La obra misional cristiana... ¿es obra anticuada?
MUCHOS piensan que lo es. Creen que las necesidades de las personas son más de índole material que espiritual. Por eso muchos de los que alegan ser misioneros cristianos concentran sus esfuerzos en mejorar la ayuda médica y las viviendas o en desarrollar las destrezas técnicas y agrícolas de las personas a quienes sirven.
Sin embargo, hay quienes están convencidos de que lo que más se necesita es ayudar a las personas en sentido espiritual. Esto las equipa para mejorar la calidad de su vida ahora y les da una esperanza para el futuro.
Esto se explicó claramente a las 2.124 personas que se reunieron en el Salón de Asambleas de los Testigos de Jehová en Long Island City, Nueva York, el domingo 8 de marzo. La ocasión era la graduación de la septuagésima clase misional de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower.
Desde 1943 esta escuela ha estado entrenando a hombres y mujeres para llevar a cabo más extensamente el mandamiento misional que Jesús dio a sus seguidores: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, . . . enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.” (Mat. 28:19, 20) Para hacer esto se necesita una fe fuerte y una esperanza viva, además de un deseo de compartir estas cosas buenas con otros. Hombres y mujeres de esta índole componían la clase de 49 graduandos que habían venido de 9 países, para ser enviados a 18.
Una estudiante de 25 años de edad de Misuri, E.U.A., que tenía un fuerte deseo de ver justicia en este mundo, tenía como meta estudiar derecho para ayudar a la gente. Pero su meta cambió cuando aprendió acerca de la maravillosa esperanza que la Palabra de Dios ofrece para el futuro, y comenzó a experimentar la vida plena y llena de significado que resulta de la guía de las Escrituras.
Otra estudiante estadounidense de 30 años de edad, de Oregón, describió su vida anterior de estudiante universitaria de ideas radicales y persona que vivía al margen de la sociedad. Su deseo había sido el de ayudar a las personas y mejorar el mundo. Pero cuando se familiarizó con los testigos de Jehová y con las enseñanzas de la Biblia, dijo: “¿Es que realmente existe un pueblo que viva las enseñanzas de Cristo? ¿que en realidad no pelee en las guerras? Esta era mi causa, el objetivo al que yo podía subordinar todo lo demás.”
Un estudiante tras otro dijo que lo que lo había impulsado a ofrecerse para el servicio misional era ‘la esperanza que la Biblia ofrece para el futuro y el consejo sano que contiene para mejorar la calidad de la vida ahora.’ Dijeron: ‘Esto realmente puede ayudar a resolver los problemas de la gente.’ Muchos ya habían dedicado más de 10 años al ministerio de tiempo completo, visitando a las personas y esforzándose por compartir con ellas esta esperanza.
Durante cinco meses los estudiantes disfrutaron de un estudio cabal de las Escrituras, y recibieron instrucción práctica sobre cómo efectuar su actividad misional. Ahora habrían de escuchar unas palabras de consejo que les dirigirían a manera de despedida sus instructores y otras personas que eran experimentadas en predicar las buenas nuevas del reino de Dios como la única esperanza para la humanidad.
W. K. Jackson instó a los misioneros a permanecer en sus asignaciones y no pensar: “Voy a hacer la prueba y, si no me gusta, puedo regresar a casa.” Dio excelente consejo sobre las relaciones humanas y recordó las palabras de Romanos 15:2: “Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación.”
M. G. Henschel habló de cosas que debemos apreciar profundamente. Debemos buscar el entendimiento como si estuviéramos buscando tesoros escondidos. El reino de Dios es un tesoro que debemos buscar primero en la vida. Y al escribir acerca del ministerio, el apóstol Pablo lo llamó un tesoro. (2 Cor. 4:7) Se instó a los misioneros a tener firmemente asidos estos tesoros.
A. D. Schroeder se refirió a las palabras de Jesús: “Ven, sé mi seguidor.” (Mat. 19:21) Esto significa manifestar cualidades como las de Cristo y ayudar a otros a hacer lo mismo. Dijo que los estudiantes no se habían “graduado” como seguidores de Jesucristo. Estaban tan solo comenzando un nuevo capítulo en la vida como seguidores de él.
J. Redford animó a los misioneros a continuar progresando en sentido espiritual. Citó las palabras de George Bernard Shaw, quien dijo: “Me horroriza el éxito. El haber triunfado significa que uno ha terminado su trabajo en la Tierra . . . Me gusta estar continuamente llegando a ser, teniendo una meta ante mí, no detrás.”
