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  • La juventud quiere saber
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  • ¿Se interesan los jóvenes?
  • Una encuesta reveladora
  • Curiosidad natural de la juventud
  • Enseñanza que tiene éxito
  • Apreciando la instrucción
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¡Despertad! 1977
g77 22/2 págs. 5-9

La juventud quiere saber

EN CASI todo país, va menguando la práctica formal de la religión. La concurrencia a las iglesias ha disminuido. Cada vez más personas, tanto jóvenes como ancianos, están rechazando los modos tradicionales de adorar. Junto con esto, mayores cantidades de personas están dejando de creer en Dios.

Por supuesto, hace decenios que las sociedades comunistas han estado atacando a la religión, pues la consideran ‘el opio de la gente.’ En esos países se promueve el ateísmo. Pero, también en el centro de la cristiandad están cobrando fuerza las creencias que son de tipo ateístico y agnóstico.

Parte del problema estriba en el hecho de que por siglos las religiones de este mundo, debido a sus creencias irrazonables y acciones dañinas, han inducido a la burla. Por lo tanto no es extraño que a muchas personas pensadoras les parezcan inútiles las ceremonias y modos formalistas de las iglesias y otras religiones no cristianas.

Se notó un ejemplo de esto en la revista Stern que se publica en Hamburgo, Alemania Occidental. Contenía un artículo negativo intitulado “Se vende la Virgen María en el mercado.” El relato tenía que ver con Altötting, la aldea bávara de peregrinaciones. La venta de este número de la revista ascendió a un millón de ejemplares.

El Ministerio Bávaro de Educación y Cultura notó esa oposición a las prácticas religiosas y dijo: “Tienen éxito en presentar la religión bajo un aspecto desfavorable, en desgarrar la piedad, la oración y la adoración, y en caracterizar a los devotos de payasos.”

¿Se interesan los jóvenes?

El Ministerio Bávaro, en su publicación Escuela y nosotros de diciembre de 1975, también declaró: “Diariamente leemos, oímos y vemos que se burlan de la piedad como si fuera estupidez, que mandan los Diez Mandamientos al banco trasero. ¿Ha de extrañar que Dios y el cristianismo hayan llegado a ser palabras sin significado, sílabas faltas de sentido, lugares vacíos en la vida para muchos de la actualidad? Cuando muchas familias concienzudamente evitan considerar el asunto de la religión, ¿no es razonable que, como tema escolar, la religión esté en un aprieto?”

Ciertamente, cuando los adultos abandonan la religión, o solo la observan nominalmente, tiene que afectar a sus jóvenes. Se nota que ellos también actualmente le tienen tan poco respeto a la religión formalista y sus ceremonias como sus padres, o aun menos.

Pero, ¿se debe esto a que los jóvenes no se interesen de modo alguno en asuntos relacionados con la existencia de Dios, el significado de la vida, o lo que sucede después de la muerte? Al contrario, a menudo los jóvenes se hallan más dispuestos a considerar estos temas que los adultos.

Más bien lo que los jóvenes están rechazando en cada vez mayores números es la religión formalista, puesto que les parece que no sirve de nada. También han observado las malas prácticas de las religiones de este mundo. Entre ellas están el entremetimiento de las iglesias en la política, su apoyo de las guerras, su hipocresía y sus doctrinas irrazonables, sin mencionar la inmoralidad y “buena” vida por parte de muchos clérigos y otras personas religiosas. Todo esto ha hecho que los jóvenes no quieran saber nada acerca de la religión formalista.

Una encuesta reveladora

En Munich un científico joven que se llama Werner Prawdzik se decidió a averiguar si los jóvenes se interesaban en asuntos pertenecientes a Dios. Interrogó a 800 de los 2.000 muchachos y muchachas de la clase novena en las escuelas de Munich.

Los resultados han hecho que muchos ajusten sus puntos de vista. ¿Por qué? Bueno, habían juzgado que ya que los adultos no se interesan en asuntos relativos a Dios, los jóvenes mostrarían la misma falta de interés. Pero no resultó precisamente así.

La encuesta estableció el hecho de que la mayoría de estos jóvenes de Munich están rodeados de un ambiente que pasa por alto a Dios. Por ejemplo, solo el 16 por ciento de los estudiantes dijeron que sus padres toman en serio la religión. Solo el 24 por ciento de los estudiantes informaron que sus madres toman en serio la religión. De cada tres estudiantes, dos dijeron que la indiferencia de sus padres era tal que ni siquiera les importaba si sus hijos participaban o no en instrucción religiosa.

También se notó que el 83 por ciento de los padres y el 74 por ciento de las madres rara vez asisten a la iglesia, si acaso asisten alguna vez. Y en esto, los hijos reflejaron los hábitos de sus padres. Pero eso era de esperarse. Por lo general los hijos siguen el ejemplo que les dan sus padres en asuntos de adoración formal.

