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  • La masa rocosa de nuestra Tierra... diseñada para vida

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  • La masa rocosa de nuestra Tierra... diseñada para vida
  • ¡Despertad! 1977
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¡Despertad! 1977
g77 8/3 págs. 16-19

La masa rocosa de nuestra Tierra... diseñada para vida

VIVIMOS sobre la superficie de una inmensa astronave globular de roca y metal. Si nos fuera posible cavar debajo de la superficie de la tierra a la profundidad de unos 30 kilómetros, lo único que hallaríamos sería roca inanimada en lo que se llama el manto de la Tierra. Por lo tanto la corteza, sobre la cual vivimos, hecha principalmente de elementos no metálicos, es una piel sumamente delgada encima de miles de trillones de toneladas de materia que nunca vemos salvo por alguna roca fundida que sube a través de la corteza debido a acción volcánica. No obstante, todo esto es esencial para que tengamos un lugar donde vivir.

¿Cómo llegan los geólogos a sus conclusiones respecto a la composición de la Tierra? Bueno, tienen métodos de explorar dentro de nuestro planeta para suministrar una descripción tentativa del interior de la Tierra, pero confiesan que posiblemente no sea exacto el cuadro. Hasta la fecha nadie ha podido cavar dentro del manto, ni siquiera debajo de los océanos donde se halla la corteza más delgada, de solo entre cinco y ocho kilómetros de grueso. Se formuló un plan para hacer esto durante el Año Geofísico Internacional (de julio de 1957 a diciembre de 1958). Probablemente haya leído acerca de ello, el llamado proyecto “Mohole.” “Moho” es un término abreviado para el límite entre la corteza y el manto debajo. Este esfuerzo por averiguar la composición de la corteza y exactamente qué constituye la parte superior del manto se malogró debido a los enormes gastos envueltos y la falta de pericia para hacer el trabajo.

Terremotos “radiografían” la Tierra

Por más extraño que parezca, los terremotos han sido muy útiles en determinar la estructura de lo que yace debajo de la superficie terrestre. A su vez, el saber lo que hay allí nos ayuda a explicar las cosas que nos hacen habitable la corteza de la Tierra. El estudio de los terremotos se llama “sismología.”

Los sismólogos han descubierto que durante un terremoto se crean varias clases de vibraciones, u ondas. Estas ondas radían en toda dirección desde el epicentro, el foco o lugar donde se origina el sismo. A medida que las ondas pasan por la tierra curvean con una curvatura contraria a la superficie terrestre, y las estaciones de sismógrafos a muchos kilómetros de distancia reciben y registran las ondas. Hay tres clases de ondas: (1) la onda principal, que viaja por la corteza, (2) una onda primaria (“P”) (onda de la clase que empuja y tira) y (3) una onda secundaria (“S”) (una onda transversal). Estas dos últimas ondas viajan a través de la tierra. La onda “P” se desvía a la profundidad de unos 2.900 kilómetros. La onda “S” queda completamente eliminada más allá de esta profundidad. Evidentemente esto se debe a que se encuentran con alguna clase de obstáculo en el límite inferior del manto donde éste se une al núcleo exterior más abajo. Otro rayo de la onda “P” continúa a través del centro terrestre, aunque la onda “S” no excede una profundidad de 2.900 kilómetros.

Un núcleo parcialmente líquido

¿Por qué queda parada la onda “S” cuando llega a esa profundidad de 2.900 kilómetros? Además, ¿por qué se desvía una raya de la onda “P” y se reduce la velocidad de la otra raya? Evidentemente porque es líquido el núcleo exterior debajo del manto terrestre. Sirve para ilustrar este fenómeno el hecho de que un objeto de metal duro (por ejemplo, una campana) transmite una vibración mejor que un objeto blando. La onda “S” no puede viajar a través de un líquido, y la onda “P” o se desvía o va considerablemente más despacio. Esta velocidad reducida dura por unos 2.175 kilómetros. Parece, pues, que el núcleo exterior, que se extiende unos 2.175 kilómetros más adentro hacia el centro de la Tierra, es líquido, o se porta como líquido. Considerando la gran presión y calor (unos 2.200 grados Celsius en la parte superior del núcleo exterior y unos 5.000° C. en el fondo, donde empieza el núcleo central o interior) la roca del núcleo exterior bien pudiera hallarse en un estado líquido, derretido.