U. V. Glass encomió a los misioneros por el vigoroso interés de ellos en saber lo que estaban haciendo y por qué. Muchos habían preguntado: “¿Cómo podemos permanecer en nuestras asignaciones?” Glass contestó: “Aprendan a conocer a la gente y a amarla.” Mencionó la necesidad de perdonar libremente, de mantener la actitud mental correcta y seguir siendo humildes. Para subrayar esto, leyó una carta de un misionero graduado que recientemente había sido enviado a Kenia:
“Creo que el entrenamiento que recibí en Brooklyn fue solo el comienzo de mi aprendizaje. Los hermanos de este lugar tienen mucho que enseñarme. He tratado de determinar cuál es la cualidad que más necesita el misionero para tener éxito en su asignación. Y creo que sobre todo tal vez le haga falta la ‘humildad.’ Humildad para caminar, más bien que para conducir un automóvil. Humildad para sentarse en duras tablas de madera o en grandes rocas, más bien que en asientos acolchados. Humildad para dar comentarios como los de un niñito en las reuniones porque está hablando en un nuevo idioma. Sobre todo, necesitamos humildad mental para hacer el esfuerzo necesario y no rendirnos, confiando en Jehová y no en nosotros mismos, hasta que volvamos a ser ‘útiles,’ y hagamos lo que vinimos a hacer.”
G. M. Couch instó a los graduandos a nunca dar la espalda a su asignación misional. Les dijo que deben tener presentes las palabras que se encuentran en Eclesiastés 7:8: “Mejor es el fin de un asunto posteriormente que su principio.” Los instó a recordar que el fin de lo que se hace es lo que realmente cuenta.
Al final del programa, F. W. Franz, presidente de la Escuela, habló acerca del “mayordomo fiel” de Dios que se menciona en Lucas 12:40-53. Recordó el tiempo del rey Ezequías, en el octavo siglo a. de la E.C., cuando el reino de Judá se vio amenazado. El relato de Isaías 22:15-25 muestra que había un punto en cuestión que tenía que ver con mayordomía. Sebna, un mayordomo infiel, fue reemplazado por Eliaquín, un mayordomo fiel. En su cumplimiento moderno, este relato muestra la necesidad de identificar a los siervos fieles de Dios en la Tierra hoy. Franz instó a los estudiantes a estar seguros de que no había duda alguna en su mente en cuanto a la identidad de la clase del mayordomo fiel de Dios.
Entonces C. W. Barber, quien dirigió la reunión, hizo entrega de los diplomas. Por la tarde los estudiantes presentaron dos dramas instructivos. Un drama bíblico, intitulado: “Busquen a Jehová y sigan viviendo,” tenía que ver con el ministerio del profeta Amós en Israel. El drama del día moderno se intitulaba: “¿Cómo oirán a menos que alguien les predique?” Con efecto alentador, éste consideró aspectos del ministerio de casa en casa como lo efectúan los testigos de Jehová hoy día.
Los 49 estudiantes que se graduaron, y todos los demás que estuvieron presentes, recordarán por mucho tiempo el excelente y edificante programa. Verdaderamente los asuntos espirituales son de importancia vital. El apóstol Pablo escribió en 1 Timoteo 4:8: “La devoción piadosa es provechosa para todas las cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.”
[Fotografía en la página 24]
Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower
Clase núm. 70, marzo de 1981
En la lista que sigue, las filas están numeradas desde el frente hacia atrás y los nombres alistados de izquierda a derecha para cada fila.
(1) Browne, P.; Hitz, J.; Floyd, B.; De Jesús, M.; Davison, E.; Hoover, M.; White, J.; Gunn, A.; Wyssen, P. (2) Goff, M.; Karwoski, J.; Paulk, L.; Pedersen, S.; Altmeyer, H.; Rendell, D.; Spatz, P.; Oger, P.; Mathon, T.; Johns, E. (3) Brederlow, S.; Kelppe, L.; Reilly, G.; James, S.; Dennison, L.; Kemppainen, C.; Klopson, C.; Reilly, C.; Bivins, A.; Winbush, E. (4) Hoover, D.; De Jesús, J.; Klopson, T.; Hitz, E.; Lovini, D.; Mathon, L.; Pedersen, F.; Knox, H.; Reyna, R.; Karwoski, M. (5) Browne, R.; Johns, K.; Floyd, M.; Paulk, J.; Bivins, M.; White, R.; Winbush, W.; James, D.; De Wolfe, R.; Wyssen, J.