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  • Por qué se les hace tan difícil a los padres dejarlos ir

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  • Por qué se les hace tan difícil a los padres dejarlos ir
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¡Despertad! 1983
g83 22/6 págs. 3-4

Por qué se les hace tan difícil a los padres dejarlos ir

“¡ADIÓS MAMÁ! ¡ADIÓS PAPÁ!”, dice por tercera vez. Entre despedida y despedida el hijo halló toda excusa imaginable para demorar su partida.

Pero ahora el “adiós” tenía un tono de finalidad. Un abrazo más, con los ojos humedecidos, un firme apretón de manos y entonces se va. Como padres, ustedes se miran el uno al otro con la triste comprensión de que en realidad su hijo ya no regresará más para quedarse. La casa que una vez estuvo llena de su hablar y su risa, ahora parece muy vacía.

Ustedes han dedicado mucho tiempo y esfuerzo a sus hijos, y muchas veces han mostrado lo que sienten por ellos. Por unos 20 años la vida cotidiana de ustedes giraba en torno a ellos. “Ayer” casi se llenaban de pánico cuando oían llorar a su bebé. Inquietos, iban y venían en la oficina del médico de la familia cuando su niño de seis años tenía fiebre. Aguantaban la respiración al abrir las libretas de calificaciones de ellos, y suspiraban de alivio al ver que tenían buenas notas. Protestaban cuando sus hijos adolescentes oían demasiado alta la música, pero lloraban cuando ellos decían que iban a irse del hogar. Y ahora, uno por uno, han crecido y se han ido.

No es de extrañar que muchas personas hallen que el ajustarse a un “nido vacío” es un verdadero desafío. “Por primera vez en la vida —confesó un hombre después que su hija se había ido del hogar— lo único que hice fue llorar, llorar y llorar.”

Sin embargo, Whelan y Evelyn entrenaron a sus hijos teniendo presente que con el tiempo éstos se independizarían. Aun así, cuando sus hijos se fueron, “se requirió un ajuste bastante grande”, dijeron los padres. “Uno ha estado ocupado yendo y viniendo. Y una vez que se han ido, uno se queda solo con su cónyuge. Lo peor es llegar al hogar y ver que los hijos no están.” Norma, madre de una hija adulta, admite: “Me tomó algún tiempo acostumbrarme al hecho de que Lynn no estaba en su habitación. De modo que mantenía cerrada la puerta de la habitación, porque si la dejaba abierta, siempre me daba la impresión de que ella estaba allí y sentía deseos de hablarle”.

Casi todo padre se llena de sentimientos conflictivos cuando los “muchachos” dejan el hogar. Siente orgullo de que el hijo haya alcanzado esa edad, y gozo por la perspectiva de disponer de más tiempo para sí. No obstante, también pudieran persistir en los padres dudas (”¿La criamos bien?”), temor (”¿Está nuestro hijo realmente preparado para arreglárselas por sí solo?”), desilusión (”¿Por qué no se casó ella con Juan, quien es un joven tan agradable, en vez de casarse con ese fracasado?”) y hasta sentimiento de culpa. Un estudio reciente muestra que particularmente los hombres lamentan el “no haber pasado más tiempo con sus hijos cuando éstos eran niños”.

El ‘nido vacío’ también puede efectuar cambios en su matrimonio. Algunas parejas se llevan mejor. Otras no. “Hoy muchos matrimonios terminan en separación o divorcio cuando los hijos dejan el hogar”, dicen los autores de Ourselves and Our Children (Nosotros y nuestros hijos).

Además, a menudo los hijos parten en un tiempo en la vida cuando ya hay bastantes crisis. Las mujeres están al principio de la menopausia, lo cual, de acuerdo con cierto escritor, “pudiera constituir un recuerdo innecesario de que ‘no puedes tener más hijos’”. Los hombres quizás se encaren a presiones o disgustos en su empleo. Puede que el tiempo de jubilarse se asome en el horizonte. La inflación pudiera haber mermado los ahorros de la familia. La salud pudiera comenzar a desmejorar. Aparentemente despojados de su condición de padres, algunos hasta dudan de que sirvan para algo.

¡Por eso no es de extrañar el que algunos padres busquen excusas para no dejarlos ir! El vivo deseo de retenerlos pudiera parecer irresistible. Pero el decir adiós no quiere decir necesariamente que ustedes hayan perdido a sus hijos. Significa que pueden establecer una nueva relación con ellos y llenar el vacío que, con su partida, han dejado en la vida de ustedes.

Pero ¿cómo pueden hacerlo? ¿Y por qué es el dejarlos ir tan importante para tener una relación saludable con sus hijos adultos?

[Comentario en la página 3]

“Por primera vez en la vida lo único que hice fue llorar, llorar y llorar”

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