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  • Remoción eterna de las enfermedades
  • ¡Despertad! 1983
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¡Despertad! 1983
g83 22/3 págs. 8-11

Remoción eterna de las enfermedades

AUNQUE ha habido progreso en la lucha contra ciertas enfermedades, otras han llegado a ocupar el lugar de ellas, o las de antaño han empeorado. De hecho, la dura realidad es que la gente sigue enfermando y muriendo aunque disfrute del mejor ambiente posible, lleve una dieta equilibrada y viva una vida moral.

Nada de lo que puedan hacer los médicos y científicos más sinceros, o los mejores hospitales, cambiará este cuadro sombrío. Pero ¿quiere decir esto que el destino de la humanidad es seguir enfermando y muriendo? ¿Continuará esta situación para siempre?

Garantía de que no habrá más enfermedades

Aunque los humanos no saben cómo ponerle fin a la enfermedad y la muerte, hay alguien que sí lo sabe. Es el Médico más poderoso del universo. Aquel que, en primer lugar, creó a los humanos... Jehová Dios. El, mejor que nadie, sabe los males que aquejan a la humanidad y cuál es el remedio adecuado.

En su propia Palabra inspirada, la Biblia, Dios declara: ‘Limpiaré toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado’. Esa promesa se cumplirá con toda seguridad, pues la Biblia añade: “Estas palabras son fieles y verdaderas”. (Revelación 21:4, 5.)

¿Dónde se realizará esta curación? ¿En el cielo? No, porque el versículo 3 del capítulo 21 de Revelación declara que Dios estará “con la humanidad” cuando eso suceda. Sí, llegará el tiempo en que se curará a los humanos de todas sus enfermedades; y hasta se eliminará la muerte... ¡para siempre! De igual manera, Isaías 33:24 predice: “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’. El pueblo que está morando en la tierra será el perdonado por su error”.

Sí, Dios no solo conoce muy bien los males que aquejan a la humanidad, sino que también sabe lo que hará al respecto. Como Creador del cuerpo y la mente del hombre, sin duda tiene la sabiduría y el poder que se requieren para restaurar la salud perfecta a personas individuales. Y las promesas que ha hecho que se registren en la Biblia son garantía de que lo hará a su tiempo debido. De hecho, cuando su portavoz principal, Jesucristo, estuvo en la Tierra, quedó demostrado el poder curativo de Dios. La gran cantidad de curaciones milagrosas que Jesús pudo ejecutar como portavoz de Dios dieron prueba de ello. (Mateo 15:30, 31.)

Es interesante el hecho de que hasta algunos opositores de Jesús tuvieron que reconocer que él efectuaba obras milagrosas. En una ocasión los líderes religiosos de su día preguntaron: “¿Qué hemos de hacer, porque este hombre ejecuta muchas señales?” (Juan 11:47). ¡Tantas eran las pruebas que no podían negarlas! ¿Cuáles fueron algunas de las enfermedades que Jesús curó?

Curando las enfermedades

Una de las curaciones que Jesús ejecutó tuvo que ver con un hombre que había nacido ciego. ¡Imagínese no haber podido ver nunca! ¡Qué lamentable! Sin embargo, haciendo uso del poder de Dios, Jesús curó al hombre, y éste “volvió viendo”. Luego, al testificar ante los líderes religiosos, este hombre que había sido ciego dijo: “Desde la antigüedad jamás se ha oído que alguien abriera los ojos a uno que hubiese nacido ciego. Si este hombre [Jesús] no fuera de Dios, no pudiera hacer nada”. (Juan 9:1-7, 32, 33.)

En otra ocasión, Jesús encontró a un hombre que padecía de una enfermedad repugnante: lepra. El leproso suplicó a Jesús: “Si tan solo quieres, puedes limpiarme”. Compadecido, Jesús lo tocó y dijo: “Quiero. Sé limpio”. ¡La lepra desapareció! La noticia de este milagro se fue propagando hasta el punto en que a Jesús se le hizo difícil el entrar abiertamente en una ciudad. (Mateo 8:1-3 .)

