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  • ¡Despertad! 1977
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¡Despertad! 1977
g77 8/8 págs. 5-10

¿Qué es la radio “CB”?

EL ESPOSO de una señora estaba sufriendo un ataque cardiaco. Deteniéndose en la carretera, logró parar a un automovilista que pasaba, que por casualidad era una enfermera graduada. Comprendiendo al instante la urgencia de la situación, la enfermera recordó que su esposo recientemente había instalado en su automóvil una radio CB (banda de radio de ciudadanos, en los EE. UU.). “No sé cómo usar este aparato,” dijo ella en el micrófono, “pero tengo aquí a un hombre muy enfermo.” Dentro de poco llegó un partido de emergencia y con prontitud transportó al hombre al hospital.

Socorros de emergencia parecidos a éste se están haciendo comunes en las carreteras estadounidenses, puesto que la radio CB tiene fascinados a individuos desde un extremo de la nación hasta el otro. Aunque la provisión gubernamental para la banda de radio de ciudadanos ha existido por casi 20 años, “pasaron 16 años, de 1958 a 1974, antes que alcanzáramos el primer millón de personas con licencias,” dijo un oficial de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). “Entonces en ocho meses conseguimos el segundo millón, y en tres meses el tercer millón.” Desde entonces el número de personas que han obtenido licencias se ha multiplicado otra vez.

Algunas autoridades calculan que actualmente hay más de 20 millones de radios CB en uso y dicen en explicación que muchos operadores tienen más de una unidad, y muchos otros transmiten ilegalmente sin conseguir licencias. Se informa que casi uno de cada 10 automóviles de pasajeros y más de la mitad de los camiones que viajan largas distancias tienen este equipo, y el oficial de la FCC encargado de la regulación de la CB predice que quizás algún día haya tantos como 60 millones de personas con licencias. Un promotor de estas unidades generalmente baratas y fáciles de instalar dijo entusiasmadamente: “Las radios CB serán como los despertadores... cada hogar tendrá una.”

Algunos dicen que el fenómeno de la CB representa “la mayor explosión de las comunicaciones desde la invención del teléfono.” Algunos pronostican que tal vez produzca un efecto social tan profundo en los estadounidenses como el que produjo la televisión. ¿A qué se debe esta repentina ola de interés en la radio CB?

CB recibe una recomendación dudosa

La CB figuró en las noticias casi inmediatamente después que empezó la crisis petrolera. En los Estados Unidos los precios del petróleo subieron a casi el doble, y el gobierno redujo a 90 k.p.h. la máxima velocidad permitida a los automóviles de la nación, asestando un golpe a los camioneros donde les dolía. Airados por la repentina reducción en ingresos como resultado del aumento en el precio del petróleo y los alargados horarios de camionaje, protestaron. Usaron bloqueos en los caminos para causar enredos de tránsito, y coordinaron sus acciones por medio de sus radios CB. Los medios nacionales de transmitir noticias, incluso la televisión, no dilataron en dar publicidad al aprieto de los vejados camioneros que estaban ligados por sus radios CB y su propio “lenguaje CB” especial.

Lo que los camioneros hacían para engañar y eludir a los “Smokey Bears” (apodo que les dieron a la policía estatal de tránsito) se tornó en una aventura parecida a las de Robin Hood. Las radio CB difundían las ubicaciones de las patrullas policíacas y estaciones de pesar camiones. Los límites de velocidad y de peso se violaban con una actitud audaz. Por supuesto, los que radiodifundían información con la mira de que se usara en violar la ley no se identificaban. En cuanto a las letras de llamada que la FCC exige que usen los operadores de CB, éstas fueron reemplazadas con nombres cómicos como Patita de Goma, Papá Grande, La Fantasma y otros que agradaban al egotismo de los conductores.

También prevaleció el “lenguaje CB” especial en el cual se usaron palabras, números y expresiones conocidos principalmente a los que se hicieron parte del “club” CB. Un automóvil pequeño llegó a llamarse un “patín”; una carretera de cuatro pistas, una “super-laja”; un hablador, una “mandíbula cremallera.”

