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¡Despertad! 1994
g94 8/5 págs. 23-25

La fascinante búsqueda de nuevas medicinas

Por el corresponsal de ¡Despertad! en Gran Bretaña

¿En qué se parecen el caucho, el cacao, el algodón y los analgésicos? En que todos pueden obtenerse de las plantas. Además del azúcar y el oxígeno, elaborados gracias a la fotosíntesis, las plantas verdes también producen una variedad extraordinaria de sustancias a partir de otros componentes químicos esenciales. Estas sustancias químicas secundarias son las que confieren a cada planta sus propiedades características.

EL PICOR de la ortiga, el sabor ácido de la manzana y la delicada fragancia de la rosa se deben a diferentes combinaciones de sustancias químicas elaboradas por las propias plantas. Así, lo que podría parecer un producto puro es a menudo el resultado de una mezcla muy compleja.

Laboratorios químicos de la naturaleza

Considere el olor característico del cacao. ¿Sabía que los científicos han descubierto hasta ahora 84 diferentes compuestos químicos volátiles que se combinan para producir este aroma único? Los componentes de la nuez de cacao son muy complejos, y en los últimos años se ha empleado mucho tiempo y esfuerzo en su identificación. Y solo hablamos de uno de los productos naturales.

El colesterol es una sustancia grasa, quizás más conocida por su posible relación con las enfermedades cardíacas de los seres humanos. No obstante, en algunas plantas es el punto de partida para la elaboración de un grupo esencial de sustancias químicas, denominadas esteroides. Los esteroides incluyen la vitamina D, hormonas (como la cortisona) y medicamentos como la betametasona antiinflamatoria. Ciertos tipos de batata silvestre producen la diosgenina, un esteroide empleado en la preparación de contraceptivos orales. La cortisona, por otra parte, se elabora a partir de la hecogenina, un esteroide natural que se extrae de la pulpa de la hoja del sisal una vez elaborada la fibra. Muchos de los nuevos fármacos actuales se obtuvieron en principio de tejido vegetal.

Las plantas y el hombre

Aunque el empleo que el hombre ha dado a los fármacos sintéticos constituye uno de los avances de la medicina moderna, los extractos vegetales se han utilizado como remedio para enfermedades comunes durante milenios. Los primeros documentos asirios hablan del empleo de la anémona para aliviar el dolor. Y los papiros médicos egipcios de la época de los faraones revelan una utilización generalizada de las plantas medicinales.

La Organización Mundial de la Salud ha consignado el empleo de casi veinte mil especies de plantas medicinales por todo el mundo. Tan solo en Gran Bretaña se calcula que se emplean anualmente de seis mil a siete mil toneladas de hierbas para preparar casi cinco mil quinientos productos herbarios diferentes, y en Estados Unidos se estima que más de la mitad de las recetas médicas son para medicinas elaboradas a base de plantas.

El descubrimiento de nuevos medicamentos

Como hay casi doscientas cincuenta mil especies de plantas conocidas en el mundo, cada una con una combinación química posiblemente única, los científicos están buscando constantemente claves para descubrir medicinas útiles. Una de las maneras más simples de hacerlo es estudiar cómo las personas tratan las enfermedades utilizando las plantas que crecen en su comarca.

El descubrimiento de la cocaína partió de la observación de que masticar las hojas de coca calmaba los dolores del hambre y disminuía la fatiga. Aislando y modificando la estructura de la molécula de la cocaína, los químicos elaboraron un derivado sintético para utilizarlo como anestésico local. Si el dentista le ha administrado una inyección para “dormir” parte de la mandíbula y ahorrarle así una experiencia dolorosa, es probable que ya se haya beneficiado de esta investigación.

Aún queda por publicar mucha información valiosa sobre el uso de las plantas. Unos investigadores que pasaron más de cuatro años examinando 2.500.000 especímenes en el Herbario Gray y el Arboreto Arnold, de la Universidad de Harvard, pudieron identificar más de cinco mil especies de plantas que previamente se habían descartado como posibles fuentes de medicinas.