Y está el caso del hombre que había estado enfermo ¡durante 38 años! Había estado postrado en cama y no se podía levantar. Al verlo, Jesús le preguntó: “¿Quieres ponerte bien de salud?”. ¡Sí, claro que quería! Jesús dijo entonces: “Levántate, toma tu camilla y anda”. Con eso, “el hombre inmediatamente se puso bien de salud, y tomó su camilla y echó a andar”. (Juan 5:5-9.)

En tales ocasiones, a menudo la gente se llenaba de admiración. En cierto relato se narra lo siguiente: “Al ver esto, las muchedumbres fueron sobrecogidas de temor, y glorificaron a Dios, que dio tal autoridad a los hombres”. Pero ¡se maravillaron aún más cuando fueron testigos oculares de las resurrecciones que Jesús efectuó! Por ejemplo, los que vieron cuando Jesús resucitó a una jovencita que había muerto, “estuvieron fuera de sí con gran éxtasis”. (Mateo 9:8; Marcos 5:42.)

No cabe la menor duda, ¡Dios, el Creador, puede curar a los enfermos y resucitar a los muertos! Y dio poder a Jesús, mientras éste estuvo en la Tierra, para que demostrara en pequeña escala lo que se haría cuando llegara el debido tiempo de Dios para aplicar su gran programa de curación a la humanidad. Pero ¿cuándo será eso? ¿Cómo?

Las curaciones se relacionan con el Reino

Mateo, historiador honrado, registró lo siguiente acerca de Jesús: “Recorría toda la Galilea [...] predicando las buenas nuevas del reino y curando toda suerte de dolencia y toda suerte de mal entre el pueblo”. (Mateo 4:23.)

Según las palabras de Mateo, las curaciones milagrosas de Jesús fueron secundarias al importante mensaje... “las buenas nuevas del reino”. Jesús usó sus milagros para demostrar lo que el venidero Reino de Dios haría por la humanidad. Ese es el Reino, o gobierno celestial, donde Jesús mismo es Rey, que derramará dichas bendiciones sobre la humanidad. Por eso Jesús enseñó a sus discípulos a orar: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra”. (Mateo 6:9, 10.)

De modo que cuando el gobierno celestial de Dios venga y arranque de manos de las naciones el control que actualmente ejercen en la Tierra, entonces se dará comienzo al programa de curación procedente de Dios. Pero ¿cuándo será eso? (Daniel 2:44.)

¿Cuándo vendrá?

Jesús mismo predijo cómo podíamos saber que estábamos cerca del fin del actual sistema de cosas corrupto y cerca del tiempo cuando el Reino de Dios ejerza todo el poder. Predijo precisamente lo que esta generación ha experimentado: guerras mundiales, escaseces de alimento, epidemias y aumento de la violencia. Estas, y muchas otras cosas, forman parte de la gran señal profética que Jesús y otros escritores bíblicos dieron, la cual identifica claramente a nuestro tiempo como el que se predijo.

Después de dar algunas de estas señales, Jesús también dijo: “Cuando vean suceder estas cosas, conozcan que está cerca el reino de Dios”. ¿Cuán cerca? El añadió: “En verdad les digo: Esta generación no pasará de ningún modo hasta que sucedan todas las cosas”. (Lucas 21:10-32; Mateo 24:3-34; 2 Timoteo 3:1-13.)

Después de haber considerado cuidadosamente varias pruebas del cumplimiento de la profecía bíblica, no se puede llegar a ninguna otra conclusión, sino a la siguiente: Antes que pase esta generación, ¡las enfermedades serán eliminadas para siempre! El reino de Dios asumirá el control de esta Tierra y se establecerá un Nuevo Orden para dar comienzo al excelente programa de curación de Dios. Entonces verdaderamente tendrá lugar el magnífico cumplimiento de las profecías ya citadas: “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’”, y “la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor”. ¡Qué tiempo glorioso se aproxima!

[Ilustración en la página 9]

Jesús curó a los enfermos y resucitó a los muertos como prueba de lo que hará bajo la gobernación del Reino de Dios

[Ilustración en la página 11]

Se acerca el tiempo glorioso cuando “ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’”

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