¿Renovación religiosa, o crisis espiritual?
“El hablar de la oración, la meditación, la adoración y el estudio de la Biblia ha sustituido las campañas sociales en muchas iglesias. [...] Lo que estas tendencias indican —dicen los observadores— es una nueva determinación de los que tienen fe religiosa de ‘descubrir lo sagrado’ en una sociedad que se ha apartado cada vez más de su base religiosa.”—U.S.News & World Report.
“A través de Europa oriental hay señales de una renovación religiosa. [...] En Hungría, Checoslovaquia, Alemania Oriental y Polonia, clérigos y escriturarios dicen que cada vez más personas están dirigiéndose —o volviéndose— a las iglesias. [...] Los jóvenes están preguntando: ‘¿Para qué vivimos? ’.”—The New York Times.
A JUZGAR por informes como éstos, ¿observamos que esté teniendo lugar un despertar espiritual? Aunque el crecimiento de las iglesias no se ha mantenido al paso con el aumento de la población, pequeños aumentos se han hecho manifiestos aquí y allá durante los últimos años. Algunos funcionarios eclesiásticos ven esto como una indicación de que la decadencia de las iglesias desde los años sesenta está llegando a su fin, y que la situación está mejorando. Sea ése el caso o no, pudiéramos preguntar: ¿Por qué están dirigiéndose a las iglesias esas personas?
El porqué de la “renovación”
“Hay un hambre auténtica en la gente, una sensación de que algo les falta en lo más profundo de su ser espiritual”, dice Tilden Edwards, sacerdote episcopal estadounidense. En otras palabras, parece que a más personas les está desencantando el modo de vivir materialista y mundano, y están buscando el significado y propósito de la vida. Otras, dominadas por el temor a una aniquilación nuclear o al delito y la violencia, o simplemente debido a alguna tragedia personal, acuden a la religión en busca de consuelo.
Un efecto secundario palpable de esta tendencia es el establecimiento y crecimiento de religiones orientales en Occidente. Templos, santuarios, mezquitas, centros de meditación, y así sucesivamente, están surgiendo en ciudades y zonas rurales de países occidentales. También se ven claramente grupos que practican disciplinas como el yoga, la meditación trascendental, el zen, y el Hare Krishna. Según la opinión de ciertas autoridades religiosas, estas fes “exóticas” parecen ofrecer precisamente lo que muchas personas de la sociedad occidental están buscando: un personaje con autoridad que les diga en qué creer, una causa que dirija su vida, la sensación de que pertenecen a un grupo en que hay intimidad, y un estado de paz interna o conciencia de sí mismas.
¿Renovación, o crisis?
El hecho de que la gente acuda a la religión en busca de respuestas cuando se encara a tiempos críticos y peligrosos, o cuando está preocupada por lo vacío que es su modo de vivir, simplemente confirma la verdad fundamental que declaró Jesucristo: “No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová” (Mateo 4:4). Un modo de vivir puramente materialista sencillamente no suministra la fortaleza y el aguante necesarios para tratar con muchos de los problemas de hoy día.
De hecho, algunos observadores opinan que ese vacío espiritual es una de las causas, al menos en parte, de los muchos males de la sociedad del día moderno. “Las faltas de la conciencia humana, privada de su dimensión divina, han sido un factor decisivo en todos los grandes crímenes de este siglo”, dijo Alexander Solzhenitsyn, famoso escritor ruso.
Ante esta crisis espiritual, tenemos que preguntar: ¿Están las iglesias en condiciones de satisfacer las necesidades espirituales de los que se dirigen a ellas? ¿Pueden estas personas hallar la guía y fortaleza espiritual que están buscando? Francamente, ¿puede la religión hacer frente a la crisis de la actualidad?