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¡Despertad! 1981
g81 8/11 págs. 21-23

Las orquídeas... bellas y abundantes imitadoras

‘¡ORQUÍDEAS! ¿Para mí? Oh, ¡que bonitas!’ Con una reacción como ésta, se ha dado un buen principio a una ocasión agradable, sea una boda, una comida de despedida o simplemente una cena tranquila para dos personas. Parece que la siguiente afirmación de cierta asociación de cultivadores de orquídeas pudiera ser válida: ‘Cuando usted envía orquídeas, ¡suceden cosas maravillosas!’

¿En qué consiste el encanto de las orquídeas? ¿Puede cultivarlas usted mismo?

Una razón por la cual las orquídeas son tan populares es que hay 35.000 especies de ellas, de modo que constituyen la “familia más grande de plantas florecientes, casi la séptima parte de todas las que hay en la Tierra.” Aunque la mayoría de las especies se encuentran en los trópicos, algunas se hallan aun dentro del círculo ártico. Unas cuantas especies crecen en el desierto y su único sostén son los cactos. Otras especies son puramente acuáticas. Dos orquídeas raras florecen completamente debajo de la tierra, sin nunca ver la luz del día.

En vista de que hay tanta diversidad entre ellas, se esperaría que las orquídeas también variaran en tamaño y apariencia. Y es así. La flor de cierta especie tiene un diámetro que mide solo 2 mm. y toda la planta podría caber dentro de un dedal. En cambio, las hay gigantes con flores que miden hasta 38 cm. de un extremo al otro.

¿Qué color y forma prefiere usted? Podrá encontrar lo que quiera entre los muchos miembros de la familia de orquídeas. Los colores varían de rojo, naranja, amarillo y verde a purpúreo, pardo, blanco y aun, en raras ocasiones, azul.

En cuanto a forma, las orquídeas resultan ser artistas en la imitación. Algunas especies se parecen a la zapatilla de una dama, a polillas, a mariposas y a avispas, a pensamientos, a cometas y aun a pájaros en vuelo. Hay también “El barbudo,” como la llaman los australianos, es decir, la especie de orquídea que se parece a un serrano barbudo. Otra, del Perú, tiene en el centro de la flor lo que parece ser un duende risueño. O, ¿preferiría usted la orquídea que se parece a un grupo de cuatro asnos que están rebuznando? Además, las orquídeas no se limitan a imitar apariencias.

Hay engaño en las fragancias también, a fin de que se efectúe la polinización. Una especie del Mediterráneo se parece a la hembra de las avispas y realmente emite un olor como el de ésta, que atrae al inocente insecto macho. Ciertas especies de orquídeas son polinizadas por moscas, de modo que despiden un olor fuerte como el de sustancias podridas o estiércol a fin de atraer a las moscas. Otra especie engaña al macho de las abejas por medio de imitar a un insecto enemigo, al cual la abeja trata de despedir de su territorio, y al hacer esto recoge el polen de la flor. La imitación es tan exacta en el caso de cierta especie que los machos de las abejas hasta tratan de copular con la flor. El contacto que resulta de esto transfiere polen de la flor a la abeja transportadora.

Un método ingenioso de polinización es el de la “orquídea cubo (Coryanthes)” cuya flor es grande y tiene un labelo en forma de cubo. Atraída por la fragancia, la abeja se coloca sobre el labelo para captar el olor de la flor. A medida que se esfuerza por transferir la fragancia a sus patas traseras, la abeja cae dentro del cubo que está lleno de líquido. Lucha en vano por trepar la escarpada pared cerosa del cubo. Por fin, la abeja divisa otra salida, un minúsculo túnel que va del cubo hasta más allá de la columna de la flor, donde hay una masa de polen. La abeja trepa apresuradamente hasta llegar por fin a un lugar de seguridad... pero se le ha pegado al tórax algo de polen, el cual será transferido a la próxima flor. ¡Qué sabiduría se refleja en esta relación de interdependencia!

