La adoración del yo
“¿ADORARME yo mismo? ¡Eso es ridículo!” Puede que para el lector sea “ridículo.” Pero para un número creciente de personas quizás no lo sea. De hecho, tan pronunciada es la tendencia a la egolatría que muchas personas dicen que ésta es la “Generación del Yo.”
“Bueno, quizás el egoísmo esté un poco desmandado. Pero, ¿adoración del yo? ¿No es eso excederse en cuanto al tema?” A primera vista quizás parezca así, pero el cuadro pudiera cambiar a medida que examinamos más de cerca el movimiento.
Es cierto que estar consciente, es decir, tener conciencia o noción de las cosas es importante. Tenemos que estar conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor. Tenemos que estar conscientes de lo que hay en las personas con quienes nos asociamos... los miembros de nuestra familia, los vecinos, los que viven en nuestra comunidad, incluso de toda persona que vive en la Tierra, pues nuestro mundo se hace cada vez más pequeño. Y, sí, esto de estar conscientes ciertamente nos abarca a nosotros: nuestras ideas y acciones, nuestras necesidades y responsabilidades.
Sin embargo, esta intensificación de la conciencia del yo que actualmente predican los sicólogos-gurus es un concepto hasta tal grado limitado que la doctrina guiadora parece ser: ‘Yo primero; usted segundo, o sexto, o lo que sea... en realidad esto último tiene sin cuidado al Yo Imperial.’ No toda persona envuelta en este movimiento llega hasta ese extremo, pero muchas sí lo hacen, sea que lo admitan a las claras o no.
¿Por qué la ola del YOísmo?
Hay razones para la actual ola de movimientos que despiertan en el individuo mayor conciencia de sí mismo. Se están desafiando los valores antiguos, y muchas de las religiones ortodoxas ya no los apoyan. Los nuevos códigos que defienden muchos sicólogos y siquiatras no satisfacen el espíritu humano y a menudo son contradictorios. En lo espiritual, millones de personas van a la deriva en mares en constante agitación, en busca de timones confiables y anclas fuertes.
Estas personas, desilusionadas, se convierten en suelo fértil para las enseñanzas que ponen el yo en un pedestal. Abrazan las doctrinas de “maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas.” Se les explota “mediante la vana falacia de una filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo [“según los modos materialistas de ver las cosas,” An American Translation].”—2 Tim. 4:3, 4; Col. 2:8, Biblia de Jerusalén.
¿Han hallado algunos las respuestas?
Sin embargo, a muchos les parece que han hallado respuestas genuinas en los movimientos que aguzan en el individuo el sentido de sí. Les parece que han hallado los timones y las anclas que necesitan para capear mares tempestuosos. Pero, ¿los han hallado? ¿Se sienten felices, satisfechos, y han dejado de buscar a tientas, sí, de indagar en pos de las soluciones?
Hay causa para tener duda razonable de ello. La siguiente serie de artículos sondea más profundamente el pro y el contra de los movimientos que procuran despertar en el individuo mayor conciencia del yo.
[Recuadro de la página 3]
EL MOVIMIENTO DE ESTAR CONSCIENTE DE SÍ MISMO
¿A qué se debe la actual ola de ‘YOísmo’? ¿Es una novedad pasajera? ¿Tiene valor práctico? ¿Cuáles son sus frutos?
¿Satisface las necesidades emocionales? ¿Puede eliminar los sentimientos de culpabilidad? ¿Y qué hay del pecado? ¿Ha pasado de moda?
Si el estar consciente de uno mismo no es la respuesta que buscamos en nuestro interior, ¿qué lo es?