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¡Despertad! 1978
g78 22/1 págs. 22-24

Una ciudad en zancos

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en los Países Bajos

“¡ABUELO! ¡El suelo está temblando! ¿Es un terremoto?” El abuelo se sonríe y le dice a su nieto adolescente que está pasando unas vacaciones en Amsterdam: “No, Pepe, no es un terremoto. Ese camión que acaba de pasar tan estrepitosamente es lo que hizo temblar el suelo. El terreno de esta ciudad es tan inestable que una súbita presión de peso hace temblar a los alrededores.”

Pepe suspira aliviado: “Nunca experimenté algo como esto. De veras me asustó.”

“Los funcionarios de la ciudad tienen razón para preocuparse, también, Pepe. La inmensa cantidad de tráfico que serpentea a través de la vieja ciudad ocasiona temblores. Esto les ocasiona mucho daño a estructuras que tienen siglos de antigüedad y que sencillamente no fueron construidas para presiones de esta clase.”

Después que los dos andan por un rato, Pepe pregunta: “Lo que no puedo entender es, ¿por qué no se vienen abajo estas casas viejas ya que el suelo es tan cenagoso y blando?”

“Zancos, Pepe.”

“¿Zancos?”

“Bueno, admito que un experto en edificios no usaría esa palabra. ¿Te gustaría saber algo acerca de este método de construcción?”

“Por supuesto, abuelo.”

“Sentémonos en este banco. Bueno, ahora trata de eliminar todas las casas, los edificios de apartamentos, torres, carreteras, puentes... todo. ¿Qué ves?”

Pepe cierra los ojos y trata de imaginarse que no hay nada allí. “Pues, . . . no veo nada.”

¡Eso es! Así comenzó todo... una zona pantanosa en la desembocadura de un río. Con el tiempo un grupito de personas se estableció allí, algunos granjeros y uno o dos mercaderes. Para protección en contra de las mareas ascendentes, se construyó un dique en la desembocadura del río Amestelle. Y te diré, Pepe, que las casas que se construyeron en la zona no se parecían en nada a las de hoy día. La gente se contentaba con muy poco. Las paredes de madera se erigían sobre un fundamento sencillo de cañas y ramas pequeñas. Sobre éstas se formaba un techo de cañas al cual se le añadía una capa de arcilla y barro para darle resistencia al fuego. Estas primeras casas pesaban muy poco. Cuando una casa se incendiaba, la gente que vivía al lado rápidamente desmantelaba su casa y la mudaba a un sitio más seguro.

Con el tiempo “el constante peligro de fuego exigió la construcción de estructuras más sólidas. En el siglo quince dos fuegos de grandes proporciones asolaron la vieja ‘Amestelledamme.’ El fuego de 1452 destruyó más de la mitad de los centenares de casas que entonces existían. Después de eso, los funcionarios prohibieron las paredes de madera y exigieron que se erigieran estructuras de ladrillo. Esto creó un nuevo problema para los ciudadanos. Pepe, me imagino que fácilmente puedes ver el problema que esto produjo.”

“Supongo que los viejos fundamentos de cañas y ramas no podían soportar las paredes de ladrillos.”

“¡Así mismo! Necesitaban mejores cimientos. Como primer paso había que hincar estacas o pilotes, en el suelo húmedo. Al principio se usaban pilotes cortos, de aproximadamente 1,2 a 1,5 metros de largo. Cuando comenzaron a construirse casas más grandes, se usaron pilotes de hasta 7,6 metros de largo.

“Aun así, las casas de la vieja Amsterdam eran bastante primitivas. Varias casas usaban el mismo servicio sanitario. Los contratos de venta contenían cláusulas que estipulaban quién era responsable de vaciar los recipientes de los inodoros y por la casa de quién se transportarían los desechos. No fue sino hasta 1528 que los administradores de la ciudad decretaron que no se podía construir una casa sin su propio servicio sanitario. Con el tiempo la ciudad creció hasta llegar a ser un bullicioso puerto mercante, y así aumentó la demanda para edificios más estables. Para principios del siglo diecisiete se encontró una espesa capa de arena endurecida y compacta a unos 11 metros bajo el aluvión cenagoso de la ciudad. Desde ese entonces los funcionarios de la ciudad requirieron que los pilotes se clavaran hasta esta capa dura.”

“Eso es muy interesante, abuelo,” dice Pepe, “pero, ¿cómo pudieron clavar esos largos pilotes en el suelo?”

“Por mucho tiempo los pilotes se clavaron a mano. Al principio, solamente se usaba un simple mazo. Más tarde, se llegó a usar un martinete para clavar pilotes que era más pesado y estaba equipado con mangos a cada lado que dos hombres subían y bajaban. Aún más tarde se usaron como guía dos postes verticales entre los cuales se hacían bajar los martillos. Este martillo se elevaba bien alto por medio de una cuerda que se pasaba sobre una rueda. Se necesitaban muchos hombres fuertes para subir y bajar el martillo.”

“¿Cómo podían tantos hombres tirar con fuerza de la cuerda sin caer unos sobre otros?”

“¡Esa es una buena pregunta! Aquellos habitantes primitivos de Amsterdam tenían la solución. Ataban muchas cuerdas más delgadas a la línea principal a fin de que cada hombre pudiera tirar de su propia cuerda. Por supuesto, el trabajo era monótono. Para romper la monotonía se cantaban canciones especiales de clavar pilotes al ritmo del martillo. El capataz cantaba las canciones, y los obreros suplían el ritmo. En un esfuerzo por acelerar el ritmo y el canto, se servían licores espiritosos. Pero esto por lo general causaba mala conducta y camorra... y violaciones del código de edificación.

“Por centenares de años solo se usaron pilotes de madera. Puesto que cada uno de éstos solo puede cargar de ocho a doce toneladas, se necesitaban muchos bajo un edificio de tamaño considerable. ¿Te acuerdas del Palacio Real que viste hace poco? Bueno, lo construyeron sobre 13.659 pilotes de madera.”

“Pero, abuelo, ¿no se deterioran esos pilotes de madera? ¿No tienen que reemplazarlos con pilotes nuevos?”

“Así parecería, Pepe, pero cuando se clava la parte superior de los pilotes bajo el nivel del agua, duran por centenares de años.”

“¿Todavía se usan pilotes de madera?”

“De vez en cuando para edificios más pequeños. Pero por lo general se usan pilotes de hormigón armado. No es preciso clavarlos debajo del nivel del agua y pueden soportar cargas mucho más pesadas que los pilotes de madera. Pero volviendo a tu pregunta en cuanto a reemplazar los pilotes defectivos. Los pilotes que se usan con propósitos de reemplazo vienen en secciones de aproximadamente 1,2 metros. A estas secciones se les ha taladrado el centro y están construidas de tal manera que una sección encaja sobre la otra para formar un pilote completo. Se usa la energía hidráulica para clavar estos pilotes en el suelo. A medida que se clava una sección, se remueve el suelo de su pie a través de su centro ahuecado. Una vez que una sección está clavada, las otras secciones, una a la vez, se clavan en el suelo hasta llegar a la capa dura. Después rellenan el centro con concreto, lo cual añade fuerza al pilote seccionado y forma una base ancha que le suministra una excelente capacidad de apoyo. También se usa este método en la vecindad de edificios que de otra manera serían dañados por el martilleo convencional, o en las vecindades de hospitales y edificios de oficinas donde la gente sufriría por el ruido de una machina.”

“Gracias por contarme todo esto, abuelo. Cuando vuelva a casa tendré mucho que contarles a mis amigos acerca de mis vacaciones en los Países Bajos.”

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