Problemas y esperanzas de las mujeres del siglo XX
CONSUELO es de Puerto Rico y ha estado casada por nueve años. En lo que tiene que ver con los problemas a los que se enfrentan las mujeres en tiempos modernos, ella opina que el mundo aún no ha logrado dar consejo alguno que sea mejor que el que se encuentra en la Biblia.
Por ejemplo, respecto al asunto de que los hombres y las mujeres reciban igual pago, ella dice: “El hombre y la mujer probablemente debieran recibir el mismo salario si tienen capacidad similar y si ambos trabajan diligentemente. Comprendo por qué algunas mujeres se sienten amargadas. Pero considero las cosas desde otro punto de vista.
“Para mí, el salario que gane no es la cosa más importante de la vida. Creo que yo trabajaría por una de dos razones: o porque necesito el dinero, o porque mi trabajo tiene que ver con algo que a mi juicio vale la pena. En el primer caso, si estuviera ganando lo suficiente como para satisfacer mis necesidades, entonces estaría satisfecha. La Biblia advierte: ‘Los que están determinados a ser ricos caen en tentación y en un lazo.’—1 Timoteo 6:9.
“Si uno se compara con otros, siempre hallará a alguien cuya situación es mejor que la suya. En muchos casos, los hombres sí ganan más que las mujeres. Pero en cambio, las mujeres estadounidenses ganan más que los hombres y las mujeres de la mayor parte de los demás países. Contribuye a la tranquilidad mental el que uno se compare con los que están en una situación peor que la suya, en vez de con los que están en mejor situación.
“Por otro lado, si yo estuviera desempeñando un trabajo que me pareciera que en sí vale la pena, entonces el dinero no sería un factor muy importante.”
No sea una víctima
Respecto a la llamada revolución sexual, las cristianas reconocen que, en realidad, ésta hace víctimas de las mujeres. El entretenimiento popular y otras formas de propaganda llevan a los hombres a creer que las mujeres quieren ser inmorales, y a las mujeres se les hace creer que tienen que ser inmorales a fin de parecer normales.
Pero la persona cristiana conoce los límites. La Biblia nos dice: “Esto es voluntad de Dios ... que se abstengan de la fornicación.” (1 Tesalonicenses 4:3) La mujer que sigue este consejo tal vez tenga que aprender a decir: No. Pero evitará los problemas angustiosos que resultan de la promiscuidad. Y estará agradando a Dios.
¿Qué hay del problema del hostigamiento sexual en el trabajo? A menudo, la conducta cristiana puede determinar lo que suceda en tal situación, como descubrió Connie.
Connie es una joven que lleva cinco años de casada y anteriormente trabajaba en una oficina grande. Pero ella pudo evitar el problema del hostigamiento sexual, y explica cómo lo hizo: “Mucho tiene que ver con la manera de comportarse. Si una muchacha mantiene sus relaciones con los hombres a un nivel formal —y muestra, tal vez, que tiene un sentido del humor, pero no para cierta clase de chiste— la mayor parte de ellos la respetarán.
“Observé que algunas jóvenes que trabajaban en la oficina trataban a los hombres con demasiada familiaridad, pues compartían chistes subidos de color con ellos y miraban revistas de gusto dudoso. Aunque a los hombres parecía gustarles la familiaridad, les perdían el respeto a estas muchachas. Por mi parte, siempre que oía relatar un chiste sucio o palabrotas, me alejaba. Después de cierto tiempo, parece que llegaron a respetarme por la postura que adopté, y no me molestaban.”
Lo que Connie estaba haciendo en efecto era aplicar el siguiente consejo bíblico: “Que la fornicación e inmundicia ... ni siquiera se mencionen entre ustedes, así como es propio de personas santas.” (Efesios 5:3) Y esto le sirvió de protección. Claro, esto no desanimará a los hostigadores más resueltos. Consuelo conoció a una muchacha que tuvo que irse de una firma debido al comportamiento de cierto hombre para con ella. Este fue un paso prudente, conforme al consejo bíblico que dice: “Huyan de la fornicación.”—1 Corintios 6:18.
Los esposos y los quehaceres domésticos
Con relación al asunto de prestar ayuda el esposo con las tareas del hogar, Gladys, quien ha criado a una familia, opina que esto frecuentemente tiene que ver con lo que los jóvenes aprenden en casa. Antes de la guerra, cuando muchas mujeres no trabajaban fuera de la casa, en muchos hogares solo parecía natural que las mujeres desempeñaran todos los quehaceres domésticos. Los hijos crecieron con la idea de que así era como debía ser, y es probablemente por eso que a muchos hombres hoy les parece extraño hacer faenas de la casa. Pero la situación ha cambiado. “Ciertamente sería bueno,” dice Gladys, “en aquellos casos en que tanto el marido como la esposa están trabajando, que los hombres hicieran su parte en el hogar. Supongo que ahora queda con las madres preparar a sus hijos para que desempeñen los quehaceres del hogar al igual que preparan a sus hijas.