¿De qué se componen el núcleo exterior y el núcleo central? Un estudio de los meteoritos que llegan a la Tierra del espacio sideral sugiere que estos núcleos de la Tierra son en su mayor parte hierro, aleado con níquel. La onda sísmica se acelera al viajar por el núcleo central, lo cual denota que éste es sólido, y, probablemente, en su mayor parte, muy denso y duro.

La corteza y su manto subyacente

Nosotros aquí en la corteza de la Tierra precisamos un lugar sólido y estable donde vivir y ciertamente la Tierra nos lo suministra. Pero precisamos más que roca compuesta principalmente de metal. Estas otras cosas necesarias las ha provisto el Creador en la corteza de la Tierra, junto con su atmósfera. La corteza está compuesta de roca mucho más ligera que contiene muchos elementos, en particular oxígeno y silicio, así como aluminio, hierro, calcio, sodio, potasio y magnesio, que abundan en el orden indicado. El oxígeno y el silicio, ambos elementos no metálicos, componen como el 75 por ciento de la corteza por peso y el 93 por ciento por volumen. Luego hay el agua y la atmósfera, que obran juntas para desmenuzar la corteza rocosa y hacer de ella terreno o suelo. Pero el Creador no limitó el logro de esta tarea a medios mecánicos. Creó la humilde lombriz de tierra, que hace más para el hombre que lo que él puede imaginarse.

El suelo, en particular, suministra elementos para hacer crecer y sostener la vida vegetal que es el alimento básico de toda la vida animal en la Tierra. (Gén. 1:29, 30) Las otras materias que se hallan en la corteza, tanto orgánicas como inorgánicas, son útiles para la construcción, maquinaria, combustible, química, medicina y así por el estilo, pues tienen numerosas aplicaciones.

La materia que yace debajo de la corteza causa cambios constantes en ella por acción volcánica. Se cree que las corrientes de convección debajo del fondo oceánico causaron la cordillera que está a mediados del Atlántico, una cadena de montañas de 600 metros de altitud. Algunos geólogos creen que en un tiempo los continentes que actualmente lindan con el océano Atlántico estaban unidos y entonces se separaron poco a poco, con la cordillera a mediados del Atlántico quedando situada centralmente entre las dos partes.

Hay una teoría de que el agua en los océanos fue producida del manto. Basan esta idea en el hecho de que la parte superior del manto contiene un mineral que se llama serpentina, que es una combinación del mineral olivino y agua. Parece que el manto es la fuente del agua. Pero quizás alguien diga: ‘Pero mire la tremenda cantidad de agua que hay en los océanos.’ Eso es cierto, pero cuando comprendemos que todos nuestros océanos están en la corteza, y que en cuanto a volumen el manto es más de cincuenta veces mayor que la corteza, se ve que fácilmente pudiera ser posible.

Por lo tanto, parece que la corteza terrestre descansa sobre un manto sumamente caliente, que, por lo menos en algunas zonas, parece estar en un estado plástico, con la corteza “flotando,” en realidad, sobre el manto. En los ocho kilómetros exteriores de la corteza terrestre la temperatura sube aproximadamente 5/9° C. por cada 18 metros de profundidad. Las presiones también aumentan a la par con la profundidad. El agua que se filtra hacia abajo hasta llegar a las rocas muy calientes en el interior de la Tierra se sobrecalienta y llega a 145° C. y, al ser soltada, cambia instantáneamente en vapor. Eso explica por qué tenemos géiseres, como Old Faithful, en el parque Yellowstone de los Estados Unidos, que arroja miles de litros de agua a más de 30 metros de altura. Algunas de estas aguas subterráneas, forman manantiales de agua termal, y éstas le son importantes al hombre que las usa para caldas, lavanderías, calefacción de edificios y como fuentes de vapor para producir electricidad.

