¡Cuidado con el crédito!
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en África del Sur
IZAK y Mabel contemplaban el juego de dormitorio que se hallaba en el escaparate de una tienda. A Mabel le brillaban los ojos mientras observaba la elegante colcha y el atractivo tocador. Pero se entristeció cuando vio el precio... R555,55.a Para Izak, limpiador de oficinas, y Mabel, una criada, eso era demasiado dinero. Nunca podrían ahorrar esa cantidad.
Mabel estaba a punto de irse cuando vio otra etiqueta. Esta decía: “10% de depósito... R25 mensuales.” Ella comenzó a calcular mentalmente el asunto: “¡Solo R25 mensuales! Sin duda podríamos arreglárnosla para pagar esa cantidad si ahorramos aquí y allí o si efectuamos trabajo adicional. Quizás pudiéramos obtener este juego de dormitorio ahora, sin primero tener que ahorrar el dinero.”
Mientras ella lo pensaba, se les acercó un sonriente vendedor. Este invitó a Izak y a Mabel a entrar en la tienda.
Mabel preguntó: “¿Por cuánto tiempo tendríamos que pagar R25 mensuales?”
El vendedor dijo: “Por dos años.”
Mabel se puso a sacar lentamente la cuenta en papel: R25 mensuales durante 24 meses. Total... R600. El depósito era de R55,55. De modo que el juego de dormitorio les costaría R655,55 en vez de R555,55.
“¿Por qué tenemos que pagar R100 adicionales?,” preguntó ella.
“Esa es la cantidad que se paga en intereses debido a que están comprando a crédito.”
“Parece mucho,” dijo Izak en son de queja.
“No,” explicó el vendedor, “es solo el 10 por ciento por año. Y 10 por ciento de R500 es R50. En el transcurso de dos años eso equivale a R100. Eso no es pagar mucho por tener el dinero prestado por dos años.”
Izak lo pensó. Era obvio que Mabel estaba deseosa de obtener los muebles ahora. Él estaba satisfecho.
Pero, ¿debería haberlo estado? Aunque un 10 por ciento de interés anual no parecía muy alto, en realidad él estaría pagando interés a un nivel mucho más alto. ¿En qué sentido?
El vendedor había citado a Izak el tipo de interés “add on” o “fijo.” Este se calcula según la cantidad total que se debe al momento de la venta. No obstante, Izak no iba a deber esta cantidad por los dos años completos. Después de cada mensualidad debería menos. Pero estaría pagando interés como si fuera a deber los R500 por los dos años completos. Si se calculara según lo que en realidad debería cada mes, el interés anual que pagaría sería de más de 18 por ciento, y no de 10 por ciento. Este mismo tipo de interés fijo se conoce también como interés “efectivo.” En muchos países los tipos de interés que se cobran por ventas a plazos son mucho más altos.
De modo que si va a comprar a crédito, bajo un arreglo de plazos, pregunte cuáles son los intereses “fijos” y “efectivos” en su país. Por lo general, el interés “efectivo” es el mismo que uno pagaría si tomara el dinero prestado de un banco.
Pago al contado contra el crédito
Obviamente, el comprar a crédito significa pagar más. ¿Podrían haber ahorrado más dinero aún Izak y Mabel si hubieran esperado hasta tener dinero efectivo?
Puede que el dueño de la tienda suela aumentar el precio de sus mercancías en un 100 por ciento o más. Esto quiere decir que un artículo que él comprara por R100 lo vendería por R200. Pero con un beneficio bruto tan grande, al dueño le pudiera parecer que, a fin de lograr una venta, podría ofrecer un buen descuento a cambio de dinero contante.
De modo que si Izak y Mabel pudieran haber ofrecido dinero contante por el juego de dormitorio, pudieran haber negociado con el tendero para que éste les diera un descuento de un 10 o hasta un 20 por ciento del precio, lo cual les hubiera ahorrado más de R50 o R100.
Así, antes de comprar sus muebles a plazos, Izak y Mabel deberían haber considerado no solo (1) que tendrían que pagar un tipo alto de interés, sino también (2) que perderían cualquier descuento que pudieran haber obtenido al pagar en efectivo.
Entonces, ¿es incorrecto comprar a crédito? No necesariamente. Es asunto de decisión personal. Son muy pocas las familias que pueden comprar cosas tales como una casa, o hasta un automóvil, sin tener que acudir al crédito. Es cierto que, en el caso de un automóvil, algunos quizás opten por ahorrar el dinero con anticipación y luego pagar al contado. Pero, en algunos casos, esto pudiera tomar algunos años. Para ese tiempo, es probable que la inflación haya hecho subir considerablemente el precio, lo cual eliminaría mucho o todo lo que se hubiera ahorrado al no comprar a crédito.