Todo esto captó la imaginación del público, y muchos querían participar en la “diversión.” Escribiendo al Times Magazine de Nueva York, un individuo que usa la CB dijo: “Puesto que este lenguaje de fraternidad secreta ha dotado al juego de humor e interés, la nueva generación de operadores de CB ha hecho un proyecto de evadir el arresto por exceder la velocidad permitida. . . . además muchos operadores no hacen caso de las reglas de la Comisión Federal de Comunicaciones. De modo que gran parte del uso de la banda de radio de ciudadanos es de carácter desaforado o rebelde.”

Se ve pues, que aunque muchos pueden entusiasmarse por la posibilidad de usar la CB para bien, sus antecedentes y uso no carecen por completo de aspectos dudosos. Será provechoso dar una mirada más detenida a los usos y abusos en el uso de la CB a fin de obtener un punto de vista equilibrado del asunto. Primero, algunos beneficios . . .

Ayudantes en las carreteras

Imagínese en su automóvil inmovilizado en un tramo desolado de camino en el suroeste de los Estados Unidos... con un neumático desinflado o un tanque de gasolina vacío como su única compañía. Recientemente un reportero de The Wall Street Journal se colocó a propósito en estas situaciones y pidió ayuda en su radio CB para ver qué sucedería. En ambos casos, en menos de cinco minutos alguien se detuvo y gustosamente ayudó al periodista a reanudar su viaje, sin costo.

La radio CB también hace disponible a los viajeros honrados información mucho más útil que el saber dónde están los policías de tránsito. Los operadores de la CB alegremente se ayudan unos a otros dando información acerca de lugares de acampar, moteles no costosos, buenos restaurantes, mecánicos, correos y otros datos de la localidad. “En algunos casos,” dice un operador, “se nos ha dicho que nos desviemos y esperemos, y dentro de un minuto o dos se nos ha presentado un escolta para conducirnos a donde queríamos ir.”

Informes de accidentes, averías, peligros en el camino, tráfico congestionado, conductores borrachos, delitos, y hasta acerca de violadores de la velocidad permitida crepitan a través de la banda de ciudadanos. Algunas agencias encargadas de hacer cumplir la ley están aprovechándose de esta información instantánea. Por ejemplo, la Patrulla de la Carretera Estatal de Misuri equipó a más de 700 automóviles de patrulla y nueve cuarteles generales de tropas con radios CB para que escuchen el canal de emergencia, número 9. Como resultado, cada mes centenares de automovilistas de Misuri que necesitan ayuda debido a averías o que han sido lesionados en accidentes reciben ayuda rápidamente, mientras que otros centenares son arrestados por conducir en estado borracho, exceder la velocidad permitida y por otros delitos. Al notar el potencial de la CB para la seguridad en las carreteras, la agencia del gobierno federal, la Administración Nacional Sobre la Prevención de Accidentes en las Carreteras lanzó un programa que estimuló a los operadores de CB a transmitir información de emergencia.

Los camioneros de larga distancia han descubierto que la CB les ayuda a quedarse despiertos en sus viajes solitarios. Antes de CB, dijo uno de ellos: “Me hallaba muy aburrido. Hacía cualquier cosa para ocupar mi mente y permanecer alerta.” Pero ahora, dice él: “Es un mundo completamente nuevo.” Como resultado se ha visto una reducción drástica en la cantidad de amfetaminas que los camioneros usan para permanecer despiertos.

Los esposos también han hallado que la CB es una manera muy conveniente de dejar a sus esposas saber a que hora tener preparada una comida después del trabajo, o para informarles que van a llegar tarde debido al embotellamiento del tráfico o algún otro problema. Los granjeros que trabajan lejos de la casa hallan que la radio CB les ofrece ventajas parecidas.

Claro está que la radio CB puede proveer muchos beneficios prácticos a los viajeros de las carreteras y a otros. No obstante, como sucede en el caso de muchas otras comodidades modernas, hay ciertos peligros que la persona prudente deseará considerar para que esta comodidad sea su siervo, no su amo.

