Una monarquía mejor
POCO antes de la boda real, el periodista británico Malcolm Muggeridge escribió que “en estos tiempos agitados y cambiantes, solo los adivinos, los marxistas y los testigos de Jehová se aventurarían a pronosticar si en realidad el príncipe Carlos y lady Diana subirán algún día al trono como rey y reina de Inglaterra”.
Por supuesto, el Sr. Muggeridge estaba equivocado. Los testigos de Jehová no hacen esa clase de predicciones. Sin embargo, lo que sí dicen los Testigos es que, de Carlos subir al trono de Inglaterra, su reinado muy bien pudiera ser breve.
¿Por qué? No se debe a ninguna falta por parte del príncipe. Ni tampoco a que en realidad haya la posibilidad de una revolución republicana en Gran Bretaña. No, la razón es mucho más profunda.
La profecía bíblica indica que la monarquía británica, junto con todas las demás, pronto será reemplazada por una monarquía mucho mejor... una que pueda realizar una gran cantidad de programas que se necesitan mucho y que sin duda tendrían la aprobación del príncipe Carlos mismo. De hecho, ciertas declaraciones del príncipe indican una armonía sorprendente entre lo que él desea y las metas de la venidera monarquía mundial en manos de la gobernación real de Jesucristo. He aquí tres ejemplos:
I. Juicio justo
“Se juzga a tanta gente por las apariencias”, dijo el príncipe Carlos durante una gira que hizo recientemente a un hospital de enfermos mentales. “Uno tiene que seguir diciéndose que a menudo las apariencias no revelan lo que somos en el fondo.” Ciertamente es encomiable el deseo del príncipe de evitar juicios superficiales, pero ¿tiene en realidad el discernimiento para hacer tal cosa hombre alguno? Como Dios señaló correctamente a su profeta Samuel: “El simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, el ve lo que es el corazón”. (1 Samuel 16:7) Jehová ha dado a su Hijo esta habilidad. Por eso Jesús podía decir: “Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie. Y sin embargo si juzgo, mi juicio es verídico, porque no estoy solo, sino que está conmigo el Padre que me envió”.—Juan 8:15, 16.
Aunque Jesús no fue enviado a la Tierra como juez durante el primer siglo, no hay duda de que desempeñará el papel de Juez de Jehová bajo el venidero reino de Dios. Respecto a ese tiempo, el profeta Isaías predijo que “él no juzgará por la mera apariencia de las cosas a sus ojos, ni censurará simplemente según lo que oigan sus oídos. Y con justicia tiene que juzgar a los de condición humilde, y con rectitud tiene que administrar censura a favor de los mansos de la tierra”. (Isaías 11:3, 4) ¡Qué perspectiva alentadora!
II. La regla áurea
“El único lema por el que me dejo llevar”, comentó el príncipe mientras visitaba una fábrica, “es el de ‘haz a otros lo que quieres que ellos te hagan’. Trato de ponerme a mí mismo en el lugar de la otra persona. De esa manera espero poder hacer razonablemente lo correcto.”
No hay duda de que el lema del príncipe Carlos es excelente. Quizás usted se haya dado cuenta de que él estaba citando del Sermón del Monte, en el que Jesús dijo: “Por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos; esto, de hecho, es lo que significan la Ley y los Profetas”.—Mateo 7:12.
¿Quién, pues, pudiera aplicar mejor este “lema” que Jesús mismo? ¿No dedicó él toda su vida a hacer el bien a otras personas? No es de extrañar que la Biblia se refiera a él como “el pastor excelente” quien finalmente “entrega su alma a favor de las ovejas”. (Juan 10:11) De hecho, Jesús demostró una y otra vez su interés en hacer bien a la humanidad.
III. Se acerca el fin del odio
“Hay tanta intolerancia que la situación es espantosa. Temor [...] ignorancia. [...] Sea cual sea la razón tras esto, ¡es una tragedia espantosa! Pues al fin y al cabo todos tenemos que llevarnos bien unos con otros, o ¿cómo sería el futuro?” Aquí el príncipe hablaba de un problema serio que existe en la sociedad británica, pero sus comentarios aplican igualmente a la mayor parte de los lugares del mundo hoy. Es digno de elogio el que al príncipe le disguste el odio racial y ponga personalmente el ejemplo de buena voluntad para con los hombres de toda raza, pero ¿qué puede hacer el príncipe Carlos, o cualquier otro gobernante humano, para cambiar la situación tocante a los prejuicios profundamente arraigados? Poco, según se da cuenta la mayor parte de la gente.
No obstante, la situación es diferente en lo que toca al reino de Dios. La Biblia nos asegura que éste realizará el sueño que el hombre ha tenido por tanto tiempo, el de hermandad mundial. A diferencia de los gobiernos humanos, el reino de Dios gobernará basándose en el principio que el apóstol Pedro pudo comprender con aprecio al decir: “Con certeza percibo que Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto”.—Hechos 10:34, 35.
No es de extrañar que el apóstol Juan viera en visión a “una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero [...] diciendo: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero’”. (Revelación 7:9, 10) Sí, Juan estaba viendo al pueblo que vivirá bajo el reino de Dios, y no había divisiones nacionales ni raciales en aquel pueblo. Juntos adoraban a Dios armoniosamente, tal como los testigos de Jehová están haciéndolo ahora en todas partes del mundo.
Su decisión
Por sus excelentes cualidades, los representantes terrestres de la monarquía, como el príncipe Carlos, se ganan la simpatía de muchas personas. Sin embargo, sus buenas cualidades empalidecen ante las de Jesucristo, “la imagen del Dios invisible”, Jehová. (Colosenses 1:15) En realidad ¿habrá alguien que pueda gobernar mejor la Tierra que Cristo? ¡No!
Pero ¿cómo sabemos que el reino de Dios de veras gobernará la Tierra, y que no es sólo un remoto estado de ánimo, como muchos creen? Más importante aún, ¿qué prueba hay de que ese Reino comenzará a gobernar dentro de poco, en verdad, mientras todavía estén vivos la mayor parte de los monarcas terrestres? El siguiente artículo contestará estas preguntas importantes.