Artífices extraordinarios del mundo de las aves
¿SABE usted que algunas aves eran maestras en el tejido, en la manufactura de telas, en la sastrería y en el remache mucho antes de que surgiera la revolución industrial? Y los hogares que éstas construyen a menudo son extremadamente fuertes. Pero ¿cómo aprendieron estas extraordinarias habilidades?
Por ejemplo, ¿busca usted una casa que sea fuerte? Entonces considere el trabajo del pájaro llamado cabeza de martillo. Este pájaro de color pardo, que se parece a la cigüeña y se encuentra en la mayor parte del África, trabaja seis meses en edificar un nido tremendamente fuerte. Coloca palos y cañas en un árbol bifurcado o sobre un saliente pedregoso para formar un piso, paredes y un fuerte techo en forma de cúpula por encima de la cámara que ha de servir de nido. Para hacer más fuerte aún esta estructura, le añade “yeso” de barro. Coloca la entrada encima de una pendiente perpendicular de modo que sea inaccesible a los animales de rapiña. ¡Estos nidos tienen un diámetro de aproximadamente 3 metros y son tan fuertes que un hombre pudiera saltar sobre uno de ellos sin causar daño a la cámara de anidar que está debajo!
Otras aves de todas partes del mundo usan hierba y palos como materiales de construcción, pero algunas también “manufacturan” telas. El pájaro europeo llamado tito péndulo y el diminuto tito péndulo del Cabo son maestros en la construcción y utilizan sustancias finas y lanudas de origen animal o vegetal para hacer una tela fuerte parecida al fieltro con la cual construyen sus nidos. Se informa que la especie europea de esta ave construye sus nidos tan bien que algunos campesinos de las partes orientales de Europa los utilizan como zapatillas para sus niños.
El pájaro sastre del Asia sabe unir hojas por medio de la costura. Puede ser que elija una sola hoja que sea bastante grande como para doblarla y darle unas puntadas, o varias hojas que pueda juntar con unas cuantas puntadas. Con su pico agudo hace agujeros en el contorno de la hoja, luego usa su pico y sus garras para meter hierba fina o fibras vegetales a través de los agujeritos. Las hojas, cuando están cosidas, forman un bolsillito o bolsito dentro del cual la hembra coloca un forro de materia suave y aterciopelada. Ahora ella está lista para poner sus huevos en esta casita abrigadora hecha por sastre.
El gorjeador rayado del sur de África usa un método algo diferente. Este une un montón de hojas con vello vegetal o telas de araña. ¿Cómo? Por medio de “remachado.” Este pájaro atraviesa la hoja con el hilo y entonces hace de éste un mechón abierto en ambos extremos, formando así la ‘cabeza de remache’ para evitar que las hojas resbalen y se salgan del agarro del hilo.
Los pájaros tejedores del África saben hacer nudos. Con una pata aseguran un extremo de un pedazo de hierba a una rama, entonces utilizan el pico para envolver y amarrar la hierba en torno de la rama. De esta manera, un arco que ha sido tejido de hierbas queda suspendido como base para el nido. Hasta unas 300 hebras se tejen entonces para formar una bola vacía. En el caso de algunas especies, éstas construyen una entrada consistente en un túnel vertical que se proyecta por unos cuantos centímetros debajo de la cámara de anidar. Para evitar que los huevos salgan rodando hacia afuera, construyen un pequeño saliente entre la cámara de anidar y el túnel de entrada.
¡Artífices verdaderamente extraordinarios! Pero ¿quién les enseñó las habilidades del tejido, de la manufactura de tela, de la sastrería, del remachado y la ingeniería, aptitudes que las criaturas humanas adquieren solamente después de años de estudio y de práctica? ¡Qué manifiesto está que tal sabiduría instintiva ha sido implantada en ellas por su Creador!