El ruido y la tensión... ¿cómo nos afectan?
“LA MAYORÍA de las personas centenarias del mundo se hallan en las colinas o en los valles al pie de regiones montañosas”, dice el Dr. D. Davies, escritor científico. ¿Por qué? Las personas que viven en tales lugares “son tranquilas por naturaleza, y generalmente en tales lugares aislados la vida está libre de tensión”, declara él.
Esas observaciones se hicieron después de haberse efectuado un estudio comparativo entre personas que alcanzaron los 100 años de edad. Entre esas personas están los abjasios, de la Unión Soviética, y los hunzas, de Cachemira. Estos tranquilos centenarios rara vez padecen de enfermedades del corazón, cáncer u otras enfermedades comunes.
Desgraciadamente, para la mayoría de nosotros este siglo veinte no ha sido nada tranquilo. En este siglo ha habido dos guerras mundiales —las más devastadoras y trascendentales de la historia— y otros montones de guerras. Es asombrosa la cantidad de personas que han sufrido daño físico o grave perjuicio emocional. Y el aumento diario de la violencia en las calles y los hogares, junto con el temor a una catástrofe nuclear, contribuye a que las personas experimenten mayor tensión. También, al tener más posesiones materiales y vivir en torno a un mundo comercial que insta constantemente a la gente a viajar o a envolverse en diferentes actividades, muchas personas tratan de hacer demasiadas cosas durante el día, y así aumenta la tensión que sienten.
Se tiene conocimiento de que el estar expuesto diariamente a niveles de ruido que alcanzan como promedio los 90 decibeles o más es perjudicial para el oído y aumenta la tensión. En un artículo intitulado “Ruido en el trabajo” la publicación British Medical Journal expresó su preocupación por 600.000 británicos que “trabajan en medio de niveles de ruido que sobrepasan el promedio de 90 decibeles... lo suficientemente ruidoso como para tener que gritar si se quiere decir algo a alguien que está a un brazo de distancia”. El artículo entonces se refirió a unos estudios que muestran que la contaminación acústica produce “mayor tensión arterial y casos de hipertensión”. Al considerar el estrépito que producen en combinación las fábricas, los aviones, el tráfico y la música moderna de ritmo intenso, vivimos en un ambiente que causa mucha tensión. A su vez, la tensión contribuye al desarrollo de varios trastornos nerviosos, enfermedades del corazón, apoplejía y muchos otros males.
Para escapar de un ambiente ruidoso, algunas personas cambian de trabajo o se mudan. En cuanto a la tensión, muchas recurren a calmantes o tranquilizantes. Sin embargo, se pueden tomar varias medidas eficaces y menos drásticas. El dormir suficiente, hacer ejercicios con regularidad y equilibrar el trabajo con alguna recreación sana han ayudado a muchas personas a aliviar la tensión. Pero prescindiendo de lo que las personas puedan hacer para disminuir su propia tensión, permanece el hecho de que ésta sigue aumentando por todas partes.
[Ilustraciones en la página 4]
La tensión sigue aumentando en todas partes del mundo