Los médicos aprenden de la Creación
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Suecia
¿SE HA paseado usted recientemente por los bosques o por un campo abierto? Si es así, probablemente no se le ocurrió que usted estaba caminando por la más antigua y más grande “fábrica” que produce medicinas. Sin embargo, una investigación revela que la creación natural es una fuente muy importante de preparados químicos que se usan para mitigar nuestros dolores y sufrimientos.
¿Ha tenido usted recientemente un dolor de cabeza? Probablemente recurrió a las tabletas de aspirina. La aspirina ha llegado a ser el nombre comercial para el ácido acetilsalicílico, que ahora se produce sintéticamente en gran escala. Sin embargo, originalmente la aspirina se producía de una sustancia descubierta en la corteza del sauce. La corteza del sauce contiene salicina. Después de un proceso de refinación, la salicina produce ácido salicílico, que es la base para la aspirina, probablemente el medicamento contra los dolores más conocido del mundo.
Hasta las drogas más complicadas de la medicina moderna a menudo no son nuevas. Si las investiga hallará su forma primitiva en la Creación. En muchos casos los científicos han obtenido ideas de la medicina tradicional del pueblo. Después de observar que el uso de determinadas plantas beneficiaba a los que padecían de ciertas dolencias en particular, los químicos han aislado el ingrediente activo para la producción en gran escala. Consideremos algunos ejemplos.
Las plantas como fuentes de materias primas
Las plantas suministran la materia prima para muchos medicamentos. Sirve de ejemplo una bien conocida medicina para el corazón. Hace unos dos siglos un médico de Inglaterra observó que cierto remedio casero ayudaba a las personas que sufrían de hidropesía, una enfermedad en la cual los líquidos se acumulan en varios tejidos o cavidades del cuerpo. Este remedio incluía hojas de la planta dedalera o digital que lleva el nombre de Digitalis purpurea debido a que tiene una flor purpúrea que se parece a un dedo. De las hojas de la dedalera proviene la “digitalina” conocida en todo el mundo como un tratamiento esencial para muchas personas que sufren de alguna enfermedad cardiaca. Sin embargo, sería muy imprudente el que alguien se tratara a sí mismo con estas hojas, porque son muy venenosas y una dosis correcta es de suma importancia.
Otra planta medicinal muy conocida es la belladona, o sea, Atropa belladonna. Esta es la fuente de la atropina, el miembro mejor conocido de una clase de drogas que calman los espasmos en varios órganos.
Las plantas también suministran la materia prima para los narcóticos. El ejemplo mejor conocido es la amapola o adormidera de la cual proviene el opio. De las vainas verdes de estas adormideras se extrae un jugo lechoso que contiene opio (de la palabra griega para jugo de adormidera). En cuanto a los efectos del narcótico, un médico del siglo diecisiete escribió: “Entre los remedios que el Dios Todopoderoso se ha complacido en darle al hombre para mitigarle sus sufrimientos, ninguno es tan universal ni tan eficaz como el opio.” Las cualidades que el opio tiene de aliviar el dolor se deben a su contenido del alcaloide “morfina,” llamado así en honor de Morfeo, el dios griego del sueño. La bien conocida codeína (del griego kódeia, “cabeza de adormidera”) es un calmante del dolor que tiene como base la morfina.
Casi todos han oído de la penicilina. Quizás esta sustancia antibacteriana le haya ayudado a usted a recuperarse de alguna enfermedad grave. Aunque la penicilina ahora se fabrica industrialmente en escala enorme, ¿sabía usted que esta “droga milagrosa” tuvo un comienzo modesto? Originalmente fue derivada del moho del género Penicillium. Se obtuvo una de las mejores variedades de este género de un cultivo del tallo de un melón mohoso.
¿Ha oído usted alguna vez de la “enfermedad del trébol oloroso”? Hace unos cincuenta años se notó que cierto ganado, debido a alimentarse del heno del trébol oloroso mal curado, desarrollaba una enfermedad que se caracterizaba por una grave hemorragia. Más tarde, los científicos aislaron el veneno que había interferido con la coagulación normal de la sangre en el ganado. Nombraron la sustancia Dicoumarol y hoy día sirve como un importante anticoagulante.
Drogas derivadas de animales
Los animales son otra fuente de las medicinas modernas. Los extractos de órganos, principalmente los de las glándulas de los animales carneados, proveen tales sustancias como hormonas y enzimas que se utilizan como ingredientes en las medicinas. Por ejemplo, la hormona de la glándula tiroides tiroxina, que se usa para tratar ciertas clases de enfermedades de las tiroides, se deriva de las glándulas tiroides de los animales.
¿Conoce usted a alguien que sufra de diabetes? Quizás usted no sabía que la insulina para tratar esta enfermedad a menudo proviene del páncreas del ganado vacuno. Sin embargo, en la actualidad mucha insulina se produce sintéticamente.
Imitando a la Creación
Por supuesto, no todas las medicinas contienen solo sustancias naturales. Cuando los ingredientes naturales son escasos, los científicos han hallado práctico producirlos sintéticamente. Quizás comiencen con una sustancia natural parecida a la que quieren y entonces la “reconstruyen” para conseguir el ingrediente deseado.
Considere el esteroide “cortisona” que se usa comúnmente para tratar una gran variedad de dolencias, incluso algunas formas de artritis. La cortisona natural se halla en la bilis del ganado vacuno. Pero es tan poca la que hay en estado natural que la dosis para un solo día podría requerir la bilis de cuarenta reses. Sin embargo, una sustancia que se llama diosgenina, con una estructura molecular parecida a la de la cortisona, se halla en ciertos ñames que crecen en México. Usando una enzima que se extrae del moho del pan negro, los químicos pudieron cambiar una molécula de diosgenina en una molécula de cortisona. Ahora hay varios subproductos de plantas que se usan para hacer cortisona.
La vitamina C, esencial para la buena salud, está disponible en estado natural, pero en cantidades demasiado pequeñas para la producción en gran escala. Habiendo determinado la estructura molecular del ácido ascórbico, el cual es pura vitamina C, los científicos observaron que se parecía a otra molécula... la glucosa. Usando las bacterias del ácido acético, pudieron “reconstruir” la molécula glucosa en una de ácido ascórbico, produciendo de este modo la vitamina C sintética.
Habiendo tenido buen éxito en remodelar las moléculas ya existentes, los químicos pronto aprendieron a formar sustancias totalmente nuevas que no se encuentran en la naturaleza, pero que se parecen estructuralmente a las naturales.
En realidad, muchos productos que se usan en la práctica de la medicina sencillamente son modificaciones o duplicados sintéticos de sustancias naturales. Se ve, pues, que aun en esta época los médicos siguen aprendiendo de la Creación.