Las mejores soluciones a nuestros problemas
TAMBIÉN hay muchas otras esferas de la vida en las cuales el ser siervo de Dios nos ayuda a tratar con los problemas. Nos ayuda a aprender a llevarnos de la mejor manera con toda clase de personas, a tratar con las diferencias de personalidad, a mejorar nuestra relación con la familia, los amigos, los vecinos, y a enfrentarnos debidamente a los errores... los nuestros y los de otras personas también. Pero los pocos ejemplos que ya hemos considerado ilustran que el servir a Dios es la manera más práctica de mantener manejables nuestros problemas. Y los problemas que no podemos controlar, Dios mismo los resolverá para nosotros al debido tiempo.
Esta ayuda doble que los siervos de Dios obtienen (es decir, el mejor consejo para tratar con nuestros problemas hoy, y la magnífica esperanza de que todos los problemas sean completamente resueltos en Su nuevo orden) da a sus siervos una paz mental y un gozo que no se encuentran en la vida de los que no sirven a Dios. Este contraste se describe de modo interesante para nosotros en el capítulo 65 de Isaías 65, versículos 13 y 14. Dice:
“Por lo tanto esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘¡Miren! Mis propios siervos comerán, pero ustedes mismos padecerán hambre. ¡Miren! Mis propios siervos beberán, pero ustedes mismos padecerán sed. ¡Miren! Mis propios siervos se regocijarán, pero ustedes mismos sufrirán vergüenza. ¡Miren! Mis propios siervos clamarán gozosamente a causa de la buena condición de corazón, pero ustedes mismos clamarán a causa del dolor de corazón y aullarán a causa de puro quebranto de espíritu.’”
Sí, ciertamente es sensato el servir a Dios, porque como dice Primera a Timoteo 4:8, encierra ‘promesa, no solo de una vida mejor ahora, sino de una vida mucho mejor que ha de venir’ en el nuevo orden de Dios.
¡Y qué maravillosa vida será la que habrá en el nuevo orden! ¡Piense en vivir en una Tierra hermosa, libre de contaminación, delito, guerra, pobreza, enfermedad y hasta de la muerte!
Imagínese la emoción, en cada día de la vida, de disfrutar de las muchas cosas que Dios ha creado para su pueblo... las majestuosas montañas, los refrescantes bosques, los jardines abundantes en flores, la fascinadora vida animal, los ríos y lagos de agua cristalina y chispeante, los deliciosos alimentos, así como el gozo de tener familias y amigos amorosos. Esas cosas compondrán el modo de vivir permanente para el cual Dios ahora está preparando a sus siervos.
En realidad, considerándolo todo, no puede haber duda de que el servir a Dios puede ayudarle a resolver sus problemas. La cuestión que permanece es la de si usted desea servirle o no. Debería querer hacerlo, puesto que Jehová es un Dios bondadoso, generoso y amoroso que da a su pueblo muchísimos beneficios. Además, él no coloca sobre uno cargas tan pesadas que uno no las pueda llevar. Por eso el servirle es un placer.
Ciertamente el invertir tiempo y energía en aprender a servir a Dios es como invertir una cantidad mínima de dinero y obtener centenares de millones de veces esa cantidad a cambio. ¿Por qué? Porque Jehová lo apoyará a usted y ciertamente bendecirá sus esfuerzos por servirle. Le ayudará a resolver sus problemas ahora, y le permitirá vivir para siempre en su nuevo orden libre de problemas, donde, según promete Salmo 145:16, Jehová ‘abrirá su mano y satisfará el deseo de toda cosa viviente.’