‘Mi esposa dejó su empleo’
Corresponsal de ¡Despertad!: ¿Ha tenido su esposa que trabajar alguna vez?
Cleve: Ella trabajó por más o menos un año después que nos casamos. Luego quedó embarazada y tuvo que dejar el trabajo.
Corresponsal de ¡Despertad!: ¿Volvió a trabajar después que nació el bebé?
Cleve: Es extraño. Después que ella dejó de trabajar, descubrí que realmente no hacía falta el salario de ella.
Jeane: [Riéndose] ¡De todos modos, en realidad Cleve nunca vio gran parte del dinero! Yo solía comprar zapatos, vestidos, cualquier cosa... a él no le molestaba. Por supuesto, siempre me aseguraba de que habíamos pagado nuestras cuentas y facturas. Pero si yo quería dos o tres vestidos, sencillamente me compraba dos o tres vestidos.
Corresponsal de ¡Despertad!: Por lo tanto, ¿tuvo usted que trabajar muchas horas extraordinarias?
Cleve: Recuerdo que en una ocasión necesitábamos cierta cantidad de dinero para reparar el automóvil. De modo que solicité trabajo adicional. Trabajaba a todas horas y ganaba dinero adicional. Sin embargo, en seis meses no pude ahorrar ni un centavo.
Corresponsal de ¡Despertad!: ¿Qué pasaba?
Jeane: Parecía que mientras más ganaba él, más gastábamos.
Cleve: El dinero sencillamente desaparecía. Además, todas aquellas horas extraordinarias me dificultaban el asistir a las reuniones cristianas. Así que después de seis meses, dejé de trabajar horas extraordinarias, y de todos modos, en unos cuantos meses ahorré suficiente dinero para reparar el automóvil.
Corresponsal de ¡Despertad!: Jeane, ¿ha vuelto a trabajar alguna vez?
Jeane: Sí. El verano pasado decidí que necesitaba más dinero, y conseguí un empleo en una guardería infantil. Pero trabajé solo por tres meses. Noté un cambio en mi hijita de seis años de edad. Cleve trabajaba de noche y la cuidaba durante el día. Y entonces cierta noche tuve que trabajar hasta tarde.
Cleve: Yo me había quedado dormido, y cuando desperté, no la podía encontrar. La llamaba. No recibía ninguna respuesta. Revisé las ventanas, las puertas, los pasillos —busqué debajo de las camas—, ¡estaba asustado! Y entonces ella salió del ropero riéndose. Yo estaba demasiado agitado para siquiera castigarla.
Jeane: Cuando me enteré de esto y consideré cómo se apegaba a mí mi bebé, comencé a darme cuenta de que ella sencillamente anhelaba mi atención. De modo que decidí que no valía la pena trabajar. El dinero que yo estaba ganando lo estaban consumiendo los impuestos, los almuerzos, y los gastos en ropa. Así que dejé el trabajo.
Corresponsal de ¡Despertad!: Pero con todo, ¿no fue un sacrificio financiero el dejar el empleo?
Jeane: Jehová Dios siempre ha cuidado de nosotros. Y nos parece que Jehová ha dado a los padres la responsabilidad de cuidar de los hijos. Podíamos darnos cuenta de que simplemente no estábamos cuidando de nuestro bebé y que yo tenía que pasar más tiempo con ella. Eso era más importante para nosotros que cualquier empleo.
Cleve: Y de nuevo, aquel dinero adicional realmente no nos ayudó mucho. Estamos contentos con lo que tenemos. No somos ricos, pero tampoco somos pobres. En mi empleo veo a hombres que a veces trabajan siete días a la semana. Yo he tratado de hacerlo. En mi caso no tiene resultados positivos.
Jeane: Sé que los tiempos están difíciles, pero realmente creemos en la promesa de la Biblia que está en Mateo 6:33, que si buscamos primero el Reino, Dios proveerá para nosotros.
Corresponsal de ¡Despertad!: Entonces, ¿qué hace usted ahora con su tiempo?
Jeane: Durante los últimos tres meses he dedicado 60 horas al mes a enseñar a la gente acerca de la Biblia. ¡Es un verdadero gozo!
Corresponsal de ¡Despertad!: Así que, ¿cree usted que las madres deben permanecer en el hogar?
Jeane: Si es posible. La abuela simplemente no puede sustituir a la madre.