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¡Despertad! 1980
g80 22/10 págs. 27-28

Los ladrillos... antiguo material de construcción al servicio del hombre moderno

POR EL CORRESPONSAL DE “¡DESPERTAD!” EN PORTUGAL

¿DE QUÉ está hecha su casa? ¿De madera? ¿De piedra? ¿O tal vez de paja?

Aquí en Portugal se usan ladrillos como el material básico de construcción en casi todas las casas. Las aproximadamente 600 fábricas de ladrillos del país producen más de doscientos millones de unidades cada año. Pero el uso de ladrillos no es cosa nueva.

Desde tiempos primitivos

¿Sabe usted que los ladrillos se emplearon en antiguos imperios mundiales tales como Asiria, Babilonia y Egipto? (Éxo. 5:6-18) El humilde ladrillo estuvo allí cuando se empezó la construcción posdiluviana de ciudades.

En el tercer milenio antes de nuestra era común, los constructores radicados en la tierra de Sinar decidieron edificar una ciudad con un monumento lo suficientemente enorme como para dejar su huella en la historia. “Y empezaron a decirse, cada uno al otro: ‘¡Vamos! Hagamos ladrillos y cozámoslos con un procedimiento de quema.’ De modo que el ladrillo les sirvió de piedra, pero el betún les sirvió de argamasa.”—Gén. 11:3, 4.

Excavaciones hechas en Ur de los caldeos revelan que los ladrillos se usaban extensamente en la construcción en Mesopotamia, debido a la falta de piedras o de zonas forestales. La rica llanura de aluvión formada por el cieno que los ríos Éufrates y Tigris depositan cuando se desbordan proveyó el material natural que se necesitaba.

Si hubiésemos vivido en Babilonia en los días de Nabucodonosor, estaríamos muy familiarizados con los muros de ladrillo que bordeaban ambos lados de la avenida principal, la calle de las Procesiones. En esta calle se exhibía una larga fila de leones con expresión de gruñido, todos moldeados de ladrillos esmaltados de colores intensos. Al final de la calle de las Procesiones estaba la Puerta de Istar, próxima al palacio de ladrillo de Nabucodonosor, y en la puerta había relieves de toros esculpidos en ladrillo vidriado.

Fabricación

En la antigüedad, el hacer ladrillos era un procedimiento muy sencillo. Se colocaba la arcilla lodosa en moldes de madera hechos a mano y se dejaba al sol para que se secara. A menudo se mezclaba paja con la arcilla para darle más fuerza. Hoy a estos ladrillos que se secan al sol se les llama adobe, y todavía se usan en algunos países de clima seco. Andando el tiempo, se le añadió otro proceso a la elaboración de los ladrillos, el de secarlos al horno, lo cual dotó al ladrillo de más durabilidad.

La producción moderna de ladrillos incluye los siguientes pasos básicos. Se hace una masa de la arcilla cruda o quemada y agua, y se añaden y mezclan en ella otras materias minerales tales como arena, caliza, dolomía y sustancias que contienen compuestos de hierro y otros metales. En el proceso de barro blando hay que moldear cada ladrillo individualmente para darle la forma y tamaño adecuados. En el proceso moderno de barro espeso, la masa de arcilla se moldea a la forma debida a medida que se le hace pasar a presión por una matriz para formar una columna continua de arcilla, y luego se corta con alambres a la longitud deseada para el ladrillo. Entonces los ladrillos están listos para los dos procesos finales: el secado y la cocción.

El primer paso, el secado, puede hacerse artificialmente o por medios naturales. El segundo paso, la cocción, requiere el uso de hornos grandes. Aquí en Portugal las fábricas más pequeñas quizás usen el horno intermitente de “colmena.” Se amontonan los ladrillos dentro de él a mano, luego se les cuece y enfría intermitentemente durante un período de cinco a siete días. Muchas de las fábricas más grandes usan el horno de tipo Hoffman, un horno largo y angosto dentro del cual se amontonan los ladrillos, y el sistema de cocción se mueve progresivamente desde un extremo al otro.

Un sistema más moderno es el del horno en forma de túnel, en el que se usa un carro de movimiento continuo. En este método, tan pronto como los ladrillos crudos se han cortado al tamaño adecuado se amontonan en carros de plataforma y se les hace pasar lentamente por largos túneles calientes; después de ocho a 72 horas (según la clase de ladrillo que se desee), están secos. Entonces se les hace pasar lentamente por un túnel largo de ladrillo refractario, donde se les calienta y enfría durante un período de 36 horas a cuatro días, esto también según la clase de ladrillo que se desee. ¡Una de las fábricas de ladrillos más grande de Portugal, situada fuera de Lisboa, tiene un horno moderno de túnel con carro continuo de 180 metros de largo!

Estandarización

Cuando los ladrillos se fabricaban a mano, la forma y dimensiones de ellos variaban mucho de una región a otra, pues se les adaptaba a las necesidades de la localidad. Sin embargo, hasta los asirios reconocieron la necesidad de estandarizar las dimensiones de los ladrillos.

En Portugal, el Laboratorio Nacional de Ingeniería Civil pidió a las principales fábricas de ladrillos información respecto a las formas y dimensiones de los ladrillos que producían. ¡Las 44 fábricas que respondieron a la investigación producían 330 diferentes modelos!

Esta gran diversidad causaba muchos inconvenientes, tanto al fabricante como al consumidor. Puesto que los ladrillos desempeñan un papel muy importante en la construcción aquí en Portugal, la estandarización no solo en cuanto a calidad, sino también en cuanto a dimensiones y materiales, sería muy beneficiosa. Teniendo a mano los resultados de dicha investigación, el siguiente paso era el de decidir cómo limitar los tipos existentes. Noventa y nueve fábricas diferentes y 36 consumidores principales colaboraron en este estudio.

Se presentaron los resultados del estudio en un seminario sobre la productividad de la industria de la cerámica. Se ventilaron las razones para la propuesta y, en la consideración que siguió, se invitó a presentar preguntas y dar observaciones a fin de descubrir cualesquier factores desconocidos que pudieran alterar la propuesta. Se llegó a las conclusiones finales y éstas fueron presentadas a los participantes junto con las razones por las cuales se tomaron las decisiones.

El año siguiente se publicó y aprobó un documento final que redujo a siete la cantidad de diferentes clases de ladrillos. El documento se publicó extensamente, y fabricantes y constructores al igual reconocieron las ventajas del cambio. Por lo tanto, empezaron a limitar sus actividades a los nuevos patrones. Entonces el documento fue publicado oficialmente como estándar para todo Portugal.

El ladrillo, un antiguo material de construcción, sigue usándose ampliamente a pesar de los adelantos que se han logrado en la construcción metálica y de hormigón armado. Si la casa en que usted vive no está hecha de ladrillos, tal vez lo esté la chimenea o quizás el hogar, o la zona de su patio donde asa carne al aire libre. Aquí en Portugal, como en muchos otros países de todo el mundo, el ladrillo sigue sirviendo humildemente al hombre moderno debido a sus cualidades, que han pasado con éxito la prueba que impone el tiempo.

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