Pero hubo otro aspecto de la investigación del científico que fue inesperado para muchos. La publicación Escuela y nosotros lo explicó como sigue:

“Un resultado que nadie había considerado: En este ambiente de apatía religiosa, en que sobresale la apostasía de la piedad familiar, crecen jóvenes que en este caso no son la imagen de los adultos. Los jóvenes urbanos declararon:

“‘Frecuentemente me preocupo con la cuestión de la existencia de Dios’ (59 por ciento).

“‘Muchas veces he pensado acerca del significado de la vida’ (64 por ciento).

“‘Me intereso en saber lo que sucede después de la muerte’ (57 por ciento).”

El informe añadió: “Hay muchos jóvenes que viven en este clima antirreligioso, cuyos padres son todo lo contrario de los cristianos fieles, pero que a pesar de eso se ocupan en tales preguntas religiosas de importancia como: De dónde, adónde y el significado de la vida.”

Solo la cuarta parte de los estudiantes dijeron que consideraban los asuntos de religión como temas faltos de importancia o no populares. Otra encuesta que se hizo de niños escolares en la ciudad de Düsseldorf indicó casi los mismos resultados para todas estas preguntas.

Curiosidad natural de la juventud

El Ministerio Bávaro de Educación y Cultura llegó a esta conclusión: “Fútbol, televisión y motocicletas... todos los que piensan que éstas son las cosas importantes en torno de las cuales gira el mundo de los adolescentes de 15 años de edad, no ven todo lo que hay, no miran tan profundamente como deben. La investigación que se realizó con respecto a los niños urbanos de Munich no deja lugar a dudas: Los importantes y permanentes temas de instrucción religiosa, como el temor, la gracia, culpa, esperanza, pena, confianza, aprecio, perdón, todavía están en demanda y los buscan.”

Es errónea la opinión de que los jóvenes no quieren creer en Dios ni en asuntos relacionados. La realidad es que su descreimiento es el resultado de lo que sus padres, y los clérigos, les enseñan o no les enseñan, y el ejemplo que éstos les dan en su vida cotidiana. Eso explica por qué el Ministerio Bávaro recomendó que ‘los padres pongan fin a su cobardía respecto a considerar asuntos de religión con sus familias.’

Claro está, pues, que no está muerto el interés de los jóvenes en cosas que tienen que ver con Dios. Ese interés parece ser inherente a ellos. Es natural que tengan curiosidad acerca de la vida y quieran saber las respuestas a las preguntas serias acerca de ella. Pero cuando no reciben las respuestas, o las reciben de la manera torcida en que a menudo presentan estos asuntos las religiones contradictorias de este mundo, esa inclinación natural de adorar a su Hacedor puede ser ahogada. La conciencia se puede hacer insensible respecto a estos asuntos.

¡Qué grave responsabilidad descansa sobre los padres, y también sobre los que se supone que deben impartir instrucción religiosa! Tampoco pueden los padres tratar de trasladar toda la responsabilidad a los clérigos. Prescindiendo de lo que haga el clero, los padres tienen la responsabilidad principal de instruir a sus hijos acerca de Dios. La Palabra de Dios, la Santa Biblia, dice: “Ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino más bien críenlos con disciplina, dándoles instrucción para que crean en el Señor.”—Efe. 6:4, Versión Popular.

Se ve claramente que en su instrucción los padres habrían de incluir los asuntos vitales acerca de Dios porque la instrucción similar registrada en la Biblia en Deuteronomio 6:5-7 dice: “Y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma y toda tu fuerza vital. Y estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes.” Así se podrá satisfacer la curiosidad natural de los hijos.

Pero, ¿se puede decir que las iglesias han equipado a los padres para impartir esta instrucción en casa? No. Y a eso se debe principalmente la “cobardía” de los padres, el no querer considerar asuntos religiosos en casa. Por lo común a nadie le gusta considerar asuntos que expongan su incompetencia.

¿A quién se puede culpar por esta falta de habilidad de instruir en casa? Bueno, se puede atribuir la culpa a dos partes. Primero, a los padres mismos, puesto que deben esforzarse por averiguar dónde pueden conseguir dirección de esa clase. También puede atribuirse a los sistemas eclesiásticos y su clero por no instruir debidamente a los padres, adultos y jóvenes.

Enseñanza que tiene éxito

Cuando a los hijos se les enseña apropiadamente las cosas correctas acerca de Dios, el resultado da gusto. La Palabra de Dios nos dice que así sería. Proverbios 22:6 declara: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él.”

Ese entrenamiento tiene que empezar en casa. Es preciso que los padres enseñen a sus hijos la verdad acerca de Dios. Y es preciso que los padres lleven vidas que estén en armonía con los principios piadosos.

En el primer siglo, los cristianos entrenaban a sus hijos de esta manera. Los jóvenes no solo conocían la verdad acerca de Dios y sus propósitos, sino cuando llegaban a ser adultos y tenían sus propias familias, estaban equipados para instruir a sus hijos también.

