El acondicionamiento del aire y su salud
EL ACONDICIONAMIENTO del aire ha resultado ser un beneficio para las personas que tienen que vivir y trabajar en climas calurosos y húmedos. Ha sido un factor que ha contribuido en gran manera al desarrollo de la “región del Sol” de los Estados Unidos. Si no fuera por el acondicionamiento del aire, pocas personas escogerían vivir semana tras semana en lugares donde cada día del verano las temperaturas fluctúan entre 32 y 38 grados Celsio, o hace aún más calor.
Pero, como sucede en el caso de muchas bendiciones que provienen de la tecnología, el acondicionamiento del aire no carece de desventajas. El hecho de que es fácil controlar la temperatura con tan solo un toque del dedo ha hecho que muchos abusen del aparato acondicionador. “Si el aire refrigerado es bueno, el refrigerarlo más es mejor,” ha sido su modo de pensar. Pero los investigadores médicos ya han empezado a reconocer que el uso inmoderado del aire acondicionado perjudica la salud.
Muchas personas que padecen de diferentes enfermedades están conscientes de que les es perjudicial el aire acondicionado a grado excesivo. Las que tienen artritis sienten más dolor en las articulaciones. El dolor de las que tienen neuritis es agravado. La persona que tiene algún problema con los senos paranasales u otros siente la cabeza congestionada al salir de un local donde el acondicionamiento del aire ha reducido la temperatura demasiado para ella. La persona que tiene una infección crónica del oído medio está en peligro de experimentar un resurgimiento agudo de su mal.
Además del trauma inmediato que sufren las personas que tienen las enfermedades mencionadas, hay daños más sutiles que afectan el bienestar de las personas saludables. La naturaleza de estos daños es tal que quizás ni se sospeche de la causa. Pero cuando se comparan con otras personas, se descubre que las personas que trabajan en lugares donde el aire está acondicionado son más susceptibles a toda clase de enfermedades menores.
Morton Walker dice lo siguiente en su libro Total Health: “Se ejerce cierta tensión termal en el cuerpo cuando se le calienta demasiado o se le enfría. Un ejemplo de esto es el estar sentado uno donde está expuesto a corrientes de aire o el andar por una calle extremadamente caliente en un día de verano y luego entrar en una tienda que tiene aire acondicionado. El cuerpo responde, pero cuando se le obliga a hacer esto con demasiada frecuencia, muestra síntomas de enfermedad.”
Estudios que se efectuaron en la ciudad de Nueva York revelaron que la gente no se aclimata a las temperaturas del verano como solían hacerlo antes que se introdujera el acondicionamiento del aire. Como resultado de esto, cuando hay olas de calor severas, más personas mueren. Hoy rige la tendencia de construir edificios de apartamentos y oficinas en los que se excluye el aire de afuera. Esta tendencia expone a la gente al peligro de sufrir y morir del calor en caso de que una escasez de energía dure largo tiempo.
Los peritos que se preocupan por los efectos de largo plazo del acondicionamiento del aire sugieren que no debemos depender enteramente de la refrigeración para obtener aire más fresco. Entre los otros métodos que se sugiere emplear están el diseñar los edificios para valerse de la ventilación natural, el mayor uso de ventiladores solo para mover el aire, y el enfriamiento mediante evaporación.
En cuanto a las personas cuyas enfermedades específicas son agravadas por el aire acondicionado, el remedio obvio es evitar el aire acondicionado en todo caso posible. Pero en cuanto a los que están bien de salud, pocos de ellos considerarán que una amenaza obscura o futura a su salud sea razón suficiente para sacrificar la comodidad inmediata que les proporciona el aire acondicionado. No obstante, la cordura debería decirnos que, por lo menos, seamos moderados al depender de esa comodidad.
Puede que en edificios públicos usted esté a la merced de custodios que tienen por meta crear un ambiente polar. En tal caso lo único que usted puede hacer es terminar su negocio y salir. Pero, donde usted trabaja, y en su propio hogar, puede hacer algo acerca de ello. Tal vez el considerar el asunto con sus compañeros de trabajo para aclarar los puntos mencionados resulte en que concuerden en evitar el enfriamiento excesivo. Y en casa, recuerde que su acondicionador del aire no debe usarse para hacer que se sienta frío, sino cómodo. Fije el termostato en 26 grados, o más alto si usted así lo desea. Hallará que éste es un clima más sano en el cual vivir.