¿Se le hace difícil a su hijo aprender?
A centenares de miles de niños se les está clasificando como incapacitados para aprender. ¿Se está clasificando indebidamente así a demasiados niños? ¿Cómo puede saber usted si su hijo tiene alguna incapacidad de esta índole?
LA EXPRESIÓN “incapacidad para aprender” se ha hecho popular más o menos durante la última década. Describe diversas condiciones que resultan en que a niños de inteligencia normal se les haga difícil dominar una o más de las aptitudes esenciales que los capacitan para aprender. Tales niños son normales en lo que respecta a la visión y la audición, y no padecen de ninguna desventaja física que se pueda notar. No obstante, hay una brecha entre lo que son capaces de lograr y lo que logran.
¿A qué se debe esto? Por desgracia, las investigaciones al respecto no son convincentes. Sin embargo, algunos hallazgos señalan al funcionamiento defectuoso de alguna zona del cerebro como consecuencia de: algún trauma antes del nacimiento, durante éste, o después de él; un parto prematuro; alguna enfermedad que haya contraído la madre durante el embarazo; un parto prolongado; o dificultad al dar a luz. Por eso, las incapacidades respecto a aprender se asocian frecuentemente con una disfunción mínima del cerebro. Dichas incapacidades tal vez tengan que ver con un defecto en la percepción; es decir, que quizás al niño se le haga difícil interpretar la información que percibe mediante los sentidos. Además, hay prueba de que el problema pudiera ser hereditario, como lo indica el hecho de que haya un mayor porcentaje de muchachos que de muchachas con este problema.
Las señales y los síntomas
Sea cual sea la causa de las dificultades, el niño que tiene alguna incapacidad respecto a la adquisición de la enseñanza sí tiene un problema. Éste puede manifestarse de varias maneras. Claro, no hay un patrón determinado de conducta que caracterice al niño que tiene alguna incapacidad de esta índole. No hay dos niños que aprendan o se comporten exactamente de la misma manera. A continuación se enumeran algunos de los síntomas, los cuales pueden variar desde leves hasta graves.
● Dificultades de percepción visual: “No puedo ver lo que hay en la pizarra”, dice el niño. No obstante, las pruebas de la vista revelan que tiene vista normal. ¿Está tratando él de excusar así su trabajo deficiente? Bueno, si tiene alguna incapacidad respecto a aprender, puede ser que tenga dificultades respecto a la percepción visual. Es decir, tal vez se le haga difícil interpretar lo que ve. Aunque vemos con los ojos, no es con ellos que entendemos lo que vemos, sino con el cerebro.
Por eso, la escritura y la lectura quizás le planteen problemas al niño. Al leer, puede que salte algunas palabras. Tal vez sustituya una palabra por otra que empieza con el mismo sonido (”siete”, por “siesta”). Quizás invierta las letras al leer (”clavo”, por “calvo”). Al escribir, puede que escriba al revés letras (”b”, por “d”) o palabras enteras (”es”, por “se”).
● Dificultades de percepción auditiva: “No te oí”, responde el niño cuando usted le pregunta por qué no hizo lo que le pidió que hiciera. Sin embargo, las pruebas del oído revelan que la capacidad auditiva del jovencito es normal. ¿Realmente no le oyó, o está comportándose de manera caprichosa y desobediente a propósito?
Si el niño tiene problemas con la percepción auditiva, entonces en cierto sentido es sordo... internamente. Tal vez lo que otras personas dicen le suene como un revoltijo de sonidos. La “interferencia” que él oye lo confunde, y puede que lo impulse a reaccionar agresivamente. Si se le dan varias instrucciones, quizás en realidad oiga una sola. En cambio, en otras ocasiones el cerebro las oye y percibe todas. Es una condición de aspectos imprevisibles.
● Dificultades respecto al idioma: Aprendemos a expresarnos según lo que oímos. Pero el niño que tiene dificultades relacionadas con la percepción auditiva probablemente nunca haya oído en el sentido pleno o normal. El resultado de esto es que no puede expresar bien sus propias ideas. A veces percibe al revés las palabras y las ideas. “Mamá, el automóvil va hacia atrás”, tal vez diga. Pero en realidad el automóvil va hacia delante.
● Dificultades en cuanto a recordar, en el aspecto visual y el auditivo: Al niño que tiene dificultades de percepción visual o auditiva frecuentemente se le hace difícil retener en la memoria lo que ha visto u oído. Por eso, quizás no pueda recordar lo que se le haya dicho oralmente, o el orden en que se le haya dicho que haga las cosas. Si el niño tiene mala memoria en el aspecto visual, se le hace difícil recordar lo que lee y dónde coloca las cosas.
● Sin sentido del tiempo y el espacio: El niño afligido de incapacidad para aprender tal vez se sienta perdido con relación al sentido del espacio, es decir, el concepto de arriba y abajo, izquierda y derecha, encima y debajo o dentro y fuera. En términos sencillos, ¿cómo puede él entender que la repisa está arriba, si no sabe con certeza que él tiene los pies plantados abajo? O si uno le pide que ponga el papel dentro de la caja, él lo pone debajo de la caja.
Tiende a tener un concepto inexacto de la proporción de su propio cuerpo; no puede calcular cuánto espacio ocupa. El resultado de esto es que a menudo hace cálculos equivocados respecto de sí mismo. No es de extrañar que frecuentemente sea torpe y desmañado... mucho más que otros niños de la misma edad que él.
Por lo general, su sentido del tiempo tampoco funciona bien. Las palabras ayer, hoy y mañana parecen desorientarlo. Uno tal vez se pregunte si él algún día aprenderá en el orden debido los días de la semana o los meses del año.
