Familiarizándonos con nuestros vecinos extranjeros
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en la República Federal de Alemania
“¿CONOCE usted a sus vecinos?” “Sí, como no,” puede que sea la respuesta. “El Sr. y la Sra. Schmidt viven en la casa de al lado. Tienen una linda niñita, Gabi, y su perrita de lana se llama Susie. Y al otro lado de nosotros tenemos al Sr. y la Sra.... bueno, ¿cómo es que se llaman? El nombre no es alemán. Parecen ser personas agradables, pero hablan tan poco alemán. Se nos hace muy difícil familiarizarnos con ellos. ¡Qué lástima!”
Hoy día esto puede suceder frecuentemente en este país porque tantas personas viven entre nosotros cuya lengua nativa no es el alemán. El no poder conversar con estos individuos hace muy difícil el familiarizarnos con ellos.
Esta es una buena razón por la cual hacer el esfuerzo de aprender un idioma extranjero. Aunque no es necesariamente fácil, realmente puede valer la pena. Considere la experiencia de un joven de Alemania que, junto con su esposa, aprendió dos idiomas extranjeros durante los pasados pocos años. Tenía el deseo de familiarizarse mejor con sus vecinos extranjeros. Él relata:
“Nunca me había interesado en otros idiomas y, mientras iba a la escuela, consideraba la gramática como uno de los estudios más aburridos. Entonces, en 1966, cuando mi prometida y yo empezamos a estudiar la Biblia, notamos que ésta usaba ciertas expresiones que eran nuevas para nosotros. Sin embargo, estos términos no se nos hicieron difíciles de aprender porque éramos alemanes. Finalmente nuestro estudio de la Biblia nos llevó a dedicar todo nuestro tiempo a la actividad de predicar de los testigos de Jehová.
“En la primavera de 1972, la Sociedad Watch Tower nos preguntó si estaríamos dispuestos a mudarnos a España para predicar las ‘buenas nuevas’ del reino de Dios allá. ‘¿Yo aprender español?’ pensé para mí. ‘¿Con mi conocimiento defectuoso de la gramática y la aversión que les tengo a los idiomas extranjeros? ¡Jamás!’ Pero a pesar de mis temores, decidimos aceptar la invitación.
“En septiembre de 1972 se nos dijo que nos asociáramos con la congregación de habla hispana de los testigos de Jehová en Colonia para que pudiéramos empezar a aprender el idioma. Cuando llegamos allí en diciembre, lo único que podía decir era “gracias” y “buenos días.” ¿Qué clase de progreso podría esperar?”
Perseverancia y autodisciplina son necesarias
“A veces me desanimaba y parecía que nunca podría alcanzar mi meta. Pero había otros días en que parecía más fácil.
“Por otra parte, mi esposa progresó rápidamente, sin siquiera tomar en la mano un libro de texto. El conocimiento que ella tenía del inglés y francés le ayudó mucho.
“Pero yo compré varios libros de texto y los leí vez tras vez. No importaba dónde estaba, siempre tenía la nariz metida en un libro de texto. Lo que aprendía lo usaba inmediatamente, aunque a veces esto me acarreaba carcajadas. Pero llegué a comprender que también es muy importante poder reírse de uno mismo y no irritarse. De otro modo, por temor de decir algo incorrecto, la persona se detendrá de usar lo que ha aprendido. Puesto que la perseverancia y la autodisciplina son cualidades que todo cristiano debe tener, estaba resuelto a no darme por vencido.”
Experiencias que me ayudaron
“Unos dos o tres meses después, cuando estaba testificando solo, llegué a la casa de un español que recientemente había visto un programa televisado que tenía que ver con defraudadores. Por lo tanto, desconfiaba mucho de mí cuando compartí con él algo de la Biblia. Cuando volví a visitarlo, pedí que me acompañara un Testigo de habla hispana. Esto hizo que el hombre sospechara de mí aún más. No había comprendido bien la razón de mi primera visita y pensaba que estábamos usando la Biblia para disimular nuestro intento de defraudarlo o de tratar de requerir a su esposa. A fin de investigarnos, sugirió ir a nuestro hogar para visitarnos a nosotros. Mi compañero estuvo de acuerdo, y ese hombre se presentó a la hora que habíamos dispuesto. Pronto se dio cuenta de que no éramos defraudadores, y él y su esposa empezaron a estudiar la Biblia con nosotros. Hoy ambos son testigos de Jehová.
“Tres meses después, presenté mi primer discurso en la congregación. Me costó cinco horas de preparación para pronunciar un discurso de seis minutos. Aun así, el español que corrigió mi manuscrito tuvo que cambiar casi la mitad de él. Más tarde —aunque con mucho sudor de antemano— pronuncié un discurso de una hora. Muchos de mis amigos de habla hispana gustosamente me ayudaron a progresar por medio de corregir los errores que cometía al escribir y hablar.
“Pronto me di cuenta de que, en vez de escribir algo en alemán y luego traducirlo, era mejor escribir todo en español y entonces corregir esto. Es preciso aprender a pensar en el idioma que se está estudiando. También es bueno asegurarse de la correcta pronunciación y ortografía de las palabras que uno está aprendiendo.
“A veces el equivocarse y usar otra palabra que tiene un sonido parecido puede cambiar la idea por completo. Por ejemplo, recuerdo haber confundido ‘caballo’ con ‘caballero.’ Al hacer eso uno pudiera hallarse en una situación bastante incómoda, ¿no le parece? Recuerdo que en una ocasión quise decir: ‘Debemos trabajar con los levitas espirituales.’ Pero dije: ‘Debemos trabajar con las levitas.’ En vez de darle las gracias a uno por su ‘hospitalidad,’ se le pudiera agradecer equivocadamente por su ‘hostilidad.’ Por supuesto, en general, el rostro del individuo le deja saber a uno que ha cometido un error.”
Un segundo idioma extranjero
“En la primavera de 1974, en vez de ir a España, se nos invitó a visitar varias congregaciones de habla hispana en Alemania sobre una base regular. Esta actividad de viajar pronto nos convenció de que sería bueno aprender otro idioma extranjero, portugués. En la primavera de 1975 pronuncié mi primer discurso en portugués, el cual sonó más a español que a portugués. Pero, andando el tiempo, mejoramos y hoy podemos hablar el mensaje de la Biblia tanto a los españoles como a los portugueses en su propio idioma.
“Por supuesto, nosotros no somos los únicos que hemos aprendido estos idiomas. Hay muchos testigos de Jehová de habla alemana que han aprendido español, portugués, croata, turco, italiano, griego o inglés. A todos les ha dado gran gozo hacerlo, principalmente porque desean contribuir al bienestar espiritual de sus vecinos extranjeros radicados aquí en Alemania. Las dificultades que han experimentado al hacerlo han sido pequeñas en comparación con el gozo y las bendiciones que han tenido. El aprender un idioma extranjero abre muchas puertas a nuevas amistades.”
¿Quisiera usted aprender un idioma extranjero? Si tiene el tiempo y la perseverancia necesarios, y no estará descuidando cosas de más importancia al hacerlo, entonces el aprender otra lengua puede ser una actividad grata y una que le ayudará a familiarizarse mejor con sus vecinos extranjeros.