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  • Cuando su vida podrá durar cuanto usted lo desee

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  • Cuando su vida podrá durar cuanto usted lo desee
  • ¡Despertad! 1977
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¡Despertad! 1977
g77 8/10 págs. 12-15

Cuando su vida podrá durar cuanto usted lo desee

APARTE de dar atención razonable a nuestro cuerpo, poco es el dominio que podemos ejercer sobre la duración de nuestra vida. Jesucristo preguntó: “¿Quién de ustedes por medio de inquietarse puede añadir un codo al largo de su vida?” (Luc. 12:25) La honradez, la moralidad y el ejercicio de dominio de uno mismo y amor pueden ayudar a conservarnos la vida, pero no pueden ‘estirarla.’

Jesús, al hablar acerca de lo inútil que es que tratemos de hacer más larga nuestra vida, se refería a esta vida presente en la cual toda la humanidad, debido a la imperfección, solo puede esperar la muerte. Esta imperfección se debe al pecado. “El pecado es desafuero,” y es lo que hace que la gente cometa actos desaforados “pequeños” o “grandes.” (1 Juan 3:4) Y el pecado no es simplemente desafuero contra nuestro prójimo o contra los gobiernos, sino que es desafuero contra Dios, el Legislador Universal y el que es responsable por nuestra vida. Por lo tanto, el pecado obra en nosotros contra nuestra vida, y mientras uno tenga pecado, que se revela en la imperfección humana, jamás puede aumentar la duración de su vida.

Pero Dios se ha propuesto un tiempo en el cual el individuo podrá vivir cuanto lo desee, no por sus propios esfuerzos, sino por el arreglo de Dios.

Requisitos para una vida larga

Los hombres de la ciencia pasan por alto, no solo la causa de la muerte, sino también los requisitos primordiales para la adquisición de vida eterna. No solo necesitamos alimento natural, sino que también tenemos que tener alimento espiritual para mantenernos vivos. El Dios Todopoderoso hizo que se registrara este importante hecho en su Palabra, la Biblia: “No solo de pan vive el hombre, sino que de toda expresión de la boca de Jehová vive el hombre.” (Deu. 8:3) Cuando Jesucristo el Hijo de Dios vino a la Tierra, repitió esa declaración y también dijo: “Así como me envió el Padre viviente y yo vivo a causa del Padre, así también el que se alimenta de mí, sí, ese mismo vivirá a causa de mí.” “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.”—Juan 6:57; 10:10; Mat. 4:4.

Por eso, no puede haber continuación indefinida de la vida si se está apartado de Jehová Dios y sus provisiones espirituales por medio de Jesucristo. Para adquirir la vida, uno tiene que ingerir alimento espiritual o conocimiento espiritual. En cuanto a vivir para siempre, Jesús dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.”—Juan 17:3.

Además del alimento espiritual el hombre necesita otra cosa para vivir para siempre. Necesita que se le libre de la herencia de pecado y muerte. Pero ¿cómo puede hacerse esto? Dios, en su amor, hizo arreglos para que su Hijo diera su vida humana perfecta como rescate. Jesús dijo que vino “para dar su alma en rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:28) Dio su vida humana perfecta como rescate para sacar a la gente de la esclavitud al pecado y la muerte. (Rom. 5:21) Ese sacrificio suministra el fundamento para la restauración de las buenas relaciones con Dios, el Dador de Vida.

Sin embargo, para beneficiarse de ese sacrificio uno tiene que tener fe en el Hijo de Dios y lo que él logró a favor del hombre, tal como dijo Jesús: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.”—Juan 3:16.

