BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g83 8/2 págs. 6-7
  • ¿No hay manera de evitar la guerra nuclear?

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • ¿No hay manera de evitar la guerra nuclear?
  • ¡Despertad! 1983
  • Información relacionada
  • La desaparición de la capa de ozono... ¿Estamos destruyendo nuestro propio escudo?
    ¡Despertad! 1989
  • Dos escudos dinámicos
    ¡Despertad! 2009
  • Aprendiendo a respetar el ozono
    ¡Despertad! 1979
  • La lluvia radiactiva, motivo de preocupación
    ¡Despertad! 2001
Ver más
¡Despertad! 1983
g83 8/2 págs. 6-7

¿No hay manera de evitar la guerra nuclear?

¿Será arruinada la Tierra en una guerra nuclear?

LO QUE aquí se pone por escrito no es el habla de alguna secta fundamentalista sobre el día del juicio final. Más bien, se dan las conclusiones razonables de hombres que han pasado varios años compilando estudios autorizados e informes gubernamentales sobre los efectos catastróficos que tendría una guerra nuclear en toda forma de vida en la Tierra.

El recordar a Hiroshima como fondo contra el cual amplificar en términos cuánticos la conmoción global que causarían 1.000 bombas de un megatón que cayeran sobre las naciones... eso es lo que se quiere decir cuando se habla de una catástrofe o cataclismo nuclear.

Eso es tan aterrador, y tan pasmoso, que la mayoría de las personas trata de no pensar en ello, de imaginarse que el peligro no existe, para seguir viviendo en un estado de ensueño caracterizado por el ‘comer y beber, porque mañana hemos de morir’. La gente se hace insensible a los desastres corrientes. No parece que haya un volver atrás. Es como si alguna fuerza sobrehumana empujara al hombre a la autodestrucción.

Los científicos no pueden aferrarse siquiera a la más leve duda de que el hombre haya llegado a poseer el poder de destruirse a sí mismo. Pero junto con la humanidad desaparecería la vida animal y de ave. Pudiera ser que sobrevivieran algunas clases de insectos, que entonces pulularían y enjambrarían como plagas desenfrenadas, y acelerarían así su propia destrucción. La vegetación, entre ella los árboles frutales, los cereales y las hortalizas, sería devastada. Primero desaparecerían los árboles, luego la hierba. La erosión del suelo impregnaría de minerales las vías fluviales, donde el crecimiento excesivo de algas y organismos microscópicos agotaría el contenido de oxígeno y privaría de éste a la vida marina sobreviviente. Junto con lo que sucedería a todas las cosas hechas por el hombre —refugios, fábricas, servicios públicos, gobiernos— sería asombroso el cambio que habría en el ambiente natural.

Una catástrofe de gran alcance sería mucho más devastadora de lo que fuera la suma de desastres locales. Por ejemplo, ¿qué hay si las setenta y seis centrales nucleares de los Estados Unidos estuvieran entre los 10.000 blancos que los rusos hubieran de bombardear? Según la revista Scientific American, la volatilización de una sola central de energía atómica cuya capacidad fuera de un gigavatio (gigas significa “gigante”) añadiría una especie de radiación duradera que impediría el que por varias décadas se pudiera vivir en una extensa área. Las partículas resultantes se harían parte de la nube radiactiva que ascendería a la estratosfera y circularía en derredor de la Tierra hasta que, con el paso de los meses y los años, cayera al terreno y contaminara toda la superficie del globo terráqueo. Mucho antes de esto, la radiación en el ambiente inmediato habría envenenado la tierra, el aire y el mar, y habría penetrado en los tejidos, los huesos, las raíces, los troncos, los tallos y las hojas de las cosas vivas.

De los estallidos en tierra se levantarían nubes de cenizas que ascenderían hasta la estratosfera y oscurecerían el planeta, además de posiblemente enfriar la superficie terrestre. Al mismo tiempo, un desastre relacionado pudiera tener que ver con la capa de ozono que envuelve a la Tierra y quita de la luz solar niveles letales de radiación ultravioleta. En 1975 la Academia Nacional de Ciencias calculó que el que en el hemisferio norte se causara la detonación de varias bombas nucleares con potencia combinada de 10.000 megatones reduciría en 70% la capa de ozono sobre ese hemisferio, y hasta en 40% sobre el hemisferio sur. “Si no fuera porque el ozono absorbe la mayor parte de la radiación ultravioleta solar —fue la conclusión a que llegaron conjuntamente el Departamento de Defensa de los Estados Unidos y la Administración para la Investigación y el Desarrollo de la Energía— la vida, como se conoce actualmente, no podría existir, excepto posiblemente en el océano.”

Los científicos se están dando cuenta de que entre los organismos vivos y sus alrededores no vivientes hay una estrecha interdependencia. Aunque el suelo, el agua y el aire han suministrado el ambiente para la vida, parece que la vida ha sido el ambiente para el suelo, el agua y el aire. El Dr. Michael McElroy, físico del Centro para la Física Terrestre y Planetaria, de Harvard, cree que los procesos vitales del nacimiento, el metabolismo y la descomposición son principalmente responsables de mantener el equilibrio de varios elementos atmosféricos importantes, como el oxígeno, el carbono y el nitrógeno, incluso de la cantidad de ozono en la estratosfera.

De modo que el mismísimo “metabolismo” de la Tierra depende de la calidad de la vida que haya en ella.

La biosfera es un sistema global en el que toda una constelación de especies forma un conjunto equilibrado que se autoreproduce. La biosfera del planeta Tierra está cuidadosamente controlada. Está en equilibrio y se perpetúa a sí misma. La única influencia perturbadora en medio de ella es el hombre. Actualmente éste está diezmando de sobre la Tierra las formas de vida a un promedio de tres especies diariamente. Contamina o trastorna cualquier parte de la Tierra para conseguir alguna ganancia egoísta. Pero ahora no solo amenaza a parte de la Tierra, sino a todo el planeta.

El hombre puede causar la ruina total de la Tierra.

[Recuadro en la página 6]

MUCHÍSIMAS MANERAS DE MORIR

● Incineración causada por la bola de fuego o la pulsación térmica

● Perecer como consecuencia de la radiación inicial

● Morir aplastado por los escombros o arrojado por la onda de choque

● Radiación letal debido a la lluvia radiactiva local

● Perecer en una epidemia

● Envenenamiento por rayos ultravioletas solares, después de reducida la capa de ozono

● Envenenamiento por los efectos retardados de la radiación

[Ilustración en la página 7]

Víctimas indefensas del egoísmo del hombre

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir