¿Cuál es el punto de vista bíblico?

¿Le interesa a Dios con quién se casa uno?

PROBABLEMENTE se habrá observado que un buen matrimonio ciertamente puede aportarles deleite y gozo a los contrayentes. Por lo tanto, puede que uno quiera casarse a fin de hallar felicidad y contentamiento en la vida.

Sin embargo, es posible que uno también conozca a muchas parejas casadas que, francamente, son infelices. Y no se puede pasar por alto la cantidad ascendente de personas que ya han abandonado su matrimonio, habiéndose separado o divorciado.

Es fácil comprender que una causa principal de estos matrimonios infelices es que muchas personas sencillamente no escogen el cónyuge apropiado. Un periódico recientemente dijo: “Los consejeros matrimoniales afirman que los divorcios se hacen durante el cortejo. . . . [A menudo las personas] usan menos observación al escoger a su cónyuge que al apostar por un caballo.” Por eso hay problemas.

Indudablemente uno está decidido a que esto no suceda en su vida. Excelente. Es proceder sensato dar seria consideración al asunto de hacer una selección adecuada. Pero, ¿qué base usará para hacer su elección?

Es posible conseguir consejo de muchas fuentes... de los parientes, de los amigos casados, y hasta de los libros escritos por los consejeros matrimoniales. Pero, ¿cuántas personas pensarían en consultar la Biblia antes de escoger a su cónyuge?

Muy a menudo sucede que las personas que se interesan sinceramente en tener un matrimonio feliz pasan por alto el hecho de que tenemos un Creador. Pero puesto que lo tenemos, y puesto que Él también es el Originador del matrimonio y Uno que ha observado a millones de matrimonios ¿no es razonable que él esté eminentemente capacitado para aconsejarnos? ¿Y no le parece que estaría en la mejor posición para aconsejarnos en cuanto a cómo elegir a un cónyuge y hallar felicidad?

Por ejemplo, en su Palabra bosqueja las cualidades deseables que se deben buscar al elegir a su cónyuge. Notemos algunas de estas. A los esposos se les insta a que estén “amando a sus esposas como a sus propios cuerpos,” y a que “no se encolericen amargamente con ellas” y a ‘asignarles honra.’ (Efe. 5:28; Col. 3:19; 1 Ped. 3:7) A las esposas se les dice “que amen a sus esposos, amen a sus hijos, sean de juicio sano, castas, trabajadoras en casa.” (Tito 2:4, 5) Y se estimula a ambos cónyuges a desplegar “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.” (Gál. 5:22, 23) ¿No son excelentes consejos? ¿No son esas las cualidades que a uno le gustaría ver desplegadas en su cónyuge?

De esto se puede ver que en este sentido a Dios sí le interesa con quién se casa uno. Ya que él ha suministrado ese consejo en la Biblia, se puede saber lo que uno debe buscar en los cónyuges en perspectiva. ¿No está de acuerdo en cuanto a esto, que si uno elige un cónyuge que manifieste estas cualidades será más probable que tenga un matrimonio feliz y de éxito?

Considere, también, lo que dice el Creador acerca de la permanencia del matrimonio. La Biblia aconseja fuertemente en contra del divorcio. (Mal. 2:15, 16) Le da énfasis al hecho de que cuando un hombre y una mujer se casan “ya no son dos, sino una sola carne.” (Mat. 19:4-8) Así es que, por medio de elegir a un cónyuge que respeta el consejo de Dios, uno tendrá un esposo o esposa que no romperá su matrimonio de prisa con poca razón. En realidad, el hecho de que el Creador habla en contra del divorcio arroja alguna luz sobre quién sería un cónyuge apropiado. Jesús explicó: “Todo el que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, la expone al adulterio, y cualquiera que se case con una divorciada comete adulterio.” (Mat. 5:32) ¿Qué indica eso?

Muestra que las Escrituras permiten que una persona se divorcie de su cónyuge y se vuelva a casar, pero solo si dicho cónyuge es culpable de cometer inmoralidad sexual. Por lo tanto, el consejo sabio del Creador es que uno no debe considerar como un cónyuge en perspectiva a una persona que se divorció sin haber tenido base bíblica para ello, cuando el cónyuge de esa persona no ha cometido inmoralidad sexual. ¿Por qué no? Porque esa persona, hombre o mujer, no está bíblicamente libre para casarse. Deténgase y piense por qué esto es sabio y para su bien. ¿No muestra eso que el Creador se interesa en que uno se case con una persona que está moralmente limpia y que respeta la permanencia del matrimonio? Así se le pone sobre aviso a uno: antes de considerar a alguien como un posible cónyuge averigüe si esa persona es elegible para casarse.

Por supuesto, el matrimonio envuelve a dos cónyuges. Así es que su propia opinión figura en el asunto, ¿verdad? El hecho de que el Creador da énfasis a la permanencia del matrimonio, recomienda que tanto uno como su cónyuge tengan este punto de vista provechoso del arreglo. Significa que ambos contraen el matrimonio con la determinación de permanecer casados. El que ambos tengan este punto de vista ayudará a hacer de su unión un matrimonio estable y duradero.

¿Ofrece la Biblia alguna guía adicional que sea provechosa y que refleje el interés de Dios? Sí, la ofrece. En 1 Corintios 7:39 aconseja: “La esposa está atada durante todo el tiempo que su esposo vive. Pero si su esposo se durmiera en la muerte, está libre para casarse con quien quiera, pero solo en el Señor.” Eso, también, es una expresión del amoroso interés de Dios.

Primero, esas palabras muestran que, aunque Dios dice que hay que considerar permanente al matrimonio, una persona cuyo cónyuge haya muerto está libre para volver a casarse. Se puede comprender que una persona en esta situación probablemente es diferente de alguien que se haya divorciado por algún antojo.

Luego este versículo dice que Dios aconseja a uno a casarse “solo en el Señor.” ¿Qué significa eso, y es eso lo mejor para uno?

Otras traducciones vierten esta frase “con tal que sea un creyente” “sólo que sea con quien tenga fe en el Señor.” (Versión Popular; Regina) El Dr. Albert Barnes comentó sobre esto: ‘Es decir, solo con alguien que es un cristiano; con un sentido apropiado de su obligación a Cristo. El apóstol suponía que esto no se podía hacer si ella se casaba con alguien de una religión diferente.’

Es cierto que en la actualidad muchas personas piensan que muy poco daño pudiera resultar de casarse con alguien de una religión diferente en tanto que ambos sean liberales. Pero, ¿es eso lo que dice la Biblia aquí? ¿Es esa la opinión de su Creador, que se interesa en que uno disfrute de gozo duradero?

Él sabe que un elemento muy importante para un matrimonio feliz es la unidad en cuanto a creencias y principios fundamentales. Hasta incluyó en la Biblia varios ejemplos de personas que pasaron por alto ese consejo y por lo tanto se perjudicaron moral y espiritualmente, sin mencionar los efectos desdichados sobre su prole. (Esd. 9:13-15; 10:44; Neh. 13:26, 27) Sí, Dios sabe que este es un asunto serio. Por consiguiente, también es un asunto serio para todos los que comprendemos que el interés de Él acerca de la persona con quien nos casamos es para nuestro bien.

Mientras más se examina la Biblia, más se puede ver que a Dios, motivado por amor, sí le interesa con quien se casa uno. Por eso, si usted está considerando el matrimonio, estudie la Biblia. Grabe en su mente las cualidades que debe desarrollar y las cualidades que debe buscar en su cónyuge. El seguir el consejo de la Biblia significará felicidad y paz para usted.