“Me parece que una pareja joven debería poder hablar sobre el problema y resolverlo de manera apropiada. Ciertamente, un hombre maduro que ‘ama a su esposa como a sí mismo,’ no podría con buena conciencia sentarse tranquilo en un sillón mientras su esposa que ya está cansada hace los quehaceres domésticos... a no ser que ella prefiera que sea así.”—Efesios 5:33.
El problema de la felicidad
En lo que tiene que ver con escoger entre seguir una carrera y criar hijos, Gladys opina que los principios cristianos pueden ser útiles con respecto a esto también. Ella ha seguido una carrera y ha criado a una hija, y dice: “Es cuestión de ser equilibrada. Procuré que mi hija no sufriera debido a mi carrera, pero, a la vez, me parecía que lo que yo estaba haciendo era importante. Por eso me sentí impulsada a continuar mi carrera.”
“Una cosa que puedo decir,” dijo ella además, “es que cada persona tiene que tomar su propia decisión al respecto. Cada mujer tiene que contestar la pregunta: ‘¿Qué es lo que realmente quiero hacer con mi vida?’ La mayor parte de las mujeres sienten un fuerte deseo de ser madres, y ésta es una parte hermosa y esencial de nuestra naturaleza humana. Si una joven sacrifica la oportunidad de realizar esto, debería hacerlo por una buena razón.”
La Biblia muestra que la mujer, o el hombre, tienen que estar logrando algo que sea constructivo a fin de sentirse verdaderamente felices. (Hechos 20:35; Eclesiastés 2:8, 10, 11) El ser padre o madre puede satisfacer dicha necesidad. También la pueden satisfacer ciertas carreras.
Consuelo dice: “Mi carrera tiene que ver con el ministerio cristiano y me parece que realmente estoy logrando algo. Las muchachas que escogen esta carrera que les permite ‘dar tanto de sí,’ en vez de ser madres, reciben muchos galardones que las compensan con creces. Pero cada cual debe escoger por sí misma. Y si ha hecho su selección debido a buenas razones, no se sentirá perturbada por lo que otros digan.”
Cómo mejorar la situación
Así, cuando se ponen en práctica principios bíblicos, es posible manejar muchos de los problemas a los que tienen que enfrentarse las mujeres hoy. Pero, ¿basta con simplemente “manejar” los problemas? ¿No hay algo más que las mujeres deben hacer al respecto?
Connie hizo el siguiente comentario: “No creo que lo que está sucediendo en la Tierra hoy sea la voluntad de Dios para la humanidad. Creo que la voluntad de Dios es que las mujeres reciban mejor trato que el que suelen recibir. Pero Dios ha mostrado que Su manera de resolver el problema es por medio de Su reino. Es por eso que oramos: ‘Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.’ (Mateo 6:9) Me parece que la mayor contribución que la cristiana puede hacer es usar sus energías en trabajar para que se cumpla esa oración.
“Una manera de lograr esto es instruyendo a la gente en cuanto a la voluntad de Dios. Sé que los testigos de Jehová están predicando por todo el mundo acerca del reino de Dios, y están enseñando a los hombres que sus esposas no son criaturas inferiores. Debido a esto, en muchas familias se están corrigiendo ideas tradicionales que habían resultado en que se oprimiera a las mujeres.”
Gladys está de acuerdo con esta declaración: “Sí, se está educando a los hombres para que traten a sus esposas de una manera cristiana. Los hombres que verdaderamente son cristianos no abandonan a sus familias. Tampoco desperdician el dinero en el juego o la bebida ni rehúsan ayudar con el ‘trabajo de mujer’ cuando es necesario. Los hombres aprenden esto cuando responden a la obra educativa de los testigos de Jehová.”
Pero aunque los individuos cambien, no podemos imponerle al mundo un cambio radical... por más que quisiéramos hacerlo. Los problemas están demasiado arraigados. No obstante, la Biblia dice: “El mundo va pasando y también su deseo.” (1 Juan 2:17) Y junto con él pasarán todos los prejuicios e injusticias que hay en éste.
Además, la Biblia ofrece una solución más duradera: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.” (2 Pedro 3:13) Este nuevo sistema está muy cerca. Y centenares de miles de mujeres reconocen que éste es la verdadera solución de los problemas de las mujeres del siglo veinte.
En el siguiente artículo, queremos relatar al lector las experiencias de tan solo una de dichos centenares de miles de mujeres.
[Recuadro en la página 12]
¿Obra la Biblia en contra de los intereses de las mujeres?
Algunas personas opinan que sí porque la Biblia enseña que el hombre ha de ejercer jefatura sobre la mujer, especialmente en los arreglos de familia y de congregación. Sin embargo, considere lo que dice además:
● “Esposos, continúen amando a sus esposas, así como el Cristo también amó a la congregación.” (Efesios 5:25)
● “Los esposos deben estar amando a sus esposas, como a sus propios cuerpos”. (Efesios 5:28)
● “Ustedes, esposos, continúen morando con [sus esposas] de igual manera de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra.” (1 Pedro 3:7)
● “La forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es ésta: cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación.” (Santiago 1:27)