Los peligros

Según los reglamentos de la FCC, la banda de los ciudadanos tiene como propósito “hacer posible un servicio privado de radiocomunicación de corta distancia para las actividades comerciales o personales de los que tengan licencias.” Los reglamentos prohíben el uso del equipo CB para cualquier propósito “contrario a la ley federal, estatal o local.” También está proscrita la transmisión de “palabras o lenguaje obsceno o indecente y palabras de reniego o de significado soez,” así como también “música, silbidos, efectos sonoros, o cualquier materia cuyo propósito es divertir o entretener.”

Obviamente, mucho de lo que se transmite corrientemente por la radio CB no está en conformidad con la ley. Y el estimular a la violación de leyes de tránsito, el transmitir sin licencia o el dejar de usar las letras de llamada no son las únicas prácticas dudosas entre algunos operadores de CB. Puesto que hay tantos millones de personas transmitiendo, cada vez más personas usan su equipo sin tenerles consideración a otros.

Por ejemplo, algunas personas, muy deseosas de ser oídas, aumentan la potencia de sus aparatos muy por encima de los 4 vatios legalmente autorizados. Con frecuencia esto causa lo que se llama “sangría desbordante” en otros canales de la CB, entorpeciendo su recepción. Además, esto a menudo causa interferencia en las radios, aparatos de televisión y otro equipo electrónico en las cercanías. Cuando los agentes federales de ley entraron por fuerza en los hogares de siete residentes de Nueva Jersey que eran operadores ilegales de CB y confiscaron su equipo, ¡descubrieron que algunas de las unidades estaban transmitiendo con más de 1.000 vatios de potencia!

Otros abusos en el uso de la CB incluyen el acto de grupos o individuos que se apoderan de un canal egoístamente y luego amenazan a toda otra persona que trate de usar “su canal.” Muchas personas hablan en exceso de los cinco minutos que se les permite legalmente, y también hacen caso omiso de la interrupción de un minuto que se requiere entre transmisiones.

El lenguaje obsceno y el “humor” inmoral también son problemas. Un operador desilusionado escribió lo siguiente a la CB Magazine: “Estoy sentado aquí escuchando mi radio CB y la manera repugnante en que hablan. . . . Algunos de los hombres y mujeres están usando lenguaje muy obsceno y frases muy sugerentes. Si su familia estuviera en el auto, Sr. Operador de CB, ¿quisiera que oyera esto?”

Y eso no es todo, pues algunos hasta usan la CB para hacer solicitudes para la prostitución. La revista Newsweek informa lo siguiente: “En algunas zonas del país, la charla casi constante de prostitutas y contrabandistas está abrumando a las personas comunes que solo quieren trabar una conversación, informar sobre un accidente o decirles a sus familias que llegarán a casa tarde para la cena.”

Debido a que hay conversaciones y otra materia tan degradantes, además de una gran cantidad de habla que carece por completo de valor, un operador perturbado dice: “La banda de ciudadanos puede ser un montón de desperdicios, casi inútil, especialmente alrededor de las zonas urbanas. Toda la charlatanería e ilegalidad tienen enfurecidos a los operadores serios de C.B.”—Times Magazine de Nueva York, 25 de abril de 1976, pág. 60.

Efectos en la gente

Los abusos en el uso de la CB también han resultado en problemas de familia, desavenencias con los vecinos, daños y hasta muerte. En dos casos recientes, uno relacionado con el lenguaje obsceno que un operador de CB usó y el otro con un operador que acaparó el canal, los resultados fueron peleas y dos homicidios. Algunos operadores hasta han formado grupos a modo de vigilantes para “limpiar” los canales de CB, pero esto a menudo da por resultado más estragos que ayuda. El jefe de policía auxiliar de Helena, Montana, cuenta de algunos que “se encargaron de hallar” a la persona que estaba usando lenguaje obsceno al radiodifundir. “Siguió una lucha, y resultó que no era el hombre responsable.”

“¿Por qué será que la radio CB hace que adultos maduros se porten como niños?” pregunta el escritor de la columna CB para el Express de Easton, Pensilvania. “Se les oye disputar y altercar, fanfarrear y amenazarse por cosas tan insignificantes como quién ha usado su apodo por más tiempo o quién tiene la radio más ‘potente’ de la vecindad.” Puede que algunos pregunten: “¿Pudiera atribuirse parte de la razón por la cual muchos ‘adultos maduros se portan como niños’ al lenguaje juvenil de la CB, a los apodos pueriles y propósitos inmaturos que a menudo predominan la banda de ciudadanos, creando así un ambiente pueril?”

