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g84 22/11 págs. 21-24

Hojas de higuera, modas y figuras... del guardarropa de una mujer

En todas partes, las mujeres han procurado por largo tiempo presentar una apariencia agradable por medio del vestir. Algunas de las costumbres y maneras como lo logran son tan diferentes como las personas mismas y tienen un conjunto de colores y estilos muy deleitable que contemplar... los femeninos kimonos del Japón, los hermosos saris de la India, los llamativos colores de la vestimenta africana, las brillantes mantas indias y los interesantes bombines de Bolivia, para mencionar solo unos cuantos. No obstante, en algunas partes del mundo, el simplemente tener suficiente ropa es asunto que preocupa mucho a las mujeres... prescindiendo de la apariencia de ésta. En otras partes del globo terráqueo, la ropa es más abundante, pero también lo son los estilos de entre los cuales escoger, lo cual causa confusión a muchas mujeres y, posiblemente, produce un enfoque materialista.

En el artículo que sigue se ofrecen algunas sugerencias que quizás resulten más interesantes a las mujeres de los países de Occidente, aunque los principios que se dan respecto al vestir con modestia afectan tanto a las mujeres que viven en las aldeas más remotas de África y los pueblos de Chile como a las que viven en las ciudades grandes de los países desarrollados. Aunque las normas en cuanto al vestir difieren según el clima y/o la costumbre local, cualquier prenda de vestir que la mujer escoja debe ser siempre apropiada y debe reflejar la dignidad que corresponde a la posición honrosa de ser mujer.

NO SE puede juzgar un libro por la cubierta... conocida declaración que nos advierte de los peligros de juzgar basándonos en la mera apariencia. No obstante, el hecho es que la gente sí se forma opiniones que se basan en lo que ven inicialmente. Y el que el libro llegue a ser leído, o no, muy bien pudiera depender de lo atractiva que sea la cubierta.

Sucede lo mismo con la gente. Tal vez las primeras impresiones no sean correctas, ni siquiera justas, pero a menudo son el factor que determina el éxito o el fracaso, la credibilidad o la falta de ella. Un investigador dijo lo siguiente sobre el efecto que produce la ropa: “Lo que la gente ve —no lo que oye— produce una impresión mucho más profunda”.

Pero aunque tal juicio no sea siempre justo, ¿importa cómo vista una mujer? ¿Cómo puede ella determinar si cierta ropa es modesta o apropiada para una ocasión particular? ¿Cómo puede saber la diferencia que existe entre lo novedoso y los estilos que verdaderamente le lucen atractivos? Examinemos estas preguntas... ¡y después nuestro ropero!

Modas inconstantes

El hecho de que cierta manera de vestir o estilo particular sea lo último en la moda no quiere decir que tenemos que aceptarla sin examinarla con más detenimiento. ¿Por qué, pues, nos ponemos muchas de nosotras tan crédulamente lo que dictan los que comercian con la moda y los diseñadores?

Aceptabilidad. Es natural que quiera ser simpática y que otros la acepten. Y la industria de la moda, particularmente en los países desarrollados, ha promovido este deseo al crear una norma inconstante y falsa de lo que es bonito. Cada temporada se imponen al público nuevas modas en un intento por establecer lo que hará que usted sea “aceptable” o esté a la moda... sea que le quede bien o no. Pero la mujer debe preguntarse: ‘¿Realmente me queda bien este estilo?’. Y aunque cierta prenda la haga lucir atractiva, hay algo más que usted debe tomar en consideración.

