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  • ¿Debo temer lo que otras personas piensen?

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  • ¿Debo temer lo que otras personas piensen?
  • ¡Despertad! 1983
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¡Despertad! 1983
g83 8/2 págs. 17-19

Los jóvenes preguntan...

¿Debo temer lo que otras personas piensen?

¿Qué harías tú si te encontraras en una de las siguientes situaciones?

● Uno de tus amigos fuma y te ofrece un cigarrillo enfrente de tus otros amigos. Opinas que el fumar es incorrecto. Todos ellos esperan para ver qué harás.

● Algunas de tus compañeras de clase conversan en cuanto al tener relaciones sexuales con sus respectivos novios. Quieres mantenerte moralmente casta. Una de las muchachas te dice: “Conozco justamente al muchacho para ti. De hecho, él ha estado deseando conocerte. Ven a mi casa hoy después de las clases; él estará allí. Mis padres no estarán, de modo que puedes estar a solas con él”.

● Estás en un automóvil con otros cuatro muchachos. Uno de ellos saca un frasco de pildoritas rojas, se echa una a la boca y pasa el frasco al muchacho que está al lado. Este se ríe, toma una píldora y pasa el frasco al siguiente muchacho. Cada uno de los cuatro jóvenes ha tomado una píldora y tú eres el último a quien pasan el frasco. Titubeas, y uno de ellos te grita: “¡Vamos, cobarde! ¿Qué te pasa? ¿Tienes miedo?”.

● Los muchachos te molestan por ser amigable con una muchacha nueva en la escuela, pues ella viene de un barrio humilde. Parece que todos ellos te esquivan cuando estás en compañía de la nueva estudiante.

QUIZÁS los de tu edad hayan ejercido sobre ti una presión similar. Tal vez digas: “No temo lo que otras personas piensen”, pero cuando uno se halla en situaciones como éstas, es muy difícil no ceder al modo de pensar o de comportarse de los compañeros.

A nadie le gusta ser objeto de mofa por ser diferente. Para algunos jóvenes el ser diferentes y el que se mofen de ellos por ser así es peor que la muerte. Por ejemplo, un muchacho de catorce años de edad se suicidó, y ésta fue la nota que dejó: “Te amo, papá, pero es que no puedo seguir viviendo. No puedo soportar que se burlen de mí [...] en la escuela”. ¡Qué triste! Pero este ejemplo ilustra el poder de la mofa y el dolor profundo que ésta produce. ¿Te has sentido alguna vez afligido debido a lo que pudieran pensar los de tu edad? ¿Has transigido en cuanto a tus propias normas a causa de tal presión? Quizás te sientas atrapado entre la opinión de tus padres y la de tus compañeros.

Ya debes comprender esto: No puedes complacer a todo el mundo. Si tienes miedo de decir “no” a los de tu edad, terminarás diciendo “no” a alguna otra persona. Puede que sea a ti mismo —a tus propias normas— o a tus padres. Así, las preguntas que tienes que contestar son: ¿A quién diré “no”? ¿Las opiniones y los sentimientos de quiénes debería yo considerar más importantes? En otras palabras, tienes que establecer ciertas prioridades. El hacer esto requiere...

Habilidad para pensar”

Muchos jóvenes permiten que otras personas piensen por ellos. En vez de decidir por sí mismos cuál es el mejor proceder, se dejan llevar por los demás. Por ejemplo, Robin, de quince años de edad, admitió que ella comenzó a fumar porque todos los demás lo hacían. Pero añadió: “Más tarde comencé a pensar: ‘No me gusta fumar. ¿Por qué lo estoy haciendo?’. Así que ya no fumo”. Al razonar ella misma el asunto, se armó de valor para resistir la presión de sus compañeros. Por supuesto, algunos jóvenes tienen dudas en cuanto a su propia habilidad para pensar. Hasta puede que te sientas un poco inseguro en cuanto a cuáles son las normas apropiadas.

Una fuente de ayuda es el libro bíblico de Proverbios. Este puede “dar a los inexpertos sagacidad, al joven conocimiento y habilidad para pensar”. Cualquier persona que preste atención a los consejos de este libro adquirirá “dirección diestra” en su vida. ¿Cómo? (Proverbios 1:1-5.)

