¿Le gustaría hacer películas en casa?
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Alemania
HACE algún tiempo nuestros amigos los Pérez nos invitaron a pasar una velada con ellos. Teresita, su hijita, nos recibió con su gracia infantil. “Esta noche vamos a ver una película,” dijo. “¡Yo también salgo en ella! Papaíto la hizo él solito.”
Estábamos ansiosos de ver el filme. Cuando por fin lo vimos era colorido, sí, muy colorido. Al principio creíamos que era arte moderno... muchas manchas coloridas pasaban rápidamente por la pantalla. “Esa fue nuestra asamblea hace dos semanas,” explicó Juan Pérez. Sin su explicación, jamás lo hubiéramos sabido.
Entonces se puso muy oscuro en la pantalla; nadie estaba muy seguro de lo que había sucedido. “Qué lástima,” dijo Juan. “Era muy de tarde ya cuando saqué esta fotografía de abuela.” Nadie la reconoció.
Pero, entonces apareció en la pantalla la preciosa sonrisa de Teresita, tan diáfana y real como si la hubiéramos tenido ante nosotros. “Esa soy yo,” exclamó ella. La explicación no era necesaria, pues era Teresita tal como ella es... una buena foto. Entonces vimos a otras personas en el jardín. Pero antes de poderlas identificar, apareció la siguiente escena. Las escenas aparecían y desaparecían instantáneamente, de un lado a otro, arriba y abajo; a veces casi nos sentimos mareados. De vez en cuando se podía ver un perro. ¡Ajá! eso fue un juego en el jardín... ¡una carrera de locos! Y así continuó por tres minutos y diecisiete segundos. El primer rollo había terminado. Todo el mundo aplaudió y concordó en que siempre es difícil comenzar algo nuevo.
¿Le suena eso familiar? No son pocos los que han visto tales películas hechas en casa o que las han hecho ellos mismos. Como alguien dijo una vez: “Lo que admiro no es su habilidad, sino su valor para mostrar esa película.”
Pero, esto no debe tomarse muy en serio. Uno tiene que aprender a fin de evitar errores. No hay por qué tirar esa primera película. Es un recuerdo bonito y un medio que pudiera servir para medir cualquier mejora futura.
¿Qué se precisa para obtener fotografías excelentes? Con tal que el lente y el mecanismo de la cámara sean buenos, un fotógrafo experimentado puede hacer mejores películas con una cámara barata que un principiante con el mejor y más costoso equipo. Para buenas películas, lo que se precisa es mejorar uno su aptitud. Es inútil tratar de sustituir la falta de pericia con un equipo mejor.
Cómo evitar fotografías borrosas
Algo que debe evitarse son las fotografías borrosas. Sin duda usted sabe que el menear la cámara al tomar instantáneas da por resultado fotografías indistintas y borrosas. Si uno no sostiene la cámara quieta al filmar, las fotografías también salen movidas. En el caso de una cámara de película, se toman dieciocho fotografías por segundo, así es que en cinco segundos de movimiento usted ha sacado noventa fotografías borrosas. Por tanto, es preciso mantener la cámara perfectamente inmóvil. No trate de sustituir la falta de movimiento en frente de la cámara con movimiento de la cámara. Aunque hay algunas excepciones, ésta es una regla básica.
Otra cosa que hay que vigilar es el tiempo que se concede a la exposición. El tiempo desempeña un papel más importante al filmar que al solamente sacar una sola fotografía. Nuestra mente requiere tiempo para registrar impresiones conscientes. Al oprimir el botón para la puesta en marcha, piense principalmente en su auditorio en perspectiva, no en la cantidad de filme que está usando (los principiantes siempre quieren ahorrar). Considere cuánto tiempo se necesita para comprender la escena. Esto depende de lo que hay que ver o lo que está sucediendo. La regla más sencilla es: Cuando hay mucho que ver, o mucha acción, la escena tiene que ser más larga. Si hay poco que ver y no hay mucho movimiento, la escena tiene que ser más corta. Sí, tiene que serlo. Si no, será aburrida.
De dos a doce segundos de exposición pudieran bastar. Al oprimir el botón para la puesta en marcha, cuente los segundos. (Si usted está filmando un texto, léalo de principio a fin dos veces mientras filma; eso es suficiente.) Nunca deje que la escena quede demasiado corta. Si sale un poco larga, siempre puede acortarla al preparar o cortar el filme.
También debe tener presente que su ojo y el ojo de la cámara son muy diferentes. El ojo de la cámara solamente es una imitación de mala calidad del ojo humano. Por tanto, no espere ver en la pantalla lo que su ojo vio. El ojo humano también puede ajustarse a mayores contrastes de luz de lo que puede ajustarse la cámara, y puede registrar éstos. Cuando todavía hay suficiente claridad para el ojo, es muy posible que sea demasiado oscuro para la cámara. Además, cuando hay nieve o sol brillante puede ser demasiado claro para la cámara. En lo que respecta a grandes contrastes, la cámara tiene sus límites. Por ejemplo, la sombra de un árbol en una playa arenosa presenta dificultades a la cámara. La exposición plenamente automática de la mayoría de las cámaras solamente se adapta a un valor medio. Esto significa que en la pantalla la arena puede ser demasiado clara o la sombra demasiado oscura. Puesto que el filme no puede registrar ambas correctamente a la vez, uno tiene que decidir cuál de las dos es más importante para la escena.
A veces el ojo humano tiene dificultades para ajustarse de la brillante luz del sol a la sombra. Le toma tiempo al ojo acostumbrarse a un cambio. El exposímetro de la cámara también necesita tiempo para ajustarse a un cambio en condiciones de iluminación. De modo que, si usted quiere filmar escenas en las que hay gran contraste, déle a su exposímetro tiempo para ajustarse. De otro modo, una parte del filme tendrá demasiada exposición o muy poca. A veces es bueno hacer ajustes manuales, si eso es posible.
¿Se ha preguntado usted por qué a veces sus fotografías son muy amarillas o muy azules, aunque todas las condiciones son normales? El ojo humano trabaja en cooperación con el cerebro. Como una computadora, el cerebro compara las impresiones que recibe con la experiencia y hace las correcciones necesarias. La cámara no puede hacer eso. Por tanto, si usted usa un filme que ha sido hecho para la luz artificial y toma fotografías a la luz del sol, las escenas serán muy azules. Un filme preparado para la luz del día parecería amarillo cuando usted filma en la luz artificial. Si usted usa filme para luz artificial al filmar durante el día, tendrá que usar un filtro. Por supuesto, hay que remover el filtro al filmar en el interior.
Si usted quiere acercarse a un objeto a mayor distancia que la que le permite su lente, tendrá que poner “gafas” a su cámara o si no la fotografía quedará borrosa. En el caso de la mayoría de las cámaras es preciso fijar la distancia manualmente. Si el lente de enfoque de la cámara es automático y ésta tiene su propio telémetro, siempre debe usarse la mayor distancia focal al hacer el ajuste.
Sin duda usted ha notado que algunas personas siempre tienen fotografías claras y precisas. La explicación es muy sencilla. Siempre tiran al cesto de los desechos las fotografías borrosas, las que tienen demasiada exposición o muy poca exposición o que de otra manera han sido arruinadas.
Cómo preparar la película
A pesar de sus mejores esfuerzos, sin duda usted cometerá errores, aunque solo sea el oprimir el botón para la puesta en marcha sin darse cuenta de ello. Por esta razón, si usted desea mostrar películas de buena calidad, necesitará un aparato para cortar y pegar filme y un visor. Sencillamente corte las partes que tengan demasiada exposición y las otras que se hayan arruinado.
El preparar una película para exhibirla también incluye ordenarla como uno desee y entonces pegarla para que case con el tema o un marco de circunstancias que usted elija. Un “ordenador de escenas” es muy fácil de hacer. Tome una tira pequeña de lata y, aproximadamente a cada dos centímetros, clave un clavo fino en ella. Por medio de las perforaciones, usted puede colgar filme y numerar los clavos. Con la ayuda de los números y una nota breve acerca del contenido de la escena en particular, le será fácil distribuir y ordenar las bandas de filme en secuencias lógicas.
Esto también es útil para acortar las escenas que son demasiado largas y para determinar si es preciso filmar escenas de transición. Para determinar el tamaño de las escenas individuales, hágase una regla. Puede usar un pedazo de lata. Entonces tome dieciocho fotografías de un pedazo que usted vaya a tirar y marque la longitud correspondiente sobre su regla. Puesto que la cámara toma dieciocho fotografías por segundo, ahora tiene un modo de determinar la longitud de una escena en segundos. Esto no cuesta nada y puede ser muy útil.
El proyector
El proyector, por supuesto, es una parte vital del equipo de película. Debe ser durable, suministrar suficiente luz y no rayar el filme. Además, es prudente obtener una máquina silenciosa, pues este tipo facilita el poder oír cualquier comentario o acompañamiento musical que se haga durante la representación. Además, es bueno tener a mano por lo menos una bombilla adicional, o mejor aún, dos bombillas adicionales. A menudo es preciso descontinuar una buena representación debido a que no se tiene disponible una bombilla adicional.
Un entretenimiento que hay que controlar
El filmar puede ser un entretenimiento muy instructivo y muy interesante, pero solo si continúa siendo un entretenimiento. No permita que se convierta en su segunda vocación y que llegue a ser un peso que le quite el tiempo para cosas más importantes. En su lugar, el filmar puede enriquecer la vida de uno y entrenar el ojo a ser más observador. También puede ser un medio excelente para dejar que los amigos de uno disfruten de escenas deleitables.
Esperamos con anhelo la siguiente película en el hogar de los Pérez. ¿Habrá alguna mejora?