El apóstol Pablo escribió lo siguiente al joven Timoteo: “Desde la infancia has conocido los santos escritos, que pueden hacerte sabio para la salvación por medio de la fe relacionada con Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, estando completamente equipado para toda buena obra.”—2 Tim. 3:15-17.

¿Hay padres que puedan impartir esta clase de instrucción y entrenamiento a sus hijos hoy día? ¿Hay hijos que “desde la infancia” hayan conocido los santos escritos que fueron inspirados por Dios para servirnos de guía a nosotros? Sí, hay personas de esa descripción... de hecho, hay más de dos millones de ellas, en más de 200 países, de toda nacionalidad. Participan en un arreglo ordenado destinado a instruir y entrenar a adultos y niños acerca de Dios. Esta instrucción es una parte íntegra del modo de vivir de los testigos de Jehová en toda parte del mundo.

Hoy, los jóvenes que han sido entrenados por padres temerosos de Dios están seguros de lo que creen. Usando su propia Biblia pueden probar para sí mismos cuál es el punto de vista correcto acerca de Dios y del vivir cristiano. Tienen un fundamento firme para la vida actual, y una maravillosa esperanza de vida en el porvenir.

Una niña en una escuela de enseñanza elemental dijo que conoce la verdad acerca de los importantes asuntos de la vida porque, como declaró ella: “Mamá me ha leído desde que era bebé.” Esa instrucción vino directamente de la Biblia y de ayudas para el estudio de la Biblia. Ella era como Timoteo, que había ‘conocido los santos escritos desde la infancia,’ el cual conocimiento lo equipó debidamente para la vida.

Otra niña pudo explicarles a sus condiscípulos tales cosas como dónde están los muertos, lo que es el infierno, lo que el futuro brinda, y así por el estilo. Cuando otra niña le preguntó cómo sabía todo esto, explicó que hace años que sus padres la instruyen acerca de la Biblia. También habían usado manuales que explican las doctrinas de la Biblia así como sus principios prácticos y provechosos sobre el vivir.

Mencionó haber aprendido mucho del excelente manual especialmente preparado para los jovencitos, intitulado “Escuchando al Gran Maestro.” Este libro informa a los jóvenes acerca de Dios y les da instrucción práctica para poder hacerle frente al vivir diario.

Apreciando la instrucción

A medida que crecen los jóvenes, pueden mirar hacia el pasado y realmente apreciar el haber recibido entrenamiento de la clase correcta. Reconocen que verdaderamente enderezó su modo de pensar y ordenó su vida del modo apropiado para que pudieran evitar muchos de los peligros que les son comunes a la juventud.

Una joven les escribió esto a sus padres después de graduarse de la escuela secundaria: “Quiero decirles a los dos cuánto los amo y cuánto aprecio todo lo que han hecho para mí. Es solo porque ustedes me han ayudado que he llegado a este tiempo de mi vida. Siempre que lo necesitaba, ustedes me dieron consejo excelente y estímulo, y siempre con bondad y amor.”

Esta joven añadió: “Me han dado otra cosa por la cual siempre me sentiré agradecida. Al enseñarme acerca de Jehová Dios y sus principios bíblicos, me han dado un propósito en la vida que me ha hecho muy feliz. También me han dado una maravillosa esperanza para el futuro y me han enseñado a confiar en Jehová y sus promesas. Ahora, al esforzarme por servirle más cabalmente, espero que ustedes se sientan felices por haberme dado las cosas más preciosas de la vida. De nuevo, muchísimas gracias a los dos. Las palabras no bastan para expresar cuánto aprecio les tengo a los dos, pero sé que comprenden.”

¡Qué excelente galardón recibieron los padres de esta joven por sus años de sincero y amoroso esfuerzo! Esta manifestación de aprecio es común entre los hijos de padres que han aprendido lo que son las leyes, principios y propósitos de Dios, y luego se han equipado para instruir a sus hijos. Y esto no quiere decir que los padres tienen que ser perfectos, ni intelectuales, ni poseer habilidades extraordinarias. Cualquier padre que sinceramente se interesa en instruir a sus hijos puede aprender a hacerlo.

Usted puede ver por sí mismo que el proceder de esta manera da resultados, que es práctico, que surte efecto. Visite al Salón del Reino de los Testigos de Jehová más cercano a usted, o asista a una de sus asambleas grandes. Sin duda quedará impresionado al notar la gran cantidad de jóvenes entre los concurrentes. No, estos jóvenes no son perfectos. Pero sí quieren saber el propósito de la vida y lo que el futuro encierra para ellos. Se están enterando. La curiosidad natural que tienen acerca de estos asuntos está recibiendo atención.

Es cierto que no todos los hijos responden bien. Pero la mayoría sí. Y si usted es padre o madre, puede imaginarse el gozo que tienen los padres cuyos esfuerzos han sido recompensados. Es como dice la Palabra de Dios: “El padre de un justo sin falta estará gozoso; el que llega a ser padre de un sabio también se regocijará en él. Tu padre y tu madre se regocijarán, y la que te dio a luz estará gozosa.”—Pro. 23:24, 25.

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