábolas, declaró que muchas personas de esa índole ‘no serían persuadidas aun si se levantara alguien de entre los muertos,’ lo cual sería mucho más impresionante que el hallazgo del arca. (Luc. 16:31) Muestra la veracidad de esto el hecho de que cuando Jesús levantó a Lázaro de entre los muertos, sus opositores religiosos entraron en consejo para matar tanto a Jesús como a Lázaro.—Juan 11:45-53; 12:9, 11.

La búsqueda del arca de Noé es interesante. Los cristianos en todas partes del mundo desean saber de cualquier asunto que esté relacionado con la historia bíblica. No obstante, es importante recordar que ni los sensacionales descubrimientos arqueológicos ni los milagros directos son necesarios ahora para la fe cristiana. Como dijo el apóstol Juan: “Por supuesto, Jesús ejecutó muchas otras señales también delante de los discípulos, que no están escritas en este rollo. Mas éstas han sido escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios, y que, a causa de creer, tengan vida por medio de su nombre.”—Juan 20:30, 31.

[Mapa de la página 17]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Mar Negro

U.R.S.S.

ARARAT

TURQUÍA

IRÁN

L. de Van

[Ilustración de la página 19]

Fotografía que un grupo presentó como prueba(?) de que se había localizado el arca

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