La gente necesita una guía segura
LOS viajeros conocen el valor de los mapas confiables. Los mecánicos quizás consulten los manuales antes de acometer un trabajo de reparación. Aun los cocineros experimentados quizás usen recetas de otros. Prescindiendo de la actividad a que uno se dedique, probablemente le sería provechosa alguna clase de guía.
Al atender los asuntos cotidianos de la vida, las personas a menudo se apoyan en la experiencia y aprendizaje que recibieron en el pasado. Además, una persona se puede preparar por anticipado para varias situaciones que tenga que enfrentar. Por ejemplo, un viajero puede leer, hablar con otros y entonces decidir qué llevar consigo a modo de ropa, equipo y cosas similares.
Sin embargo, en la vida hay cosas para las cuales uno no puede planear por adelantado. Surgen situaciones completamente inesperadas. El conocimiento y la experiencia de una persona pueden fallar, y sus fuentes diarias de guía pueden resultar deficientes. Puede estar inseguro en cuanto a dónde dirigirse. Puede hallarse en una situación como la de los marineros atrapados en una terrible tormenta que un cancionista hebreo de la antigüedad describió como hombres que “trastabillan y se mueven con inseguridad . . . y aun toda su sabiduría resulta confusa.” (Sal. 107:27) ¿Se ha sentido así usted alguna vez?
Especialmente en el campo de las relaciones humanas la gente percibe vivamente que necesita una guía confiable. Por ejemplo: ¿Cuál es el mejor modo de educar a los hijos? ¿Cómo pueden los padres mantener buena comunicación con sus hijos e hijas adolescentes? ¿Qué mantendrá fuerte el vínculo matrimonial? ¿Cómo se pueden mantener buenas relaciones con los vecinos y con los compañeros de trabajo? Estas preguntas y muchas otras como éstas merecen respuestas. Pero, ¿hay una fuente que pueda suministrar las respuestas correctas?
Hay ocasiones en que los problemas sencillamente no se pueden resolver a nivel personal. El individuo puede ser la víctima de circunstancias que están más allá de su control... como las presiones que resultan de lo que otros hacen. Puede que sea honrado y franco en sus tratos con su prójimo. Sin embargo está impotente cuando se trata de poner fin completo a todos los males morales y éticos que estén cometiendo las personas entre quienes tiene que vivir y trabajar. Quizás trabaje duro, gaste el dinero con prudencia y ahorre de modo regular. Pero no puede impedir que la inflación nacional reduzca el valor de sus ahorros. No hay nada que él pueda hacer para garantizar positivamente la seguridad económica para sí mismo.
Claro está que la gente hoy necesita una guía que no solo suministre respuestas seguras, sino que también proporcione una ayuda para hacer frente a los problemas para los cuales quizás no haya soluciones personales. Y puesto que muchos de los problemas son mundiales, esa guía debería decir cómo se resolverán estos problemas mundiales.
Si existe esa guía confiable para vivir, ¿qué esperaría que hiciera por usted? ¿Qué efecto puede la aplicación de ésta tener sobre su familia, su salud y su futuro?