Una de las bibliotecas más raras del mundo
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Corea
¿LE GUSTA leer? En estos días de radio y televisión, en muchas partes de la Tierra a menudo se ha llegado a hablar de la lectura como un “arte olvidado.” Pero todavía es uno de los mejores modos de aprender. Desde que se inventaron los caracteres móviles de imprenta en el siglo XV, ‘del hacer libros no ha habido fin,’ y el conocimiento les ha estado disponible a muchos. (Ecl. 12:12) Las bibliotecas contienen millones de libros sobre todo tema imaginable. Pero, nosotros quisiéramos extenderle una invitación para que visite, por medio de la página impresa, una biblioteca muy rara en el Lejano Oriente. Es una antigua biblioteca religiosa, situada en el recinto de un templo.
Comenzamos nuestro viaje desde Taegu que se cuenta entre las tres ciudades más grandes de Corea. Se necesita hora y media en ómnibus para llegar al Mte. Gaya que se eleva en la provincia Gyongsang Namdo. La biblioteca está en este terreno montañoso, uno de los lugares más hermosos de Corea. El templo budista, y la biblioteca anexa, se llama Haein-Sa y está situado a medio camino del Mte. Gaya. Al ir ascendiendo el Mte. Gaya vemos a muchas ancianas bailando a la vez que cantan antiguas canciones típicas de Corea. Nos invitan a participar con ellas, pero persistimos en nuestro propósito de visitar los puntos de interés. Después de pasar por tres puertas grandes de madera entramos en el recinto del templo, con sus trece ermitas, nueve para los hombres y cuatro para las mujeres.
Uno de los monjes que vive aquí se ofrece bondadosamente para guiarnos por toda la zona del templo. Primero dirige nuestra atención al templo mismo, cuyas paredes exteriores contienen cuadros pintados en colores brillantes. Nuestro guía explica que cada cuadro tiene su propio significado, pues cada uno describe algún episodio de la historia de Buda y del budismo. Por ejemplo, en uno de ellos se representa a Buda abandonando su modo de vivir anterior para ir a averiguar por qué existen la iniquidad y el sufrimiento. Sí, hasta dejó a su esposa y a su primogénito. Otro cuadro ilustra cómo se trajo el budismo a Corea desde su lugar de origen en India, a través de China a Corea y luego al Japón. El monje nos explica que hace unos 1.600 años que el budismo vino a Corea. Así sucede que por ser más antiguo el budismo aquí que en el Japón, muchos devotos japoneses vienen a Corea para adorar.
En el lado trasero del templo hay otros cuadros que representan algunas de las doctrinas y filosofías del budismo. Hay uno que nos atrae especialmente. Representa las almas de personas inicuas atormentadas en un infierno ardiente. Esto es interesante porque comprueba el hecho de que la doctrina falsa del tormento del infierno es de origen no cristiano.
La biblioteca rara
Detrás del templo subimos unos escalones de piedra que nos llevan a dos largos edificios de madera, mayores que el templo mismo. En estos edificios está alojada la biblioteca extraña que contiene —no libros— sino más de 80.000 antiguos bloques de madera para imprimir. Esta es la colección más antigua y completa del canon pali del budismo, con sus tres Pitaka, o “canastillos.” El primero contiene sermones, el segundo, reglas para la disciplina, y el tercero, un resumen de las doctrinas. Nuestro guía relata la historia interesante de estos bloques.
En el siglo XIII cuando los mongoles invadieron a Corea, destruyeron muchas reliquias primitivas de Corea, tanto culturales como religiosas. Los mongoles quemaron el templo en que se guardaba la versión original del canon pali, grabado doscientos años antes. Todos los preceptos, leyes y tratados budistas grabados en láminas de madera fueron destruidos. El rey huyó a la isla Ganghwa, al norte del puerto de Inchon. Puesto que se consideraba que las escrituras eran esenciales para la supervivencia física y espiritual del reino, el rey inmediatamente comisionó el trabajo de grabar un nuevo ejemplar.
Después que se estableció el centro de producción en la isla Ganghwa, se dio principio al trabajo de grabar. Se cortó el abedul blanco duro en trozos todos de la misma medida, 23 por 67 centímetros, y 3 centímetros de grueso. Se dejaron remojar estos trozos en agua marina por tres años, luego los secaron cuidadosamente en la sombra. Después los saturaron en vapor de agua salada y de nuevo los secaron cuidadosamente. Esto ablandó la madera lo suficiente para hacer en ella tallas delicadas. Después de tallar ambos lados de cada bloque con unos 300 caracteres chinos, lo barnizaron para protegerlo contra los insectos.
Se necesitó casi dieciséis años para completar la obra de grabar. Habiéndose empezado en 1236 E.C., el trabajo quedó completo en 1251, con un total de 84.000 bloques grabados. Es interesante que se dice que hay 84.000 doctrinas y enseñanzas budistas. Se guardaban los bloques en un templo en la isla, más tarde los mudaron a Seúl, y, finalmente, hacia el fin del siglo XIV, los transportaron a Haein-Sa. De los 84.000 bloques originales, 81.340 han resistido los efectos dañinos del transporte y la erosión por los elementos, y los tienen guardados en dos salas construidas en el siglo XV, las cuales fueron especialmente diseñadas para mantener la debida humedad, temperatura y ventilación. La Korean Encyclopædia dice que hay 81.258 bloques de madera, pero los monjes y la gente que trabaja en la zona del templo de Haein-Sa afirman que según la cuenta más reciente hay 81.340. Cada bloque pesa 3,5 kilos. Ciertamente dan testimonio en cuanto a la sobresaliente habilidad y pericia de los coreanos.
Esta biblioteca ha hecho de Haein-Sa un centro para los peregrinos y eruditos budistas. Los bloques sirvieron de texto para la primera literatura budista en el idioma coreano, cuando fueron traducidos de los caracteres del chino clásico a la escritura coreana fonética. Se han usado estos bloques que cuentan con setecientos años de edad para imprimir libros. Se han impreso unos 7.000 libros, cada uno de los cuales contiene el entero contenido de los bloques existentes. Se han enviado unos cuantos ejemplares a otros países para análisis y estudio.
En el budismo, se le enseña a la gente a no matar, no mentir, no robar, no cometer adulterio y a evitar la borrachera... buenos principios en sí mismos. No obstante, el budismo no ha podido realmente inculcar estos principios en sus devotos. Y, al hablar con muchos que creen en el budismo, se ve claramente que esta religión no explica qué hacer en cuanto a los muchos problemas a los cuales se enfrenta la humanidad en este siglo XX. El hecho es que en los sagrados escritos del budismo no se ofrece ninguna esperanza verdadera para el futuro de la humanidad.
Sin embargo, hay un libro que verdaderamente ofrece una esperanza brillante para el futuro de la humanidad. Ese libro es la Biblia, distribuida en miles de millones de ejemplares y, toda ella o partes de ella, en unos 1.600 idiomas. Es de origen mucho más temprano que cualquier otro libro religioso, y tiene el poder para transformar la personalidad de uno porque no es la filosofía de un hombre en busca de la verdad. Proviene de la Fuente verdadera de la vida y de toda cosa material... el Creador. Usted probablemente tiene un ejemplar de la Biblia en su biblioteca personal. Considere su contenido para una vida más rica ahora y la esperanza de vida eterna en el futuro.