Las presiones de gas en la corteza ayudan a subir a la superficie agua como de pozo artesiano y petróleo y también proveen una fuente de gas natural para combustible. Muy adentro del manto se forma roca en fusión. Esta se llama “magma” (de una palabra griega que quiere decir “masa” o “pasta”). Impelida por gran presión, puede venir subiendo por aberturas o grietas y acumularse en la corteza, luego estallar en actividad volcánica. De esta manera grandes cantidades de rocas, lava fundida, vapor, polvo y ceniza, así como varios gases venenosos son echados fuera. Aunque esto es destructivo, trae materia hacia la superficie que fertiliza la corteza.

De modo que la tierra debajo de nosotros dista mucho de ser un “montón” de roca inerte e inactiva. Si el hombre pudiera amontonar tierra y roca en cantidades para formar una montaña le faltaría mucho para asemejarse a la excelente estructura que el Creador ha producido. Una montaña hecha por el hombre no sería más que un “montón.” Pero considere tan solo un rasgo maravilloso de una montaña hecha por Dios, a saber, el surtido de agua dulce de chispeante claridad que fluye de las muchas fuentes en sus laderas. ¡Qué “sistema de cañerías”! Además, hallamos manantiales de agua termal, fuentes de agua carbónica o gaseosa, aguas que contienen azufre o hierro, y otras clases de agua que a menudo son beneficiosas para la salud.

El campo magnético

Otro factor que el pesado núcleo terrestre evidentemente gobierna es el campo magnético de la Tierra. Se cree que las corrientes eléctricas en el núcleo exterior son la causa principal del campo magnético. Este campo rodea la Tierra tal como un campo magnético rodea una barra imanada. Es esencial a la vida, porque protege la Tierra de la radiación destructiva que viene del espacio sideral. Tiene que ver con la transmisión por radio, y sin duda afecta la vida de otros modos beneficiosos que todavía no se han descubierto. Las partículas cargadas procedentes del sol y del espacio tienden a seguir el campo magnético y producen las impresionantes exhibiciones aurorales. Hace mucho que los marineros y viajeros confían en el magnetismo terrestre para las direcciones de la brújula.

Los campos magnéticos de la Tierra cambian lentamente, pero se ignoran las causas. De vez en cuando la posición de los polos magnéticos varía. (Hay una diferencia entre el polo norte “geomagnético,” que es el extremo norteño del campo magnético de la Tierra, y el polo “magnético” del norte hacia el cual apunta la brújula. El mismo principio aplica a los polos geomagnéticos y magnéticos del sur.) El verdadero Polo Norte geográfico (el extremo norteño del eje de la rotación terrestre) actualmente dista varios centenares de kilómetros de los polos geomagnéticos y magnéticos del norte. Asimismo, el verdadero Polo Sur no está en el mismo lugar que los polos geomagnéticos y magnéticos del sur.

En varias partes de la Tierra se han hecho estudios de rocas permanentemente magnetizadas que parecen suministrar evidencia de que en el pasado muy, muy lejano los polos magnéticos “vagaban” sobre la Tierra, invirtiendo su posición varias veces. No se sabe el porqué de esto como sucede respecto a muchos otros factores de nuestra maravillosa Tierra. Ahora mismo, hay tantos misterios acerca del interior de la Tierra como los que hay acerca de algunas cosas del espacio universal. En realidad, esto subraya las palabras del profeta acerca del Creador y Soberano, Jehová Dios:

“¿Quién ha medido las aguas en el simple hueco de su mano, y ha tomado las proporciones de los cielos mismos con un simple palmo y ha incluido en una medida el polvo de la tierra, o ha pesado con indicador las montañas, y las colinas en la balanza? . . . ¡Mira! Las naciones son como una gota de un cubo; y como la capa tenue de polvo en la balanza han sido estimadas. ¡Mira! Él alza las islas mismas como simple polvo fino. . . . Hay Uno que mora por encima del círculo de la tierra, los moradores de la cual son como saltamontes, Aquel que está extendiendo los cielos justamente como una gasa fina, que los despliega como una tienda en la cual morar.”—Isa. 40:12-22.

[Ilustración de la página 17]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Núcleo interior

Núcleo exterior

Manto

Corteza

1290 kms.

2175 kms.

2900 kms.

5 a 32 kms.

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