Responsabilidad. Aunque quizás el mundo de la moda promueva la filosofía de ‘cualquier cosa se permite’, casi todas las empresas del mundo de los negocios sí tienen una norma respecto al vestir. Por ejemplo, en relación con los países de Occidente, usted puede notar la larga lista que aparece en revistas y libros de cosas que no se deben hacer si una quiere presentarse vestida apropiadamente para una entrevista de trabajo: No se ponga pantalones ni demasiado maquillaje. No trate de lucir llamativa (un peinado extravagante, uñas largas pintadas de rojo). No use vestidos ni blusas muy escotados. Nunca deje al descubierto los hombros ni la espalda. No use una falda demasiado corta; es mejor que le quede más abajo de las rodillas. No se ponga medias con carrerillas. No use alhajas ruidosas ni que tintineen. No se ponga ropa de fiesta. No use nada que sea demasiado novedoso ni extremado. Y si tales sugerencias son útiles para la mujer de negocios, también pueden beneficiar a la mujer cristiana en sus actividades de predicar. Cada vez que ella ejerce su carrera como ministra, está siendo entrevistada. Si los hechos dicen más que las palabras, entonces el vestir tiene un poderoso par de pulmones.

Adaptabilidad. Tal como el que vistamos ropa excesivamente novedosa nos resta mérito y menoscaba la importancia de cualquier mensaje que presentemos a otras personas, también lo haría el vestir ropa muy anticuada y pasada de moda. Pero la adaptabilidad —el lograr adaptar a nuestra figura y modo de vida ropa cuyo estilo sea modesto y atractivo— creará una mujer radiante y que despliega confianza, una que se siente a gusto consigo misma. Pero ¿cómo logra una hacer eso?

Hojas de higuera y defectos de la figura

¿Hojas de higuera? Fueron lo primero que se usó en el escenario de la moda, y resultaron ser poco apropiadas desde el principio (Génesis 3:7, 21). Las hojas de higuera no eran ropa modesta. Pero muchas mujeres quieren dar realce a su apariencia, y, sin embargo, para hacerlo, ¡muchísimas de ellas tienen que dar atención a esos fastidiosos defectos de la figura!

Equilibrio es la palabra clave. Si usted usa proporción, color y estilo, podrá equilibrar las discrepancias, creando así una ilusión.

Proporción: Procure que su figura en conjunto esté proporcionada mediante el vestir. No se concentre en algún defecto en particular a expensas de sacar fuera de proporción todo lo demás. Decida qué necesita para lucir más grande o más pequeña, y entonces entalle la ropa de modo que haya compensación.

Color: El uso apropiado del color también puede engañar al ojo. Hay colores que armonizan con el tono de la piel, mientras que hay otros que la hacen parecer opaca. Lo que llamará la atención será la atractiva combinación de la piel y los colores más bien que los defectos de la figura.

Estilo: Aquí tenemos que ver primero qué estilos no violan los principios del vestir con modestia y por eso descartan las ‘hojas de higuera’. Por supuesto, tenga presente que los estilos y las costumbres varían de un país a otro; por eso, repase estos principios a la luz de lo que sea apropiado en el lugar donde usted vive. Uno de ellos es: ‘Recomendémonos a toda conciencia humana’ (2 Corintios 4:2). El que usemos cierto estilo en particular, ¿nos ‘recomendaría’ en nuestra comunidad como ministras cristianas de buen gusto y modestas? ¿O qué hay de la referencia bíblica sobre “la prenda de vestir de una prostituta”? (Proverbios 7:10.) El que se diga que ciertos estilos “están a la moda” no cambia la imagen que proyectan. Se recomienda que las mujeres se adornen en “vestido bien arreglado, con [...] buen juicio” (1 Timoteo 2:9, 10). ¿Refleja el estilo que usamos que ejercemos “buen juicio” para nuestra edad y/o la ocasión?

Para comprobar si cierto estilo es modesto, párese, si es posible, frente a un espejo en que pueda verse de cuerpo entero desde todo ángulo. Inclínese hacia adelante. Siéntese. Cruce las piernas. En cada posición, ¿sigue siendo modesta la prenda de vestir? ¿La usaría para presentarse a una entrevista de trabajo o ante funcionarios prominentes? Después, póngase de pie enfrente del espejo (o frente a una amiga) con una luz brillante detrás de usted. Si la tela de que está hecha la prenda es fina o algo transparente, ¿contribuye la ropa interior que usted usa a que dicha prenda siga viéndose modesta cuando le da la luz (como en el caso de la luz del Sol u otra luz potente)? ¿O es tan fina o transparente como la prenda misma, lo cual hace que ésta sea inmodesta? ¿Se siente cómoda cuando la tiene puesta? Ante la duda, absténgase de usarla.

