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¡Despertad! 1982
g82 8/1 págs. 4-6

Proteínas, genes y usted

CUANDO se menciona la “proteína,” la mayor parte de las personas piensan en un sabroso y jugoso bistec. Pero la proteína es más que eso. La carne contiene proteína debido a que las cosas vivientes, especialmente los animales, se componen de un sinnúmero de diferentes tipos de proteínas, cada una de las cuales desempeña una función específica.

¿Tipos de proteínas? Sin contar el agua que el cuerpo humano contiene, más o menos la mitad del peso de éste consiste en moléculas de proteína, aunque no todas son idénticas. Algunas fortalecen el cabello, la piel y las uñas. Otras, llamadas enzimas, controlan las reacciones químicas de las células del cuerpo. Aun otras forman anticuerpos que ayudan al cuerpo a resguardarse de la enfermedad.

¿En qué consisten las proteínas? Todos los miles de diferentes tipos de proteína se forman por el enlace de pequeñas moléculas llamadas aminoácidos. Se necesitan solo unos 20 diferentes tipos de aminoácidos para construir todas las diferentes proteínas que contribuyen a la formación de todos los árboles, las flores, los animales y la gente de la Tierra... ¡al igual que en el idioma español combinaciones de tan solo sus 28 letras forman centenares de miles de palabras!

Para construir las proteínas que ellas necesitan, las células vivientes conectan los aminoácidos unos con otros de manera que lleguen a formar una especie de tren largo compuesto de muchos vagones. Por ejemplo, para producir la insulina, las células del páncreas construyen dos “trenes,” llamados cadenas de aminoácidos, los cuales pueden doblarse y adoptar formas distintivas. La primera cadena es como una “palabra” de 21 letras y la segunda es una “palabra” de 30 “letras” de aminoácidos. Entonces estas cadenas se conectan para proporcionar al cuerpo una molécula de insulina que ayuda a controlar los niveles de azúcar en la corriente sanguínea. Proteínas como la insulina son vitales para la buena salud, como lo saben los diabéticos.

Planos y cianocopias... ADN y ARN

Pero, ¿cómo saben las células del páncreas cuáles aminoácidos deben conectar para producir insulina? Y, ¿qué impide que las células del dedo gordo del pie produzcan insulina también? La respuesta tiene que ver con una molécula muy grande y única en su género que se llama ADN (ácido desoxirribonucleico), la cual se encuentra mayormente en el núcleo de cada una de los millones de células. ¿Cómo funciona esta molécula?

¿Ha estado usted alguna vez presente en un lugar donde se estuviera erigiendo alguna construcción? Tal vez haya notado a grupos de obreros —carpinteros, albañiles, electricistas— consultando a menudo cianocopias que les indican lo que deben hacer. ¿De dónde provienen las cianocopias? En la oficina principal de construcción hay muchos dibujos arquitectónicos que se copian en máquinas especialmente equipadas para hacer cianocopias. Los diferentes capataces llevan las cianocopias a sus cuadrillas que están en el sitio de construcción.

Las células se asemejan a ese trabajo de construcción. En el núcleo (la “oficina de construcción”) se encuentran los “dibujos originales” para todas las proteínas que el cuerpo pueda necesitar. Estos “dibujos” son moléculas de ADN. Cuando se necesita la insulina, en el núcleo de unas células especiales del páncreas se activa la sección apropiada del ADN, llamada gen.

El ADN no sale del núcleo, al igual que los dibujos arquitectónicos originales por lo general no se utilizan en el sitio donde se efectúa la construcción. El ADN es demasiado valioso. Más bien, una molécula especial llamada ARN (ácido ribonucleico) mensajero, produce una cianocopia del gen del ADN. Este “mensajero” lleva la cianocopia fuera del núcleo al “sitio de construcción,” donde le aguarda un equipo que está listo para construir una molécula de insulina.

Este equipo consiste principalmente en un ribosoma, especie de molécula carpintera maestra, y ayudantes llamados ARN transferente. Las pequeñas moléculas ayudantes del ARN transferente reúnen los aminoácidos y los transportan al ribosoma. El ribosoma “lee” la cianocopia del ARN mensajero y fabrica la cadena de insulina.

En la “oficina de construcción” de cada una de las células humanas hay muchos más “dibujos” de los que necesita cualquier célula para funcionar. Por ejemplo, las células del dedo gordo del pie tienen los genes para fabricar la insulina, pero estos genes no pueden ser activados. Estos dibujos están “bajo llave” en las células del dedo gordo. Cada célula, para fabricar lo que necesita, utiliza solo parte del ADN que contiene el núcleo. Podemos estar agradecidos de que así sea, pues células que “se apoderan a la fuerza” de un conjunto de dibujos que no les incumben y empiezan a producir proteínas que no les corresponden podrían causarse daño a sí mismas, o a otras células, o hasta hacerse cancerosas.