El ciclo de vida de las orquídeas

El ciclo de vida de las orquídeas se parece al de otras plantas florecientes. Después de ser transportado por el insecto, el polen es depositado en la parte femenina de la flor, el estigma. Dentro de poco, germina y empieza a crecer hacia el ovario. En unas seis semanas los tubos polínicos entran dentro del ovario y el espermio se une al óvulo. El óvulo fertilizado se desarrolla y forma una masa de células que llegarán a ser el embrión. Esta masa de células está cubierta de una capa seca que es tan liviana que el viento puede transportar la semilla por largas distancias. Algunas de estas semillas son tan finas como el polvo. De hecho, el libro Botany declara: “Un solo ovario de la orquídea Cynoches contiene 3.770.000 semillas y . . . ¡más de 300.000 de éstas pesan nada más que 1 gr.!” Si hay tantas semillas, ¿por qué no son más fecundas las orquídeas? Se debe a que solo un pequeño porcentaje de estas semillas llega a germinar, puesto que la germinación requiere cierta clase de hongo que no siempre está presente.

A fin de vencer este problema, se ha iniciado recientemente un método extraordinario de propagar las orquídeas. Este método de cultivo se llama “meristema” (de la palabra griega que significa “divisible”), y se utiliza especialmente para cultivar especies híbridas que son exóticas y escasas. Los floricultores simplemente sacan la célula embriónica de crecimiento y la cultivan en una solución nutritiva dentro de la cual la célula se reproduce repetidas veces. A cualquier momento que se desee, se pueden separar las células y colocarlas en frascos individuales donde se desarrollan hasta llegar a ser plantones idénticos a aquel del cual fueron extraídas. Por medio de utilizar este método, los floricultores han logrado reducir considerablemente el costo de las orquídeas y a la misma vez satisfacer la demanda que surge para algunas especies populares durante ciertas estaciones del año.

Es interesante que la mayor parte de las orquídeas que se encuentran en las zonas templadas crecen en la tierra, mientras que las que se encuentran en los trópicos no tienen contacto alguno con la tierra. Pero, contrario a lo que opinan muchas personas, éstas no son parásitas. Son epifitas, pues meramente buscan el apoyo del árbol o de la piedra que les sirve de huésped, pero no se alimentan de éste.

¿Le gustaría a usted cultivar algunas de estas bellas y fascinantes imitadoras? Felizmente, las orquídeas figuran entre las plantas más fáciles de cultivar, y su cultivo no envuelve ningún secreto. Así, usted sin duda podrá encontrar una o más variedades que se adapten fácilmente al clima y al ambiente en el cual usted vive. Puede aprender en cuanto a sus hábitos, necesidades y enfermedades mediante un libro que tome prestado de la biblioteca o por medio de consultar con la asociación para el cultivo de orquídeas en su localidad.

Hoy, la venta de las orquídeas proporciona una entrada de millones de dólares al comercio de flores cortadas. Pero hay por lo menos una orquídea que no se utiliza de manera decorativa. Los conquistadores notaron que en México los aztecas agregaban a su bebida pedacitos de la vaina de cierta orquídea. Cuando usted come helado de vainilla, si no se le ha añadido ninguna sustancia artificial para darle sabor, usted también probablemente está disfrutando del extracto de la orquídea Vanilla planifolia.

Sea que las cultivemos, las usemos en nuestra persona o las comamos, las orquídeas nos recuerdan la generosidad que ha demostrado el Creador al hacer que haya variedad dentro de esta familia. Como dijo el salmista: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones.”—Sal. 104:24.

Existe una ley entre las cosas vivientes que no tiene excepción alguna. Es como señala la revista “Scientific American”: “Hay una enorme variedad de formas entre las cosas vivientes, pero la forma misma es notablemente constante dentro de cualquier género determinado: los cerdos siguen siendo cerdos y los robles siguen siendo robles, generación tras generación.”

[Ilustración en la página 21]

“El barbudo”

[Ilustraciones en la página 22]

Orquídea común

“Pato volador”

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