Algunas pautas generales para lograr equilibrio son:

● Los colores oscuros adelgazan y alargan la figura

● Los colores vivos tienden a agrandar y llaman la atención

● El vestir de un solo color produce el efecto de una línea continua que es larga y delgada

● La ropa ajustada acentúa el que una sea delgada o gruesa. La tela debe tocar superficialmente el cuerpo a fin de que ésta ondule con delicadeza. Las faldas y otras prendas similares deben quedar sueltas a mitad de las caderas, entonces deben caer sin que se ciñan ni rocen ni se ahuequen. Para verse más atractiva y sentirse más cómoda, prescindiendo de la talla que use, la mujer debe usar la ropa un poco holgada.

● El largo de la falda es apropiado para la pierna si, por detrás de la pierna, el borde roza donde la pantorrilla empieza a encorvarse. (Entre 2,5 y 5 centímetros [de una a dos pulgadas] debajo de la rodilla). No obstante, muchas mujeres se sienten más cómodas con faldas más largas. Las faldas demasiado cortas acortan las piernas, y podrían ser ‘hojas de higuera’ si, por lo cortas, resultan inmodestas. Y considere, también, que en países como Birmania o la India la falda cuyo dobladillo deje ver los tobillos podría calificarse de ‘hoja de higuera’.

Accesorios necesarios

Ahora añada los toques finales por medio de los accesorios. Éstos deben ser pocos... preferiblemente sencillos en vez de recargados.

Cierta revista mostró un traje de estilo básico y clásico del cual se hicieron cinco conjuntos de vestir completamente diferentes, pero muy atractivos, con simplemente cambiar los accesorios. Y ésta es la clave del vestir cuando se dispone de un presupuesto limitado. Empiece con estilos básicos y clásicos, aunque tenga un solo vestido, que haya modernizado para que armonicen con su figura y su color; entonces complete el atuendo con alhajas, pañuelos, estolas, cinturones, bolsos, chaquetas, medias, zapatos, y así por el estilo. Una no tiene que poseer todos estos accesorios; ¡tan solo una cinta sencilla puede crear un nuevo atavío y una buena disposición de ánimo!

Como la ropa, los accesorios deben recibir la atención apropiada y estar de acuerdo con la ocasión. Un par de zapatos estropeados muy bien pudieran usarse para trabajar en el jardín, pero no para acudir a citas de negocios ni a ocasiones de gala. Asegúrese de que las medias no tengan carrerillas. ¿Qué hay de los bolsos? ¿Están andrajosos, rotos, atestados y con las correas pegadas con cinta adhesiva? ¿O están limpios y llenos cómodamente? El tener uñas partidas y resquebrajadas cuyo esmalte se esté descascarillando estropeará el más hermoso de los atavíos. Y la más encantadora de las apariencias se echará a perder si el pelo, los sombreros o las pelucas no están limpios ni bien arreglados ni son apropiados. Por otra parte, tal vez descubra que la gente recuerda cierta falta en vez de recordarla a usted o lo que haya dicho.

Un accesorio que no debe pasarse por alto es la buena postura. La ropa le lucirá más si mejora la postura.

Diríjase al ropero antes de ir a las tiendas

Con toda esta información, usted debería salir corriendo directamente a las tiendas, ¿no es cierto? Falso. Vaya directamente a su ropero. Vamos a vaciarlo, a clasificar lo que tenga y a aprender a combinar nuevos conjuntos con la ropa que tenga. ¿Sabía usted que de 12 prendas de vestir puede crear 48 conjuntos diferentes?

Pero consideraremos todo eso en el próximo número de esta revista, de modo que ¡no vacíe su ropero aún! Nos veremos en dos semanas.

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