Se gradúan estudiantes de Galaad llenos de aprecio
“¡NO ME hubiera querido perder esto por nada!” “¡Ha sido el tiempo más feliz de mi vida!”
Expresiones como ésas fueron hechas por estudiantes llenos de aprecio de la clase número 68 de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. Hablaban acerca del entrenamiento que habían recibido en preparación para servir de misioneros. La culminación de su feliz curso de entrenamiento de cinco meses vino el domingo 9 de marzo de 1980 en la graduación que se celebró en aquella fecha en el Salón de Asambleas de los Testigos de Jehová, en Long Island City, Nueva York.
¿Por qué se expresaban con tanto entusiasmo sobre su curso de estudio los 45 estudiantes que se graduaban? ¿Qué los movió a ofrecerse voluntariamente para ser misioneros?
Una joven dijo: “En realidad creo que en cinco meses en Galaad aprendí más acerca de ser maestra eficaz que en los cuatro años que pasé en la universidad. La calidad de la educación que se imparte en Galaad realmente me impresionó.” Otro estudiante dijo que el curso era “muy realista y muy práctico.” Dando más detalle en cuanto al entusiasmo de ellos, un joven dijo: “Aprecié la consideración general de las Escrituras. El aspecto fundamental que más aprecié tuvo que ver con los puntos acerca de edificar una mejor relación con Jehová y mejorar nuestra personalidad cristiana. En todo cuanto estudiamos se hizo resaltar esto.”
En una carta leída al auditorio, la clase expresó aprecio de este modo:
“El estudio del desarrollo de la verdad en orden cronológico ha profundizado en gran manera nuestro aprecio de las Escrituras. Hemos investigado el contexto de todo libro bíblico y hallado que cada versículo fue escrito con un propósito específico de aplicar tanto entonces como ahora. Así, esto siguió revelándonos que nuestro Dios, Jehová, no es un Dios de generalidades, sino que ha suministrado instrucción escrita específica para su pueblo que viva en cualquier tiempo. Y Galaad nos ha ayudado a aprender a efectuar investigación provechosa y a presentarla de manera práctica a las personas a quienes hablaremos en nuestras asignaciones.
“Por ser la primera clase que ha podido disfrutar de las nuevas salas de clase y la nueva biblioteca, ciertamente nos consideramos privilegiados. Estamos seguros de que los estudiantes de Galaad del futuro también disfrutarán del excelente ambiente, que tanto contribuye al estudio unificado y la asociación espiritual entre los miembros de la clase. . . .
“La instrucción misma ha sido de muy elevada calidad y nos ha equipado bien para llevar el bálsamo sanador del mensaje de consuelo de Jehová a las naciones.”
Los 45 estudiantes habían venido de nueve países, y ahora fueron asignados a efectuar trabajo misional en 11 países. Entre estos países estaban Ecuador, Colombia, Bolivia, Japón, la República Centroafricana, Ghana, Kenia, la República de las Filipinas y El Salvador.
Además de ser de diferentes países, los estudiantes también habían venido de una variedad de antecedentes. Uno de ellos, de California, había sido “hippie” y había vendido drogas antes de aprender la verdad de Dios. Dijo él: “Un amigo mío y yo estábamos empeñados en construir un bote de vela para viajar a Oceanía. Queríamos ir al paraíso. No habíamos adelantado mucho todavía en la construcción del bote cuando los testigos de Jehová nos visitaron. Ellos vieron nuestro deseo y preguntaron: ‘¿Les gustaría que el Paraíso viniera a ustedes?’ Dijimos: ‘Eso sería excelente. ¡Muéstrennos qué se necesita!’ Tuvimos un estudio bíblico, y en cuatro meses nosotros dos nos declaramos de parte de la verdad bíblica, con su promesa de que el Paraíso será restaurado a la Tierra por medio del reino de Dios.”—Luc. 23:43.
Un estudiante procedente de la India había sido buen jugador de fútbol (soccer), y, de hecho, iba bien encaminado a representar a la India en los juegos olímpicos de 1956. El sueño de su vida fue desbaratado por una lesión en una pierna. Pero pronto halló algo más satisfaciente que los juegos olímpicos; halló la verdad bíblica y ahora puede dedicar todo su tiempo a compartirla con otras personas.
Algunos de los estudiantes relataron que habían estado buscando la verdad de Dios por años. Una joven de Nueva Zelanda dijo: “Siempre estuve interesada en hallar la verdad, hasta de niña. Después que salí de Nueva Zelanda y fui a Australia, todavía estuve buscando la verdad, de modo que investigué diferentes religiones.” Desilusionada después de ir a varios grupos eclesiásticos, pidió a Dios en oración que le ayudara a hallar Su verdad. Precisamente en aquel tiempo viajaba hacia Inglaterra en barco, y dice: “Conseguí una muy rápida respuesta a mis oraciones.” ¿Cómo? Pues, en este barco conoció a una persona que era testigo de Jehová y estudió la Biblia en el barco cada día con la ayuda del libro La verdad que lleva a vida eterna. Para cuando llegó a Londres, sabía que al fin había hallado la verdad de Dios.
¿Qué mueve a las personas a ofrecerse voluntariamente para recibir entrenamiento misional en Galaad? Un estudiante dijo: “Siempre deseé ayudar a la gente. En realidad disfruto de enseñar a otros.” Otro dijo: “Desde mi niñez, siempre quise efectuar obra de misionero. Era en realidad la meta de querer servir a Dios, y parecía que el servicio de misionero sería la manera más útil de hacer eso.” Un joven de Inglaterra dijo: “Desde que leí un Anuario de los testigos de Jehová y aprendí acerca de su obra misional, eso fue lo que deseé hacer. El leer las experiencias de los misioneros fue un gran estímulo para mí.”
En la mañana de la graduación ocho miembros del personal de la central de los testigos de Jehová dieron consejo de despedida a los estudiantes, y entonces el presidente J. E. Barr les entregó sus diplomas.
Por la tarde, los graduados presentaron un programa especial como “una de las lecciones no escritas de Galaad... lecciones sobre la gente.” Aunque están unidos en adoración y propósito, demostraron las diferencias extrañas, a veces divertidas, que existen en cuanto a lenguaje, música, ropa, alimentos y costumbres entre sus culturas, de modo que quedó clara la lección de que la unidad no es necesariamente uniformidad.
Tras esto, los estudiantes presentaron dos dramas bíblicos, el primero basado en los capítulos uno a seis inclusive de Proverbios 1-6, el segundo en los capítulos tres a cinco inclusive de Esdras 3-5. Por medio de una serie de escenas del día moderno, el primer drama demostró cómo la sabiduría divina “clama,” con el resultado de que se vencen dificultades en la crianza de los hijos y se resuelven dificultades de comunicación entre jóvenes y viejos. En el segundo drama: “Pongan su corazón en sus caminos” (Ageo 1:7), se presentó un excelente escudriñamiento personal. Se mostró que los obstáculos sutiles que retardaron la reedificación del templo de Jehová después del regreso de los judíos a Jerusalén en 537 a. de la E.C. son los mismos obstáculos a los cuales frecuentemente se encaran los cristianos celosos en su actividad hoy día.
Las 2.047 personas que se hallaban en aquel salón de asambleas expresaron su aprecio por aplauso vigoroso. La clase número 68 de Galaad ciertamente recordaría aquel día.