Otro problema, la interferencia en los aparatos de TV, contribuye a la ira de los vecinos. A veces, aunque la transmisión por CB se haga a la potencia legal, puede causar una distorsión de la imagen en los receptores de televisión cercanos y posiblemente hacer que se oiga una voz no deseada a través del altavoz. La publicación CB Magazine dijo: “El problema de la TVI [interferencia en los televisores] causado por la CB está cobrando rápidamente dimensiones universales.” Los oficiales de la FCC calculan que en 1976 recibieron por lo menos 150.000 quejas acerca de interferencia.

Los operadores de CB pueden argüir correctamente que a menudo los receptores de televisión tienen la culpa por no tener circuitos impeditivos. Sin embargo, como señala CB Magazine: “Después de todo, antes que el operador de CB consiguiera su aparato CB, el equipo del vecino ‘funcionaba excelentemente.’” El artículo también instó a los operadores de CB “a empezar a asumir más responsabilidad por este problema.”

Ciertamente el cristiano que opera un aparato de CB no quisiera estorbar el funcionamiento del equipo electrónico de su vecino, tal como no quisiera que otros estorbaran el uso del suyo. Aunque la deficiencia radique en el televisor de su vecino, el cristiano tratará de resolver el problema sin hacer valer sus “derechos.” El principio expresado en el Sermón del Monte de Jesús debe regir: “Si alguna persona quiere ir al tribunal contigo y hacerse dueño de tu prenda interior de vestir, deja que se lleve también tu prenda exterior de vestir.”—Mat. 5:40; 7:12.

Hay otro asunto que los cristianos dueños de CB deben considerar, y, como ejemplo, se cita lo siguiente de una carta que escribió acerca de su cónyuge una esposa perturbada: “Ahora se entrega a su aparato tanto que lo usa de noche, después de cerrar su negocio como a las 11:00 p.m. . . . hasta a eso de las 2:00 a.m. Causa tremendo trastorno.” ¿Desearía un cristiano entregarse a una afición como ésta a tal grado que estorbe su vida de familia apropiada y le robe tiempo que necesita para actividades más provechosas, simplemente para poder jugar?

Además, en vista del sano principio bíblico de que “las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles,” ¿puede uno decir que porque muchos de los que usan el equipo CB no son violadores de la ley, malhablados e inmorales, uno está justificado si pasa mucho tiempo comunicándose con ellos cuando no lo hace para obtener o impartir información que tenga propósito determinado? ¿Tomaría usted el teléfono, marcaría un número a la ventura, y se asociaría con cualquier persona que contestara su llamada?—1 Cor. 15:33.

Vale la pena considerar el punto de vista práctico que la Biblia ofrece sobre este asunto: “Es cierto lo que se dice, que uno es libre para hacer lo que quiera; pero no todo es de provecho. Sí, uno es libre para hacer lo que quiera, pero no debe uno dejar que nada lo domine [“lo haga su esclavo,” Today’s English Version (1976)].” Por lo tanto, uno no quisiera esclavizarse a su equipo de CB como tampoco quisiera esclavizarse a su aparato de televisión o a cualquier actividad que pudiera resultar en desperdicio de tiempo valioso.—1 Cor. 6:12, Versión Popular.

Si uno tiene una radio CB para sus asuntos personales o comerciales... excelente. Pero ¿por qué no usarla como instrumento, no como un juguete? El que encabeza las operaciones CB para la FCC dijo: “Si las personas individuales que usan CB fueran un poco más corteses, un poco menos locuaces y no trataran de acaparar las vías de radiocomunicación, nuestros problemas serían menos graves. El caso es que hay muchas personas que no se interesan en hablar a la ventura; han instalado sus unidades con un propósito muy específico.” Ciertamente éste es el punto de vista que el cristiano adoptaría.

[Ilustración de la página 8]

10-4 BUEN AMIGO

¿Cree usted que su afición debería perjudicar sus relaciones con sus vecinos?

[Ilustración de la página 9]

¿Debería su conversación con extraños dañar su vida de familia?

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