Así, a algunas personas tal vez les parezca que el comprar a crédito ofrece ventajas como: (1) uno puede usar inmediatamente la mercancía; (2) uno evita un aumento de precio debido a la inflación; (3) a menudo uno recibe atención más prontamente por quejas que uno tenga, puesto que se desea mantener buenas relaciones con el cliente debido a que éste aún debe dinero; (4) uno pudiera considerar que el pagar mensualmente es una forma de ahorro obligatorio.
Crédito menos costoso
Además de un acuerdo a plazos que incluye el pago de interés, algunos establecimientos tienen formas de crédito menos costosas.
(1) Se consideran los pagos mensuales como un acuerdo en efectivo. Algunas tiendas permiten a los clientes pagar solo el precio original en mensualidades por un período, digamos, por unos seis meses. No hay pagos de crédito en esta transacción. Este es el medio más barato de comprar a crédito. Sin embargo, por lo general no hay posibilidad de recibir algún descuento de pronto pago.
(2) Sobregiro bancario. En ciertos lugares, si usted tiene buena reputación en un banco, puede pedir dinero prestado para comprar a crédito mediante sacar más dinero del que tiene en su cuenta, con la aprobación del banco, por supuesto. Actualmente, en África del Sur se cobra menos interés por un sobregiro bancario que por un acuerdo de venta a plazos. Se cobra interés solo por la cantidad que se deba. Si usted salda su deuda más rápidamente, paga menos interés.
(3) Tarjetas de crédito, tales como una tarjeta de crédito bancaria. La tarjeta de crédito se usa básicamente para obtener bienes y servicios por los cuales se paga el mes siguiente. Pero con muchas tarjetas de crédito es posible hacer compras más grandes y los pagos se extienden por uno o dos años. Las mensualidades incluyen bastante interés. Si uno salda la deuda en menos tiempo, se paga menos interés, como sucede con el sobregiro bancario. Pero, de nuevo, cuando se compra con tarjeta de crédito, es difícil hacer gestiones para obtener un descuento.
Ejerza cautela con el crédito
Antes de obtener una tarjeta de crédito, sería bueno preguntarse: “¿Pudiera el tener tal tarjeta ser peligroso para mí y aumentaría la tensión en mi vida? Muchos han descubierto que el tener una tarjeta de crédito les impulsa a comprar cosas que no necesitan, lo cual resulta en preocupaciones y problemas financieros.
Dichas palabras de advertencia no solo aplican a tarjetas de crédito, sino también a toda compra que se haga a crédito. Alguien pudiera sostener que ninguna forma de crédito es barata, que aumenta los costos y fomenta la inflación. Shakespeare dijo: “Ni pidas prestado, ni prestes.” Antes de él, el inspirado escritor bíblico advirtió: “El que toma prestado es siervo del hombre que hace el préstamo.”—Proverbios 22:7.
Sería sumamente preferible poder vivir toda la vida sin deudas. No obstante, esto no siempre es posible en el mundo de hoy. Sin embargo, se debe ejercer cautela y reconocer que el crédito equivale a dinero. La capacidad de pagar está limitada por el sobrante del ingreso, es decir, por lo que le quede de su ingreso después que haya pagado todos los demás gastos.
Si el total de sus pagos por compras a crédito excede al sobrante de su ingreso, usted experimentará problemas e infelicidad. En la novela David Copperfield, de Charles Dickens, Wilkins Micawber dijo: “Un ingreso anual de veinte libras, gasto anual de diecinueve libras, diecinueve chelines y seis peniques, resulta en felicidad. Un ingreso anual de veinte libras, gasto anual de veinte libras y seis peniques, resulta en desdicha.” ¡Sí, la diferencia entre la felicidad y la desdicha puede estribar en gastar un chelín de más!
Particularmente, no es prudente utilizar el crédito a largo plazo para adquirir artículos de lujo no esenciales de índole perecedero, que se acabarán mucho antes de que se haya terminado de pagar por ellos. Aun si se toma en cuenta la inflación, el ahorrar dinero y luego pagar por lo que se compra suele resultar más barato y produce mayor satisfacción. También produce mucho menos preocupación.
Si usted decide comprar a crédito como lo hicieron Izak y Mabel, utilícelo para compras esenciales de artículos que sean de naturaleza duradera. Averigüe qué tipos de crédito están disponibles. Escoja el más económico. En resumidas cuentas: ¡cuidado con el crédito!
[Nota a pie de página]
a R=Rands, moneda de África del Sur. Un R equivale a más o menos un dólar.
[Tabla en la página 14]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Precio por comprar a crédito 655,55
Precio alistado 555,55
Diferencia 100,00
Descuento por pagar al contado 50,00
Ahorro total por pagar al contado 150,00
[Tabla en la página 15]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Los pagos por crédito no deben exceder al SOBRANTE del ingreso
SALARIO BRUTO 1.000
SALARIO NETO (después de las deducciones) 900
PAGOS ESENCIALES 860
SOBRANTE DEL INGRESO
(después de pagar por las cosas esenciales) 40