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  • ¿Cuánta energía hay bajo la superficie?
  • ¡Despertad! 1980
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¡Despertad! 1980
g80 22/5 págs. 9-11

¿Cuánta energía hay bajo la superficie?

DESDE el comienzo de la Revolución Industrial a principios del siglo 19 el carbón y el petróleo han sido las principales fuentes de energía. Pero estas fuentes de energía se clasifican por lo general en el grupo de las que no son renovables. Por eso, la cuestión candente ante nosotros hoy día es: ¿Por cuánto tiempo podemos contar con los combustibles fósiles antes de que se acaben por completo?

El carbón fue el primero que se explotó cuando Europa y los Estados Unidos entraron precipitadamente en la edad industrial. Llegó a usarse en cantidades grandes en la producción de acero y cemento. El carbón suministró fuerza motriz para las locomotoras en la tierra y para los vapores en el mar. Lo quemábamos para calentar nuestras residencias y talleres. Hacia el fin del siglo pasado se empezó a usar carbón para accionar generadores eléctricos en las centrales de fuerza eléctrica.

Cuando se hizo disponible el petróleo, por su abundancia y precio bajo se le usó en lugar del carbón para muchos propósitos. Es de importancia notar que la conveniencia del combustible líquido y la facilidad con que se encendía promovieron la rápida proliferación del automóvil para uso privado, del camión para el transporte de mercancías y del avión para viajes veloces. Las naciones industrializadas llegaron a depender mucho del petróleo como indispensable fuente de energía.

El despilfarro de un recurso

La promesa de ganancias estupendas incitó a los emprendedores perforadores de pozos petrolíferos a conseguir el primer agarro en los nuevos y ricos yacimientos petrolíferos. En cuanto al gas natural que salía de muchos pozos, se le consideraba solo un derivado, a veces hasta una molestia. En la fuente se le consideraba de tan bajo valor que a menudo lo quemaban, simplemente para deshacerse de él. Pero con redes de cañerías se podía entregar a plantas industriales y a hogares comunes a precio muy bajo.

En los países ricos en petróleo se estimulaba el despilfarro energético de todo modo posible. Era tan barato que se permitía el desperdiciarlo, y no valía la pena pensar en su conservación. Las personas que pensaban en el futuro reconocían que esto no podría seguir así para siempre; algún día los yacimientos petrolíferos tendrían que agotarse. Pero las reservas de petróleo que se conocían en su tiempo dado bastaban para el uso de muchos años, y, gracias a los descubrimientos de nuevos yacimientos, la reserva incrementaba a paso más rápido que su agotamiento.

La fabricación en serie de los automóviles puso el precio de estos vehículos al alcance de casi todo el mundo, y las compañías fabricantes de automóviles se convirtieron en corporaciones gigantescas que competían unas con otras por medio de agregar mecanismos atractivos a los nuevos modelos de cada año. Los gobiernos gravaron la venta de gasolina barata con impuestos y construyeron supercarreteras por dondequiera. Se vendían decenas de millones de automóviles a la gente, que siempre estaba deseosa de viajar más rápidamente y hasta más lejos. Las compañías petroleras tenían como su plan de acción sacar un máximo de ganancias inmediatamente, y se mostraba poca preocupación por la escasez que no podía menos que sobrevenirle a una generación futura. Pero ya ha llegado esa generación.

Determinando cuánta energía hay disponible

Cuando las naciones árabes impusieron su embargo político en 1973, quedó destrozado el optimismo que había regido respecto al tiempo que duraría el petróleo. En 1978 un grupo internacional de expertos advirtió que dentro de 20 años, a más tardar, y posiblemente dentro de 5 años, el suministro de petróleo dejaría de satisfacer las demandas aumentantes. Acontecimientos recientes han causado alarma porque dan razón para pensar que probablemente haya una escasez mundial permanente a principios de la década actual.

De repente nos vemos en medio de problemas graves. El suministro de petróleo ya no se determina únicamente por el hábil empleo de la tecnología para hallarlo y producirlo. Lo afectan aún más las maniobras políticas. Los gobiernos han impuesto estructuras complejas de impuestos y control artificial de los precios. Los ejecutivos petroleros se quejan de que les queda poco aliciente para emprender la costosa perforación en busca de nuevos yacimientos o para construir las nuevas refinerías que se necesitan para satisfacer la demanda en implacable aumento.

Corporaciones multinacionales han fomentado la producción de petróleo en países en un tiempo considerados atrasados para exportarlo a los países industriales. Ahora las cantidades más abundantes de petróleo y los mayores consumidores de petróleo se hallan en dominios políticos diferentes y a menudo antagónicos. Las naciones de la OPEP, quejándose de que las naciones más poderosas las habían explotado, se unieron para limitar el suministro y así subir los precios y hacer que se cumpliera con sus demandas políticas. Para evitar que los perjudique la amenaza de nuevos embargos, los líderes políticos hablan acerca de la conservación y de otras fuentes de energía. Sin embargo, sus propuestas en el sentido de que se reduzca la velocidad permitida en las carreteras, se baje la temperatura de los termostatos de los calentadores y se aumente en gran manera el precio de los combustibles son recibidas con indiferencia por algunos, mientras que otros hasta ofrecen resistencia indignada.

Pero hay que encararse a la realidad. Prescindiendo de los pasos que se den para conservar y estirar la cantidad de petróleo, la cantidad que hay por todo el mundo ya no es suficiente para satisfacer la demanda. Es atormentador oír decir que los poros de las rocas de los yacimientos petrolíferos agotados todavía contienen una cantidad de petróleo dos o tres veces mayor que la cantidad que se ha sacado, pero que solo una parte pequeña de ésta puede recobrarse, y eso por métodos costosos. El descubrimiento de nuevos yacimientos grandes, como los de Alaska y México, solo puede aplazar por unos cuantos años el agotamiento final del petróleo del mundo. Es inevitable que se acabe dentro de unas cuantas décadas. Entonces ¿qué?

[Tabla en la página 10]

ENERGÍA DE: USO POR AÑO: LO QUE QUEDA:

E.U.A. MUNDO E.U.A. MUNDO

Petróleo 38 107 175 3.300

Gas natural 20 37 200 1.500

Carbón 13 94 1.000 35.000

Hidroelectricidad 3 12 Renovable

Fisión nuclear 3 5 230 670

TOTAL 77 255

Las cifras de esta tabla están en términos del equivalente relativo de energía de cada fuente. Las unidades aquí equivalen a mil billones (10⁠15) de unidades térmicas británicas (B.T.U.), de modo que uno unidad es 1.000.000.000.000.000 de B.T.U. Una de estas unidades equivale a 170 millones de barriles de petróleo, a un billón de pies cúbicos de gas natural, o 40 millones de toneladas de carbón, o 2.100 toneladas de óxido de uranio, y es suficiente para generar 100.000 millones de kilovatios-horas de electricidad. Los números de la primera columna son bastante exactos, los de las últimas dos columnas son aproximaciones.

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