Se cambian los planos

Por la mayor parte, los arquitectos profesionales objetarían enérgicamente si uno sugiriera que el conjunto de dibujos complejos que se utilizan para regir la construcción de gigantescos rascacielos llegaron a existir simplemente por casualidad. Para producir tales dibujos se requiere un arquitecto bien preparado y sumamente hábil. El ADN que se encuentra en las células de toda criatura viviente contiene instrucciones mucho más complejas y detalladas que las de un conjunto de dibujos arquitectónicos. ¿No es razonable que el ADN —que controla de manera precisa la “construcción” de las bacterias, los árboles de arce y la gente— tendría que ser el producto de un Arquitecto Maestro? Ese Arquitecto Maestro es Jehová Dios.—Génesis 1:11-28.

Pregunte a cualquier buen arquitecto qué le parece el que personas no autorizadas e incompetentes hagan cambios en los dibujos que se han preparado cuidadosamente para un edificio en particular. A él no le agradaría, pues sabe que la persona que altera los dibujos probablemente no ha considerado las consecuencias del cambio en su totalidad. Es verdad que se podría ampliar el retrete, pero ¿qué hay del espacio importante que se pierde a la entrada? ¿Qué sucederá cuando se tenga que cambiar el diseño del sistema de cañerías?

Los científicos ahora pueden cambiar el contenido del ADN de criaturas vivientes... y así cambiar los “dibujos arquitectónicos” que ha provisto el Creador. En ciertos casos, se dice que estos cambios se hacen por razones humanitarias, o médicas, como en el caso de introducir en bacterias ciertos genes con el objeto de producir la insulina humana. Otros cambios tienen más bien el propósito de satisfacer la curiosidad científica en cuanto a cómo funcionan las células, como en el caso de introducir genes virales en ratones embrionarios.

Aunque los científicos ahora pueden alterar los genes, están muy lejos de entender por completo cómo funcionan éstos. En 1979 el Times de Nueva York informó: “Según han revelado nuevos descubrimientos, la estructura de los genes de los animales, incluso los de los seres humanos, difiere mucho de lo que se había creído durante por lo menos 20 años.” ¿Qué ha sucedido? Se ha llegado a saber que los genes de los animales por lo general no funcionan como los de las bacterias, como habían creído los científicos. Los genes de los animales son más complejos y contienen largas series de información que no se entienden. De hecho, contrario a lo que los científicos habían esperado, han llegado a saber que el leer los “dibujos originales” de las bacterias no les facilita el leer los de los seres humanos.

Además, los científicos han descubierto recientemente que, contrario a lo que siempre se había creído, el código genético de las moléculas de ADN no es constante. Resulta que el código es levemente diferente cuando el ADN no está en el núcleo, sino en diferentes partes de la célula llamadas mitocondrias. Se ha sacudido “el dogma de que el código genético sea universal,” admitió la revista New Scientist. ¿Por qué cambia el código? No se sabe. “Tal vez nunca se contesten algunas de las preguntas que han surgido como resultado de las revelaciones del análisis genético,” dice la revista New Scientist.

¡Con razón hay quienes se preocupen por los posibles peligros que estén envueltos en las investigaciones genéticas! Actualmente, la mayor parte de los biólogos afirman que las investigaciones presentan pocos riesgos, pero, ¿realmente comprenden la genética lo suficientemente bien como para saber esto? Allá en los años cincuenta, los científicos afirmaron que las pruebas atómicas que se llevaron a cabo en el oeste de los Estados Unidos no ponían al público en ningún peligro, pero el porcentaje de casos de cáncer entre las personas que vivían donde daba el viento proveniente del lugar donde se hicieron las pruebas indica ahora que los científicos estaban equivocados.

¿Es acaso posible que, a medida que los científicos manejen fuerzas y procesos biológicos que no comprenden del todo, accidentalmente desaten alguna terrible enfermedad nueva que ataque a la humanidad? Algunos creen que existe esa posibilidad.

A fin de cuentas, ¿qué, precisamente, están haciendo los científicos con los genes?

[Ilustración en la página 4]

Así como tan solo las 28 letras del alfabeto en español se combinan para formar centenares de miles de palabras, solo 20 diferentes aminoácidos construyen todas las diferentes proteínas que forman todos los árboles, las flores, los animales y las personas que hay en la Tierra

[Ilustraciones en la página 6]

núcleo

ARN mensajero

ribosoma

ARN transferente

aminoácidos

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