Se necesita la gobernación de Dios

La gente puede ejercer fe en esa provisión de Dios ahora, y quizás lo haga, pero la duración de su vida no es alargada en gran medida más allá de lo que es el término medio. ¿Por qué no? ¿Son falsas las promesas de Dios por medio de Cristo? No; esto se debe a que se necesita algo más. Eso es un gobierno, el tan esperado reino de Dios, que ponga en vigor la ley de Dios. Éste tiene que eliminar el desafuero que hay en la Tierra. Tiene que abolir todas las formas de gobierno hechas por el hombre e introducir un sistema de cosas enteramente nuevo. Solo de esa manera puede crearse una “atmósfera” ambiental que les permita vivir hasta el grado de la plenitud a los que desean vivir en armonía con lo legalmente propio. Si no fuera así, tendríamos una repetición constante de la historia mundial. Los codiciosos y la gente sin principios seguirían aprovechándose de los honrados.

Pero cuando se pongan en vigor las leyes justas y rectas de Dios en la Tierra las personas de corazón recto tendrán protección. Y habiendo tales condiciones, es lógico que la mayoría de la gente comprenderá lo ventajoso de vivir bajo tal gobierno y se alegrará de hacer lo correcto. La Biblia declara el principio: “Cuando hay juicios procedentes de ti [Dios] para la tierra, justicia es lo que los habitantes de la tierra productiva ciertamente aprenderán.”—Isa. 26:9.

Cuando Dios emprenda acción para remover de la Tierra el sistema de cosas actual, ¿tendrán que morir los que practican lo que es correcto según los mandatos de Dios? En otras palabras, ¿terminará su vida, o podrán ellos seguir viviendo sin que haya una interrupción en la duración de su vida? Acerca de lo que acontecerá en ese tiempo, tenemos descripciones bíblicas que contestan nuestras preguntas. El profeta Daniel, escribiendo acerca de ese tiempo, dijo: “En los días de aquellos reyes [que estarían gobernando en el tiempo del fin] el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.” (Dan. 2:44) El gobierno de Dios sobre la Tierra no cambiará de manos ni tendrá fin. Por lo tanto, los que estén de parte del Reino, en la Tierra, recibirán su protección que les permitirá sobrevivir. No hay necesidad de que se les quite la vida. Si buscan el reino de Dios y practican la justicia de Dios, pueden vivir mientras Dios gobierne la tierra, que es para siempre.—Mat. 6:33; compare con Salmo 37:37-40.

Esperanza para los vivos y los muertos

Otra profecía muy animadora es la visión que Jesucristo le dio al apóstol Juan. Juan en realidad vio representada, en visión, a la gente que recibirá la protección de ese Reino. A él se le mostró una grande muchedumbre de personas cuya cantidad no se define, y se le dijo: “Estos son los que salen de la grande tribulación [en la cual se tritura y pone fin a los gobiernos del mundo].” Allí se le dijo a Juan que la tienda (de protección) de Dios se extendería sobre ellos, y que se les conduciría a “fuentes de aguas de vida.”—Rev. 7:9, 14-17; compare con Salmo 145:20.

Entonces, ¿cómo puede alguien vivir por todo el tiempo que desee bajo el mando del Rey seleccionado de Dios, Jesucristo? Será porque escogen vivir en obediencia voluntaria a las leyes de ese gobierno del Reino. Se ofrecerá también a los que han muerto en el pasado, y que serán resucitados, una oportunidad de mostrar si desean aceptar las provisiones de Dios. El apóstol Juan describe lo que vio más adelante en la visión, en estas palabras:

“Vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos.”—Rev. 20:12, 13.

A los que entonces obedezcan se les sanará gradualmente de su imperfección. La misma visión da una descripción según la cual los beneficios dadores de vida del sacrificio de Cristo fluyen como un río, y añade:

“Y de este lado del río y de aquel lado había árboles de vida que producen doce cosechas de fruto, dando sus frutos cada mes. Y las hojas de los árboles eran para la curación de las naciones.”—Rev. 22:1, 2.

Se continuará sanando con las “hojas” simbólicas durante el reinado de mil años de Cristo hasta que todos los que mantengan fe en el sacrificio de expiación de Cristo y que le obedezcan hayan llegado a la perfección humana de mente, corazón y cuerpo. (Rev. 20:4) La muerte que es el producto del pecado ya no los derribará, porque “el aguijón que produce muerte es el pecado.” Entonces la muerte que hemos heredado de nuestros antepasados pecaminosos dejará de existir. Entonces se podrá decir: ‘El último enemigo, la muerte, ha sido convertido en nada.’—1 Cor. 15:26, 56.