● Poca coordinación muscular: También puede suceder que el niño que tiene alguna incapacidad relacionada con la adquisición de enseñanza carezca de habilidades motoras refinadas. Quizás se le haga extremadamente difícil cortar, colorear y dibujar. No puede atarse los cordones de los zapatos, vestirse, ni cortar el alimento que se le sirve, aunque otros niños de la misma edad ya habrán dominado esas habilidades desde mucho tiempo atrás. Se le hace difícil participar en los deportes... no puede coordinar ni el bate ni la pelota.
● Rígido e inflexible: El niño afectado por incapacidad para aprender tiende a volverse rígido e inflexible. Quiere salirse con la suya, sin importar lo que esté sucediendo a su alrededor. No ve las cosas en conjunto; ve los detalles y pierde de vista el cuadro completo. Se pone extremadamente ansioso cuando se interrumpe la rutina.
“¿No puede usted hacer algo con ese niño?”
¿Es de extrañar que un niño en esas condiciones sea propenso a la ira, la frustración y las rabietas? Después de todo, tal vez solo llegue a “oír” y “ver” parte de la información que se le quiere comunicar. Quizás carezca de coordinación, y sus compañeros de clase lo llamen estúpido. Lo peor de todo es que tal vez no lo comprendan ni sus propios padres ni sus profesores.
Es cierto que no es fácil vivir con un niño al que muy a menudo le falta el debido grado de percepción y sentido del tiempo. Puede que los padres de tal niño experimenten ansiedad y frustración con mayor frecuencia que otros padres. Es triste decirlo, pero frecuentemente la situación difícil en que se encuentran dichos padres provoca censura. “¿No puede usted hacer algo con ese niño?”, tal vez pregunte un observador con espíritu de crítica.
A los padres quizás les parezca que algo está mal con su hijo, pero no pueden darse cuenta de qué pudiera ser. Sin embargo, es importante detectar el problema durante las primeras etapas. Si no recibe tratamiento, el niño afligido por tal condición puede hacerse retraído, alejarse de los demás, y nunca alcanzar su desarrollo pleno.
“Doctor, mi hijo tiene todos los síntomas”
Así tal vez se exprese un padre preocupado, mientras empuña un artículo de revista acerca de las incapacidades para aprender. A literalmente centenares de miles de niños se les está clasificando como ‘incapacitados para aprender’. Claro, algunos niños realmente lo están. Pero ¿pudiera ser que se esté clasificando indistintamente así a demasiados niños?
“A muchos niños se les está calificando de LD [siglas en inglés para learning disabled, que significa incapacitado para aprender] sin que realmente lo estén”, dice el siquiatra Thomas P. Millar. ¿A qué se debe que se les califique erróneamente? Una razón es “la paternidad libre de culpa”, explica Millar. El padre, ansioso, dice: “Si mi hijo no está aprendiendo de la manera debida, no es porque yo, como padre, no haya efectuado buena labor. Más bien, se debe a que tiene una incapacidad en cuanto a aprender”. Pero ¿tiene el hijo tal incapacidad? ¿No pudiera tratarse de una “incapacidad del padre (o la madre)”?
¿O acaso se trata de una ‘incapacidad de comunicar enseñanza’? La Dra. Barbara Bateman, reconocida como autoridad en el campo de las incapacidades respecto a aprender, dice: “La incapacidad para aprender ha llegado a ser un pretexto, de éxito increíble, para el fracaso de las escuelas públicas en cuanto a enseñar adecuadamente a los niños que verdaderamente necesitan buena instrucción”.
Otro término que se utiliza comúnmente es hiperactividad (o hipercinesia), que frecuentemente se asocia con el que los niños no puedan aprendera. ¿Qué es la hiperactividad? De acuerdo con un informe publicado por la Academia de Siquiatría Ortomolecular, es la “actividad física que parece resultar de algún impulso —a semejanza de un ‘huracán interno’— de modo que la actividad está más allá del control del niño, en comparación con el caso de otros niños”. ¿Qué síntomas tiene esto? El no poder dar atención a algo por largo rato, el distraerse fácilmente, el moverse impulsivamente de un lugar a otro, el hallar que se le hace difícil concentrarse en una sola cosa, el no poder estarse quieto.
“Esas palabras parecen describir a mi hijo”, tal vez diga un padre o una madre. Pero no se apresure a diagnosticar la condición de su hijo. El hecho de que él sea intranquilo, enérgico o nervioso no significa necesariamente que sea hiperactivo. Puede que haya otra causa... alergia a ciertos alimentos, falta de sueño, o dificultades auditivas o visuales.
Por supuesto, hay niños que realmente tienen incapacidades respecto a la adquisición de la enseñanza y que también sufren de hiperactividad, aunque tal vez se haya exagerado en cuanto a la cantidad de niños así afectados. ¿Qué debería hacer usted si sospecha que su hijo tiene alguna incapacidad de la índole que se ha tratado aquí? Pida consejo a un profesional en tal campo. No debe calificarse a un niño de “incapacitado para aprender” sin que se le haya sometido a pruebas cuidadosas.
Considere el asunto francamente con el profesor de su hijo. No tenga miedo de hacer preguntas. Asegúrese de que se trata de una incapacidad en lo que tiene que ver con aprender, y no de una incapacidad respecto a la enseñanza, por deficiencia en ésta. Entérese de qué es, y qué se puede hacer al respecto. A veces el simplemente entender el problema puede ser útil. Una vez que se haya hecho la diagnosis, ¿qué sigue?
[Nota a pie de página]
a Hay que reconocer que, aunque un alto porcentaje de niños que tienen incapacidades para aprender son hiperactivos, no todo niño hiperactivo tiene dificultades respecto a aprender.
[Ilustración en la página 6]
Frustrado... ¿por qué?