Atrocidades contra cristianos en Malawi
SE ESTÁ escribiendo aun otro capítulo de vergonzosa inhumanidad contra una minoría indefensa en Malawi, un país de África oriental. Es un registro que despide un hedor de bestialidad, de insensibilidad a toda norma de decencia o de compasión humana. Realmente presenta un triste comentario sobre la manera en que criaturas humanas pueden tratar a sus semejantes... personas de su propia raza y nación. Es un registro que debe afectar profundamente a toda persona que ama la justicia y la equidad, sí, que favorece la libertad para todos, prescindiendo de raza, color o religión.
Hoy día, cuando una sola persona cae en manos de los terroristas y la tienen cautiva, ese acontecimiento recibe amplia publicidad. La gente sigue con interés todo esfuerzo por libertar al rehén. Pero en Malawi, desde septiembre de 1975, decenas de miles de testigos de Jehová, malawianos nativos, han sido expuestos a un régimen de terror. Hace tres años huyeron a Mozambique y a Zambia para escapar del reinado de terror en Malawi. Ahora se han visto obligados a regresar. En su país natal los han hecho el blanco de ultraje verbal, de violencia física y de toda suerte de indignidad. Les han robado las pocas posesiones que tenían y los han dejado sin los medios necesarios para sostener su vida y la vida de sus hijos.
En todo esto no hay alivio que les venga de las agencias destinadas a hacer cumplir la ley. No hay un solo individuo entre todos los funcionarios malawianos al que puedan acudir y esperar recibir protección contra los atacantes depravados que andan golpeando, robando y violando a su antojo. Son cautivos en su propio país, el país en que nacieron y se criaron. Sus fronteras han llegado a ser para ellos como los muros de una prisión grande. No se puede pasar por alto la semejanza entre esto y las condiciones que eran corrientes en la Alemania nazista, donde miles de testigos de Jehová sufrieron encarcelamiento y muerte. Y esa semejanza se destaca aún más ahora, porque Malawi ha empezado a establecer sus propios campos de concentración para los testigos de Jehová. También ha llegado al extremo increíble de arrancar a las madres y padres cristianos de sus hijos, a pesar de que sean meros infantes.
Y ¿a qué se debe todo esto? ¿Son estos individuos un elemento peligroso al país... subversivos, traicioneros, tramadores de revoluciones? Precisamente lo contrario. No se puede negar que se cuentan entre los ciudadanos más pacíficos, más trabajadores, más observantes de la ley de todo el país. Hay una razón, y tan solo una razón, por la cual se ha descargado sobre ellos toda esa brutalidad e indignidades. Es porque no son políticos. No lo son debido a sus creencias concienzudas en la Biblia y en las enseñanzas de Cristo Jesús, quien dijo que sus seguidores “no son parte del mundo.” (Juan 15:17-19) De modo que su conciencia no les permite comprar una tarjeta que declare que son miembros del partido político gobernante de Malawi... el Partido del Congreso de Malawi. A causa de esto, se les trata como si merecieran menos consideración que la que los seres humanos normalmente conceden a los animales.
Una ‘cosa pequeña,’ quizás algunos se sientan inclinados a decir. ‘¿Por qué no comprar esa tarjeta y evitar la dificultad?’ Ciertamente ese sería el proceder más fácil. Y si lo único de que se tratara fuera el pagar algún impuesto o pagar por un documento de identificación o cédula (como la que pagan los testigos de Jehová en muchos países y llevan consigo en obediencia a las leyes de sus países respectivos), esto no suscitaría ninguna objeción de parte de ellos. Pero en el caso actual el punto en disputa llega hasta el mismo corazón de su creencia y posición cristianas. Cristo Jesús le dijo al gobernador romano Poncio Pilato: “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado.” (Juan 18:36) El que los testigos de Jehová empezaran a hacerse miembros de los partidos políticos de este mundo sería una negación clara de lo que afirman creer y representar. Aunque no tienen ningún deseo de experimentar sufrimiento, aceptarán el sufrimiento o hasta la muerte misma más bien que ser infieles a Jehová Dios y a su Hijo Cristo Jesús.
Esa es la misma actitud de los cristianos en los primeros siglos del cristianismo. Se puede leer en los libros de historia lo que hicieron los funcionarios romanos en su esfuerzo por conseguir que los cristianos primitivos, hombres y mujeres, hicieran sacrificios al “genio” del emperador, aun por un acto tan pequeño como el de poner una pizca de incienso sobre el altar como sacrificio. Una historia de aquella época dice lo siguiente respecto a los cristianos que fueron introducidos en las arenas romanas para morir: “Muy pocos de los cristianos se retractaban, aunque generalmente se mantenía un altar en la arena con fuego ardiendo sobre él para la conveniencia de ellos. El prisionero solo tenía que esparcir una pizca de incienso en la llama y se le daba un Certificado de Sacrificio y se le ponía en libertad. . . . No obstante, casi ningún cristiano se aprovechó de la oportunidad de escapar.”—Those About to Die, Daniel P. Mannix, págs. 135, 137.
Pregúntese, ¿qué da mayor evidencia de ser buen ciudadano, el comprar una tarjeta de un partido político y llevan consigo —algo que cualquier criminal o hasta un traidor podría hacer y lo haría— o el vivir en obediencia a las leyes del país y demostrar que es trabajador, decente, honrado y respetuoso, y que ama a su prójimo como a sí mismo? Los mismos funcionarios malawianos tienen que reconocer lo ridículo que es hacer que la posesión de una tarjeta política sirva como la prueba de toda importancia de que uno es buen ciudadano. Y eso es lo que hacen, de otro modo no negarían como lo hacen frecuentemente, que este es el punto en disputa, ni negarían que realmente se esté tratando de obligar a las personas a comprar dichas tarjetas.
Pero los hechos hablan por sí mismos, y esos hechos son brutales, vergonzosos, repugnantes. Ahora considere brevemente lo que han tenido que soportar los testigos de Jehová en Malawi durante la pasada década y hasta el mismo día de hoy.
[Ilustración de la página 4]
1975
KWACHA!
DR. H. KAMUZU BANDA
V No.
(KHADI LA UMEMBALA).
MALAWI CONGRESS PARTY.
Chopereka 22t.
TARJETA DE MIEMBRO DEL PARTIDO
(Se traducen abajo las expresiones chinyanjas.)
Kwacha! = Es el alba, es decir, Se ha logrado la libertad.
Khadi la Umembala = Tarjeta de miembro.
Chopereka 22t = Contribución 22 tambalas [25c de dólar].