Otra línea de investigación consiste en comparar los contenidos químicos de las plantas. Si una especie posee compuestos útiles, las especies relacionadas quizás también los tengan. Los trabajos de investigación del castaño del norte de Australia llevaron al aislamiento de la castañospermina, un tóxico con propiedades antivíricas, y los botánicos que buscaban árboles relacionados sugirieron estudiar el Alexa sudamericano.

Investigación contra el cáncer

En algunas ocasiones, las indicaciones pueden ser equívocas y producir resultados inesperados. Se afirmaba, por ejemplo, que con el extracto de la vincapervinca de Madagascar se podía tratar la diabetes. Los investigadores canadienses comenzaron a probarlo, pero se sorprendieron al observar que tenía un efecto inmunosupresor, pues reducía la producción de leucocitos, lo cual dio a los médicos la idea de probarlo contra la leucemia, un cáncer de los leucocitos.

Con el tiempo se aislaron unas noventa sustancias, dos de las cuales, conocidas como vincristina y vinblastina, resultaron útiles para la medicina. Están presentes en la planta en cantidades tan pequeñas que se necesita casi una tonelada de la misma para obtener dos gramos de vincristina. En la actualidad, estos compuestos y sus derivados suministran un agente quimioterapéutico que se utiliza en todo el mundo para el tratamiento de la leucemia infantil.

A finales de la década de los cincuenta, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos comenzó un programa de muestreo de veinticinco años de duración, durante el cual se probaron 114.000 extractos de plantas derivados de 40.000 especies para comprobar su actividad antitumoral en los cultivos de cáncer. Casi cuatro mil quinientos de estos extractos obtuvieron efectos notables, dignos de un estudio más a fondo. Pero el especialista en farmacognosia, Dr. W. C. Evans, destaca: “Es muy poco probable que se descubran fármacos anticancerígenos de amplio espectro” como resultado directo de tal investigación, por muy importante que sea. Los cánceres varían muchísimo, y en estas pruebas solo se utilizaron algunos cultivos de células cancerosas de crecimiento rápido.

Medicinas nuevas de plantas antiguas

Hay plantas muy conocidas que están dando más en que pensar a los investigadores. El jengibre, por ejemplo, se utiliza en la actualidad como antiemético, muy eficaz contra el mareo.a Más importante aún, el jengibre podría resultar útil para aliviar a los que padecen la enfermedad parasitaria tropical conocida como esquistosomiasis. En unas pruebas realizadas con niños nigerianos infectados utilizando pastillas de polvo de jengibre, se ha observado que desaparece la presencia de sangre en la orina y disminuye el recuento de huevos del esquistosoma.

Los investigadores no han hecho más que empezar la tarea de examinar el reino vegetal en busca de más medicinas. Incluso plantas relativamente bien conocidas aún guardan muchos secretos. Ahora hay una gran demanda de regaliz, ya que las sustancias químicas descubiertas en él son agentes antiinflamatorios eficaces y sus derivados pueden aliviar a algunas personas que padecen artritis. Los científicos estudian también el guisante por sus efectos antimicóticos y antimicrobianos.

La destrucción indiscriminada de especies vegetales en ciertas zonas de la Tierra, incluso antes de que se hiciera constar su existencia, significa que debe acelerarse la búsqueda de nuevas medicinas. El análisis químico detallado de las plantas y su conservación genética sigue siendo una prioridad, incluso en el caso de plantas muy famosas. Pero todavía queda un interrogante por resolver: ¿de qué utilidad son para las propias plantas muchas de estas sustancias químicas extraordinarias? Por ejemplo, ¿por qué la planta de la verdolaga produce una concentración tan alta de noradrenalina, una hormona que se considera fundamental para el bienestar humano?

En realidad, nuestro conocimiento de las complejidades de la vida vegetal todavía es muy limitado. Pero lo que sabemos apunta a una concepción de conjunto cuyo mérito solo puede atribuirse a un Gran Creador.

[Nota a pie de página]

a Véase ¡Despertad! del 22 de noviembre de 1982, página 29.

[Fotografía en la página 24]

Se emplea el jengibre como antídoto contra el mareo

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