Por eso, durante el espacio de los mil años del mando absoluto del reino de Dios, todo individuo en la Tierra puede optar por seguir viviendo indefinidamente, o puede terminar su existencia en cualquier momento que escoja. Si odia hacer lo que es correcto y no tiene amor, respeto y consideración para con su congénere, y particularmente si no aprecia la bondad amorosa de Dios, puede optar por ser desobediente. Pero no puede continuar viviendo, porque durante ese tiempo a las personas que por sus hechos se descalifiquen de estar escritas en el “libro de la vida” se les dará muerte para siempre. Serán ‘arrojadas al [simbólico] lago de fuego,’ “la muerte segunda,” de la cual no habrá resurrección.—Rev. 20:14, 15.

Se ve, pues, que es tal como les dijo Moisés a los israelitas cuando éstos estaban para entrar en la Tierra Prometida para vivir bajo el gobierno de Dios allí: “Tienes que escoger la vida a fin de que te mantengas vivo.” Ahora podemos escoger, no simplemente prolongar nuestra vida actual, como podían hacerlo entonces aquellos israelitas, sino asegurarnos vida permanente en una “nueva tierra”... una duración de vida ininterrumpida.—Deu. 30:19; 2 Ped. 3:13.

¿Es esto deseable desde todo punto de vista? Ciertamente lo es para los que aprecian la vida. Pero si hay quien no pueda tolerar condiciones de justicia e insista en seguir practicando cosas que son perjudiciales para él mismo y perjudiciales para su prójimo, esa persona no tiene lugar en la sociedad de la “nueva tierra.”

El conocimiento bíblico le ayudará a escoger la vida

Todo se reduce a esta pregunta: ¿Desea usted vivir para siempre? Usted quizás no pueda lograr mucho en cuanto a su vida ahora, excepto en el sentido de poner más propósito en ella, hacerla mejor y más feliz, mientras mira al futuro con esperanza. Pero puede escoger ahora cuánto desea vivir en ‘la vida que ha de venir.’ (1 Tim. 4:8) Al escoger la vida ahora por medio de afianzarse de las instrucciones y provisiones de Dios, usted pudiera estar entre la “grande muchedumbre” que pasa con vida a través de la destrucción del sistema de cosas actual, una destrucción que, según toda la evidencia lo indica, está muy cercana. O se puede unir a estas personas en la “nueva tierra” justa por medio de una resurrección.

Usted, para fortalecerse de modo que pueda mantener un proceder que agrade a Dios en medio de un mundo frustrado, confuso y corrupto, deseará identificarse y asociarse con “la casa de Dios, que es la congregación del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad” en la Tierra. (1 Tim. 3:15) Los que ahora esperan el mando real de Cristo sobre la Tierra están esforzándose por vivir de tal modo que al fin hereden la vida y gustosamente le ayudarán en su esfuerzo sincero... a ver con la Biblia lo que es la verdad que lleva a vida y lo que es la verdadera congregación de Dios. Los testigos de Jehová dedican su tiempo y energía gratuita y voluntariamente a ayudar a todos los que buscan la verdad bíblica, para que hallen el camino a la “vida eterna.”—Juan 3:16.

[Ilustración de la página 12]

Solo por el sacrificio de rescate de Cristo puede el hombre ser recobrado del pecado y la muerte

[Ilustración de la página 13]

Dios ha provisto oportunidad para vida sin fin a los que han muerto

[Ilustración de la página 14]

Durante la gobernación real de Cristo, los seres humanos obedientes participarán de las provisiones de Dios para vida eterna, parte de las cuales están representadas por los simbólicos “árboles de vida”

[Ilustración de la página 15]

Por el estudio de la Biblia con ayuda de otros que tengan fe en Dios, se puede obtener la verdad que lleva a la vida

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