Bueno, en primer lugar, el consejo inspirado de Proverbios puede ayudarte a tomar decisiones. No tendrás que depender de lo que te digan tus compañeros. Te puede ayudar a identificar a las personas en cuyas opiniones deberías interesarte, pues te muestra qué principios son correctos y dignos de ser defendidos. Nota algunos consejos prácticos del libro de Proverbios:

“El sabio teme y va apartándose de lo malo, pero el estúpido está poniéndose furioso y confiando en sí mismo” (Proverbios 14:16). La persona sabia y que tiene habilidad para pensar no ‘confía en sí misma’ ni pasa por alto la opinión de otras personas. Él o ella no dice: ‘¡Nadie me va a decir a mí lo que tengo que hacer!’. “Escucha el consejo y acepta la disciplina, a fin de que te hagas sabio en tu futuro” (Proverbios 19:20). Sí, el prestar atención a las advertencias de los que te dan el “consejo de Jehová” según se halla en la Biblia será para tu propio beneficio. Pero razona sobre el consejo que se te da. Trata de ver por qué motivo se te da, de modo que éste venga a formar parte de tu propio modo de pensar. (Proverbios 19:21.)

La habilidad para pensar, según Proverbios 2:11-19, te salvaguardará de hacer cosas incorrectas y te mantendrá apartado de las personas que suscitan problemas o son inmorales. Pero cuando tus compañeros vean que obras de acuerdo con tu modo de pensar y defiendes principios justos, tienes que esperar que surjan algunos problemas. ¿Por qué?

Odiado debido a la habilidad para pensar

“El hombre [o, la mujer] de habilidades para pensar es odiado” (Proverbios 14:17). El joven que ejerce sus facultades para pensar y rehúsa ceder a la presión impropia que ejercen sobre él los de su edad es objeto de antipatía y mofa. Pero ¿debería en realidad molestarte el que se mofen de ti? ¿Debería hacer esto que te sientas inútil?

Piensa: ¿Quiénes tienen más fortaleza: los que no ejercen dominio sobre sus pasiones y emociones, o los que pueden decir “no” a los deseos incorrectos? (Compara con Proverbios 16:32.) ¿Hacia dónde se dirigen esos burladores en la vida? ¿Es así como quieres que termine tu vida también? ¿No será que tales personas están celosas de tu aptitud para adquirir conocimiento exacto y de tu habilidad para pensar? “El burlador ha procurado hallar sabiduría, y no la hay; pero al entendido [con habilidad para pensar] el conocimiento es cosa fácil” (Proverbios 14:6). ¿No será que te tienen envidia y ocultan su propia inseguridad mofándose de ti?

Huye del lazo sutil

“El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo, pero el que está confiando en Jehová será protegido” (Proverbios 29:25). En tiempos bíblicos un lazo podía ser una trampa con un cebo, la cual cerraba de golpe atrapando al animal confiado que agarraba el cebo. No permitas que el cebo del querer tener la aceptación de otras personas te haga caer en la trampa o el lazo, y violes los buenos principios que te caracterizan. Puedes evitar el lazo del temor al hombre. Otros jóvenes lo han hecho.

Por ejemplo, por algún tiempo Debbie se había dejado llevar por los demás. A la edad de dieciocho años se dio a una vida desenfrenada y disoluta, incluso bebía mucho y estaba aficionada a las drogas. Pero entonces Debbie comenzó a estudiar seriamente la Biblia con la ayuda de los testigos de Jehová. Aprendió a confiar en Jehová debido a que desarrolló una relación con él. Lo que aprendió influyó en su forma de pensar.

“Tomé la decisión de que no iba a hacer las mismas cosas que hacía aquel grupito de muchachos”, dijo Debbie. Esta joven de dieciocho años de edad dijo a los de su edad: “Sigan su camino, que yo seguiré el mío. Si quieren mi amistad, tienen que respetar las mismas normas que yo respeto. Lo siento, pero simplemente no me importa lo que ustedes piensen. Esto es lo que voy a hacer”.

Se dio cuenta de que algunos jóvenes del grupo comenzaron a respetarla aún más, especialmente cierta joven que hizo algunas preguntas acerca de las convicciones religiosas de Debbie, y hasta vino a aconsejarse con ella. “Aunque no todos respondieron favorablemente —dijo Debbie— ciertamente estaba más a gusto conmigo misma después que tomé mi decisión.”

¿Qué hay de ti? ¿Tendrías más respeto de ti mismo si desarrollaras tu habilidad para pensar y resistieras firmemente el temor al hombre? ¿Por qué no buscas la ayuda de un testigo de Jehová?

[Ilustración en la página 18]

Al ser atraído por el cebo de querer que otros te acepten, puedes caer en una trampa y violar los buenos principios que te caracterizan

[Ilustración en la página 19]

Como el pájaro escapa de la trampa, así también tú puedes evitar que el temor al hombre te entrampe

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